Cultura ancestral de Monimbó como expresión de lucha cívica

El video documental “Torovenado espíritu de Monimbó”, dirigido por Tania Ortega con la productora De Humo TV, de manera reveladora nos describe la forma en que las expresiones artísticas colectivas monimboseñas, han sido herramientas populares ancestrales para resistir y confrontar al poder. Bailes, disfraces, pinturas, recreaciones y risas desde cada familia y desde cada calle de este barrio indígena de Masaya, que se vuelven obras culturales contestatarias sobre la realidad vivida. Son símbolos que calan el imaginario social por las actuaciones del poder autoritario y sus efectos en la población.

Este documental nos muestra la crítica burlesca a las fallas del poder y con astucia convierten al arte popular de calle, en un tribunal social que condena a los abusadores y al poder opresor político, eclesial, y económico. Una especie de catarsis en que los estratos sociales más bajos cuestionan a quienes ostentan los grandes poderes, pero asumiendo también un rol de corresponsabilidad de mirarse hacia adentro para liberarse del opresor que los habita. La burla condenatoria para curarse de sus propios males, para frenar los excesos, el autoritarismo, desenmascarar la mentira, la manipulación, el abuso y a quienes abusan. También es una expresión de lo aspiracional, aquello que en el imaginario se “desea ser”. Una conciencia colectiva alrededor de los valores comunes acordados, y los límites que de ellos derivan. La verdad, el trabajo honrado, la convivencia colectiva, la diversidad, la libertad de opinión, de pensamiento, de decisión, de opción sexual, la idea de la muerte, el duelo, la trascendencia, y el humor para romper la opresión y como motor de cambio.

Corto documental producido por De Humo TV.

Todo ello reflejado a través de potentes imágenes de sátira teatral, danzaria y pictórica. Colores, formas, trajes, máscaras y lo carnavalesco: la promesa grandilocuente del gran canal que sería la panacea del desarrollo nacional representado en un canal de techo viejo. El zancudo del dengue, epidemia que iguala a los estratos sociales y mata a ricos y pobres por igual. Un chancho con los colores y siglas de los partidos políticos tradicionales, asemejándolo a los pactos que conservan el poder y la impunidad de las élites, a las cuales el pueblo les pone fin un domingo de frito con tortilla.

Así mismo imágenes reales de policías, y paramilitares que con la soberbia de las armas de guerra, avasallan con rabia a familias y jóvenes en cada barrio. Cuerpos y lamentos que nos volvieron vivencial las referencias históricas de dramas de guerra estudiadas en la escuela. El comisionado Avellán “hijo dilecto de la ciudad” y carnicero contemporáneo de Masaya, siendo repudiado por Tata Chombo y la población. La Danza Negra bailada en cada barrio, en cada barricada como resistencia comunitaria a la opresión y vivencia del duelo. Barricadas convertidas en altares por el sacrificio de chavalas y chavalos que decidieron poner límites a los excesos del poder. Madres que ante el asesinato de sus hijos y vecinos, se hincan frente a las “barricadas-altares” como expresión de dolor y símbolo sagrado del reconocimiento al pensamiento y a la gesta de las víctimas del Estado opresor.

Fotograma del documental "Torovenado, espíritu de Monimbó”.

La obra “Torovenado, espíritu de Monimbó” desde las fibras más sensibles de la cultura popular mueve al espectador a comprender la idiosincrasia indígena, poniendo foco sobre las expresiones no formales de resistencia de los pueblos originarios, que en el contexto de la rebelión de abril trastocó muchas formas cívicas de oposición a la dictadura. Pone a la sátira tradicional como arma contra la opresión y rompe a su vez, el enfoque de un conflicto entre “izquierda-derecha” que ha sido construido por los poderosos para evadir sus responsabilidades, y que de igual manera padecen las mismas patologías autoritarias.

Es un homenaje a los valores ancestrales de resistencia de los indígenas de Monimbó, ofreciéndonos una visión compleja del claroscuro social y del ímpetu liberador de la conciencia común, utilizando al arte como camino de auto reconocimiento, de confrontación del opresor externo-interno, de sanación, de reequilibrio, de reconstrucción de lo colectivo y de la práctica de lo que debe ser el Estado nacional.