02-08-2018
El ajuste en América Latina llegó a las políticas sociales de turismo
Erica Schenkel | UNS / Alba SudA partir de un análisis de las políticas de turismo social se observa una retracción de la participación de los Estados en este ámbito, que ha originado incluso la finalización de diferentes iniciativas que contaban con más de una década de desarrollo.
Crédito Fotografía: Unidad Turística de Chapadmalal, Buenos Aires. Imagen de Erica Schenkel.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha alertado en su informe Panorama social de América Latina 2017 acerca de la retracción de las políticas sociales y su eventual impacto en los sectores más desfavorecidos. La información contenida en los presupuestos de 2016 y 2017 de los países de América Latina indican un significativo ajuste en el gasto público social. El mismo se hace más pronunciado aún en los países sudamericanos, que ven reducidas las partidas destinadas a la vivienda y los servicios comunitarios, la salud, la educación, la protección social, el cuidado del medio ambiente y las actividades recreativas, cultura y religión.
Este ajuste implicó un cambio en la situación que se venía desarrollando hasta ese entonces, que había visto fortalecida la inversión pública en el campo de las políticas sociales. Entre 2000 y 2015 los países de la región pasaron de destinar un 15% del PIB regional al financiamiento de las políticas sociales a destinar hasta un 21%. Esta tendencia de crecimiento originó que en el año 2015, el gasto social llegara a su nivel más alto desde el año 2000 –aunque todavía muy por debajo que el promedio de la Unión Europea y de los Estados Unidos (cerca de un 20% y un 10% menor, respectivamente)– (CEPAL, [en línea]).
El ajuste afecta también al turismo social
Las políticas de turismo social –es decir, aquellas iniciativas públicas destinadas a facilitar el acceso a las prácticas turísticas a diferentes sectores postergados– no son la excepción en este contexto de ajuste. Luego de una década de fuerte intervención de los gobiernos latinoamericanos en materia de turismo social, la situación coyuntural nos encuentra ante una retracción de la participación de los Estados en el área, con una reducción de los fondos públicos invertidos, que ha originado incluso la finalizando de diferentes programas, que contaban con más de una década de implementación. Es destacable que estas políticas de turismo social, más allá de ciertas limitaciones, habían significado una mayor inclusión de grupos vulnerables a la práctica turística (Schenkel, 2017).
Este es el caso del “Programa Federal de Turismo Social” en Argentina, que desde el año 2000 se destinaba a familias, la tercera edad, personas con discapacidad y grupos de educación terciaria y universitaria, a partir de un acuerdo de precios entre el Estado y el sector hotelero; el “Viaja Mais Melhor Idade” en Brasil, que desde 2005 ofrecía viajes turísticos subvencionados para mayores de 60 años y/o jubilados o pensionados, también a partir de un articulación con el sector hotelero; el “Programa Un Turismo para Todos” de México, que desde inicios del 2000, ofrecía programas de turismo social para la tercera edad, las familias, los jóvenes y personas con alguna discapacidad en destinos nacionales, y el “Viaja Fácil” de Ecuador, que desde el año 2007, buscaba facilitar las prácticas turísticas en los residentes mayores de 65 años.
Los cuatro programas han sido interrumpidos (desde el año 2016), aludiendo un ajuste presupuestario ante el marco de un menor crecimiento de las economías. Sin embargo, en tres de estos casos (Argentina, Brasil y México) se ve un fortalecimiento del presupuesto público asignado al área de turismo en términos relativos, que ha favorecido la función de promoción turística. En Argentina y Brasil incluso, la información presupuestaria da cuenta de un fortalecimiento significativo de aquellos organismos destinados a la promoción del turismo receptivo y la imagen turística en el exterior, como sucede con el Instituto Nacional de Promoción Turística de Argentina y el Instituto Brasileriro do Turismo - EMBRATUR.
Programas en activo
Si se analizan aquellas experiencia de turismo social con continuidad, en la actualidad permanecen implementándose solo cuatro iniciativas estatales: el “Programa Unidades Turísticas” en Argentina, “Vacaciones de Tercera Edad”, “Gira de Estudio” y “Turismo Familiar” en Chile, “Sistema Nacional de Turismo Social” en Uruguay y “Programa de Turismo Social” en Venezuela, este último con una marcada caída en las prestaciones en los últimos años (asociada a la crisis que atraviesa el país).
En todos estos casos prima una concepción especifica de turismo social, destinada a garantizar el acceso al turismo y a la recreación en sectores sociales marginados a partir de una subvención gubernamental; mientras que el Programa de Argentina se centraliza en complejos vacacionales del Estado, en Chile, Uruguay y Venezuela se articula con hotelería privada en diferentes destinos nacionales.
