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18-02-2025

Brasil: ¿Qué explica la baja sindicalización en el sector de turismo y hospitalidad?

Angela Teberga & Bianca Briguglio | Labor Movens & Alba Sud

Las tasas de sindicación están disminuyendo en Brasil, a pesar de los ataques sistemáticos a los derechos de los trabajadores y el incremento de la precariedad laboral. Algunas pistas para abordar el debate.


Crédito Fotografía: Archivo Alba Sud.

A comienzos de febrero de 2025, un medio de prensa llamó la atención sobre una fila gigantesca frente al Sindserviços, el Sindicato de los Trabajadores Tercerizados del Distrito Federal. Dicha cola, según verificó el reportaje, estaba compuesta por trabajadores/as tercerizados/as que llevaban cartas escritas de su puño y letra al sindicato para eximirse del pago de la tasa de asistencia sindical, equivalente al 3% anual de su salario, lo que corresponde a un día de trabajo por año. La fecha límite para dicha manifestación era el día siguiente, 7 de febrero (G1, 2024).

Considerando las condiciones de trabajo a las que los/las trabajadores/as tercerizados/as son frecuentemente sometidos/as —con vínculos precarios y temporales, bajas remuneraciones y alta rotación laboral, entre otras—, resulta sorprendente que hagan fila para negarse a contribuir con su entidad sindical, la cual, al menos en teoría, debería actuar en defensa de sus intereses, luchar por mejores salarios y condiciones de trabajo, y oponerse a la sobreexplotación de estos/as trabajadores/as. Las entidades sindicales han desempeñado un papel fundamental en la historia de Brasil y han actuado de manera decisiva en la consolidación y defensa de los derechos laborales. A lo largo de décadas, incluso durante el período de la dictadura cívico-militar, fueron los sindicatos los que resistieron los ataques a los derechos conquistados por los/as trabajadores/as, quienes se movilizaron contra el encarecimiento del costo de vida y la reducción de salarios (que erosionó el poder adquisitivo), quienes denunciaron las maniobras del gobierno militar en el cálculo de la inflación, quienes iniciaron las movilizaciones que dieron lugar al movimiento de las Diretas Já, entre muchas otras conquistas.

En la arena de la disputa entre capital y trabajo, o entre empleadores/as y empleados/as, son las entidades sindicales las que luchan por el aumento salarial, contra los despidos, y quienes negocian el mantenimiento y la conquista de beneficios (como el plan de salud, el vale alimentación, el vale transporte, el subsidio para guardería, etc.), además de ser instituciones esenciales en la lucha contra prácticas abusivas, como el trabajo análogo a la esclavitud, la discriminación en el entorno laboral y el acoso moral.

Esta importante labor, sin embargo, parece no ser reconocido por los/as trabajadores/as, quienes hicieron fila para negarse a contribuir con apenas un día de trabajo al año para financiar estas entidades. La Reforma Laboral de 2017 fue un inmenso retroceso, un ataque directo a los derechos conquistados y consolidados por la clase trabajadora a lo largo de más de 80 años y, sobre todo, un ataque a las organizaciones sindicales. La Reforma hizo que la contribución sindical fuera opcional y no obligatoria. Aunque ya era un tema polémico dentro de los sindicatos y centrales sindicales, la contribución sindical era una fuente de recursos para el mantenimiento de muchas entidades, especialmente las más pequeñas. Atacar el presupuesto ha sido también una forma de debilitar la actuación de los sindicatos. La Reforma Laboral de 2017 también amplió la prevalencia de los acuerdos colectivos sobre la legislación laboral (primacía de lo acordado sobre lo legislado), lo que aumenta la presión sobre las entidades sindicales en las negociaciones colectivas, pero en un contexto de asimetría, otorgando más poder a las entidades patronales, especialmente debido a la eliminación de la ultractividad, otra de las "novedades" de la Reforma Laboral. La ultractividad es un principio del derecho laboral que garantiza la continuidad de las normas de acuerdos o convenciones colectivas incluso después de que expiren, hasta que se firme un nuevo acuerdo. Sin la ultractividad, toda negociación colectiva implica el riesgo de que los/as trabajadores/as pierdan todo lo que han conquistado en negociaciones anteriores, lo que aumenta el poder de negociación (y de amenaza) de las entidades patronales, debilitando aún más a los sindicatos.

