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Entrevistes | Turisme Responsable | Nicaragua

19-12-2019

Precarització hotelera a Nicaragua: apunts en temps de crisi

Angélica Picado Duarte | Alba Sud

Treballadors del sector hoteler a Nicaragua comparteixen les seves experiències laborals. A més de la precarietat que tradicionalment ha existit, des d'abril de 2018 la crisi política ha fet que el sector visqués una profunda crisi, que s'ha reflectit també en la pèrdua d'ocupació.


Crèdit Fotografia: Angélica Duarte.

(article disponible només en castellà)

La crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde abril de 2018 ha dejado al descubierto la precarización y vulnerabilidad en que se encontraba el empleo turístico en el país. La caída abrupta de la actividad turística, los despidos masivos y el cierre de hoteles han puesto en evidencia a un sector que se sostenía a base de incentivos gubernamentales y el aumento de la inversión extranjera, pero también de la explotación laboral. Esta era una realidad que por muchos años permaneció ajena del debate público, pero que hoy adquiere una renovada relevancia en medio de la recesión económica y la incertidumbre social que reina en el país.

En el sector hotelero en Nicaragua predominan personas jóvenes, con poca experiencia y con escasa calificación laboral. La discriminación y falta de perspectiva de género están también presentes. Desde la experiencia de vida de algunos trabajadores del sector hotelero es posible mostrar las condiciones laborales y su evolución en el tiempo. En un sector que a partir de la crisis sociopolítica se encuentra en uno de sus peores momentos.

Conversamos con Alberto, un joven mesero, quién ha llegado a ocupar el cargo de supervisor de restaurante en Hotel Intercontinental Metrocentro. Blanca es licenciada en turismo, y desempeña el cargo de concierge en el hotel de Playa Rancho Santa Ana. Rosa, ha trabajado como camarera y jefa de ama de llaves en el hotel Holiday Inn Express en la ciudad de Managua. Agradecemos su colaboración por compartir sus experiencias en el sector hotelero en este contexto de crisis sociopolítica. Utilizaremos pseudónimos para referirnos a sus nombres en el presente artículo para procurar no afectar sus espacios de trabajo.

¿Cuánto tiempo tienen de colaborar en el hotel y cómo se incorporan en el sector hotelero?

Alberto: Empecé desde muy joven como mesero ayudante en el área de banquetes, mi contratación era únicamente por eventos, así posteriormente me contrataron en el restaurante. Llegué a tener un puesto fijo como mesero y luego salió la vacante de supervisor de restaurante y me dejaron a mí. Ya tengo casi 18 años de laborar para el sector hotelero.

Blanca: Me instalé en el sector hotelero desde hace ocho años, estuve en recepción por 6 años y luego en el cargo de concierge del hotel. Cuando ingresé estaba bien joven y no había culminado mi tesis de licenciatura. No fue fácil adaptarse a vivir lejos de casa, pero cuando estás joven te acostumbras.

Rosa: Mi primera experiencia fue como camarera en el hotel Best Western las Mercedes en Managua. Tenía 30 años cuando ingresé a trabajar en el hotel y entré sin ningún tipo experiencia. Debido a mi trabajo me ascendieron como supervisora de ama de llaves y así fui escalando hasta llegar a jefa de ama de llaves. Trabajé en varios otros hoteles de Managua como el Best Western Las Mercedes, el Crowne Plaza y el Holiday Inn Express.

¿Cómo son los horarios de trabajo en el hotel?

Alberto: En realidad son casi 12 horas laborales, por lo general mi horario de entrada es a las 12 m.d. y salgo a las 2 a.m. Hay un receso intermedio y la media hora para hacer la cena en el turno de la tarde. Debido a las responsabilidades del cargo administrativo no me da tiempo de tomar un receso en medio de la jornada.

Blanca: Yo trabajo cuatro días a la semana y tengo dos días de descanso. En temporadas altas trabajo entre 10 y 12 horas laborales. Durante, periodos de alta demanda hay momentos que no me alcanza el tiempo para desayunar y almorzar, ya que vivo en el hotel.

Rosa: No son las 8 horas como indica el Ministerio de Trabajo en Nicaragua (Artículo 47 del código del trabajo) [1], incluso eran más de 9 a 10 horas. Pero sí se cargaba como horas extras. En temporada baja se realizaban 15 habitaciones por camareras, y en temporada alta si fallaba una de nosotras se hacían hasta 23 habitaciones al día por camarera. Por ejemplo, el hotel Crowne Plaza tenía 170 habitaciones distribuidas en 15 camareras, 12 fijas y 3 cubre tiempos.

