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11-03-2025

Efectos del cambio climático en el turismo

Gema Martínez-Gayo | Alba Sud

El turismo contribuye al cambio climático, pero también se ve afectado por este. Ya se experimentan fenómenos meteorológicos extremos, altas temperaturas y disminución de las precipitaciones. Pero ¿qué efecto tendrán estos aspectos en el sector turístico? ¿será capaz de adaptarse?


Crédito Fotografía: Imagen de Jaroslaw Kwoczala en Pixabay.

Las características climatológicas, la flora y la fauna de un lugar, van a influir en el desarrollo de la actividad turística. De hecho, el turismo y la agricultura van a verse seriamenteafectados por los efectos del calentamiento del clima. El turismo de sol y playa, el de nieve y el urbano serán de los más perjudicados por este aumento de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones y por los fenómenos climáticos extremos (Millán López, 2019; Olcina Cantos, 2012).También se habla de posibles daños en las infraestructuras, de la necesidad de inversiones para mejorar la capacidad de reacción frente a situaciones de emergencia, el crecimiento de los gastos de suministro, o de los seguros a contratar, así como el tener que interrumpir la prestación de servicios temporalmente (Organización Mundial del Turismo et al., 2007). En sitios de alta especialización turística esto incidirá en la calidad de vida de su población (Olcina Cantos, 2020).

Turismo de invierno y de nieve

El turismo de invierno resulta habitual en numerosos espacios de montaña a lo largo del planeta, donde ha llegado a convertirse en su principal fuente de ingresos. No obstante, su impacto dista mucho de estar homogéneamente repartido e, incluso, su implantación ha podido tener consecuencias negativas. Este es el caso de territorios donde el hecho de enfocarse casi exclusivamente en deportes basados en la nieve ha supuesto el progresivo abandono de las labores agropecuarias y donde la economía es muy dependiente de las estaciones de esquí (Pons et al., 2014).

La práctica de diversos deportes de invierno va a depender directamente del clima de y, por tanto, también de las temperaturas registradas, las precipitaciones o la disponibilidad de nieve natural (Gómez Martín, 2005). Las zonas de montaña son especialmente sensibles a variaciones en el clima, entre otros aspectos por su altitud, las cuales repercutirán en su fauna y su flora. Por otro lado, los fenómenos meteorológicos extremos pueden producir aludes o deslizamientos y preocupa la disponibilidad de nieve, su espesor y también las temperaturas, que condicionarán que esta actividad continúe o no (Pons et al., 2014).

Imagen de Markus Distelrath en Pixabay.

Aquellas zonas turísticas basadas en la nieve se enfrentan a una reducción de las precipitaciones y a un aumento de las temperaturas que pueden acortar de las temporadas para la práctica de deportes como el esquí. Previsiblemente se intensificará la demanda de nieve artificial y se llevarán a cabo planes para reconvertir o diversificar dichas actividades (Olcina Cantos, 2020). Por otro lado, el progresivo deshielo de los glaciares va a tener consecuencias ambientales y sociales relevantes para la población local, porque son polos de atracción turística, y podrían llegar a desaparecer. Esto provocaría la escasez de agua (Padilla, 2020) y afectaría a la agricultura y a los alojamientos cercanos. No obstante, al igual que ocurre con otras actividades del sector, la elevada heterogeneidad en cuanto a características socioeconómicas y territoriales, impiden generalizar las conclusiones y posibles soluciones, lo que supone que haya que realizar un análisis individualizado (Pons et al., 2014).

Sol y playa

El turismo denominado de sol y playa será de los más afectados por los efectos del cambio climático. Las horas de sol (Gómez Martín, 2005) y las temperaturas agradables han sido, tradicionalmente, factores muy decisivos a la hora de escoger uno de estos destinos. La modificación de alguno de estos parámetros puede hacer que estos lugares pierdan parte de su atractivo.

Imagen de Jess Vide en Pexels.

El incremento de las temperaturas diurnas y nocturnas, en un clima húmedo, hará más difícil soportar ciertos valores registrados (Olcina Cantos, 2012) y supondrá una pérdida de confort climático. Este aumento también se experimentará en el agua del mar, donde se modificarán los ecosistemas marinos (Olcina Cantos, 2020; Padilla, 2020). La disminución de las precipitaciones anuales puede generar problemas de abastecimiento de agua y los fenómenos meteorológicos extremos posiblemente modifiquen las franjas costeras (Olcina Cantos, 2020) y acarreen graves pérdidas personales y materiales.

Los territorios insulares se encuentran especialmente amenazados por estas alteraciones del clima y muchos de ellos se encuentran claramente orientados a la actividad turística. Entre los efectos previsibles se encuentra la pérdida de biodiversidad marina y su degradación, la amplificaciónde la erosión y la inundación costera, el blanqueamiento de los corales o la pérdida de zonas arenosas y dunas, entre otros (Pérez Figueredo, 2021). Algunas de estas islas podrían llegar a desaparecer o volverse inhabitablesdentro de unas décadas, entre otras razones por el crecimiento del nivel del mar o de la frecuencia de los temporales.

