17-04-2020
Staycation: ¿una forma de entender el turismo de proximidad?
Carla Izcara & Ernest Cañada | Alba SudEl término "proximidad", impreciso y abierto a múltiples concreciones, centra buena parte de los escenarios de futuro imaginados actualmente para el turismo. Una de las expresiones que ha ganado atractivo es la conocida como "staycation". ¿Pero qué es y qué implicaciones podría tener?
Crédito Fotografía: denAsuncioner, bajo licencia creative commons.
La pandemia de COVID-19, sus efectos en la reducción de la movilidad y una recesión económica inminente, han provocado un interés creciente por la reflexión sobre el futuro del turismo, una de las actividades que se prevé que será más afectada. La caída drástica del turismo internacional ha hecho pronosticar que lo que se pueda llevar a cabo durante lo que queda de año, y buena parte del 2021, esté centrado en las distancias cortas (Rajmil, 2020). El término "proximidad", impreciso y abierto a múltiples concreciones, centra buena parte de los escenarios de futuro imaginados actualmente para el turismo. De ahí que entren en el debate, con interés renovado, múltiples formas de organizar estos posibles turismos que priorizan una demanda mayoritaria en términos de corta distancia. Así, turismo de interior, turismo social, turismo de segunda residencia, "slow tourism" o incluso ciertas formas de turismo comunitario aparecen como vectores de los caminos que podrían tomar mayor protagonismo en la renovación del sector a corto plazo. A pesar de su diversidad tienen en común la prioridad por el turista nacional, de proximidad, y en gran medida también por las clases trabajadoras y medias. Y, al mismo tiempo, entran en contacto con diferentes expresiones de la recreación o el ocio popular, no necesariamente incluidas en las etiquetas tradicionales de turismo.
Una de las expresiones que ha ganado atractivo es la conocida como "staycation", un juego de palabras entre la idea de "quedarse en casa" y "hacer vacaciones", algo así como "hacer vacaciones quedándose en casa". En los últimos tiempos, a remolque del debate sobre el decrecimiento turístico, esta fórmula ha comenzado a aparecer en distintas propuestas. Se visualiza como una de las formas de concreción de una perspectiva que pone énfasis en la disminución del peso de la actividad turística y que, asimismo, otorga un mayor valor a la calidad de la experiencia por encima de su consumo masificado (Andriotis, 2018; Fletcher et al., 2020). ¿Pero qué se puede entender por "staycation" y qué implicaciones podría tener?
Orígenes del término
El término "staycation", a pesar de la creencia popular, no es tan nuevo como se podría pensar. Según el diccionario online Merriam Webster, aparece por primera vez en 1944 en un diario de la ciudad de Cincinati, en Estados Unidos, donde se animaba a los lectores a hacer "stay-cation" en lugar de "va-cation". La palabra forma parte de una lista de consejos publicados en un anuncio de cerveza para contribuir a la victoria del país en la Segunda Guerra Mundial. La razón del "staycation" era para poder ahorrar gasolina que pudiera reservarse para las fuerzas armadas. Este mismo diccionario identifica que el término fue de nuevo utilizado bastante tiempo después, en 2005 concretamente, cuando un diario de Alabama lo definió como "vacaciones donde te quedas en casa y no vas a ninguna parte".
Pero no será hasta el inicio de la crisis financiera internacional en 2008 que el término "staycation" se popularizaría, y poco después en castellano como "quedaciones" (Pantaleoni, 2020). Así pues, la iniciativa de no irse de vacaciones y quedarse en casa se produce durante una época de recesión económica donde la clase media americana ve sus ingresos y ahorros tambalearse. Sin embargo, la mayoría de personas no conoce el término "staycation" y por tanto no se identifican como "staycationners" (Yesawich, 2010). Es durante este período de crisis que esta propuesta se difunde a través de los medios de comunicación, sobre todo estadounidenses, y diferentes autores empiezan a estudiarla. Sin embargo, su difusión ha dado lugar a diferentes visiones o interpretaciones, lo cual ha llevado a un cierto grado de confusión e imprecisión en la articulación de una propuesta concreta.
Un concepto, dos visiones
Tras la revisión de la literatura académica disponible sobre el concepto de "staycation", y del uso que se hace en varios medios de comunicación, se pueden identificar dos grandes interpretaciones. En primer lugar, hay quien lo se describe como un período de vacaciones en el que te quedas en casa en vez de ir de viaje. En esta definición, se incluirían las actividades de ocio y excursiones de un día a destinos cercanos, pero pernoctando siempre en la residencia habitual (Breslow, 2019; Fox, 2009; Moltz, 2009; De Bloom et al., 2016; Heimtun, 2017). Otros autores, en cambio, consideran las "staycation" como una práctica más de turismo doméstico o de proximidad y, por tanto, incluiría las pernoctaciones en alojamientos turísticos de poblaciones cercanas o en segundas residencias (Bronner & Hoog, 2013; James et al., 2017; Yesawich, 2010).
