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24-08-2023

Costa Rica: el plan regulador costero del Caribe sur en contexto

Arturo Silva Lucas | Alba Sud

En el Caribe sur costarricense, se debate un plan de ordenamiento territorial costero que ha provocado la discusión pública sobre los alcances y riesgos para el estilo de vida y la biodiversidad de la región. En esta coyuntura es necesario revisitar su pasado para entender la situación actual.


Crédito Fotografía: Entrada Cahuita. Fuente: Arturo Silva Lucas.

Actualmente, en el Caribe sur costarricense se discute la entrada en vigor de una propuesta de Plan Regulador Costero (PRC) para el cantón de Talamanca en la provincia de Limón. Los PRC son instrumentos de los cuales disponen las municipalidades para planear y zonificar los usos del suelo en destinos costeros. Al mismo tiempo, señalan la ruta de desarrollo local que define el tipo y la cantidad de inversión económica e infraestructura según las características sociales y ambientales de las comunidades de playa. Bajo la rectoría final del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), el documento propuesto desde el gobierno local busca saldar una deuda atrasada con el municipio. Sin embargo, en los últimos meses, organizaciones locales y nacionales han señalado que la propuesta carga consigo sesgos que transformarán esta región. Principalmente, indican que, de llevarse a cabo el PCR propuesto, la rica biodiversidad de la zona se vería afectada, se modificaría el estilo de vida, y la oferta turística cambiaría de una de pequeña escala a otra de resorts y grandes residenciales como sucede en la costa pacífica del país. La discusión del PRC en Talamanca ha provocado por primera vez que durante las sesiones del plenario en la Asamblea Legislativa se haga referencia a los riesgos de la gentrificación turística.

Ubicado en el extremo sureste del país, el Caribe sur es un crisol que reúne historia y experiencias afines al resto del Caribe continental y antillano. En dicha historia confluyen población indígena, afrodescendiente, mestiza, culíes, chinos, europea y norteamericana, durante cerca de trescientos años en apenas el 3,2 % del territorio nacional. Esta historia también engloba experiencias de luchas sociales, organización comunitaria y retos que valen la pena revisitar ahora que se produce la discusión por el PRC. Asimismo, esta región del país evidencia experiencias exitosas de presencia, participación y discusión civil en la gestión de destinos turísticos con un importante componente de áreas protegidas. Todas estas características hacen del Caribe sur un punto y aparte en la conformación de destinos de playa en Costa Rica. Dicha situación plantea la necesidad de abordar la coyuntura actual desde una perspectiva amplia y minuciosa. 

El Caribe sur en contexto

Un primer paso obligatorio para toda persona que desee conocer el Caribe sur y comprender la situación que atraviesa es leer el libro What Happen: a folk-history of Costa Rica Talamanca Coast (2005) de la antropóloga estadounidense Paula Palmer. Escrito en 1979, el libro ya cuenta con varias reediciones en inglés y español. La autora, a través de la historia oral, reconstruye los orígenes de estas comunidades costeras en sus 53 km de litoral. El texto es un esfuerzo que organiza la memoria colectiva del Caribe sur a través de testimonios y fotografías antiguas. Además, en este se explica cómo algunos puntos de referencia están vinculados a incursiones piratas en el siglo XVIII y detalla la genealogía de las primeras familias que se asentaron en la zona. Por ejemplo, se explica que la llegada de la población afrodescendiente vinculada a la siembra del cacao en las tierras más altas se remonta a la migración antillana para la construcción del ferrocarril al Atlántico a finales del siglo XIX. Por otro lado,la población afrodescendiente que se estableció sobre la Zona Marítima Terrestre (ZMT) fue posterior al siglo XX y tiene su origen en Bocas del Toro en Panamá y en la costa Caribe de Colombia. La economía local, las primeras rutas comerciales, las compañías bananeras, la música, la gastronomía y el sincretismo cultural son presentados en el texto. En su momento, el libro fue criticado por la ortodoxia académica, pero Palmer reafirmó en una entrevista reciente que este fue escrito por, para y desde las palabras de sus primeros habitantes, de manera que no se perdiesen con el paso del tiempo. 

