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#TourismPostCOVID19 | Turismo Responsable | Colombia

11-05-2020

Turismo en Colombia, el momento de reencontrarnos con nuestro país

Juan Enrique Henao | Alba Sud

La crisis provocada por la pandemia del coronavirus COVID-19 ha sacudido fuertemente al turismo en Colombia, un sector que mostraba un fuerte crecimiento en los últimos años. Sin embargo, la apuesta por un turismo local, no sin algunos riesgos, podría reorientar los peores pronósticos. 


Crédito Fotografía: Trabajadoras de Los Llanos, Colombia. Imagen de Ignacio Umaña.

En 2018 el presidente Iván Duque, anunciaba que “el turismo es el nuevo petróleo de Colombia”, a la vez que aseguraba su carácter estratégico como un generador de empleo, inversión y oportunidades. De hecho, en los últimos años el turismo en Colombia, según  datos de la Organización Mundial de Turismo (OMT), ha tenido un promedio de crecimiento en el número de turistas internacionales del 5%. A 2019, según Procolombia, presentó un crecimiento de 2,7% con respecto al año anterior, con 4,5 millones de llegadas de turistas internacionales, que representaron 6.750 millones de dólares, lo cual supone alrededor del 2,1% del PIB nacional. Esta cifra supera incluso los ingresos sumados de las exportaciones de flores, café y banano. Ese mismo año el gasto promedio de un turista extranjero en Colombia fue de 1.500 dólares (sin incluir gastos en tiquetes aéreos internacionales) por viaje, con una estancia media de 6 noches. 

En lo que respecta a la estructura productiva del sector, según Centro de Información Turística de Colombia, dependiente del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIt), en 2018 había 30.008 prestadores de servicios turísticos registrados en el país. Entre estos se cuentan: agencias de viajes, alojamiento y hospedajes, entre otros, sin contar las empresas de transporte aéreo. De estos, el 95% eran pequeñas empresas (0-20 empleados), 4% medianas empresas (21-100 empleados) y solo el 1% eran grandes empresas (más de 100 empleados). A estos datos, debemos añadir los casi mil quinientos guías turísticos registrados. Y también se le deben agregar los proyectos de turismo que no poseen Registro Nacional de Turismo (RNT) en este momento. Por múltiples razones, numerosas comunidades y prestadores turísticos, se han demorado en renovarlo u obtenerlo. 

En términos de empleo, según MinCit, 183.861 personas estaban insertadas formalmente en el turismo en 2018, un 46.1% del conjunto de personas que trabajaban en turismo. Eso quiere decir que el 53.9% se basa en empleo informal. A esto habría que añadir que el sector de transporte aéreo emplea cerca de 71.000 personas en el país, según International Air Transport Association (IATA). Aunque estos datos solo muestran los empleos directamente vinculados al sector turismo, sin contar los empleos indirectos al que este sector contribuye, que pueden ser muchos más.

Además del crecimiento turístico del país y de su importancia económica, hay que hacer notar otros dos datos importantes: primero, el nombramiento de Colombia como principal destino a visitar en 2020 según la Asociación de Operadores Turísticos de los Estados Unidos; y, segundo, el premio en The World Travel Awards, donde el país fue elegido como el destino líder en América del Sur, en 2019.

Asimismo, el turismo abrió oportunidades de reconciliación en el país, tras década de conflicto armado. Por medio de distintas iniciativas turísticas gestionadas por ex-combatientes, se ha logrado conectar comunidades y territorios, ha ampliado la oferta de servicios, ha brindado oportunidades laborales a poblaciones vulnerables y ha dado la oportunidad de que comunidades contaran su historia, abriéndose no solo al resto del mundo, si no a los mismos colombianos. La Ruta Fariana, en uno de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), constituye uno de estos ejemplos, que ya hemos destacado en Alba Sud

Pero a su vez, este fuerte crecimiento de la actividad turística supuso un incremento de los conflictos socio-ecológicos, a causa de los procesos de despojo asociados a ciertos desarrollos, como se ha documentado, por ejemplo, en el caso del Parque Nacional Natural Trayona, por parte de investigadoras como Diana Ojeda, profesora de la Universidad de Los Andes. 

