En memoria de Esperança Garcia, mujer esclavizada en el siglo XVIII en el sur del estado de Piauí y primera abogada de Brasil, que denunció formalmente la explotación y la violencia que sufrió. Que los lemas nos lleven a la lucha: "¡Abolición ya! ¡La otra no vale!".

Hace exactamente 20 años, el 28 de enero de 2004, los inspectores de trabajo Erastóstenes de Almeida Gonçalves, João Batista Soares y Nelson José da Silva y el conductor Ailton Pereira de Oliveira fueron ejecutados en una emboscada por dirigir una operación de fiscalización del trabajo esclavo en una hacienda de Unaí , MG, Brasil. El episodio se conoció internacionalmente como la masacre de Unaí y, en honor a la fecha, se creó el Día Nacional de Combate al Trabajo Esclavo, establecido por ley en 2009. A pesar de esto, sólo recientemente, en septiembre de 2023, los hacendados y hermanos Antério y Norberto Mânica, considerados los autores intelectuales del crimen, y otros dos implicados en la masacre, recibieron la orden de prisión por el TRF de la 6ª Región, en Belo Horizonte, Brasil.

Poco ha cambiado desde entonces. De hecho, se ha producido un aumento sustancial del número de personas rescatadas de la esclavitud en la última década, y 2023 terminó con más de 3.000 rescatados, la cifra más alta desde 2009. En total, 60.251 trabajadores fueron esclavizados entre 1995 y 2022, la mayoría de ellos trabajadores rurales, principalmente en la ganadería y el cultivo de caña de azúcar (MPT, 2024). El perfil del trabajador esclavizado también sigue siendo el mismo: un trabajador hombre, negro, nordestino y con poca o ninguna escolaridad. Aunque recientemente hemos visto importantes investigaciones que destacan a las trabajadoras esclavizadas, en su mayoría negras, históricamente invisibilizadas en el trabajo doméstico.

Si los rescates han aumentado, no hay nada que celebrar. Al revés, las cifras récord sólo muestran la punta del iceberg de la barbarie capitalista en la que nos encontramos. 136 años después de la ficticia ley de abolición de la esclavitud, ¿por qué seguimos encontrando trabajo esclavo en las cadenas de producción de todos los productos que compramos en mercados y centros comerciales? Sí, está en todas partes. Nuestro último teléfono móvil fue producido con mano de obra esclava en la extracción de minerales como el cobalto, la ropa de esos famosos "grandes almacenes" tiene mano de obra esclava en el proceso de corte y confección, el chocolate que comemos de postre tiene mano de obra esclava en la extracción del cacao, el vino que bebemos en una cena con amigas también utiliza mano de obra esclava en la recolección de la uva. La lista es larga y exhaustiva.

¿Qué lo justifica? La esclavitud genera beneficios. La esclavitud ilegal, que coexiste con el trabajo asalariado, sigue siendo una estrategia ventajosa para abaratar la mano de obra, deprimir los salarios o, en términos marxistas, sobredimensionar el plustrabajo (y las tasas de plusvalía). Es erróneo creer que la coexistencia de capitalismo y esclavitud sea incompatible, especialmente en países periféricos como Brasil, que apoyan la hegemonía de los llamados países centrales, lo que lleva a un recrudecimiento de las formas depredadoras de explotación de la fuerza de trabajo en tiempos de economía globalizada. De hecho, la esclavitud de más de 50 millones de personas en el mundo (Walk Free, 2023) genera ganancias anuales de más de 150 mil millones de dólares (OIT, 2014).

En Brasil, como ya se ha mencionado, la recurrencia de casos de rescate ha saltado a los medios de comunicación en los últimos años. Además del aumento de la desigualdad y del empobrecimiento de la población, el uso de la tercerización irrestricta, aprobada como parte de la reforma laboral de 2017, se destaca como una estrategia de esclavización "legalizada". Brasil de Fato (2023) informó que el 90% de las mayores operaciones de rescate de personas esclavizadas en Brasil involucraron a trabajadores tercerizados.

Con motivo del Día Nacional de Lucha contra el Trabajo Esclavo, el pasado jueves se presentó en Brasil el documental “Servidão”, en castellano, “Servidumbre", dirigido por Renato Barbieri y Neto Borges y narrado por la cantante Negra Li. Los carteles del vestíbulo del cine destacan los lemas: "¡Abolición ya! ¡La otra no vale!", frase inspirada en una declaración de Fray Xavier Plassat (CPT), importante activista por la abolición de la esclavitud en la región amazónica. La película es didáctica, contundente y sensible a las diversas voces de los trabajadores esclavizados, especialmente la del trabajador Marinaldo Soares Santos, que aparece en la portada de la película.