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27-04-2023

Riesgos de una recuperación turística centrada en los cruceros

Gema Martínez-Gayo | Alba Sud

Los buenos datos del turismo de cruceros antes y tras la etapa de cierre en pandemia hacen que diversos territorios se planteen realizar inversiones para atraer a las compañías navieras. Pero, ¿cuáles son las consecuencias a largo plazo de apostar por este segmento turístico? 


Crédito Fotografía: Matthew Barra en Pexels.

La extensión de la Covid-19 supuso un parón importante en el sector turístico. Este hecho afectó especialmente a los cruceros, si tenemos en cuenta las especificidades de este tipo de viajes donde un número elevado de personas comparten un mismo espacio. Esto ha tenido un impacto económico, y de desempleo, importante en aquellos territorios enfocados a estas actividades, lo que hace que actualmente exista cierta prisa por recuperar las cifras registradas en 2019. El turismo de cruceros está mostrando un ritmo de recuperación elevado (Cruise Lines International Association [CLIA], 2023), incluso en algunos lugares, como Uruguay, por encima de lo estimado. Esto ha provocado que surjan nuevas propuestas para incrementar los destinos y terminales, el número de pasajeros y el de buques que lo llevan a cabo (CLIA, 2023).

El turismo de cruceros

En la década de los sesenta, los barcos transoceánicos ya no atravesaban su mejor momento y los viajes aéreos añadían servicios sin escala entre Europa y Estados Unidos. Todo ello abrió un nuevo escenario para los viajes realizados en barco. Tras un crecimiento inicial moderado es ya en los años noventa cuando este aumenta de manera más intensa. En la primera década de los años 2000, la capacidad de alojamiento de estos buques se incrementa de manera importante con comparación a lo visto anteriormente.  Se convierten en “destinos turísticos” que concentran varias actividades en un mismo lugar, transporte, restauración, alojamiento y ocio (Brida et al., 2010). Con el paso del tiempo, y el aumento de la complejidad y diversidad de la demanda, las compañías de cruceros han optado por diferenciar sus productos. De manera, que hay especialistas en cruceros de lujo, en la celebración de eventos como bodas, otras refuerzan su imagen como proveedores de productos gastronómicos de alta calidad o en ofrecer unas instalaciones superiores a las de su competencia, etcétera (Brida et al., 2010).

Con casi 30 millones de personas en sus buques en el año 2019 se puede decir que la llegada de la Covid-19 supuso un frenazo en las expectativas de crecimiento del sector. Los años 2020 y 2021 se cerraron con importantes pérdidas en el pasaje dadas las restricciones aplicadas y la desconfianza de las personas viajeras. No obstante, el año 2022 experimentó un fuerte aumento y se superaron los 20 millones de personas a bordo, lo que llevó a pronosticar un futuro optimista para las compañías (CLIA, 2023). Las previsiones son que el turismo de cruceros alcance cifras del 106% de lo registrado en 2019 este año 2023, con 31,5 millones de cruceristas en sus buques. Este ritmo de recuperación es superior a lo previsto por la Organización Mundial del Turismo (UNWTO) para la llegada de turistas internacionales, que se quedarían entre el 80% y el 95% de los niveles en 2019. No sólo eso, sino que estiman que esta ampliación será sostenida en los próximos años y en 2027 podrían alcanzarse los 39,5 millones de personas (CLIA, 2023). Por tanto, no resulta extraño que en pleno proceso de recuperación del sector turístico varios territorios hayan mostrado su interés en iniciar o ampliar su oferta de puertos de destino o escala de cruceros.

Beneficios y problemas

Las primeras razones que se esgrimen para apostar, e invertir, en este tipo de turismo son las económicas y de generación de empleo. Además de los gastos realizados en los puertos por los turistas y la tripulación, también los hay asociados a la estancia en el puerto y la necesidad de personal para los nuevos puestos de trabajo a cubrir en la zona (García Lis, s.f.).

Pero existen aspectos negativos, como las importantes cantidades de dinero desembolsadas por las administraciones públicas en la creación de nuevas infraestructuras para adaptar los puertos (García Lis, s.f.). Todo ello, sin conocer si esta se verá compensada, en cuánto tiempo o si esto supondrá una pérdida de patrimonio local. Rodrigo Fernández Miranda (2014) también advierte que las empresas pequeñas y medianas ubicadas en el destino no compiten en igualdad de oportunidades ya que realmente el consumo realizado por las personas en el crucero se limita, en gran medida, a lo contratado con la empresa, ya sea dentro o fuera del crucero.

Imagen de MustangJoe en Pixabay. 