Ahora bien, toda esta dinámica de crecimiento, con sus consecuentes contradicciones, se ha visto completamente trastocada por la pandemia de COVID-19, que supone una situación sin precedentes. A pesar de la defensa que el mismo gobierno ha hecho del sistema público de salud, el riesgo de que la situación de desigualdad estructural se agrave, está claramente presente. 

Medidas contra la pandemia

El 6 de marzo de 2020 el Gobierno Nacional confirmaba el primer caso de COVID-19 en el país. A 9 de mayo se registraban en Colombia, según la Web de la Johns Hopkins University, 10.051 casos y 428 fallecimientos. Las medidas tomadas por el gobierno nacional colombiano comenzaron de manera más rigurosa desde el 17 de marzo, dos meses después que la OMS emitiera su primer informe oficial el 21 de enero de 2020. Esa primera medida fue el decreto de cierre de fronteras y la restricción de los vuelos nacionales. No se permitiría a los viajeros ingresar a Colombia, con algunas excepciones. Así mismo, desde el 23 de marzo, y por un período de 30 días, no se permitiría la entrada de ningún nacional a Colombia. Esta decisión se extendió hasta el 30 de mayo, día en el que se espera que las fronteras sean reabiertas. Por otra parte, las medidas de aislamiento preventivo obligatorio empezaron el martes 24 de marzo hasta el lunes 13 de abril, fecha que se extendió hasta el 25 de mayo de 2020. 

Panorama en el turismo 

Todas estas medidas para evitar la propagación del coronavirus COVID-19, han generado parálisis en la economía y más en un sector como el turismo, en el cual la interacción social y el desplazamiento constituyen su día a día, lo cual augura que la recuperación puede tardar algún tiempo. Sin embargo, aún en esto contexto, no todo parece perdido para el sector. Vayamos por partes.

Posada Turística Quindio. Imagen de Juan E. Henao. 

Si se toman en cuenta los datos de 2019, y se infere que se hubieran reproducido en igual medida el año siguiente, las pérdidas por la caída del turismo durante el año 2020 podrían alcanzar el 80%, unos 5.400 millones de dólares, que podría representar el 2% del PIB de país. Asimismo, según la Asociación Colombiana de Agencias de Turismo y Viajes (ANATO), éstas reportaron una disminución del -70% en ventas brutas en lo corrido del año. En el sector hotelero, según Asociación Hostelera y Turística de Colombia (COTELCO), en estos momentos se ha producido el cierre temporal de sus establecimientos.

Las medidas tomadas  contra la crisis por el Gobierno Nacional para ayudar al sector han sido: 

  • La suspensión de la recaudación de la contribución del impuesto turístico para las ventas generadas en los próximos 6 meses.
  • La postergación de la presentación y / o pago de ingresos e impuestos complementarios.
  • La declaración de IVA y los impuestos sobre la renta y complementarios para el sector de la aviación y el turismo, ahora pueden llevarse a cabo al final del segundo semestre del año.
  • El lanzamiento de la línea de crédito "Colombia responde", en respuesta a las pérdidas que enfrenta el sector del turismo y la aviación debido al COVID-19.
  • La entrega por tres meses de un subsidio de $585.000 pesos colombianos (150 dólares aproximadamente) para los guías turísticos. Esto beneficiará a cerca de 1.500 guías, que deberán presentar la solicitud al Fondo Nacional de Turismo y cumplir con algunos requisitos. 

Por otro lado, ProColombia, agencia encargada de la promoción internacional del país, lanzó una campaña para hacer frente a la situación y generar un vínculo con los viajeros. La campaña lleva por lema "Let's take care now so we can meet soon". Esta misma entidad ha lanzado capacitaciones,  a través del programa Ruta Exportadora en Turismo, para brindar herramientas a los empresarios del sector.