¿Consideran que hay estabilidad laboral en el sector hotelero?

Alberto: Hay áreas donde sí veo más rotación del personal como recepción, pero en el caso del área de alimentos y bebidas es muy baja la rotación. La mayoría de colaboradores ingresan jóvenes y sin experiencia laboral, por lo menos en el área de restaurante hemos tenido meseros que no saben leer ni escribir. Sin embargo, este personal es contratado porque son buenos en el manejo de las bandejas y en el servicio de atención al comensal.

Blanca: Podría decir que en los tres hoteles que he trabajado, sí existían las condiciones de cierta estabilidad laboral. Esto se debe a que el personal ya tiene experiencia en vivir en la zona de playa. La mayoría de los trabajadores tienen entre 10 a 14 años de trabajar en el hotel.

Rosa: En mi caso, puedo decir que hay cierta estabilidad, he estado en cada uno de los hoteles un período de cuatro años, si he renunciado es para buscar mejores oportunidades salariales.

¿Han experimentado alguna experiencia de discriminación o acoso laboral en tu espacio de trabajo?

Alberto: Los clientes a veces son muy demandantes y exigen demasiada atención. El trato con los clientes es la parte más sensible de mi trabajo, hay clientes frecuentes que se aprovechan de su condición e intentan hacernos quedar mal en el trabajo para recibir cortesías. Por otro lado, en el caso de las hostess del restaurante hay clientes que quieren especial atención de parte de ellas, le intentan solicitar sus datos, incluso ciertos huéspedes le dejan su número de habitación.

Blanca: Nunca, pero sí me han pasado ciertas experiencias que te marcan. Una vez estaba recibiendo a unos huéspedes, ellos caminaban atrás de mí y yo venía ubicándose hacia su habitación y escuché que se quedaron viendo entre ellos y dijeron “she is fuckeable”. Hasta cierto punto pensé eso es ya un acoso, obviamente yo no puedo reaccionar mal contra el comentario, pero lo que hice es hacer como que no escuché y seguí caminado siempre tratando de mantener el respeto y disipar lo que pasó. Sí hubo acoso, pero no fue directo, no pasó a algo que físicamente intentaron hacerme algo, fue algo que digamos yo toleré. Yo he sabido de casos que los colaboradores terminan saliendo con el huésped que atienden, a pesar de que está prohibido dentro del reglamento del hotel.

Rosa: En mi caso, yo no he tenido una mala experiencia de manera directa, pero sí ocurrió en el hotel. Un huésped mantuvo encerrada a una camarera por una hora en su habitación. Me notificaron como su jefa inmediata y al ver que no era posible que el huésped abriera la puerta, se procedió a llamar al gerente del hotel para abrir la habitación con su llave maestra y se expulsó del hotel al huésped. Así como se acompañó en la atención necesaria a la camarera.

Imagen: Angélica Duarte.

¿Existe un sindicato dentro del hotel y en qué aspectos trabajan?

Alberto: [sonríe] No existe, tampoco sería del agrado del gerente.

Blanca: La verdad aquí en los hoteles de playa no existe.

Rosa: Sí, en el hotel Best Western y en el Crowne Plaza sí existían los sindicatos. Al inicio si funcionaban porque peleaban por las horas extras, o por la canasta básica al fin de año, y el acompañamiento en los casos de despidos injustos.

¿Han tenido alguna afectación en su salud como parte de sus actividades laborales?

Alberto: No hemos visto de manera directa afectaciones que se relacionan a nuestro trabajo, pero si pasamos por lo menos las 10 horas de pie por lo cual si afecta con problemas de circulación.

Blanca: Es común que tengamos padecimientos de dolores de espalda porque pasamos la mayor parte del tiempo sentadas, y porque las sillas no son tan cómodas, terminando mi turno muero por estar en cama de forma que pueda reposar mi espalda.

Rosa: Sí, se daban muchos problemas alérgicos con las camareras por el uso de químicos que se utilizan en la limpieza y los aromatizantes. Además, de la lumbalgia que sufren en general todas las camareras.  

¿Qué posibilidades han tenido de mejorar sus condiciones laborales?

