02-06-2020
Turismo de voluntariado en Nicaragua: diferencias entre modelos organizativos
Angélica Picado Duarte & Marta Salvador | Alba SudEl turismo de voluntariado en Nicaragua presenta distintos modelos de gestión y organización con acciones dirigidas a promover proyectos sociales en las comunidades. Aun así, la llegada de la COVID-19 ha dejado un estado de incertidumbre sobre el futuro de este fenómeno.
Crédito Fotografía: Turistas de voluntariado en Nicaragua. Fuente: Angélica Duarte.
El turismo de voluntariado o volunturismo es un fenómeno que engloba a todos aquellos turistas que, por varias motivaciones, tal como explicamos en este artículo anterior, encuentran una nueva forma de viajar que implica hacer voluntariado en una comunidad. Normalmente las turistas suelen ser mayoritariamente mujeres jóvenes de entre 16 y 22 años que proceden del Norte Global y viajan al Sur Global a través de múltiples organizaciones que se encargan de gestionar los programas de voluntariado. Este fenómeno, que ha crecido en popularidad por parte de los turistas y las organizaciones, también ha llamado la atención de los medios de comunicación y de científicos académicos que, desde hace poco más de dos décadas, han investigado las dinámicas del turismo de voluntariado. Uno de los focos de atención ha sido los impactos del volunturismo tanto en los voluntarios como en las comunidades locales, tal como queda reflejado en este artículo de Alba Sud. Aunque su complejidad ha permitido destacar efectos positivos y negativos derivados de esta práctica, las experiencias de volunturismo son múltiples alrededor del mundo y cabe decir que cada una tiene características distintas.
De entre estas características destaca el tipo de organización que gestiona el voluntariado. Históricamente, el volunturismo se inició a través de organizaciones religiosas o ONGs como prácticas solidarias de acción internacional. No obstante, aunque estas organizaciones siguen trabajando en este ámbito, en los últimos años ha habido una proliferación de organizaciones de tipo comercial, sobre todo situadas en los países desarrollados. Con el fin de profundizar en este eje, en el presente artículo se explican cinco experiencias de turismo de voluntariado en Nicaragua con la hipótesis de si los modelos organizativos pueden cambiar la experiencia de volunturismo. Los distintos tipos analizados son: organización internacional, organización universitaria junto con gestión comunitaria, cooperación internacional, fundación religiosa y gestión comunitaria en forma de asociación.
A pesar de que el turismo de voluntariado es un nicho de mercado muy concreto y especializado, también se ve afectado en cuanto a la incertidumbre de cómo la pandemia de la COVID-19 ha dejado en suspenso todo tipo de prácticas turísticas. Aunque a primera vista pueda suponer un impacto muy negativo para este tipo de turismo, también se abre una oportunidad para repensar los distintos modelos que sustentan el volunturismo y el sector en general.
El fenómeno del turismo de voluntariado en Nicaragua
El turismo de voluntariado tiene diversas expresiones dentro de la sociedad nicaragüense. En el caso de los espacios rurales, se han observado experiencias promovidas por agencias especializadas dedicadas exclusivamente a este tipo de turismo, que han sido gestionadas por agencias internacionales, instituciones educativas, agencias de cooperación, fundaciones religiosas u organizaciones de la sociedad civil desde dentro de Nicaragua. A pesar de que no existe ninguna estadística por parte del Instituto Nicaragüense de Turismo, según el registro que los centros comunitarios recopilan, los países de origen de los voluntarios que llegan a Nicaragua son mayoritariamente de Canadá, Estados Unidos, España, Alemania y Francia. En ciertos casos, los voluntarios se inscriben de manera personal y en otras mediante las organizaciones especializadas que ofrecen este tipo de experiencias.
Los turistas de voluntariado en Nicaragua, por lo regular, se insertan en proyectos sociales vinculados a temas de saneamiento del agua, atención médica general, mejora de la infraestructura escolar, formación educativa integral, alimentación saludable, proyectos con perspectiva de género y socioambientales. Así mismo, su trabajo está conectado con los colectivos de mujeres, organizaciones ambientalistas, escuelas de educación primaria o secundaria y la población en general.