Estos cambios, sumados al aumento del desempleo y la informalidad, especialmente tras el período de aislamiento social provocado por la pandemia de la COVID-19, contribuyeron a una caída en las tasas de sindicalización, limitando el poder de movilización y defensa de los derechos laborales por parte de los sindicatos. En 2023, Brasil registró 8,4 millones de trabajadores/as sindicalizados/as, lo que representa el 8,4% de la población ocupada, que ascendía a 100,7 millones de personas. Este es el número más bajo desde 2012, cuando había 14,4 millones de sindicalizados, equivalentes al 16,1% de los ocupados (IBGE, 2024). La disminución en la tasa de sindicalización ha sido una tendencia desde 2012, con una reducción continua a lo largo de los años.

En el caso del turismo brasileño, los datos muestran que solo el 5% —por debajo del promedio nacional (8,4%)— de los trabajadores/as se habían sindicalizado en el año 2023, lo que indica un debilitamiento de las categorías involucradas en el turismo. El sector del transporte terrestre registró la tasa más alta de sindicalización (12%), mientras que los sectores de alimentación y alquiler de transporte registraron la tasa más baja (2%). En años anteriores, la sindicalización había alcanzado cifras más significativas. La tasa promedio más alta en el turismo ocurrió en 2013, con un 14% de sindicalizados. El destaque está en el sector del transporte aéreo, que registró un 48% de sindicalización en 2014 (PNAD-Anual, IBGE, 2023).

 

Tasas de sindicalización en el sector de turismo. Fuente: PNAD-Anual, IBGE, 2019.

Según datos del DIEESE (2024), en la última década se registraron solo 13 huelgas en el segmento de hoteles y restaurantes. Las principales motivaciones de estas huelgas fueron el atraso en el pago de salarios, el reajuste salarial, el acoso moral, la falta de pago de la alimentación, del salario mínimo de la categoría y de gratificaciones. La última gran huelga ocurrió en 2016, en el hotel de lujo Blue Mountain Hotel & Spa, en Campos do Jordão (SP), donde 50 trabajadores/as pararon durante 96 horas debido al retraso en el pago de salarios, la falta de pago de la alimentación y de las cuotas del Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio (FGTS) (G1, 2016).

Según datos del DIEESE (2024), el principal sector que destaca es el de transportes, especialmente el transporte terrestre, que no atiende exclusivamente a turistas. Esto se debe a que, en general, la tasa de sindicalización en este sector es relativamente más alta y, además, existe una tradición en el uso de huelgas como instrumento para la obtención de mejores condiciones salariales. Esto se debe a que la paralización del transporte impacta directamente la movilidad de los habitantes de la ciudad. En el año 2022, por ejemplo, una paralización de menos de 24 horas del servicio de autobuses municipales en la ciudad de São Pauloafectó al menos 713 líneasy1,5 millones de pasajeros (UOL, 2022).

 

Registro de huelgas en el sector de turismo. Fuente: SAG-Sistema de Acompanhamento de Greves, DIEESE, 2024.

A continuación, se presentan cinco posibles explicaciones para la baja sindicalización en el sector del turismo:

1. Alta informalidad

La alta informalidad dificulta la organización de los/as trabajadores/as como clase, ya que la ausencia de un vínculo formal de trabajo excluye a estos/as trabajadores/as de la protección de las convenciones colectivas y de la actuación directa de los sindicatos. La naturaleza precaria e inestable del trabajo informal reduce la capacidad de movilización y la concienciación sobre los derechos laborales.

En Brasil, se estima que la informalidad supera el 40% de la fuerza de trabajo, lo que implica alta rotación y bajos salarios. En este contexto, son pocos/as los/as trabajadores/as que, por iniciativa propia, buscan una entidad sindical para que los represente. Como vimos, para muchos/as trabajadores/as, la afiliación sindical se percibe como un gasto más, el llamado “impuesto sindical”, que, en un contexto de escasez y baja remuneración, prefieren evitar. Además, las entidades sindicales también enfrentan una crisis de representatividad, ya que tienen grandes dificultades para alcanzar y defender los intereses de esta parte específica de la clase trabajadora: los trabajadores/as informales, quienes se sienten desamparados y no confían en los sindicatos para promover cambios efectivos. La principal manifestación de precariedad que define el trabajo en el turismo en Brasil es la informalidad. En diciembre de 2019, se registraron 1.069.120 ocupaciones formales (48,8%) y 1.123.115 ocupaciones informales (51,2%) en el mercado de trabajo del turismo en Brasil (IPEA, 2019).