Alberto: Para ello tienes que tener mucha paciencia y disponibilidad, ya que eso toma tiempo para poder ser contratado en un puesto de supervisión.

Blanca: Sí, hay posibilidades de crecimiento con el tiempo. Por ejemplo, el actual director financiero del hotel entró hace 16 años como pasante en el área.

Rosa: Sí, depende del hotel. En mi caso me tomó ocho meses convertirme en supervisora de ama de llaves y posteriormente aplique a la vacante de jefa de división cuarto.

¿Con qué espacios de tiempo cuentan para compartir con sus familiares o para hacer vida social?

Alberto: Muy poco, la verdad es que ya mis compañeros del hotel forman parte de mi familia, porque comparto más tiempo de mis días con ellos.

Blanca: Este horario considero es el más conveniente en mi caso. Yo soy madre soltera, tengo el apoyo de mis padres para el cuidado de mi hija los días que estoy en el hotel. En este hotel de playa no pagan las horas extras, pero si se compensan las horas con tiempo libre. De esta manera, yo intentó acumular más horas para alcanzar un día más de descanso y poder compartir más tiempo con mi hija. A veces siento que trabajar aquí es como que tengas una doble vida, por un lado, tu vida aquí en el hotel, y tu vida con tu familia. Gran parte de mis compañeros viajan una vez al mes a sus casas, porque vienen de departamentos alejados del país como Río San Juan, Bluefields, entre otros.

Rosa: La mayor parte del tiempo casi ni miraba a mis hijos, entraba a las 6 a.m. y salía a las 6 p.m. de la tarde. Únicamente, en mi día libre pasaba buen rato con ellos.

¿Consideran que el salario que reciben es el adecuado de acuerdo con las horas que pasan en el hotel?

Alberto:No. Considero que aún es un sueldo bajo no corresponde a todas las actividades que realizo.

Blanca: Yo diría que sí. En comparación a otros espacios laborales.

Rosa: En el caso de las camareras no, pero con la propina directa que les dejan los huéspedes ya nos ayudamos. Como camarera se gana alrededor de 7,600 córdobas (225 dólares mensuales). No es el mejor salario. Además, se cuenta con otros beneficios como un bono de supermercados de 1,000 córdobas al mes.

¿Qué ha cambiado en el hotel a partir de la crisis del 18 de abril del 2018?

Alberto: Muchas cosas, se ha optado por reinventar nuevas actividades en la terraza del hotel para atraer a los clientes. Hubo semanas que no abrimos. Se redujo el personal de 215 a 165 en el Hotel Intercontinental. Según se maneja a discreción los dueños del grupo POMA enviaron alrededor de un millón de dólares para sostener las actividades operativas del hotel en este tiempo de crisis. Para no afectar la imagen del hotel bajo el foco mediático de los despidos masivos.

Imagen: Angélica Duarte.

Blanca: En mi caso yo trabajaba en el hotel Mukul Auberge Resort Collection en la playa Guacalito de la Isla, departamento de Rivas. Antes de la crisis, decidí hacer una pausa para estar los seis meses con mi hija hasta que cumpliera el año. En junio del 2018 el hotel cerró operaciones, y yo esperaba incorporarme en noviembre 2018 ya no fue posible. A varios colaboradores los lograron reubicar en hoteles de la cadena Auberge Resorts localizados en Dubai, Costa Rica, México, Puerto Rico y Estados Unidos. Actualmente, en el hotel donde ahora estoy trabajando no se están reportando utilidades, porque renunciaron ejecutivos con salarios altos para evitar despedir al staff de línea. Sin han reducido los apoyos de alimentación, específicamente a los trabajadores que viven cerca del hotel.

Rosa: Yo quedé sin trabajo a raíz de lo que está pasando en Nicaragua, hubo una reducción del 50% de trabajadores, se inició con los cargos administrativos y luego a despedir una parte del personal operativo, para quedar con el personal mínimo. Ya se sentía el ambiente de reducción del personal, de las 114 habitaciones se vendían de 7 a 10 por día, de 10 camareras quedaron 5. Actualmente, sigo en la búsqueda de oportunidades laborales en el sector hotelero, pero ningún hotel está contratando y muchos han cerrado.