Fuente: Arturto Silva Lucas. 

El Caribe sur es un territorio particular para la investigación turística. Comprende solo 1.648 km2desde la desembocadura del río Banano hasta la desembocadura del río Sixaola en la frontera con Panamá. Su línea costera cuenta con una calle paralela al mar Caribe que lo recorre de norte a sur. Los tres principales destinos que concentran población, oferta turística y servicios públicos son Cahuita,Puerto Viejo y, menor medida,Manzanillo, (ICT, 2005). A lo largo de la calle hay aglomeraciones dispersas de viviendas privadas y turísticas, comercios pequeños, hotelería tradicional y hostales que completan a los tres destinos principales. Entre esos poblados están: Hone Creek, Playa Negra, Punta Uva, Salsa Brava, ideal para el surf, y Cocles, entre otras. Por otro lado, el perfil de turista que visita la zona del Caribe sur varía al del resto del país. El 79% de turistas son costarricenses de la misma provincia de Limón en su mayoría, que llegan de viaje por uno o dos días. El 21% restante son extranjeros, principalmente de Europa, la mayoría provenientes de España, Francia y Alemania, y suelen tener una estancia promedio de diez días según el Observatorio de Turismo Sostenible del Caribe (OBTUR, 2017).

Según el ICT (2005), los principales productos turísticos del Caribe sur son los de sol y playa, naturaleza y cultura. El Parque Nacional Cahuita es uno de los lugares que reúne a toda esta diversidad de productos turísticos. Ubicado en la comunidad del mismo nombre, cuenta con un área total de 1.067 ha terrestres y 600 ha de arrecife coralino. Esta área natural protegida fue declarada como parque nacional en 1978 y desde 1998 cuenta con un Comité de Manejo conformado por miembros de diversas organizaciones locales, así como por personeros del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC). El caso del Parque Nacional Cahuita resalta como una experiencia exitosa de cogestión de áreas silvestres protegidas y de la actividad turística en el país. Además, Cahuita es cuna del calypso costarricense y de su principal referente Walter Ferguson, quien tres días antes de su fallecimiento recibió la máxima distinción nacional al ser declarado ciudadano de honor en febrero de este año. Gracias al esfuerzo del gremio musical costarricense y a la cooperación española, fue posible grabar la obra de Ferguson en el último tramo de su vida, que se encuentra disponible en YouTube.

Fuente:  Sitio oficial del Parque Nacional Cahuita. 

En el extremo más al sur, al borde de la frontera natural con Panamá, se encuentra Manzanillo. Esta es una comunidad de menos de trescientas personas que percibe ingresos por la administración de la entrada al Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo (REGAMA) con apoyo del SINAC. Su población se dedica a la pesca artesanal para abastecer a restaurantes, a los viajes en bote para observar vida marina y al comercio dentro y fuera de la comunidad.

Aunque el Caribe sur se caracteriza por una fuerte organización comunitaria, no es ajeno a las disputas, conflictos y amenazas que ocurren en este pequeño extremo del país. En 2018, el entonces presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Turismo de la provincia de Limón y actual presidente de la Cámara Nacional de Turismo (CANATUR), Rubén Acón, dijo a la prensa que la provincia debía convertirse en el nuevo Cancún de Centroamérica. Ante el rechazo general, Acón tuvo que aclarar que no se refería al Caribe sur y, posteriormente, retractarse del todo, ya que sus declaraciones generaron alarma a nivel nacional. No obstante, en la región ya se reconocían algunas manifestaciones propias de la gentrificación, resultado de la especialización turística. La llegada paulatina, pero constante, de nuevos residentes provenientes del centro urbano del país y del extranjero se vincula a ese anhelo de llevar un estilo de vida asociado a la playa, la naturaleza y la cultura caribeña. Especialmente en Puerto Viejo, se observa una reocupación de las primeras líneas costeras por parte de personas extranjeras del norte global dueños de comercios o de viviendas privadas, así como de costarricenses no limonenses. Plataformas como Airbnb ya dan cuenta de un pujante mercado de alquiler de residencia turística. Este año, El Financiero, medio especializado en transacciones comerciales, ubicó a Puerto Viejo como el séptimo destino de playa con el valor de la tierra más alto del país. En promedio, el costo del m2es menor a los 500 dólares, y está aún muy por debajo de los hasta 14.000 dólares que se alcanza en otras zonas del Pacífico. Las vallas publicitarias de bienes raíces y la apertura de nuevas ferreterías se observan con mayor frecuencia a lo largo de la calle principal, y la lotificación de terrenos es visible al oeste de Puerto Viejo y Punta Uva.