En el aspecto laboral, nos encontramos que el uso de banderas de conveniencia crea un espacio propicio para no respetar la normativa laboral, lo que da lugar a casos de jornadas extenuantes, de incluso más de 12 horas diarias, los siete días de la semana. Todo ello en un ambiente en el que se contrata muchas veces en función de criterios de origen étnico, racial o género para aplicar peores condiciones laborales (Fernández Miranda, 2014). En este sentido, una investigación de Angela Teberga (2021) sobre la duración e intensidad de las jornadas laborales en los cruceros, destaca que el realizar largas jornadas sin descanso o el no poder desconectar, al llevar a cabo toda tu vida en el barco, son algunos de los problemas comunes entre la tripulación de estos barcos. Todo ello queda muchas veces oculto en situaciones de explotación laboral que quedan impunes junto con otras realidades de la precariedad que sufren como los reducidos salarios, malas condiciones de alimentación y vivienda o el acoso sexual (Teberga, 2021).

El medio ambiente puede sufrir daños importantes vinculados a la construcción de infraestructuras portuarias, a la contaminación acuática y atmosférica, al vertido de residuos, el desperdicio de comida y agua potable o la merma de la diversidad marina (Fernández Miranda, 2014; Mena y Marenzana, 2022). Por otro lado, las partículas que generan estos buques pueden empeorar la calidad del aire y degradar edificios con valor histórico y otras instalaciones (García Lis, s.f.). Aunque las compañías publicitan cada vez más el esfuerzo realizado para reducir emisiones o ser menos contaminantes lo cierto es que diversas investigaciones dan muestra de que esto no es suficiente. Marcia Melina Mena y Natalia Lorena Marenzana (2022) analizaron tres compañías de cruceros y han detectado que la información de este tipo proporcionada en sus páginas web es parte de su estrategia de marketing y que realmente no proporcionan una descripción concreta y clara sobre las actividades que desempeñan para reducir la contaminación. Además, resaltan que las normativas vigentes en la actualidad no son suficientes y las certificaciones ambientales carecen de carácter obligatorio, lo que limita la efectividad de estas medidas.

No sólo eso, la ciudadanía puede verse afectada por la saturación de ciertas zonas e impedir que lleven a cabo su vida normal, lo que se agrava si tenemos en cuenta que el poco tiempo en el que permanecen las personas en tierra hace que se lleven un conocimiento muy sesgado de la población anfitriona (García Lis, s.f.).

Los casos de Cozumel y Cartagena de Indias

Los impactos de los cruceros en la población local han sido estudiados en diversos lugares del mundo. Por ejemplo, Juan Gabriel Brida, Eugenia Riaño, María Jesús Such Devesa y Sandra Zapata Aguirre (2012) analizaron la valoración que hacía la ciudadanía de Cartagena de Indias (Colombia) del turismo de cruceros en su territorio. Detectaron cierta indiferencia, aunque también percibieron que existía un colectivo favorable a estos. No obstante, las personas residentes consideraban que esta actividad turística permitía obtener beneficios económicos para la zona pero que sólo un pequeño número de personas se beneficiaba de esto. Por otro lado, también generaba problemas de congestión del tráfico, el incremento en los precios, saturación en los servicios, etcétera. De hecho, afirmaban que cuando llegan varios cruceros a la ciudad de Cartagena parte de la ciudadanía prefiere evitar el centro histórico por el elevado número de cruceristas de estos buques. También muestran malestar debido a que diversos inmuebles del centro han pasado a tener finalidad turística frente a la residencial (Brida et al., 2012).

Imagen de Sonja Czeschka en Pixabay. 

En el Caribe la temporada de cruceros se extiende prácticamente durante todo el año, lo que hace que el número de barcos y de turistas se hayan incrementado en esta zona. En concreto, Cozumel (México) recibe una buena parte de visitas debido a su situación geográfica y sirve de punto de atraque de aquellos cruceros que surcan esta zona. La economía local está muy enfocada a este tipo de turismo lo que ha supuesto una modificación del paisaje por la construcción de muelles de atraque y, también, por la transformación del litoral para dotarlo de zonas comerciales (Palafox et al., 2014). Las tiendas existentes también se han visto modificadas fruto de una homogeneización en detrimento de los negocios locales, lo que supone una pérdida de variedad en los negocios, lugares y construcciones. A esto debemos sumar la congestión de ciertos espacios y actividades con la llegada de estos barcos (Palafox-Muñoz et al., 2015). A pesar de la fuerte apuesta que la isla ha realizado por esta actividad, el impacto económico que genera no es tan estable y consistente como el de las pernoctaciones (Palafox- Muñoz et al., 2015). De hecho, aunque en el Caribe las políticas implementadas suelen mostrar al turismo como una medida para luchar contra la pobreza y el desempleo, lo cierto es que este no ha supuesto el desarrollo económico ni el bienestar social esperado, dadas las cifras de pobreza registradas (Palafox et al., 2014).

¿Una apuesta de futuro?

