11-11-2019
UNICOLMAYOR Cundinamarca: la apuesta por un programa de turismo con enfoque social
Érica Schenkel | Alba SudMás de diez años después de su lanzamiento, el Programa de Turismo de la Universidad Colegio Mayor de Bogotá, Colombia, continúa siendo el único que desde una formación humanista se diferencia de la oferta académica especializada.
Crédito Fotografía: Érica Schenkel.
En el año 2008 la Universidad Colegio Mayor (UNICOLMAYOR) de Cundinamarca en Bogotá, Colombia, se propuso ofrecer un programa en turismo con enfoque social. Como sucede en la mayoría de nuestros países, la enseñanza en turismo de Colombia continúa presentando un sesgo administrativo de perspectiva técnica, tendiente a formar profesionales abocados ala prestación y gestión de servicios turísticos. En estas carreras altamente especializadas los estudiantes pueden llegar a recibirse con honores sin haber vinculado jamás la actividad con las grandes problemáticas de la desigualdad y la pobreza, la informalidad y precariedad laboral, la contaminación y degradación ambiental. Sin embargo, el Programa de la UNICOLMAYOR apuntaba a generar otro tipo profesionales. Particularmente, buscó responder a las necesidades que se habían identificado en las prácticas profesionales de Trabajo Social, donde alumnos y docentes pudieron advertir la importancia que las comunidades andinas comenzaban a darle al turismo.
Esta búsqueda por privilegiar una formación humanista en turismo se vincula a las bases feministas que sostienen la institución desde sus orígenes, una de las primeras dedicada a la educación femenina, que al poco tiempo se convirtió en un símbolo de la lucha de las mujeres por la equiparación de derechos (Bustamante, 2001). En este artículo indagaremos los inicios del Programa y su presente, para identificar aquellas virtudes que lo han sostenido a lo largo de esta década y los principales desafíos que hoy tiene por delante.
Unicolmayor: símbolo de la lucha de las mujeres en los espacios educativos
El Colegio Mayor de Cundinamarca se fundó en 1946 como institución de carácter público para la educación superior femenina. La reciente aceptación de mujeres en escuelas primarias y secundarias(decreto 227/33) les permitía contar con título de bachiller para acceder a estudios terciarios y universitarios. Es en este marco que el Estado Nacional crea los Colegios Mayores de Cultura Femenina (Ley 48/1945), y el de Cundinamarca se funda unos pocos meses después al de Antioquia (el primero del país) e inicia con carreras terciarias y técnicas, para incluir tanto a mujeres que disponían de titulo secundario como a aquellas otras, que sin tenerlo, buscaban un oficio(Bustamante, 2001).
En ese tiempo la presencia de mujeres en instituciones educativas concentraba duras críticas que se despedían del omnipotente modelo patriarcal y su sistemática subvaloración al género femenino en el plano económico, social y cultural. Los principales detractores afirmaban que el acceso de las mujeres a la educación superior no haría otra cosa que generar una falta de interés por el hogar, que debía ser su sitio por “naturaleza” (Parra, 2011; Herrera, 2014).
Imagen de Érica Schenkel.
En este contexto, el Colegio de Cundinamarcaempezó con una solución intermedia: por un lado, permitía insertar a las mujeres en carreras profesionales y, por otro, que no perdieran lo “femenino”, ya que en un principio eran currículos dirigidos a la administración del hogar, como economía doméstica, costura, decoración y formación moral (Bustamante, 2001).
Más allá de este carácter tradicional en sus inicios, el Colegio de Cundinamarca aparecía ya en los ‘50 como el paradigma de la lucha de las mujeres en los espacios educativos en Colombia [1], para ser conocida como la “Universidad Femenina” (Bustamante, 2001). Esto se tradujo progresivamente en los programas formativos que comenzaron a mostrar una equiparación de contenidos para que lamujer estudiara a parte de magisterio, otras carreras y que pudiera aspirar a ser otra cosa más que “madre”, “esposa” y “educadora” (Parra, 2011).
En la década del ’80el Colegio es jerarquizado a Universidad. Y a parir de 1994 comienza recibir sus primeros alumnos varones, para llegar al presente, dónde todos sus Programas son mixtos. En este tiempo de equiparación de derechos [2], hay que destacar que las bases feministas de la Unicolmayor siguen vigentes, sólo basta echar un vistazo a su estructura de autoridades para advertir que los máximos cargos (rectoría, vicerrectorías y decanatos de facultades) continúan siendo ocupados en su gran mayoría por mujeres, como ha sucedido a lo largo de sus más de 70 años.