Organización internacional: Reto Juvenil Internacional
Reto Juvenil Internacional (RJI) es una ONG sin ánimo de lucro que se creó en 1991, formando una alianza estratégica con Canadá, Guyana y Australia para promover el desarrollo comunitario en los países que más lo necesitan. En un inicio se estableció en Costa Rica, donde se encuentra su sede central, pero con los años han ampliado los países con los que colaboran. Temáticamente se ha centrado en tres áreas diferentes: conservación medioambiental, educación y desarrollo comunitario, con énfasis en los niños y niñas, mujeres y comunidades indígenas. Entre sus programas se encuentra Nicaragua, donde implementa proyectos basados en educación medioambiental, autoproducción, construcción y mejora de cocinas, iniciativas de género y empoderamiento de la mujer, e infraestructuras educativas en comunidades rurales. Concretamente, las comunidades con las que hoy en día trabaja Reto Juvenil Internacional se encuentran en Granada, León, Managua, Matagalpa y Somoto, donde RJI se establece por un período de 3 a 5 años. Una vez la comunidad ha podido desarrollar el proyecto y para evitar la dependencia de las comunidades sobre esta organización, RJI continúa su labor en otra localidad.
En este caso, la organización de turismo de voluntariado en Nicaragua establece los vínculos con las lideresas y los líderes comunitarios, con quienes planifica todas las actividades a realizar y juntos identifican los espacios de incidencia social. De acuerdo con un programa de voluntariados anual, se lanzan las convocatorias según los periodos vacacionales de los países de origen de los voluntarios. Así, se promueven proyectos de acción social en comunidades con altos índices de marginación y vulnerabilidad social, es decir, en comunidades donde no cuentan con agua entubada, las viviendas no disponen de drenaje, la población tiene altos índices de analfabetismo y acceso limitado a la salud.
Por lo que respecta a los turistas que optan por este tipo de viaje, Reto Juvenil Internacional ofrece varias opciones para realizar el voluntariado. En primer lugar, existe la opción de viajar por su propia cuenta, es decir, escoger el voluntariado que más encaje con las necesidades y los intereses del voluntario. En segundo lugar, RJI ofrece la oportunidad de crear un grupo de voluntariado de un mínimo de 12 personas desde una universidad o de otra organización para desarrollar un proyecto que se adapte a las expectativas de los voluntarios y las comunidades. Las tarifas para la participación en un voluntariado de dos semanas son de 750 dólares (695 €) por persona, incluyendo el transporte desde y hacia el aeropuerto y al lugar donde se encuentre el proyecto. Se incluye también alojamiento y comida (desayuno, almuerzo y cena) en la comunidad, sesiones de orientación y formación sobre el proyecto, certificado de participación, servicio de emergencia 24 horas y un líder de grupo disponible durante todo el voluntariado. No se incluyen las tarifas aéreas, los vuelos, las reservas de hoteles en caso de retraso en los vuelos, el seguro de viaje, los tours opcionales, el servicio de lavandería y el dinero para gastos personales.
En tercer lugar, Reto Juvenil Internacional ofrece un programa llamado “Español” que consiste en aprender o mejorar el idioma español, adentrándose en el estilo vida del país de voluntariado y de las familias de acogida. Este programa se realiza en Costa Rica, donde se dan clases de español durante una semana como mínimo y, durante los 7 días siguientes, se realiza volunturismo en cualquier de los países centroamericanos en los que trabaja RJI, entre ellos, Nicaragua. Las tarifas establecidas para este tipo de programa van de los casi 1.000 dólares (926,50 €) por persona para dos semanas, a los 3.000 dólares (2.780 €) para ocho semanas, incluyendo las mismas prestaciones mencionadas anteriormente. Finalmente, Reto Juvenil Internacional ofrece la opción de hacer una estancia de prácticas internacionales no remuneradas, que es un tipo de programa que ofrecen muchas organizaciones internacionales hoy en día.