Fuente: Bernal Saborio, bajo licencia creative comons 

El uso, la tenencia y la posesión de la tierra han sido motivos de disputas constantes en el nuevo siglo. En 2013 se conformó el colectivo Foro Caribe Sur con el propósito de defender por vías institucionales el derecho de los residentes históricos a continuar viviendo en la ZMT ante la amenaza de desalojo estatal. En un artículo anterior sobre Manzanillo hicimos una reseña sobre la discusión de la Ley Céspedes de 2019. En ese momento, se propuso desde la Asamblea Legislativa la reducción de los límites del REGAMA. La propuesta contó con el apoyo de la comunidad de Manzanillo ante la incapacidad del Estado para garantizar la permanencia de sus habitantes por la histórica amenaza de desalojo. Asimismo, la reciente ampliación delTerritorio Indígena Keköldi por restitución ha supuesto que algunos segundos residentes y familias históricas afrodescendientes hayan perdido o reducido la propiedad de sus terrenos. Aglutinados en la Asociación Vecinos Unidos por la Justicia y la Paz de Cocles, han llevado sus demandas ante las cortes de justicia en un esfuerzo por llegar a un acuerdo con el Estado y la Asociación de Desarrollo Integral del Territorio Indígena Keköldi. En Keköldi también se llevan a cabo alternativas de turismo rural comunitario gestionadas por la población indígena. Este territorio abarca mayoritariamente el área montañosa del Alto Talamanca y una porción del Bajo Talamanca o Caribe sur.   

Otro motivo de organización y movilización social fue el rechazo en 2018a la intención del ICT de construir una marina turística para “embarcaciones de tamaño mediano” en Puerto Viejo. Catorce organizaciones locales presentaron una exitosa oposición a la iniciativa del ICT. Años atrás, entre 1999 y 2002, resaltó también la lucha en contra de la instalación de maquinaria marina para la exploración petrolera en varios puntos desde el Caribe central hasta el Caribe sur. En aquella oportunidad, la experiencia ante las dinámicas de despojo de la población indígena fue clave en la coordinación con los residentes costeros (Rodríguez, 2016). Por último, pero no menos importante, el colectivo de mujeres Unidas Talamanca destaca también como organización de movilización social. Nació como respuesta ante las agresiones sexuales contra mujeres residentes y turistas que ocurrieron antes y durante la pandemia. Unidas Talamanca ha ganado visibilidad por acciones de denuncia colectiva y pública, y por exigir que hoteles y funcionarios institucionales se capaciten en la atención a víctimas y en el desarrollo de estrategias comunitarias de prevención de la violencia de género.   