Anotaciones finales

A través de los tres testimonios recabados, puede vislumbrarse con algo más de claridad las distintas dimensiones de la cotidianidad de los trabajadores y trabajadores de los hoteles en Nicaragua. Una de las primeras características que sobresale es que el trabajo en los hoteles absorbe la mayor parte del tiempo de sus empleados, más allá de las jornadas establecidas. Así, la gran mayoría de personas empleadas en el sector hotelero no dispone de un tiempo libre razonable, y sus días de ocio lo dedican al trabajo doméstico y a la familia.

Este trabajo implica, además, asumir condiciones de riesgo y vulnerabilidad. Las mujeres enfrentan una posición subordinada, y el cliente asume una postura de superioridad frente al servicio que prestan las trabajadoras del hotel. A través de una lógica siempre presente que busca la satisfacción al cliente, se fomentan relaciones de poder que hace que los huéspedes sientan que todo lo que hay en el hotel puede ser considerado un bien de consumo, incluso el servicio que puedan prestar las y los trabajadores. Algunas de experiencias contadas reflejan casos de acoso que pueden estar incluso penalizados en el país por la ley 779, ley integral contra la violencia hacia las mujeres. Sin embargo, las relaciones de poder que se ejercen en estos espacios naturalizan y disimulan las expresiones de acoso. Es decir, privilegian la idea de “ser servicial o mantener una buena actitud hacia el cliente”, y no en garantizar el cumplimiento de los derechos laborales de las y los trabajadores procurando condiciones de trabajo dignas y sin riesgos.

Asimismo, el empleo turístico no brinda salarios suficientes teniendo en cuenta el costo de la vida en el país. En el caso de las camareras, por ejemplo, el ingreso promedio no alcanza para cubrir la canasta básica, estimada por el Banco Central de Nicaragua en 14.159,79 córdobas.

Y por último, también destaca el hecho que la organización sindical en los hoteles, que podría contribuir a mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores, es especialmente débil.

Sin embargo, estos empleos en el sector hotelero permiten a sus trabajadores insertarse en la economía formal del país y gozar de prestaciones y seguridad social. Las escasas posibilidades de inserción laboral en Nicaragua hacen que las y los trabajadores privilegien el acceso al empleo formal por encima del cumplimiento pleno de sus derechos laborales. Eso se refleja en la cantidad de años que han invertido en el sector hotelero en el país.

A todo este conjunto de factores, se añade el hecho que la crisis política en Nicaragua ha llevado a la actividad turística a una depresión profunda. Desde el 2018 hasta el momento actual, el 78% de las empresas turísticas se vieron obligadas a reducir su personal en más del 50 %, según declaraciones de la presidenta de la Cámara Nicaragüense de Turismo CANATUR. Esto demuestra la volatilidad del turismo y el nivel de precariedad en el que se ha desarrollado el sector en Nicaragua.

Notas:
[1] Artículo 47: Salvo excepciones contempladas por la ley, el tiempo efectivo de trabajo no podrá exceder de 8 horas por día, ni de cuarenta y ocho horas por semana; en lugares insalubres será de seis horas.
Este artículo se publica en el marco del proyecto «Campaña internacional de visibilización de las vulneraciones de derechos humanos para la inversión turística en América Central» desarrollado por Alba Sud con el apoyo de la Dirección de Relaciones Internacionales de la Diputación de Barcelona (convocatoria Derechos Humanos 2017.

TERRITORIALITATS, DONES I TURISME

El bloc de María Angélica Picado Duarte

Graduada en Gestió i Desenvolupament del Turisme a la Universidad Centroamericana UCA-Nicaragua (2011), té un mestratge en Ciències en Recursos naturals i Desenvolupament Rural per El Colegio de la Frontera Sur, a Chiapas, Mèxic (2014). Actualment es troba cursant el Doctorat en Desenvolupament Rural a la Universidad Autónoma Metropolitana UAM- Xochimilco, Ciutat de Mèxic. Va ser docent universitària de la Universidad Centroamericana UCA, (2015-2017) en assignatures sobre Desenvolupament Local i Turisme, Gestió i Producció del Sector Turístic. Com a col·laboradora d'Alba Sud analitza les reconfiguracions socioterritorials de les comunitats camperoles a partir del turisme a Amèrica Central des d'una perspectiva interdisciplinària. Les àrees que investiga estan centrades en els processos de desenvolupament comunitari vinculats al turisme, l'autogestió comunitària, les relacions de gènere en el turisme rural comunitari i conflictes socioterritorials.<br />

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