Organización universitaria junto con gestión comunitaria: Asociación Puesta del Sol
En la isla de Ometepe, departamento de Rivas Nicaragua, se encuentra la Asociación Puesta del Sol, organizada a partir del año 2005 como una iniciativa de autogestión liderada por mujeres tal como se explica en este artículo de Alba Sud. Esta comunidad está integrada por 15 mujeres y 2 hombres, de entre 33 y 65 años, las cuales iniciaron este proceso de organización colectiva después del deterioro de las condiciones de trabajo de los campesinos con los procesos de privatización de la tierra, carencia de acceso al crédito y fenómenos meteorológicos que aumentaban las pérdidas en la agricultura. Por ese motivo, delante de unas condiciones de pobreza y desigualdad intensificadas en la vida de las mujeres, ellas decidieron crear esta asociación que se materializó con la actividad de turismo rural comunitario. Hoy en día, su actividad se divide tanto en la atención a los visitantes como en la producción de la flor de jamaica, para la producción de vino y mermelada.
Además de recibir turistas como parte de su actividad de turismo rural comunitario, la Asociación Puesta del Sol también recibe grupos de voluntarios provenientes de centros educativos canadienses. La coordinadora de la Asociación se encarga de conectar con los programas de movilidad estudiantil internacional de las universidades canadienses para realizar su voluntariado una vez al año, aprovechando las relaciones de cooperación que ha establecido como ciudadana canadiense. Un ejemplo de institución con la que colaboran es Ceged Limoiliou campus Québec, un campus de estudios profesionales al sud-este del Quebec.
Asociación Puesta del Sol. Fuente: Tshantz, bajo licencia de creative commons.
Las estancias de los volunturistas pueden variar de entre 8 a 15 días, con 5 horas de trabajo voluntario al día donde brindan atención médica a los comunitarios y distribuyen medicamentos durante las jornadas de atención, siendo esta el área de incidencia del voluntariado con un acuerdo por ambas partes. Esta experiencia ha cobrado valor en la comunidad, ya que cada año se espera la llegada de este grupo de voluntarios, especialmente porque el sistema de salud en la isla sufre enormes déficits. Los voluntarios costean los gastos de manutención durante su estancia en la comunidad, sin embargo, esto es administrado por el programa de movilidad de su institución encargada de realizar los pagos correspondientes de manera directa con la administración de la Asociación Puesta del Sol.
El alojamiento de los participantes es en las casas de las familias de la comunidad con quien comparten los tres tiempos de alimentación. El día que llegan los voluntarios se les ofrece una cena de bienvenida que preparan las mujeres que integran el colectivo. El coste de alojamiento es de 10 dólares (9 €) la noche y la alimentación incluye el almuerzo y la cena a 4 dólares (3,6 €) y el desayuno a 3 dólares (2,7 €). Los ingresos para cada familia varían según el número de estudiantes que reciben en sus casas.
El proyecto de acción social que llevan a cabo estos programas de voluntariado forma parte de una iniciativa que ha contribuido de alguna manera a mejorar las condiciones de vida de las comunidades en diversos ámbitos. Desde la experiencia de la Asociación Puesta del Sol se han llevado a cabo ampliaciones de salones de clases, la construcción de un parque infantil, así como la reactivación de la única biblioteca de la escuela de primaria que existe en la comunidad.
Cooperación internacional: Agencia de Cooperación Internacional Japonesa (JICA)
La cooperación internacional se refiere a la relación de colaboración establecida por los gobiernos estatales con entidades de otros países, haciendo especial hincapié en las relaciones de colaboración. Así pues, muchos gobiernos elaboran líneas de acción vinculadas con la ayuda internacional incentivando programas de voluntariado con otros países.
El turismo de voluntariado también ha llegado a Nicaragua con fines educativos en el caso de las agencias de cooperación internacional como la de Japón (JICA). Esta agencia nipona ingresa anualmente un grupo de voluntarios para realizar actividades en diversas áreas de formación, ya sea como educadores impartiendo clases de idioma japonés en la Universidad Centroamericana (UCA) o promoviendo medidas de higiene comunitaria y terapias dirigidas a los niños, niñas y jóvenes con discapacidad de la Asociación Los Pipitos, en Managua.
Voluntarios de JICA Nicaragua. Fuente: Facebook JICA Nicaragua.
En este programa de voluntarios japoneses participan jóvenes entre los 20 y los 39 años, así como la categoría de seniors que se refiere a los voluntarios que tiene experiencia de más de 15 años en sus áreas de trabajo. El programa tiene presencia de voluntarios en 23 países de América Latina y El Caribe, aunque Nicaragua fue el primer país en recibir un grupo de voluntarios el año 1991 y son más de 641 voluntarios los que ha recibido hasta el año 2018.