Turismo rural y urbano

Cuando se habla de turismo urbano, se destaca la importancia de disponer de recursos atractivos en cuanto a patrimonio, cultura o para el ocio. No obstante, aunque se ha abordado menos, cada vez resulta más importante tener en cuenta el efecto de la influencia del cambio climático en la elección de las personas que visitan dichos espacios (Millán López, 2019).  El aumento de temperaturas supondrá una pérdida del confort climático experimentado por las personas visitantes, especialmente aquellas noches con registros superiores a los 20 grados centígrados. En las ciudades son cada vez más numerosas las zonas construidas y asfaltadas, lo que incrementa todavía más la sensación térmica (Olcina Cantos, 2012). Para las personas de más edad y con problemas crónicos de salud de tipo pulmonar o cardiovascular, este aspecto será un elemento clave a la hora de escoger un lugar de vacaciones. Existe la posibilidad de tener que limitar el uso de agua debido a la merma en las precipitaciones. A lo que debemos sumar la posibilidad de sufrir fenómenos atmosféricos extremos que pueden hacer que una zona resulte menos atractiva y, también, causar daños personales y materiales en las infraestructuras turísticas (Olcina Cantos, 2020).

El cambio climático podrá afectar a la distribución temporal de la demanda, o de la ubicación a visitar, en búsqueda de temperaturas menos extremas. También introducir nuevos factores a la hora de seleccionar uno de estos destinos, asociados al acondicionamiento de los alojamientos frente al calor (Millán López, 2019).

Imagen de Silviu on the Street en Pixabay.

El turismo rural parece no depender tanto de las condiciones climáticas como las modalidades de sol y playa y de nieve. No obstante, sí que se ve influido por el paisaje en el que se inserta (Gómez Martín et al., 2017), y este también sufrirá modificaciones fruto del cambio climático. La variación de la temperatura favorecería que ciertos espacios dedicados al turismo rural tuvieran temporadas turísticas más extensas, dada la prolongación del buen tiempo. Pero, a su vez, puede reducirse el confort climático experimentado, especialmente en la temporada estival en zonas de interior (Gómez Martín et al., 2017; Olcina Cantos, 2020). La disminución de las precipitaciones podría mermar la disponibilidad de agua existente, lo que resulta complejo dadas las crecientes demandas de este recurso para los establecimientos. Posiblemente disminuya la fauna local, aparezcan daños en los ecosistemas y se produzca pérdida de biodiversidad, mayor erosión y aridez en los terrenos o cambios en el paisaje (Gómez Martín et al., 2017; Olcina Cantos, 2020), que también influyen en la toma de decisiones sobre la visita a un lugar u otro.

En el caso del agroturismo los desafíos son aún mayores. Las actividades agropecuarias, que juegan un papel central en este tipo de turismo, pueden verse seriamente afectadas por las modificaciones en el paisaje, lo que crea un problema más a los ya existentes para la pervivencia de estos territorios. Se presenta así un panorama incierto, que incluiría modificaciones en los cultivos o su abandono, posible disminución del atractivo del paisaje con fines turísticos o una necesaria inversión para adaptar los establecimientos y favorecer el ahorro energético (Gómez Martín, 2017).

La complejidad de las predicciones

A pesar de que las predicciones sobre los efectos del cambio climático en el turismo son necesarias, para favorecer la adaptación y la variación de los comportamientos, lo cierto es que en ocasiones estas se han olvidado de factores decisivos para estimar los impactos que tendrá en la demanda turística. Por ejemplo, María Belén Gómez Martín (2005), destaca que existen parámetros físicos, fisiológicos y psicológicos que ejercen una acción conjunta y que la percepción personal no ha sido tradicionalmente tenida en cuenta.  En este mismo sentido, Gössling y Hall (2006) señalan como muchos modelos predictivos valoran únicamente las alteraciones de la temperatura, y no abordan la posibilidad de tormentas, las horas de sol, la polución, la inestabilidad política o los desastres naturales, entre otros aspectos. Por lo tanto, la información que aportan se queda corta para entender el comportamiento complejo que entrañan las percepciones sobre los desplazamientos turísticos, especialmente a largo plazo.  La sensación térmica personal, y la capacidad de soportarla, puede variar mucho de unas personas a otras (Olcina Cantos, 2012). Además, existen aspectos difíciles de predecir con exactitud, como la evolución de los precios del viaje, influidos por cambios en los costes del combustible o los nuevos impuestos, o las características, recursos y gustos personales de las consumidoras y consumidores (Gómez Martín, 2005; Gössling y Hall, 2006).