La coyuntura

Aunque el Plan Regulador Costero está en las primeras audiencias, algunos residentes, con el apoyo del Bloque Verde, han señalado que la propuesta tiene 18 errores técnicos. Las voces en contra se concentran en Cahuita, alrededor del Cahuita Unida. Este grupo está compuesto tanto por los habitantes históricos como por nuevos residentes y se define como un movimiento social que reúne organizaciones más pequeñas. Por otro lado, el Bloque Verde es un colectivo nacional que defiende la ecología social y las acciones de defensa no violentas. En los últimos meses, artistas nacionales han expresado su apoyo a Cahuita Unida y Bloque Verde. En Cahuita, maestros calypsonians han hecho una canción en rechazo a la propuesta bajo la idea de que esta afectaría su estilo de vida. Asimismo, poco antes de la redacción de este artículo, el territorio indígena Keköldi manifestó también su rechazo en una carta abierta. Afirman que desde la municipalidad no se siguieron los protocolos de consulta a las comunidades indígenas, a pesar de tener un interés jurídicamente legítimo de lo que suceda en la zona costera. 

Mapa de Kekoldi. Fuente: Arturo Silva Lucas.

os principales argumentos en contra manifiestan que la propuesta de PRC no toma en cuenta la existencia de áreas vulnerables como humedales y manglares para aprovecharse de ellos mediante su uso turístico. Además, la propuesta toma como referencia la difunta “Ley Céspedes” del 2019 que pretendía reducir el Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo. Por otro lado, se sostiene que no se llevó a cabo una consulta popular exhaustiva en toda la región y que la densidad por propiedad propuesta es afín a un turismo extractivo de grandes proyectos como el de Guanacaste. Esto representaría un problema ya que la región enfrenta dificultades de abastecimiento de agua potable. En declaraciones radiales, las voceras del movimiento, Marta Castro y Selva Baker, solicitaron que la municipalidad debe anular los permisos y las concesiones cuestionables que ha otorgado y que el PRC no representa ninguna garantía para que las familias que han vivido durante generaciones en la Zona Marítima Terrestre no sean desplazadas por el Estado.

Entre las entidades que muestran su apoyo a la propuesta de la Municipalidad de Talamanca y el Instituto de Vivienda y Urbanismo (INVU), que se encargó de la elaboración del documento, también se encuentran cámaras como la de turismo de Puerto Viejo, algunas asociaciones de desarrollo comunales y una parte de la población residente en la región. Entre los contraargumentos en defensa de la propuesta realizados como declaraciones oficiales en distintos medios de comunicación están que el PRC sólo puede regular un 12% del territorio costero porque el resto está bajo alguna categoría de protección. Por esa razón, sostienen que resultaría imposible reproducir un modelo turístico como el de Guanacaste en el Caribe sur. Asimismo, se afirma que existe registro de todas las reuniones y convocatorias hechas desde 2018 para discutir el PRC. También, se menciona que el PRC es, por el contrario, la herramienta definitiva para que las personas puedan garantizar su permanencia registral en la ZMT, sin que esta deje de ser un espacio público sujeto a los reglamentos de la ley. Además, se afirma que se hizo la consulta al Keköldi, pero que en última instancia no era necesario al tratarse de un plan regulador costero que no afectaría al territorio indígena que ya está protegido por ley. Por otra parte, sobre el reconocimiento y los límites de las áreas vulnerables, se sostiene que el documento fue redactado con la guía y la supervisión del Sistema Nacional de Áreas de Conservación. Finalmente, con respecto al agua potable, las instituciones responsables aún están en proceso de evaluación, a pesar de que ya hubo una primera audiencia pública donde se recibieron las consultas con respecto a este tema.

El pasado 4 de agosto fue cuando se llevó a cabo la primera audiencia pública. Aunque se sospechaba que podría tornarse violenta, diversas personas que asistieron confirmaron que se desarrolló de una manera ordenada y pacífica. Los grupos que se oponen han solicitado que se anule por completo la propuesta del PRC por considerar que los instrumentos técnicos de índice de fragilidad e impacto ambiental son deficientes y que alteran la veracidad de los datos recolectados. En una visita reciente al Caribe sur, pudimos constatar que fuera de Cahuita hay posiciones más matizadas en torno a la propuesta del PRC. Una parte de los segundos residentes aún prefieren esperar para ver cómo avanza el proceso político y administrativo y así tomar una postura. Mientras que, entre los habitantes históricos de la línea costera se reconoce un mayor apoyo al PRC a partir de dos puntos: resolver la inseguridad jurídica de los terrenos donde habitan y un cierto rechazo al activismo ambiental proveniente de la capital nacional por considerarlo ajeno y esporádico. Definitivamente, este es un tema que valdría la pena estudiar a mayor profundidad dados los matices en las opiniones de los habitantes. 