Las instituciones nicaragüenses realizan la solicitud especificando el perfil del voluntario que requieren, luego dirigen su solicitud a la oficina de JICA Nicaragua que funciona como la intermediaria para trasladar la información a la oficina central de JICA en Japón. En esta, se reciben todas las solicitudes y durante un año se garantiza el reclutamiento y selección de candidatos. La estancia de los voluntariados es de 10 meses hasta 2 años para realizar el voluntariado.
Las instituciones en Nicaragua se encargan de brindar los recursos necesarios para la realización de actividades in situ, y la agencia de cooperación JICA se encarga de los gastos aéreos desde Japón, manutención, alimentación y gastos básicos de salud. Los voluntarios viven en casas residenciales independientes, ya que están ubicados en distintas partes del país según la misión que corresponda. Este formato de voluntariado es otorgado como una beca a los voluntarios extranjeros, les incluye todos los gastos y se les reconocen los créditos en sus programas de estudio.
Organización religiosa: Fundación Fabretto
La Fundación Fabretto nació en los años 50 con la creación del primer hogar infantil fundado por el padre Salesiano Rafael María Fabretto, quien promovió el desarrollo comunitario de San José de Cusmapa, una comunidad empobrecida y aislada en el norte de Nicaragua. Sus actividades de voluntariado buscan generar alternativas a los niños, niñas y jóvenes nicaragüenses mediante programas de educación y soberanía alimentaria en zonas con altos índices de marginación. La organización atiende a más de 440 escuelas públicas y brinda acompañamiento escolar a más de 20.000 estudiantes en 8 centros educativos de Fabretto. Sus programas están centrados en la formación de educadores y maestros para el refuerzo educativo en la etapa de educación inicial, así como la ejecución de programas de bachillerato rural alternativo especializado, de almuerzos escolares y una alternativa para incentivar la asistencia escolar, acompañada de iniciativas como huertos familiares, escolares y formación a la comunidad.
Voluntarios de la Fundación Fabretto. Fuente: Facebook Fabretto Children's Foundation.
Existen diversas modalidades de voluntariado: el individual, el grupal y el corporativo y cada uno tiene distintos niveles de incidencia. El voluntariado individual está dirigido a españoles y estadounidenses que llegan a la organización para acompañar procesos de seguridad alimentaria y nutrición, recaudación de fondos, educación y enseñanza preescolar, primaria o secundaria, enseñanza del inglés como segunda lengua, y se insertan en los centros Fabretto localizados en distintas regiones del país. El coste del voluntariado es de 500 dólares (452 €) por una estancia de 3 semanas, que se realiza durante las fechas escolares de Nicaragua entre el 15 de febrero y el 30 de junio. Por otro lado, los gastos del alojamiento, la manutención, el billete aéreo y el seguro internacional son cubiertos por el voluntario, aunque la organización les brinda la información para la búsqueda de alojamiento comunitario.
En la modalidad de voluntariado corporativo, son empresas nicaragüenses quienes colaboran con un día de trabajo voluntario junto con su personal empleado en un evento programado por la organización. Al igual que los voluntariados grupales, son personas locales que destinan un periodo vacacional para colaborar con las actividades de la fundación como, por ejemplo, en el programa “pancitas llenas” que lucha para reducir el hambre y la pobreza en comunidades rurales de Nicaragua.
Organización comunitaria: Comunidad de Santa Julia, El Crucero
En Nicaragua también existen otras experiencias más localizadas que trabajan en las comunidades donde tienen proyectos de voluntariado permanentes. Tal es el caso de la Asociación Apapachoa en la comunidad de Santa Julia en El Crucero, un municipio del departamento de Managua. Apapachoa proviene de la lengua náhuatl que significa abrazar con el alma. Esta organización concentra diversas actividades de voluntariado en cuatro ejes de intervención comunitaria: la educación ambiental, la agricultura orgánica, el turismo sostenible, y como prioridad se ha planteado el abastecimiento y el saneamiento del agua. Estas modalidades van desde jóvenes sin experiencia previa que se quieren insertar en procesos comunitarios, hasta académicos o investigadores que desean involucrarse en proyectos concretos en los que trabaja la comunidad.