Tal y como exponen Alejandro Palafox-Muñoz, Arturo Aguilar-Aguilar y Alejandro Escalera-Briceño (2014) el turismo de cruceros no deja de ser una herramienta de la producción capitalista, lo que hace que esté atravesado por tensiones propias de este. Con frecuencia no se tiene en cuenta el papel secundario que el comercio local pasa a desempeñar debido al control que las compañías navieras sobre qué tipo de servicios son los adecuados para formar parte de su oferta turística, tampoco la transformación del paisaje autóctono o la temporalidad de esta actividad (Palafox et al., 2014).  Por no mencionar que los beneficios obtenidos por esta actividad distan de quedarse en los territorios que los reciben, especialmente si tenemos en cuenta que las compañías y los muelles de atraque pertenecen, en su mayor parte, a capital extranjero (Palafox Muñoz et al., 2015). 

Imagen de Julia Volk en Pexels. 

Desde la crisis sanitaria el sector turístico ha estado preocupado sobre qué medidas aplicar para poder recuperar las cifras anteriores a esta con la mayor premura posible. Los buenos datos de pasaje obtenidos por el turismo de cruceros en 2022 y las expectativas de crecimiento han hecho que diversos territorios se hayan propuesto captar la atención de las navieras y atraer estos buques a sus costas para lograr desarrollo económico y creación de empleo. No obstante, estas propuestas no siempre se acompañan de un estudio profundo de las consecuencias que esto puede acarrear. Las elevadas inversiones que son necesarias, los daños o pérdidas del patrimonio, la sustitución de pequeños negocios locales, la creación de puestos de trabajo en las naves en condiciones precarias, el empeoramiento del medio ambiente, la saturación de espacios, son algunos de los aspectos negativos que estos conllevan. Es por ello, que no podemos limitarnos a una visión cortoplacista de recuperación que lleve a apostar todo a una única carta, la de los cruceros, que puede traer graves problemas como se puede ver en los casos de Cartagena de Indias y Cozumel, los cuales no constituyen hechos aislados. Tal y como apunta Rodrigo Fernández Miranda (2014) es necesaria una normativa contundente, y obligatoria, que aborde las cuestiones medioambientales y laborales, pero también un análisis crítico de alternativas más sostenibles que eviten todos estos efectos.

 

Referencias:
Brida, Juan Gabriel, Bukstein, Daniel, Garrido, Nicolás, Tealde, Emiliano y Zapata Aguirre, Sandra (2010). Impactos económicos del turismo de cruceros. Un análisis del gasto de los pasajeros de cruceros que visitan el Caribe colombiano. Estudios y Perspectivas en Turismo, 19(5), 607-634.
Brida, Juan Gabriel, Riaño, Eugenia, Such Devesa, María Jesús y Zapata-Agruirre, Sandra (2012). Valoración del turismo de cruceros por parte de la comunidad local: Cartagena de Indias. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 16 (389), s.p.
Cruise Lines International Association (2023). State of the cruise industry 2023. CLIA.
Fernández Miranda, Rodrigo (21 de junio de 2014). Un análisis crítico del turismo de cruceros. Caracterización e impactos de una actividad en pleno crecimiento. TERMINALES. El blog de Rodrigo Fernández Miranda.
García Lis, Arantxa (s.f.). El turismo de cruceros y su impacto en los destinos. Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Red Española.
Mena, Marcia Melina y Marenzana, Natalia Lorena (2022).  La comunicación de los cruceros sobre las prácticas ambientales. Estudio de caso: Norwegian Cruise
Line, Royal Caribbean y Carnival Corporation & plc. Realidad, Tendencias y Desafíos en Turismo, 20(2), 83-104.
Palafox-Muñoz, Alejandro, Aguilar-Aguilar, Arturo y Escalera-Briceño, Alejandro (2014). El turismo de cruceros en la región de El Caribe. Revista Iberoamericana de Turismo (RITUR), 4(2), 40-53.
Palafox Muñoz, Alejandro, Aguilar Aguilar, Arturo y Anaya Ortiz, Julia Sderis (2015). Cozumel y la transformación de su paisaje por el turismo de cruceros. Revista de Ciencias Sociales, (149), 103-115.
Teberga, Angela (2021). Trabajo en cruceros. De la ampliación a la intensificación de las jornadas laborales. Alba Sud Editorial, serie Informes en contraste, 15.
Este artículo se publica en el marco del proyecto “Reactivació turística post-COVID19: alertes contra l’increment de desigualtats globals. 1a Fase”, ejecutado por Alba Sud con el apoyo de la ACCD (convocatoria 2021).

DE TURISMO Y PRECARIEDAD

El blog de Gema Martínez-Gayo

Sobre el análisis del empleo turístico desde una perspectiva de género

Investigadora social y Doctora en Análisis de Problemas Sociales. Mis líneas principales de investigación se centran en el análisis de la precariedad laboral y el género en el ámbito turístico. Esto se plasmó en varios artículos de esta temática y en mi tesis doctoral “Precariedad laboral y social en la industria turística española: el caso de las camareras de piso”. En este blog se hablará de las condiciones laborales de diferentes ocupaciones turísticas, especialmente las desempeñadas por mujeres, desde una perspectiva crítica.

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