16-07-2015
Dolores Pérez: “La externacionalización ha sido un desastre”
Ernest Cañada | Alba SudTrabajadora en un hotel de La Coruña, Galicia, esta gobernanta describe el deterioro en las condiciones laborales que se han producido después que el departamento de pisos fuera externalizado.
Dolores Pérez, de 56 años de edad, empezó a trabajar de forma remunerada poco después de separarse, unos doce años atrás. Primero trabajó en la limpieza en una residencia de ancianos y al cabo de un año la contrataron como camarera de pisos en unos aparhoteles en el Concejo de Olleiros, La Coruña, Galicia. Poco tiempo después la promovieron a gobernanta, cargo en el que lleva ya 7 años, siempre en los mismos aparthoteles. Desde hace tiempo la gestión del departamento de pisos fue externalizada y Dolores ha tenido que trabajar con distintas empresas externas.
¿Cómo es el hotel en el que trabajas?
Pertenece a una cadena española. El hotel tiene 96 habitaciones, con sala, cocina, menaje. La gente utiliza la cocina, es raro que se alojen y no la utilicen. En verano es muy familiar, porque está a 10 minutos caminando de la playa. Y en esa época hay mucha carga de trabajo. Todo son familias con niños. Antes venía un matrimonio con niños y te cogían dos habitaciones, pero ahora con la crisis, se meten 4 personas en una habitación, y hasta 5 y 6 personas, y eso es horrible para hacer las habitaciones, claro. Luego en invierno no hay una ocupación fija, hay picos, y lo que tenemos son muchos comerciales.
Carga de trabajo: “Aquí hago de todo”
¿Cuántas habitaciones hacéis al día?
Bueno, nuestro ratio hasta hace muy poquito era de 18 habitaciones. Y después de mucho pelear y enfadarme conseguí que se bajara a 16. Pero mi sorpresa fue mayor: si te bajan el ratio a 16 también te bajan el sueldo. Me arrepiento muchísimo, porque las camareras ganaban sobre los mil euros, o sea 964,68 euros, y ahora están ganando 800 y poco para 16 habitaciones. Pero en realidad no siempre es así, porque por falta de personal, a veces llevas una sobrecarga de 18 ó 20 habitaciones, dependiendo de la ocupación.
¿Y cuando aumenta el número de habitaciones os pagan a parte?
No, qué va, ya quisiéramos. Ni las habitaciones, ni las horas, ni nada. A mi es que solo me falta vivir en el hotel, nada más, es lo único que me falta, que me den una habitación, y ya está.
¿Por qué? ¿Tienes que hacer mucho más trabajo?
Nosotras no solo hacemos el trabajo de camareras, cuando llega la ropa, porque la ropa de cama se manda para afuera, se externaliza, llegan unas jaulas que hay que contar y luego colocarla en las estanterías. O sea, no es solo el trabajo de hacer las habitaciones y te vas, no, tienes que hacer esto también. Y para los cliente tenemos lavandería, y soy yo soy la que lavo la ropa, la plancho y la entrego. Y ahora hasta decoro los eventos, cuando hay una cena, un cumpleaños, con eso te lo digo todo. Es que yo soy como un comodín, eso soy yo.
Y al ser un aparthotel, con cocinas, el trabajo que supone limpiar las habitaciones es también mucho mayor.
Es horrible, las cocinas es lo peor que llevamos. Imagínate, una habitación con 4 personas, con todos sus platos, vasos, copas, la sartén, la cafetera y todo eso, te lleva muchísimo tiempo.
¿A parte de hacer sus 16 habitaciones las camareras también hacen las zonas comunes del hotel?
No, las zonas comunes las hago yo y la otra compañera que está siempre conmigo en el hotel. O sea, las escaleras de clientes, la zona de recepción y de salones. Nos repartimos el trabajo entre las dos.
Trabajando así es muy difícil la conciliación con la vida familiar.
Es que aparte de ir a trabajar, tú también tienes una vida, y llegas a casa cansada, y no haces nada, no atiendes tu casa como debieras. Yo me echo en el sofá y ya no me muevo, es que no puedo moverme, y hay épocas que mi hija me tiene que ayudar a levantarme, porque mi cuerpo ya no responde. Y al día siguiente me tengo que levantar para ir a trabajar, porque sino qué les doy de comer.