Los voluntarios han apoyado con la formación de guías de ecoturismo, enseñanza de técnicas y manejo del mariposario, cursos de inglés básico dirigidos a las niñas, niños y jóvenes de la comunidad con el fin de fortalecer la participación comunitaria y activar el empleo laboral en la misma zona. Así mismo, han colaborado en la construcción de pozos de agua y la edificación del centro eco-cultural Apapachoa, que abrió en 2017 con la ayuda de voluntarios que habilitaron un edificio abandonado de la comunidad.
Voluntarios de la Asociación Apapachoa. Fuente: Facebook Apapachoa.
En la actualidad cuentan con 7 voluntarios permanentes y 15 voluntarios de apoyo, quienes participan en actividades concretas que realiza la fundación, con la que se postulan de manera directa. El costo del voluntariado por semana en Apapachoa es de 400 dólares (361 €) y cubre el alojamiento, tres comidas al día, internet y traslado al aeropuerto. Los gastos del seguro médico y de los billetes aéreos corren por cuenta del voluntario.
¿Cómo es la experiencia de volunturismo para las comunidades nicaragüenses?
Las experiencias de turismo de voluntariado son muy distintas entre ellas, con diferentes tipos de voluntarios, comunidades, organizaciones y proyectos. Las organizaciones internacionales gestionan una cantidad muy alta de voluntarios y programas alrededor del mundo, lo que requiere una comunicación muy directa con las comunidades para poder identificar sus necesidades e implementar los programas de manera adecuada, sin caer en la mercantilización de esta actividad. En el caso de las organizaciones universitarias junto con gestión comunitaria, se debe destacar el hecho de que los voluntarios son estudiantes que pueden encontrarse por primera vez en un país extranjero sin su familia o realizando por primera vez un voluntariado. Además, las organizaciones deben tener en cuenta que los voluntarios pueden estar principalmente motivados para añadir esta experiencia a su currículum, sin tener en cuenta la motivación altruista de realizar un voluntariado o los impactos que pueden producir en la comunidad anfitriona. Respecto a la cooperación internacional, esta puede ser una buena herramienta para fortalecer las relaciones entre países, siempre y cuando las intenciones de ambos países sean en beneficio mutuo, con incidencia en las comunidades que más lo necesitan. Las fundaciones religiosas, siendo pioneras en el voluntariado internacional, siguen estando presentes alrededor del mundo con una voluntad caritativa hacia las personas más vulnerables. Por último, las organizaciones comunitarias representan uno de los mejores modelos de gestión del turismo de voluntariado, ya que es la población local quien dirige los proyectos y conoce de primera mano cuáles son las necesidades reales. Por un lado, la atracción y selección de los voluntarios puede ser complicada sin una organización intermediaria (ONG, por ejemplo) pero, por el otro, las comunidades no dependen de agentes externos, lo que a veces provoca impactos negativos si estos dejan de proveer sus recursos.
Este artículo ha planteado cinco experiencias de volunturismo con distintos tipos de gestión, aunque para poder comparar las prácticas e impactos con más detalle haría falta un análisis más profundo de cada caso y de todos los actores que intervienen.
Una característica común en la mayoría de voluntariados es que cada grupo siempre está acompañado por un coordinador o coordinadora que asume la doble función de traductor y guía acompañante. En el caso del idioma, éste se vuelve una barrera para el intercambio intercultural, ya que la mayoría de voluntarios que llegan a Nicaragua provienen de países anglosajones o no tienen un nivel suficiente de español para comunicarse efectivamente. Los maestros-guías se encargan de apoyar en la traducción cuando se presentan algunas dificultades durante la estancia.
Tal como advierte el guía acompañante de un grupo de Reto Juvenil Internacional: “No todos los voluntarios están sensibilizados con las realidades de nuestros países. Hay algunos que son jóvenes y ya estando acá les molesta el sol, los mosquitos, incluso el llanto de los niños en los hogares anfitriones” (Comunicación personal, diciembre 2018). Sin duda, a pesar de la información y recomendaciones brindadas por las organizaciones a los grupos de voluntarios, durante la experiencia algunos turistas comparten y disfrutan de su estancia en Nicaragua con los comunitarios pero, en otros casos, los voluntarios deciden no compartir su tiempo libre con las familias anfitrionas.