A pesar de estos apoyos, y ante una coyuntura como la que estamos viviendo, muchas empresas, para lograr sobrevivir, han optado por reducir los salarios hasta un 50%, pedir a sus empleados que tomen licencias no remuneradas o han llegado incluso a realizar despidos masivos. Ahora bien, los salarios percibidos por una gran población en este sector no logran cubrir las necesidades básicas mensuales. Peor aún, no han logrado generar ahorros para sobrevivir en estos momentos, en gran medida por lo reducidos que son. Según datos del MinCIt, la media del salario en el sector turístico en Colombia es de un salario mínimo legal, que en 2019 era de 828.116 pesos colombianos, unos 210 USD mensuales (TRM 6 de mayo 2020). Datos que muestran la fragilidad del sector. Los trabajadores informales, al igual que los independientes, en muchos casos no cuentan con la cobertura de seguridad social y los beneficios laborales deseables como las prestaciones sociales o un ingreso justo. Esta población, en su gran mayoría mujeres, está quedando fuera de las acciones que está tomando el Gobierno Nacional para combatir la crisis.  

El momento de reencontrarnos con nuestro país

Ahora bien, un dato interesante a contraponer a esta perspectiva es que en 2019, 4,5 millones de colombianos viajaron al exterior, de los cuales 3,5 millones correspondió a turismo emisor, según datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIt). Asimismo, de acuerdo con la Dirección de Metodología y Producción Estadística (DANE), en 2019 el 12,4% de la población nacional realizó turismo interno, y cada persona gastó en promedio 18,4 USD por día. La mayor parte viajó por vías terrestres en vehículo particular (45,1 %), mientras que el 38,4% utilizó el transporte terrestre público. El 13,4 % restante se trasladó en avión. Esto implica el gran potencial que puede tener el turismo nacional en la actual coyuntura.

Este es, sin duda, el momento del turismo sostenible, del turismo de proximidad y de volver a encontrarnos con nuestro entorno. La acción más importante debe venir de los mismos colombianos, que viajemos dentro de nuestro país. Por un tiempo no será posible viajar a otros países, pero tenemos dentro de nuestra misma frontera un lugar único por descubrir.

Cerros de Mavecure, Colombia. Imagen de Juan E. Henao. 

Es el momento para reencontrarnos con un país con una enorme riqueza en biodiversidad: primer país a nivel mundial en especies de aves y orquídeas; el segundo en riqueza de plantas, anfibios, mariposas y peces de agua dulce; el tercero en número de especies de palmas y reptiles y el  cuarto lugar en mamíferos. Es el momento de conocer la cultura colombiana, que según la Organización Nacional Indígena de Colombia declara que hay 102 comunidades distintas. Sus poblaciones varían entre unos cientos de individuos y decenas de miles, pero cualquiera de estas comunidades indígenas en Colombia guarda una historia, una visión del mundo y una cultura diferente. Muchas de estas han visto en el turismo una nueva forma para complementar sus ingresos. Podemos viajar con guías locales, a comunidades y a diferentes y variados destinos, para conocer los procesos del café, la panela, el cacao; podemos viajar a hacer deportes en la naturaleza, conocer el glamping, cabañas en los árboles, hostales en el mar y muchas posibilidades que se ofrecen en el país. La creatividad es el valor que este sector ha demostrado durante muchos años. Es el momento que empecemos a consumir localmente, que conozcamos este país más allá de las ciudades, y que conociéndolo y viajando se pueda ayudar a las comunidades locales. 

Sin embargo, es también necesario que esta activación del turismo nacional se haga sobre bases de un trabajo decente, clave para su sostenibilidad. No puede concebirse un trabajo decente, en condiciones y salario, como se están viviendo, tanto para mujeres como para hombres. Del mismo modo, habrá que estar alerta que este incremento de la demanda turística local no se traduzca en un incremento de la presión sobre comunidades rurales, que a costa del turismo, acaben viéndose desplazadas de sus territorios y de sus recursos.

 

Este artículo se publica en el marco del proyecto «Plataforma de investigación en turismo, derechos humanos y equidad de género» desarrollado por Alba Sud con el apoyo de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) (convocatoria 2019).