¿Cómo te está afectando toda esta carga de trabajo en tu salud?
A ver, vamos muy cansadas, sobre todo en verano. Y con muchos dolores de espalda, cervicales, lumbago, y en la muñecas. Yo no tomo iboprufeno porque no me sienta bien, pero las camareras siempre llevan, que si no no tiran. Pero siempre me tomo dos aspirinas, una en la mañana y otra a media mañana, si no me empieza a doler el cuello y la espalda, y con las manos notas que ya no tienes fuerza para tirar de las camas, que son muy pesadas.
Externalización: “Ha sido un desastre”
¿Vosotras estáis contratadas directamente por el hotel o por una empresa externa?
El primer año que entré estuve contratada por el hotel, pero al año siguiente externalizaron el departamento de pisos, que es el único que tienen externalizado, el resto del personal es del hotel, restauración, cocina, recepción, todo es personal del hotel. Las únicas que no estamos contratadas por el hotel somos nosotras. Entones, exceptuando ese año, siempre trabajé con empresas externas, y cada cual mejor, claro.
¿Han sido varias empresas?
Con la primera empresa estuvimos trabajando 3 años. Luego pasamos a otra que era una empresa fantasma. Estuvimos meses trabajando sin cobrar y después desapareció, porque el hotel al ver que no nos pagaban anuló el contrato, pero quedó debiéndonos el dinero. Y ahora estamos desde hace dos años con otra que mucha experiencia en hoteles no tiene. Sinceramente la externacionalización ha sido un desastre.
¿Por qué un desastre?
Falta personal y nos carga con el trabajo. Yo en verano tengo que tener 7 camareras y estar libre para poder revisar las habitaciones, pero somos 5 y conmigo 6, y tengo que hacer también las mismas habitaciones y a parte revisar las habitaciones de las demás camareras. Y luego hay que hacer zonas comunes o poner camas extras, cunas, o llevar una almohada, cosas así, y todo eso lo hago yo con una chica que tengo conmigo todo el año, y acabamos reventadas. Yo ahora mismo estoy haciendo de gobernanta y de camarera. Pero les importa un bledo.
¿Y cuándo les reclamas qué te dicen?
Se escudan en que son una empresa joven, que no tiene experiencia en el sector, y que se dedicaban a otras cosas, a consultorías o no sé que rollo. Entonces se metieron en el mundo de los hoteles, cogieron este hotel y otro más. No tienen experiencia, no tienen una base de camareras. Y luego que muchas de las camareras que mandan en su vida trabajaron en esto, y el trabajo aquí es muy fuerte. A parte de físico tienes que tener la mente muy bien colocada, tienes que estar muy bien preparada porque es de mucho estrés, porque te están pidiendo habitaciones de recepción y las tienes que dar ya, y esta gente manda a personas que no han trabajado en este sector y ven esta carga de trabajo y, claro, no vuelven.
¿Y cuándo te faltan trabajadoras cómo haces?
Las camareras trabajan por temporadas y luego vienen de extras cuando hay ocupación. Pero a veces no te traen a todas las que necesitan. Este año tuvimos un problema de personal bastante gordo. Fue un verano muy duro. Mi compañera y yo hubo días que llegamos a hacer 40 y 42 habitaciones al día, y así sin parar. Yo no descansé ni en julio ni en agosto. Trabajé dos meses seguidos, sin librar, y demostrado.
¿Cómo es tu contrato?
Cada empresa que viene es un contrato nuevo, pero no tienes antigüedad, no tienes nada.
¿Y qué convenio aplican?
Aplican el convenio de limpieza, que es el más bajo que hay, no el de hostelería.
¿Cuánto estás cobrando?
Ahora me pagan 1.100 euros al mes. Es una miseria. En mi caso, y me imagino que igual muchas camareras, estamos ahí por la necesidad. Yo tengo 2 niños y estoy separada desde hace 12 años. ¿De qué vivo? ¿Dónde voy con la edad que yo tengo dónde?
¿Tú crees que esta forma de organizar el trabajo está afectando la calidad del servicio?
Sí, es imposible que quede bien. Aún teniendo un ratio de 16, las habitaciones no quedan como deberían quedar, porque como te toque cocina, no las puedes dejar como debiera ser. Es que es imposible, hombre, yo lo sé, en verano es que vamos como locas, vamos volando, y la limpieza no es la misma. De hecho, en julio y agosto siempre tenemos más quejas de los clientes que en el resto del año. En la habitación les dejamos unas encuestas y, bueno, siempre son los meses que más temblamos, porque no nos gusta que se quejen porque el suelo no se le limpió bien, o porque encontraron un poco más de polvo, cosas así.