- Argentina: Unidades Turísticas.Con cerca de setenta años de vigencia, el Programa Unidades Turísticas se impulsa en las colonias estatales de Chapadmalal y Embalse, gestionadas desde mediados de los ’90 por empresas privadas. Bajo la órbita del Ministerio de Turismo, el turismo social se impulsa como un factor de “bienestar” y de “ciudadanía”. El objetivo es brindar a los sectores sociales marginados un periodo de vacaciones. Incluye la estadía turística con un servicio de alimentación media pensión o pensión completa a una tarifa reducida o sin cargo, en función del colectivo beneficiario, mientras que el trasporte queda a cargo del beneficiario. Ofrece los planes: “Escolar”, destinado a niños y jóvenes menores de 18 años, que sean alumnos de escuelas públicas; “Tercera Edad”, para jubilados, pensionados y personas mayores a 65 años; “Familiar”, destinado a grupos familiares de escasos recursos; y “Eventos”, para grupos numerosos, pertenecientes a instituciones del Estado o con interés público.
Imagen de Erica Schenkel.
- Chile: Vacaciones de Tercera Edad, Gira de Estudio y Turismo Familiar. El Servicio Nacional de Turismo centraliza los programas de turismo social, que se destinan especialmente a potenciar la ocupación turística en temporada baja. A partir del año 2001 se implementa “Vacaciones de Tercera Edad”, un programa destinado a las personas con más de 60 años y a mayores a 18 años con capacidad disminuida, que es distribuido por operadores privados adheridos. Entre los servicios incluidos, se encuentra el traslado, la estadía con régimen de pensión completa, excursiones y el seguro de asistencia al viajero, parcialmente subsidiados. En el año 2007, se adiciona el programa “Gira de Estudio”, en colaboración con el Ministerio de Educación, destinado a estudiantes que se encuentren cursando el segundo año de la enseñanza media, que incluye los mismos servicios que se ofrecen al colectivo de la tercera edad; y en el año 2015, se lanza “Turismo Familiar”, canalizado a partir de los municipios, que incorpora paquetes turísticos subvencionados para este colectivo en temporada baja.
- Uruguay: Sistema Nacional de Turismo Social.El Ministerio de Turismo y Deporte promueve desde el año 2006 el Sistema Nacional de Turismo Social, con el propósito de hacer accesible el derecho al ocio en sectores con recursos limitados. El turismo social se distribuye por las propias agencias de viajes adheridas, a partir del cual se ofrecen paquetes turísticos a precios accesibles y con financiación sin recargo. Los mismos incluyen traslado, alimentación y alojamiento. Está dirigido a diferentes segmentos: “Turismo para Trabajadores”, para familias de bajos ingresos, específicamente a empleados públicos o privados y su grupo familiar; “Turismo Joven”, para estudiantes o trabajadores de entre 18 y 29 años de edad y a niños y adolescentes vinculados a organizaciones de promoción social y cultural; “Turismo Estudiantil”, dirigido a estudiantes de educación secundaria y de la Universidad del Trabajo de Uruguay; “Turismo para Quinceañeras”, para aquellas jóvenes de familias de bajos ingresos, según el promedio de calificaciones escolares; y Turismo para Adultos Mayores, en coordinación con el Banco de Previsión Social (BPS), destinado a jubilados y pensionistas.
- Venezuela: Programa de Turismo Social. Desde el año 2007 el Ministerio del Poder Popular para el Turismo de Venezuela, a través de su ente adscripto, Venezolana de Turismo (VENETUR), impulsa el Turismo Social, destinado a elevar el nivel de vida de grupos vulnerables. La propuesta se lanza en el marco de las políticas de inclusión social, con el objetivo de impulsar un “turismo socialista”, “inclusivo”, “solidario”, “ecológico”, “nacionalista” y “de calidad”. Está destinado a la población venezolana en estado de vulnerabilidad y de escasos recursos que residen en el país, concentrados en las organizaciones sociales, población trabajadora de organismos públicos y privados, adultos mayores, personas con discapacidad, población indígena, niños y adolescentes en situación de riesgo. La propuesta ofrece paquetes turísticos total o parcialmente subsidiados, que incluyen traslado, pensión completa, hospedaje y visitas guiadas.
Ante esta retracción de los Estados en el área cabe destacar el accionar privado que viene desarrollando el Serviço Social do Comércio (SESC) en Brasil, ocupando un lugar protagónico en el sistema de turismo social nacional desde 1946, orientado principalmente al bienestar de los empleados y sus familias, mediante propuestas educativas, de salud, ocio y turismo. El accionar del SESC a lo largo de estas más de siete décadas, da cuenta que el sector privado también en América Latina puede ocupar un lugar protagónico en materia de turismo social. A diferencia de lo que ocurre en países con democracias consolidadas, en los cuales los actores privados cumplen una importante labor en la gestión de servicios de turismo social, en Latinoamérica, se circunscribe a un proceso principalmente endógeno, centralizado en el accionar del Estado, con escasos mecanismos de organización y participación social.
Importancia del turismo social
En el contexto de desigualdad que caracteriza a América Latina cobran relevancia las diferentes propuestas de turismo social destinadas a la ampliación social del ocio en colectivos marginados. Estas iniciativas, sin significar una resolución estructural a la inequidad, contribuyen a un acceso social más equitativo. Los beneficios que implica el desarrollo de prácticas turísticas, en aspectos como la calidad de vida, la salud, los vínculos sociales, el aprendizaje y la autoestima, no hacen otra cosa que ampliar la brecha social original, entre aquellos que logran participar y los que deben permanecer en sus casas por no contar con los ingresos necesarios para acceder a su disfrute a los precios de mercado.
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