Además de esta cuestión de género, los Programas de la UNICOLMAYOR constituyen un ejemplo de inclusión, con un claro predominio de alumnos de ingresos bajos y medios. Como sucede en la mayoría de los países latinoamericanos, la educación superior en Colombia es mayormente privada y de alto costo, lo que genera un acceso elitista. Las pocas instituciones públicas, es el caso de los Colegios Mayores, como reciben financiación del Estado, demandan al alumno el pago de una matrícula mucho menor a la de los privados. En Cundinamarca incluso, se reduce por el atenuante de diferentes programas que amplían notablemente el número de estudiantes, en su mayoría de estratos de ingresos 1, 2 y 3 (los más bajos de la estructura económica).
La matricula semestral estipulada para cada Programa, que oscila entre 1 y 4 salarios mínimos (en la actualidad 240 dólares), termina dependiendo del estudio del perfil socio-económico de cada alumno que realiza la propia Universidad. Una vez definida la matricula, el estudiante puede a su vez aspirar a diferentes ayudas: los programas del gobierno (“Ser pilo paga” y “Jóvenes en acción”), que otorgan una subvención para aquellos con un alto rendimiento en la prueba de estado o, siendo de estratos 1 y 2, dispongan del régimen de salud subsidiado; y los estímulos que otorga la propia Universidad para los mejores rendimientos del semestre.
Orígenes del Programa de Turismo de la UNICOLMAYOR
En el año 2008 la Universidad se propuso ofrecer un programa de pregrado en turismo que desde una formación humanista se diferenciara de la oferta académica de ese entonces. Particularmente, buscaba responder a las necesidades que se habían identificado en las prácticas profesionales de Trabajo Social, una carrera que ofrecía la Facultad de Ciencias Sociales desde los años 40.
Mediante estas prácticas, alumnos y docentes pudieron advertir la importancia que las comunidades andinas comenzaban a darle al turismo y los requerimientos que se les presentaban en su hacer cotidiano, particularmente en aspectos organizativos y comerciales. Como un auxilio para sus precarias economías, muchas comunidades de la región habían logrado organizarse colectivamente y, en algunos casos, llegar a implementar sus propias propuestas turísticas.
Imagen de Érica Schenkel.
Es en este marco que la UNICOLMAYOR decidió lanzar su propio Programa de Turismo dentro de la histórica Facultad de Sociales. Alejada del tecnicismo de las escuelas especializadas, buscó un currículo comprometido con la realidad social, un Programa que reivindicara los principios éticos de la actividad, su compromiso con los sectores postergados y la necesaria responsabilidad con las generaciones futuras.
Iván Amaya, quien fuera director del Programa [3], sostiene que aspiraba a contribuir a un turismo ecológicamente más racional y sensible con el ámbito social, que aportara a los futuros profesionales de los cocimientos necesarios para “que a través del turismo la sociedad y el medio ambiente, puedan constituir los elementos de una gran fórmula de desarrollo sustentable, logrando la integración y cohesión social”.
A poco tiempo de iniciar el proceso de acreditación, el gobierno aprobó el registro calificado del Programa, para iniciar formalmente en el año 2009 con la primera cohorte de 80 estudiantes. La rápida admisión de la carrera se debió a la relevancia que había adquirido el turismo social ese mismo año, cuando el Viceministerio de Turismo comenzó a planificar la política de turismo social comunitario,una iniciativa abocada a contribuir al bienestar de las comunidades campesinas mediante el disfrute del turismo en sectores postergados (Viceministerio de Turismo, 2009).
Este ambicioso fundamento es especialmente relevante en un contexto como el de Colombia, un país con territorios con una gran diversidad biológica y natural y, al mismo tiempo, con profundas desigualdades, que llevan a la mayoría de la población rural y sobre todo aquella étnica minoritaria (indígena, comunidades afrocolombianas, Palenqueros, Raizales y Rom) a permanecer en situación de pobreza. La política de turismo social surgía entonces como una valiosa alternativa para contrarrestar sus frágiles economías familiares.
En la etapa de implementación el Viceministerio destacaba la necesidad de llevar a cabo una coordinación permanente con las diversas entidades con competencias en el área, entre las cuales aparecían las educativas. Esto originó que el Programa de Turismo de la UNICOLMAYOR desde sus inicios se haya preocupado por responder a las necesidades que surgían de la política de turismo social e, incluso, aportar docentes y egresados de la casa, que hoy integran el Viceministerio.
Alcances y desafíos del Programa
El Programa de la UNICOLMAYOR otorga al egresado la posibilidad de poder aspirar a diversos campos profesionales en instituciones de orden público, privado o cooperativo para ejercer tanto tareas de dirección, organización y coordinación, como de evaluación y acompañamiento, sea desde el ámbito de la investigación y formación, como de la gestión y acción en el territorio (Unicolmayor, 2019).