La informalidad en el turismo en Brasil varía significativamente según cada Actividad Característica del Turismo (ACT). Los sectores con las mayores tasas de informalidad son cultura y ocio (67,8%) y alimentación (62,1%), ambos caracterizados por requerir baja cualificación y poca inversión para emprender. Por otro lado, el sector con la menor tasa de informalidad es el transporte aéreo (6,8%) (IPEA, 2019). Al comparar los datos de informalidad con las tasas de sindicalización, se observa que las actividades más formales son también las más sindicalizadas, como el transporte aéreo. Al mismo tiempo, las actividades con mayor informalidad son las menos sindicalizadas, como el sector de la alimentación.

2. Empresas de pequeño tamaño

Según datos del IPEA (2019), la mayoría de las empresas de turismo en Brasil tienen pocos empleados (el 27% de las empresas cuentan con hasta 9 empleados y el 51% tienen entre 10 y 99 empleados), lo cual dificulta la organización de los/as trabajadores/as frente a una clase patronal mucho más cercana.

Aunque no hay datos específicos sobre la sindicalización en pequeñas empresas, estudios internacionales indican que los/as trabajadores/as en grandes empresas tienden a tener tasas de sindicalización más altas en comparación con aquellos/as en pequeñas empresas. Esto se debe a que los sindicatos suelen concentrar sus esfuerzos en sectores y empresas más grandes, donde la organización sindical puede ser más eficaz debido al mayor número de trabajadores/as y la mayor visibilidad (OIT, 2019).

Las pequeñas empresas a menudo operan en sectores informales o con contratos de trabajo más flexibles, lo que puede dificultar la organización sindical. La escasez de recursos financieros y humanos en las pequeñas empresas también puede limitar la capacidad de los/as trabajadores/as para organizarse y sindicalizarse, así como restringir los logros en negociaciones y convenios colectivos, ya que las empresas pueden alegar que no tienen cómo asumir el aumento de "gastos" en el pago de salarios. Por último, los/as trabajadores/as en pequeñas empresas pueden no percibir la necesidad de sindicalización debido a la proximidad con sus empleadores/as o a la falta de conflictos laborales significativos. Esta sensación de cercanía se vio reforzada por la apertura que brindó la Reforma Laboral de 2017, que permitió que los/as trabajadores/as por encima de cierto nivel salarial pudieran negociar directamente con sus empleadores/as sin necesidad de mediación de los sindicatos. Lo que en un primer momento pareció una gran oportunidad para este grupo de trabajadores/as, al prescindir de la "burocracia" sindical, terminó convirtiéndose en una trampa, ya que no tenían a quién recurrir cuando las empresas incumplían los acuerdos.

3. Bajo crecimiento económico

El país ha atravesado una crisis económica desde mediados de 2014, a pesar de un récord significativo en la generación de empleo en 2023, lo que ha tenido un impacto en las tasas de desempleo. En el primer trimestre de 2024, la tasa de subutilización de la fuerza de trabajo, que incluye a desocupados, desalentados y subocupados, alcanzó el 17,9%, según el IBGE (2024). La alta tasa de desempleo y el temor a ser despedido desmotivan a los/as trabajadores/as a organizarse políticamente.

La baja sindicalización también está influenciada por la estancación económica, como lo demuestran los datos del IBGE. En un contexto de economía más fuerte y mejores salarios, los/as trabajadores/as tienden a sindicalizarse más, y los sindicatos se fortalecen para negociar con las empresas y exigir más beneficios para los/as empleados/as. Uno de los factores clave es el pago de la cuota sindical, que en tiempos de mayor estabilidad económica no representa un impacto significativo en el ingreso familiar y se percibe como un buen "costo-beneficio". Sin embargo, cuando los salarios son más bajos, el pago de la cuota sindical se convierte en un gasto que afecta directamente el ingreso final del/a trabajador/a, influyendo en sus condiciones materiales de vida.

4. Acciones antisindicales

Diversas formas de presión y coerción contra la organización de los/as trabajadores/as, conocidas como “acciones antisindicales” (Cañada, 2019), siguen presentes en el sector del turismo. La Reforma Laboral de 2017 trajo consecuencias significativas para este sector en Brasil, intensificando las prácticas antisindicales y debilitando la organización de los/as trabajadores/as. Esta reforma permitió la prevalencia de acuerdos individuales sobre las convenciones colectivas, lo que, en muchos casos, resultó en presiones sobre los/as trabajadores/as para aceptar condiciones menos favorables bajo la amenaza de despido o de no contratación.