Otro aspecto destacado por la población local es el hecho de que, para las familias anfitrionas el hecho de recibir a los voluntarios simboliza una jornada de trabajo con alta dedicación, ya que hay que preparar las condiciones dentro del hogar para su recibimiento y, en algunos casos, incluso tienen que esforzarse para conseguir los productos que requieren ante la llegada de los voluntarios.
Sin duda, el turismo tiene muchas extensiones que aún no han sido del todo exploradas o analizadas. Sin embargo, estas experiencias de turismo de voluntariado generan una alternativa a corto plazo para las comunidades de destino, puesto que no siempre existe una continuidad lógica, evaluación o retroalimentación del impacto real y concreto de estas actividades. Por otro lado, la mayoría de estos proyectos son gestionados desde afuera, lo que dificulta poder responder a solicitudes o necesidades concretas desde las comunidades. Aun así, como hemos visto, algunas experiencias de volunturismo van de la mano de las comunidades o se proponen desde la población local para que el impacto sea el más positivo posible. Por último, existe el riesgo de perder la oportunidad de generar sinergias y aunar esfuerzos para generar un impacto duradero recíproco, más allá de alimentar las experiencias individuales de los voluntarios.
Voluntarios y voluntarias en Nicaragua. Fuente: Angélica Duarte.
A pesar de todos los distintos escenarios que se dan en el turismo de voluntariado, el aprendizaje para ambas partes es uno de los grandes frutos de este modelo de turismo. Por un lado, las condiciones de vida de las comunidades han cambiado a medida que los voluntarios han ido llegando de manera más recurrente, no sólo por la aportación económica, que es considerablemente alta para el nivel socioeconómico de las familias en los espacios rurales nicaragüenses, sino también por el intercambio de conocimientos y prácticas que se dan en las actividades cotidianas realizadas junto con los voluntarios. Tal como una de las socias de la Asociación Puesta del Sol comenta: “Yo conozco el mundo a través de ellos. Aunque no he salido del país, ellos me cuentan sobre la vida en sus países, sus comidas, su cultura. En general, es realmente una experiencia que me llena mucho” (María José Cerda, entrevista personal, diciembre de 2019).
Reflexiones finales, ¿cómo afectará el COVID-19 al volunturismo en Nicaragua?
A pesar de las distintas prácticas y las críticas que ha recibido el turismo de voluntariado en los últimos años por su creciente proceso de mercantilización, este es claramente un nicho de mercado alejado del turismo de masas tradicional. Delante de esta situación de la COVID-19 no hay una perspectiva clara sobre cómo afectará al volunturismo, especialmente en verano que es cuando más programas se realizan. Por un lado, los viajes internacionales quedarán reducidos a las políticas decretadas en cada país, hecho que hará disminuir el número de turistas de voluntariado. Más concretamente, los voluntariados promovidos por programas de movilidad estudiantil se verán más afectados, ya que la pandemia ha alterado los ciclos escolares y los periodos vacacionales a nivel global y gran parte de las convocatorias se encuentran cerradas para este año. Por otro lado, puede ser que algunas instituciones reciban apoyo financiero de instancias económicas globales para la ejecución de proyectos de voluntariado, como aquellos gestionados por agencias de cooperación internacional que se enfoquen en temas de salud para países más vulnerables, como es el caso de Nicaragua.
La reducción parcial o total del número de volunturistas puede afectar también a las comunidades dependientes de estos programas y de las agencias que los desarrollan. Así pues, este es un buen momento para repensar el papel de estas organizaciones y la gestión que hacen sobre el voluntariado e intentar que las comunidades sean quienes gestionen los proyectos, tal como hemos visto en algunos ejemplos de Nicaragua. Así mismo, también es interesante que los propios voluntarios se cuestionen sus motivaciones y la necesidad de viajar internacionalmente para desarrollar muchas de las habilidades por las que se proponen hacer volunturismo, en un momento donde los viajes estarán limitados. Finalmente, frente a esta crisis de la COVID-19, el turismo de voluntariado en Nicaragua y alrededor del mundo puede ser un modelo a seguir siempre que mantenga su apuesta por la contribución al bienestar social, en temas de salud, educación, soberanía alimentaria y desarrollo comunitario, con su principal objetivo de altruismo frente a las visiones individualistas y consumistas de otros tipos de turismo.
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