Para responder a este amplio campo profesional dispone de un plan de estudios interdisciplinario que integra las grandes áreas de las Sociales, el Ambiente y la Administración, además de materias específicas de Turismo. La primera gran área complementa contenidos que van desde la Antropología, Sociología y Psicología, Comunicación Social, Ética y Responsabilidad Social, hasta Economía y Cooperativismo, Política y Planificación; el área de Ambiente, elementos de Geografía y Ordenamiento Territorial, Desarrollo Sustentable y Ecología; mientras que Administración, se apoya en principios de Matemática, Estadística y Contabilidad, Comercialización y Relaciones Públicas, así como Informática e Idiomas.
Imagen de Érica Schenkel.
El currículo se complementa con una fuerte apuesta a la investigación que es considerada esencial en el proceso formativo. La resignificación del conocimiento existente y la generación de nuevos saberes no constituye un fin en si mismo sino un medio para generar mejores profesionales y formadores y sociabilizar información relevante para el medio en el cual se desarrolla.
En este marco, ha trabajando en torno a tres líneas de investigación: Sociedad y Cultura, Ecología y Desarrollo Sostenible y Desarrollo Comunitario. Cada una ha formalizado espacios de discusión y reflexión (semilleros de investigación), sesiones periódicas de actualización pedagógica y asesorías con investigadores especialistas, que buscan establecer alianzas estratégicas con otras instituciones nacionales e internacionales (UNICOLMAYOR, 2015).
Esta última cuestión es parte de los desafíos que la Dirección del Programa tiene por delante. Más allá de los acuerdos de cooperación que ha logrado formalizar con otras universidades nacionales e internacionales, no pudieron desarrollarse alianzas con las escuelas especializada a causa de las diferentes concepciones, en muchos casos antagónicas, acerca del turismo y sus formas de organización, un obstáculo difícil de sortear para establecer estas otras colaboraciones.
Vinculado a esto, aparece también la dificultad que atraviesa el graduado en su inserción laboral, principalmente en las primeras promociones. El trabajo profesional en turismocontinúa dependiendo en su inmensa mayoría de empresas turísticas(esencialmente agencias de viajes, tour operadores, empresas hoteleras y transportistas), que consideran que los contenidos de su Programa no están lo suficientemente especializados como para desarrollar su quehacer cotidiano, abocado a la gestión y prestación de servicios.
A partir de esta dificultad, el Programa ha desarrollado gestiones para ampliar los convenios de prácticas académicas y pasantías profesionales. De este modo ha logrado incorporar nuevos organismos públicos, emprendimientos del tercer sector e, incluso privados, que alejados de prejuicios sectoriales pudieron dilucidar los beneficios que implica contar en sus organizaciones con profesionales en turismo con una mirada integral.
Hay que destacar que en la actualidad egresados de la UNICOLMAYOR participan activamente en el diseño de políticas turísticas en sus diferentes escalas, a través del propio Viceministerio de Turismo, del Instituto Departamental de Cultura y Turismo de Cundinamarca y de diferentes Municipios, donde muchos ocupan el máximo cargo, como Directores o Secretarios de Turismo.
TURISMO SOCIALIZADO
El blog de Érica Schenkel
Sobre accesos e impactos del turismo en Latinoamérica
Docente de la Universidad Nacional del Sur (UNS) e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. Doctora en Ciencias Sociales con mención en Ciencias Políticas y Administración Pública. Es miembro de la Alianza para la Formación y la Investigación en Turismo Social de la OITS y del Grupo de Investigación en Gobierno, Administración y Políticas Públicas del Instituto Universitario de Investigación José Ortega y Gasset. Desarrolla como líneas de investigación las temáticas vinculadas al turismo en sus aspectos políticos y socio-económicos, particularmente el abordaje de la política turística y el turismo social en Latinoamérica.
En este blog abordaremos el turismo como objeto de disputa social y política desde una perspectiva latinoamericana. Partimos de considerarlo una práctica social cuyo acceso en la sociedad e impacto en el territorio resulta necesario abordarse desde los derechos humanos. Bajo este posicionamiento personal, ético y cognitivo buscamos poner en evidencia aquellas malas prácticas que surgen asociadas al desarrollo de la actividad y, al mismo tiempo, destacar las buenas experiencias que, lejos de tener el lucro entre sus objetivos centrales, se están desarrollando en defensa de finalidades sociales esenciales, en pos de un turismo más equitativo, inclusivo, responsable y sostenible.