En el turismo, un sector caracterizado por la estacionalidad y la alta rotación, estos cambios han profundizado la precarización y la informalidad, dificultando la movilización sindical y la defensa de derechos básicos, como jornadas laborales justas y una remuneración adecuada. Con el debilitamiento de los sindicatos y la primacía de los acuerdos individuales, muchos/as trabajadores/as encuentran dificultades para denunciar prácticas abusivas, como el acoso moral, el acoso sexual o la discriminación por género, raza o edad, por miedo a represalias o a perder su empleo. La falta de una representación sindical efectiva y la ausencia de mecanismos de protección sólidos contribuyen a la subnotificación de estos casos, perpetuando un ambiente laboral hostil y desigual. Un ejemplo de esto ocurrió en la churrasquería de lujo Porcão Rio’s, en Río de Janeiro (RJ), donde en 2013 ocho trabajadores/as fueron despedidos por protestar contra el nuevo modelo de distribución de propinas y negarse a trabajar. Los/as empleados/as se indignaron al enterarse de que solo podrían recibir las propinas si el pago se realizaba en efectivo (O Globo, 2013).

5. Modelo anticuado de sindicato

El trabajo es cada vez más flexible y está más concentrado en el sector de servicios. La población en general, y la clase trabajadora en particular, se han vuelto más heterogéneas y diversas, lo que ha hecho que el modelo de sindicalización “fordista” ya no responde a esta nueva morfología del trabajo ni a las constantes transformaciones de la sociedad.

En los últimos años, Brasil ha experimentado un aumento significativo en la generación de empleo en el sector de servicios, impulsado por el crecimiento de áreas como tecnología, turismo y comercio. Mientras tanto, la industria ha registrado una caída en la creación de puestos de trabajo, reflejo de la desindustrialización y de la automatización de los procesos productivos.

A lo largo del siglo XX, el movimiento sindical brasileño ganó gran fuerza precisamente en el sector industrial, donde representaba a grandes contingentes de trabajadores/as, organizados/as y en diálogo con grandes empresas. Sin embargo, la realidad del sector de servicios es muy diferente, más compleja y desafiante. La calidad del empleo en los servicios suele ser inferior a la del trabajo en la industria, debido a la mayor informalidad, los salarios más bajos, las jornadas laborales menos reguladas, la alta rotación y el acceso más limitado a beneficios y derechos laborales.

El diálogo del movimiento sindical con la clase trabajadora se ha vuelto más difícil. En la industria, los sindicatos podían abordar a los/as trabajadores/as en la entrada de las fábricas, distribuir panfletos y convocarlos/as a asambleas. Sin embargo, la dispersión geográfica del trabajo en los sectores de servicios y comercio hace que este tipo de acción sea prácticamente inviable.

El aumento progresivo de los contratos flexibles y atípicos en el sector de servicios, como los contratos por tiempo determinado, por demanda, el trabajo intermitente y otras formas de contratación que debilitan los lazos laborales y precarizan la fuerza de trabajo, representa un gran obstáculo para la acción sindical.

La tercerización, que fue completamente liberada por la Reforma Laboral de 2017, incluso en las actividades principales de las empresas, es también un frente de batalla para el movimiento sindical, aunque con pocas perspectivas de conquistas. En su faceta más perversa, la tercerización se mezcla con otro fenómeno laboral: la pejotización, que consiste en transformar al/a trabajador/a en una microempresa. Como persona jurídica (PJ), el/la trabajador/a deja de ser empleado/a y pasa a ser prestador/a de servicios, perdiendo derechos como vacaciones remuneradas, decimotercer salario, Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio (FGTS) y acceso a una mínima protección laboral. Se convierte en una empresa sin derechos, firmando contratos que pueden ser rescindidos unilateralmente, lo que aumenta su vulnerabilidad.

Además, los/as trabajadores/as “plataformizados/as” en Brasil, aquellos/as que prestan servicios a través de aplicaciones de transporte, entrega y otros servicios bajo demanda, a menudo en condiciones precarias y sin los derechos laborales tradicionales, no están ni se sienten representados por los sindicatos tradicionales. Aunque su jornada de trabajo es flexible, el riesgo de explotación es alto, ya que dependen de decisiones unilaterales de las plataformas, como ajustes en tarifas o cambios en las condiciones laborales. La mayoría no tiene acceso a beneficios y la organización sindical es muy difícil, ya que la naturaleza remota y temporal del trabajo dificulta la formación de una red de apoyo. Esta precarización del trabajo en plataformas en Brasil refleja un modelo de negocios basado en la subordinación indirecta, en el que las plataformas, al distanciarse de la responsabilidad laboral, transfieren los riesgos a los/as propios/as trabajadores/as.