Todo tiene un límite: “¿Hasta dónde se puede llegar?”
¿Tu sientes que ya es demasiado?
Sí, yo siento que estoy llegando al límite. Sí, porque es mucha carga de trabajo, es mucho el estrés, la responsabilidad, y llega un momento… Y no descanso y eso también me influye. Siempre estoy cansada, pero tengo que tirar igual, y no puede ser, pero vamos, como yo mi compañera igual, las dos, somos unas pringadas, y todo es la necesidad. Porque es que a ver, si yo mando currículums a otros hoteles, por mi edad, ya ni se molestan en hacerme una entrevista. Entonces pues voy tirando hasta que pueda, y hasta que la cuerda se rompa. Han pasado 8 años desde que empecé a trabajar aquí y ahora cobramos menos y trabajamos más. El trabajo de camarera de piso no es un trabajo de recepcionista, o de oficinista, es un trabajo muy duro, es que te revienta.
Que es lo que les ocurre a muchas imagino, que no pueden aguantar.
Es que a ver, por ejemplo, yo tenía una camarera que en su vida había trabajado en esto y le di la oportunidad, y a los quince días vino llorando, pidiéndome perdón, porque no me había respondido. La chica no podía, y me decía que en quince días no había tenido vida familiar. Se fue porque no podía con el trabajo. Y yo me pregunto: ¿Pero qué os creéis que es ser camarera de piso? ¿Andar con la bandeja? ¿Poner flores? Es un trabajo muy duro, y hay que estar preparada, física y psíquicamente, y aún así tienes bajones, y un día lo que te apetece es mandarlo todo a…¿sabes? Y cambiar de vida.
Pero luego lo piensas, ¿y a dónde voy? Y como mi caso hay muchos más. Porque no sé, es como que me invade el miedo a lo nuevo, a ver, éste es mi segundo trabajo en toda mi vida, entonces es el miedo el que me invade, y me quiero ir pero a la vez me quiero quedar.
¿Cómo valoras entonces este trabajo?
A mi me gusta mi trabajo, a mi me gusta lo que hago, me implico muchísimo, porque me gusta la atención al cliente, me gusta atenderlo bien, que se vaya satisfecho. Yo me siento orgullosa de mi trabajo, pero no me gusta de qué manera nos están haciendo hacer las cosas. Quiero un trabajo digno, un salario digno, un ratio digno, o sea, ¡que somos personas!
¿Y qué medidas serían fundamentales para que pudiera mejorar vuestro trabajo?
Pues yo creo que metiendo más personal, hace falta de personal. Para reducir el ratio de habitaciones tienen que aumentar el personal. Yo creo que la solución está ahí. Lo que pasa es que esto de las empresas externas se pusieron de moda y salen hasta de debajo de las piedras. Ellos le cobran al hotel una cantidad por habitación, muy pequeña, pero si le cobraran un poco más podrían poner más personal. ¿Me explico? Pero claro, hacen ofertas de precios tirados, y luego a quién se lo quitan, al personal. Y claro el hotel va al precio más bajo. A los directores de hoteles les importa un bledo, mientras el trabajo se haga, qué les importa, con nosotros no tienen que pelear, o sea, se quitan un peso de encima. Pues ahí va, pero bueno, bueno, en fin.
TURISMOS EN DISPUTA
El blog de Ernest Cañada
Sobre perspectivas críticas en el turismo y alternativas poscapitalistas
Investigo en turismo desde perspectivas críticas. Trabajo actualmente como investigador postdoctoral en la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Soy miembro fundador de Alba Sud y entre los años 2008 y desde entonces soy su coordinador. Entre los años 2004 y 2015 residí en Centroamérica. En este blog hablamos de turismo en plural, de su impacto en el trabajo y también en el mundo rural, de los procesos de desposesión que conlleva, de las condiciones laborales de sus trabajadores y trabajadoras. Pero también de los esfuerzos comunitarios y de amplios sectores sociales por controlar territorios, recursos y formas de organizar esta actividad para, en definitiva, construir alternativas emancipatorias postcapitalistas.