La diferencia e importancia del Caribe sur   

El Caribe sur es pequeño, complejo y polisémico. Detrás del debate por el PRC lo que se discute es qué modelo de turismo debe consolidarse en la región. Si bien hay indicios que en los últimos años el Caribe Sur sigue un camino que conduce a la sobreespecialización turística, esta dista de la agresividad que se identifica en la costa pacífica. Esto último se podría explicar por tres elementos concomitantes del Caribe Sur:

  • La reducida línea costal del Caribe sur, en comparación a otros cantones costeros, sumada a los ciclos de movilización social han sido claves en la definición turística de la región.
  • El perfil del turista, de los segundos residentes y de la población autóctona evidencian una relación mucho más horizontal que permite un diálogo cercano y la capacidad de organización. Sin embargo, la constante migración de nuevos residentes arrastra la posibilidad de que se acreciente el proceso de gentrificación.
  • La presencia de las amplias áreas protegidas cogestionadas por las comunidades que las habitan, de cierta manera frenan algunas aspiraciones de una total turistificación de la región.

Un informante anónimo lo resumió de la siguiente manera: “la diferencia con otras playas donde hay mucho resort y extravagancia, es que en el Caribe sur hay un tejido (local) más fuerte y los de fuera de acá le tienen mucho cariño a esta zona.” Sin duda alguna, desde Alba Sud estaremos atentos a lo acontezca entorno al PRC y la respuesta de la población en el Caribe sur.

 

Referencias
ICT (2005). Plan general de usos de la tierra y desarrollo Turístico para las Unidades de Planeamiento Turístico del Caribe de Costa Rica. Caribe Norte y Caribe Sur, Provincia de Limón. Dirección de Planeamiento y Desarrollo del Instituto Costarricense de Turismo.
OBTUR (2017). Perfil del Turista Caribe Sur. Documentos y publicaciones. Indicadores y Estadísticas. http://obturcaribe.ucr.ac.cr/documentos-publicaciones/indicadores-y-estadisticas/obtur-1/perfil-del-turista-caribe-sur.html
Rodríguez, Tania. (2016). Petróleo y resistencia en Centroamérica. El caso de “Acción de lucha anti petrolera (ADELA)” en el Caribe sur de Costa Rica (1999-2002). Anuario Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), 7, pp. 9-39.
Palmer, Paula (2005). What Happen: a folk-history of Costa Rica Talamanca Coast. Miami: Distribuidores Zona Tropical S.A.
Este artículo se publica en el marco del proyecto “Reactivació turística post-COVID19: alertes contra l’increment de desigualtats globals” ejecutado por Alba Sud con el apoyo de la ACCD (convocatoria 2021).

TURISMOS DESDE LA PERIFERIA

El blog de Arturo Silva Lucas

Consecuencias locales de procesos globales: entender el turismo como eje de acumulación

Costarricense, sociólogo por la Universidad de Costa Rica (UCR). Parte de la generación 2017 de Nuevas Voces del Instituto de Investigaciones sociales de la UCR. Miembro de la Red Waterlat, y actualmente colaboro con la Universidad Estatal a Distancia. Al residir en un país en el cual el turismo y la conservación natural forman parte del discurso oficial surge en mí el interés por profundizar en los impactos que genera la actividad turística. Me interesa especialmente estudiar los procesos que implica la reconfiguración territorial que trae consigo la industria turística globalizada. En este blog se abordan los impactos y las respuestas locales a procesos de acumulación globales, entendiéndolos como una relación desigual que confronta intereses opuestos. Se tratan los impactos sociales e ambientales que trae la actividad turística globalizada en territorios rurales a través de las experiencias locales.

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