Imagen de Steffen Rulhmann en Pexels.

Los efectos del cambio climático van a tener una influencia decisiva en la elección de destinos y su distribución temporal. Las horas de sol, la temperatura, la flora y la fauna, la calidad del agua disponible, el estado de la franja costera, la disponibilidad de nieve, entre otros aspectos, son tenidos en cuenta por las personas a la hora de seleccionar su viaje y se encuentran en un momento de incertidumbre. Esto puede tener repercusión directa en los beneficios obtenidos, en el requerimiento de mayores inversiones para adaptarse o incluso en la permanencia, o no, de algunos lugares como turísticos. También en una mayor competencia por asegurarse captar el interés de esas personas que valoran cambiar los destinos clásicos por otros nuevos con condiciones climáticas más agradables. En ese contexto, resulta necesaria la investigación para conocer los impactos reales en el sector, lograr modelos de previsión más completos que incluyan variables climatológicas, socioeconómicas, políticas y personales, lo cual entraña una gran complejidad. También, tener en cuenta que los entornos turísticos presentan sus propias características y que necesitarán de un análisis individualizado para conocer los efectos y proponer soluciones adecuadas. Lo que sí parece claro es que se deben tomar medidas para prepararse frente a las consecuencias del cambio climático, pero también, para evitar la importante contribución que el turismo actual tiene en la emisión de gases de efecto invernadero que lo causan.  Así como, para evitar que estas nuevas zonas atractivas para el turismo se dejen llevar por las promesas de desarrollo económico sin evaluar las consecuencias que un rápido crecimiento puede tener.

 

Referencias:
Gómez Martín, María Belén (2005). Reflexión geográfica en torno al binomio clima-turismoBoletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, (40), 11-134.
Gómez Martín, María Belén, Armesto López, Xosé A. y Cors Iglesias, Martí (2017). Percepción del cambio climático y respuestas locales de adaptación: el caso del turismo rural. Cuadernos de Turismo, (39), 287-310.
Gössling, Stefan y Hall, Michael (2006). Uncertainties in predicting tourist flows under scenarios of climate change. Climate Changes, 79, 163-173.
Millán López, Alfredo (2019). Cambio climático y actividad turística en los espacios urbanos del interior de España: impactos sobre el modelo de aptitud climático-turística de León, Granada y Madrid. Investigaciones Geográficas, (72), 53-73.
Olcina Cantos, Jorge (2012). Turismo y cambio climático: una actividad vulnerable que debe adaptar. Investigaciones Turísticas, (4), 1-34.
Olcina Cantos, Jorge (2020). Pandemia, cambio climático y turismo: acciones para lo
inmediato y para lo próximo. En Moisés Simancas Cruz, Raúl Hernández Martín y Noemí Padrón Fumero (Coord.), Turismo pos-COVID-19. Reflexiones, retos y oportunidades. Cátedra de Turismo CajaCanarias-Ashotel de la Universidad de La Laguna.
Organización Mundial del Turismo (OMT), Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y Organización Meteorológica Mundial (OMM) (2007). Cambio climático y turismo: Responder a los retos mundiales (Resumen).
Padilla, Noelia Aymara (2020). Reflexiones sobre Calentamiento Global y Turismo. Principales riesgos ambientales y regiones turísticas afectadas. Entorno Geográfico, (20), 1-22.
Pérez Figueredo, Alexis Santiago (2021). Los riesgos costeros: Retos para el desarrollo sostenible del turismo en los territorios insulares en el contexto del cambio climático. Explorador Digital, 5(1), 317-333.
Pons, Marc, López Moreno, Juan Ignacio, Esteban, Pere, Macià, S., Gavaldà, Jordi, García, C., Rosas-Casals, Martí y Jover, Éric (2014). Influencia del cambio climático en el turismo de nieve del Pirineo. Experiencia del proyecto de investigación NIVOPYR. Pirineos. Revista de Ecología de Montaña, 169, e006.
Este artículo se publica en el marco del proyecto “Turisme i crisi climàtica global: què fem des de Barcelona?”, ejecutado por Alba Sud con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona (convocatoria 2024).

 

 

DE TURISMO Y PRECARIEDAD

El blog de Gema Martínez-Gayo

Sobre el análisis del empleo turístico desde una perspectiva de género

Investigadora social y Doctora en Análisis de Problemas Sociales. Mis líneas principales de investigación se centran en el análisis de la precariedad laboral y el género en el ámbito turístico. Esto se plasmó en varios artículos de esta temática y en mi tesis doctoral “Precariedad laboral y social en la industria turística española: el caso de las camareras de piso”. En este blog se hablará de las condiciones laborales de diferentes ocupaciones turísticas, especialmente las desempeñadas por mujeres, desde una perspectiva crítica.

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