La definición estricta del término "staycation" sería la que hace hincapié en el hecho de que las pernoctaciones se llevan a cabo en el propio hogar, considerando que este sería su rasgo más característico. Pero esta interpretación ha sido cuestionada y se ha puesto en duda si, en realidad, en este caso se podría hablar de turismo. A priori, si se tiene en cuenta la definición de la Organización Internacional del Turismo (OMT), no estaría claro, porque a su juicio el turismo siempre implicaría un desplazamiento y pernoctación fuera de la residencia habitual. Sin embargo, esta lectura chocaría con la relativización de la distancia como factor esencial definidor de la práctica del turismo que se ha ido haciendo en los últimos tiempos. Así se ha considerado que sumergirse en una cultura poco familiar o un ambiente diferente puede proporcionar a las personas la misma sensación de lejanía, aunque, de hecho, siguen estando físicamente en su población y con ello se ha ampliado la percepción de lo que se considera turismo (De Bloom et al., 2016). Desde esta perspectiva las actividades turísticas coexisten en la cotidianidad, ya que es posible sentirse como un turista o actuar como tal en tu propia localidad. Paralelamente, las nuevas tecnologías ofrecen experiencias turísticas virtuales donde la movilidad ya no es necesaria para disfrutar de los atractivos de otros lugares.
Estas nuevas percepciones de lo que significa hacer turismo, acortan la distancia entre los conceptos de ocio, recreación y turismo, porque la diferencia tradicional se centraba en el espacio donde se practicaba la actividad, y que ahora podría incluir la pernoctación fuera de la residencia habitual o el retorno a la propia casa (Heimtun, 2017). Este tipo de prácticas de ocio y recreación vinculadas a la proximidad han sido tradicionalmente despreciadas por la industria turística y sus lobbies, y así se ha reflejado en términos de políticas públicas. La actual coyuntura podría abrir nuevas perspectivas para estas actividades.
Prácticas en ascenso
Ya sea en un sentido estricto o más amplio, la idea de las "staycation" ha ido ganando popularidad en los últimos años. Esta valoración positiva ha tenido que hacer frente a una cultura de consumo de masas construida desde el inicio de los años dorados del capitalismo, al fin de la Segunda Guerra Mundial, y en la que el turismo ha jugado un papel central. Así, entre los valores centrales de este capitalismo, la modernidad y el progreso aparecían vinculados a la inmediatez, la rapidez y el movimiento. En cambio, el estatismo era percibido como negativo. Algunos autores, en el contexto de los Estados Unidos, incluso lo habían considerado como "antiamericano" y antagónico a la cultura de consumo (James et al., 2017). Igualmente carecería de prestigio social y capacidad de distinción que podía aportar el consumo turístico, tanto bajo formas fordistas como post-fordistas (Ioannides & Debbage, 1997). La misma idea de "quedarse en casa" como forma de hacer vacaciones, ha topado también con cierta percepción negativa, porque hay quien ha considerado que desde el propio domicilio no se puede disfrutar de las sensaciones que transmite estar de vacaciones fuera de él. A partir de esta idea nace el juego de palabras entre "stay-cation" y "fake-cation", o "falsa-ciones" en castellano (Heimtun, 2017).
A pesar de estas resistencias, la revalorización de la posibilidad de hacer vacaciones quedándose en casa, o incluso pasando la noche en lugares cercanos, se ha abierto camino en los últimos años. Como aspectos positivos se ha valorado la potencialidad para redescubrir y reconocer el territorio cercano, tradiciones y culturas propias, la oportunidad de promover y estimular las iniciativas turísticas y comerciales locales o por el hecho de disminuir el impacto medioambiental. En particular se puede tomar en cuenta su contribución a la lucha contra el cambio climático por la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte aéreo y de los cruceros. De hecho, hay quien ha identificado en el "staycation" una forma más sostenible de hacer turismo, conectando con la cultura local y el respeto por el entorno y el medio ambiente (Moltz, 2009).
A favor de esta tendencia está el hecho de que la preocupación por practicar un turismo sostenible ha crecido sobre todo entre las nuevas generaciones o millennials. Se considera que este colectivo es el que practica más las "staycation", pero no solo por este motivo sino porque también cuentan con períodos cortos de vacaciones y un presupuesto más reducido. Otros grupos que se han identificado como practicantes de esta tipología de vacaciones son las personas solteras y las familias con niños (James et al., 2017; Yesawich, 2010). En tiempos de precariedad laboral creciente, tampoco es de extrañar que se valoren más, bajo nuevas formas, prácticas de ocio populares.