Todavía existe una gran batalla en el campo ideológico que los sindicatos están perdiendo. A medida que avanza la precarización del trabajo y los vínculos laborales se debilitan, más trabajadores/as buscan el trabajo autónomo o por cuenta propia, empezando a verse a sí mismos/as como emprendedores/as, patrones/as de sí mismos/as. En este sentido, se acercan cada vez más a estrategias de supervivencia individuales y abandonan cualquier perspectiva colectiva de lucha. Así, no ven ningún sentido en el movimiento sindical, es decir, no perciben cómo la lucha colectiva de estas entidades les beneficia como clase trabajadora.

Consideraciones finales

Se concluye, por lo tanto, que ha habido un proceso de ataque y debilitamiento del movimiento sindical brasileño durante muchos años, pero que se intensificó y consolidó con la Reforma Laboral de 2017. Esta reforma quebró la columna vertebral del sindicalismo al afectar su financiamiento y eliminar las vías de conquista de las entidades en las negociaciones colectivas. Además, las organizaciones sindicales enfrentan grandes dificultades para actuar en una sociedad en constante transformación, en la que la clase trabajadora ya no se reconoce como tal, sino que se identifica cada vez más con movimientos relacionados con género, orientación sexual, raza, edad, origen, entre otros. Sin embargo, el movimiento sindical, aún estructurado bajo las burocracias de los años 1940, no ha logrado adaptarse a esta nueva realidad.

La crisis de representatividad del movimiento sindical no es un fenómeno exclusivo de este, ya que también se puede argumentar que los partidos políticos enfrentan una crisis similar. Sin embargo, el daño en el movimiento sindical es aún mayor, ya que su propia razón de existir es representar a la clase trabajadora en la lucha de clases, donde casi toda la ventaja y el poder están en manos del capital. Los/as trabajadores/as no pueden luchar de manera individual, ya que las victorias personales no se traducen en conquistas para todos/as. Se trata de una estrategia antigua: dividir para conquistar. Si cada trabajador/a piensa solo en sí mismo/a, no hay avances para la clase en su conjunto. Por eso, las estructuras colectivas son fundamentales, no solo por lo que pueden lograr en términos de conquistas laborales, sino porque representan a los/as trabajadores/as como un grupo, señalando la necesidad de unión y construcción colectiva para obtener victorias, mejorar las condiciones de trabajo y hacer que sus reivindicaciones sean escuchadas y atendidas.

 

Referencias:
Cañada, E. (2019) Trabajo turístico y precariedad. In Turistificación global: Perspectivas críticas en turismo (pp.267-287). Barcelona: Icaria Editorial, 2019.
Cesit/ IE/ Unicamp (2017). Contribuição Crítica à Reforma Trabalhista. Campinas, SP.
DIEESE (2024). Balanço das Greves de 2023, nº109, abril/2024.
G1 (2016, febrero 26). Funcionários de hotel entram em greve em Campos do Jordão, SP. 26/02/2016. G1.
Perna, Y. (2024, febrero 6). Trabalhadores terceirizados fazem fila em sindicato para declarar que não querem pagar taxa de assistência sindical no DFTV Globo. G1.
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IBGE. Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística. (2024). Desemprego
Cabral, U. & Nery, C. (2024). Em 2023, número de sindicalizados cai para 8,4 milhões, o menor desde 2012.
IPEA. Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada. (2019). Sistema de Informações sobre o Mercado de Trabalho no Setor Turismo – SIMT.
Costa, J. (2013, 21 marzo). Fim da gorjeta causa revolta de garçons em churrascariaO Globo.
OIT. (2020). SindicatosUm equilíbrio em tempos de mudançaDocumento de trabalho de ACTRAV-OIT.
Lo Re, I. & Ferraz, A. (2022). Greve de 15h prejudica 1,5 milhão em SP e vai aumentar custo do transporteUOL, Estadão Conteúdo.

 

 

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El blog de Angela Teberga

El descubrimiento de las condiciones precarias de trabajo en el sector turístico ha generado en mi una profunda inquietud moral sobre mi posicionamiento, como brasileña, turista, turismóloga, profesora, investigadora y militante. A partir de ese lugar desde el que hablo, discuto en este blog cuestiones sobre la precarización del trabajo turístico en Brasil, desde la perspectiva de los trabajadores y trabajadoras de la cadena productiva del turismo. Los destinos turísticos brasileños, aunque tan deseados por el público doméstico e internacional, han sido testigos de relaciones sociales de explotación laboral, a través de jornadas exhaustivas, bajísimos salarios y violación de derechos.

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