Contradicciones y límites de la propuesta
El giro en las formas de consumo turístico, que han dado al "staycation" un papel cada vez más relevante, no ha estado ausente de contradicciones, que se alejarían de ciertos ideales emancipatorios que habrían visto en este tipo de prácticas una posibilidad de alejarse del consumismo capitalista tradicional, así como de las dinámicas más negativas del actual turismo predominante. Por ejemplo, la idea de potenciar la producción local, de proximidad, en ocasiones se ha visto interpelada por discursos de exaltación patriótica excluyentes, donde se responsabiliza a la población local de hacer reflotar la economía consumiendo a escala local (Moltz, 2009).
Del mismo modo, lo que se consideraba una opción para reducir gastos durante las vacaciones, también se ha visto absorbida por la lógica de consumo y no necesariamente se convierte en una opción más económica (Sharma, 2009; Heimtum, 2017). En Estados Unidos, por ejemplo, a partir del año 2008, las grandes superficies comerciales y diferentes comercios de artículos para el hogar, piscinas o tecnología aprovecharon la ocasión para promocionar diferentes productos (Moltz, 2009). Cadenas de grandes almacenes como Searso Macy's incentivaron la promoción de artículos como barbacoas, piscinas o diferentes artículos de jardinería (Fox, 2009). Igualmente, los restaurantes también comenzaron a ofrecer promociones especiales y convirtieron la gastronomía local en un nuevo nicho de mercado. Por tanto, las "staycation" pueden acentuar también el rol del hogar como espacio privilegiado para el consumo (Sharma, 2009). A su vez, esta lógica de consumo reproduce ciertas dinámicas de construcción de prestigio y diferenciación que se habían desarrollado en el turismo convencional.
En la promoción y comunicación del "staycation", tal y como se ha popularizado, podemos encontrar ciertos estereotipos que han asociado este tipo de prácticas en las familias nucleares americanas blancas de clase media instalada en zonas residenciales, y que disponen de viviendas suficientemente grandes para disfrutar de espacios de ocio y convivencia (Sharma, 2009). En este modelo hay también claramente un sesgo de clase. La falta de representación de otros colectivos haciendo "staycation" muestra cómo estas expresiones de ocio, recreación o turismo varían según la clase, el género o la raza. No todo el mundo disfruta de una casa y un entorno o se mueve bajo las mismas condiciones. Únicamente algunas personas tienen los recursos suficientes para disfrutar de unas vacaciones desde casa en las condiciones en las que se ha difundido y, de este modo, contemplar el "staycation" como una alternativa al turismo convencional. Desacelerar de forma voluntaria en las prácticas turísticas y mantener cierta imagen y consideración social en un contexto de sociedades capitalistas de consumo podría ser un poco más complicado de lo que podría parecer a primera vista.
Otro aspecto a abordar son las dinámicas de género establecidas durante el período de las "staycation". A las mujeres tradicionalmente se las han asignado las tareas de cuidado y mantenimiento del hogar. Así que el hecho de permanecer en casa por vacaciones podría significar una no liberación de esta carga de trabajo. En el movimiento de las "staycation" las tareas de decoración de la casa se han asociado a las mujeres y las actividades de ocio, como por ejemplo la celebración de una barbacoa con amigos en el jardín a los hombres (Sharma, 2009). Asimismo, las obligaciones sociales, como hacerse cargo de los padres o hijos, pueden hacer que las vacaciones en casa para las mujeres difícilmente puedan convertirse en momentos de descanso y disfrute (Heimtun, 2017)
Teniendo en cuenta el contexto actual de la crisis sanitaria producida por el COVID-19, es muy probable que más gente se sume a esta tendencia, ya sea por motivos económicos, por restricciones en las movilidades futuras, por motivos de seguridad, o incluso como forma de promover prácticas de bajo impacto socio-ambiental. A pesar de sus contradicciones, abre la perspectiva de la revalorización de ciertas formas de ocio, recreación y turismo basadas en la proximidad que pueden ayudar a prácticas más sostenibles ambientalmente y que generen una mayor activación económica a escala local. Puestos a pedir, quizás no estaría de más dejar de intentar ser siempre "cool" y darle un aire de distinción a lo que han hecho miles de familias trabajadoras durante décadas cuando han organizado parte de su tiempo de ocio. Sin duda, estas y otras prácticas de proximidad tendrán un papel central en el turismo que se podrá llevar a cabo a corto y medio plazo.
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