16-06-2020
El COVID-19 y el trabajo en la industria hotelera de República Dominicana
Elizabeth Guerrero | Alba SudLa pandemia del Covid-19 marcará un antes y un después en el turismo. Mientras las compañías ya buscan estrategias para recuperarse, los trabajadores del sector hotelero, afectados gravemente por la situación, tienen un futuro incierto.
Crédito Fotografía: Resort en Punta Cana, República Dominicana. Imagen de Ernest Cañada | Archivo Alba Sud.
De acuerdo a estadísticas del Banco Central, el turismo en República Dominicana ha crecido ampliamente en los últimos años a tasas de entre el 3,4% al 9,1%. Entre 2015 y 2018 la región Este, principalmente el Polo Turístico Macao - Punta Cana, se ha configurado como uno de los territorios más importantes turísticamente del país. Desde el 2012, la tasa de ocupación hotelera en el país no baja de 70%, y llegó a alcanzar el 78% en 2016. La generación de empleos directos durante el primer semestre de 2019 alcanzó las 324.553 personas, lo que equivale a un 7,1% del total generado en la economía dominicana.
El gobierno de la República Dominicana declaró el Estado de Emergencia Nacional el 19 de marzo del 2020. Esto supuso el cierre de las fronteras, por tierra, mar y aire, la cancelación de la docencia en centros escolares y universidades, así como eventos con niveles de concentración de población de toda índole. Asimismo, se suspendieron las actividades comerciales, con excepción de las dedicadas al expendio de combustible, farmacias, supermercados y colmados, centros de servicios médicos y laboratorios médicos. A las empresas se les instó a implementar el trabajo a distancia y, de no ser así, evitar los desplazamientos no necesarios. A fecha de 15 de junio, según datos oficiales recogidos por la Universidad Johns Hopkins, el número de personas afectadas por el COVID-19 alcanza a 20.808 personas, con un total acumulado de 550 fallecimientos.
Pérdidas de empleo
Las medidas tomadas por el gobierno para combatir la pandemia afectaron de manera directa a la industria hotelera. Con la paralización de los vuelos, la llegada de turistas al país también se detuvo, lo que comportó el cierre de los hoteles. Esto ha implicado que, según estimaciones de Wiston Santos, Ministro de Trabajo, unas 300.000 mil personas fueron suspendidas en el conjunto del país. No hay datos de cuantas personas perdieron su trabajo de forma permanente, pero según la Asociación de Hoteles y Turismo de República Dominicana (ASONAHORES) si se agudiza la crisis podrían perderse unos 200.000 empleos directamente relacionados con turismo.
Resort en Punta Cana, República Dominicana. Imagen de Ernest Cañada | Archivo Alba Sud.
Juan, que trabajaba en un hotel todo incluido del polo turístico Macao-Punta Cana como camarero, contó a Alba Sud, que los días anteriores al cierre de su empresa había muchos rumores entre los trabajadores sobre lo que podría pasar, lo que provocó una enorme inquietud por el temor de perder su empleo, y única fuente de sustento. Finalmente, su supervisor se reunió con ellos para informarles del cierre del hotel. Juan fue de los que pudieron irse a su casa con su contrato laboral vigente, es decir, que la empresa los suspendió, pero no los despidió. En este estado, mientras el contrato está suspendido, el empleado está exento de prestar servicios y el empleador de pagar su salario. Pero otros no corrieron con el mismo destino. Elías, panadero en otra cadena hotelera, explica que el 16 de marzo se dirigió a trabajar como cualquier otro día, pero al llegar al hotel le hicieron ir al departamento de Recursos Humanos, junto a otros compañeros, donde les entregaron una carta en la que la empresa dio por terminado su contrato laboral, por lo que tuvo que regresar a casa. Apenas iba a cumplir tres meses en la empresa.
Pobreza laboral
Al desempleo generado por la situación de caída del turismo, debemos sumarle el hecho que los salarios percibidos por los trabajadores de los hoteles, no les habían permitido tener suficiente capacidad de ahorro, por lo que mayoría se veían obligadas a vivir al día. A pesar del crecimiento económico que ha experimentado en los últimos años la República Dominicana, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el salario mínimo del país solo cubre el 46.29% de la canasta básica, el nivel más bajo de toda América Latina y el Caribe.
De este modo, la mayoría de los trabajadores del turismo deben complementar sus salarios con propinas. Así lo atestiguan varias de las personas entrevistadas. Elías, asegura que “vivía de la propina, no solo del sueldo, no me era suficiente”. Otro trabajador consultado, Antoni, preguntado por si el salario le permitía vivir, responde que no, “pero me ayudaba con la propina de los clientes”. Y la cocinera de un hotel, Rocío, explica que “buscaba la manera de administrarme e ir dando prioridad a cosas y dejar otras para después”. Esto significa que la mayoría de trabajadoras y trabajadores del sector tenían muchas dificultades con los salarios recibidos, por lo que no eras extraño que tuvieran que buscar otras vías para complementar sus ingresos. Así, por ejemplo, lo revela Carmen, camarista en uno de los hoteles de la zona de Punta Cana, “solo me daban para el día a día, mis gastos son más de lo que ganaba…para ingreso extra vendía ropa interior”.
Acciones tomadas para la ayuda de los empleados ante el COVID-19
En este contexto, la administración pública activó algunos mecanismos para ayudar estos trabajadores.Durante los meses de abril y mayo, los trabajadores cuyas empresas estaban cotizando en la Tesorería de la Seguridad Social (TSS) y que habían tenido que cerrar sus operaciones, según declaraciones del Ministro de Hacienda y coordinador de la Comisión de Asuntos Económicos y de Empleo, Donald Guerrero Ortiz, recibieron un apoyo económico por medio del programa Fondo de Asistencia Solidaria al Empleado (FASE). Recientemente este apoyo se extendió hasta el mes de junio. Así, el gobierno estaría aportando a cada trabajador registrado 5.000 pesos mensuales (unos 76 euros), divididos en dos pagos, los días 7 y 21 de cada mes, y a quienes tuvieran un salario superior a los 5.000 pesos el gobierno les cubriría hasta un 70% de su mensualidad, y el 30% restante sería aportado por el empleador. De este modo, el Estado estaría aportando un máximo de 8.500 pesos por trabajador (unos 130 euros). Esta ayuda está contemplada únicamente para quienes aunque estén suspendidos mantienen el contrato.
Resort en Punta Cana, República Dominicana. Imagen de Ernest Cañada | Archivo Alba Sud.
De este modo, estos apoyos no llegaron a todas las trabajadoras y trabajadores de los hoteles. En gran medida porque una parte fue despedida justo antes de que se establecieran dichas medidas. Así, Rosa, una joven que trabajaba como niñera en un hotel todo incluido de Punta Cana, no puede beneficiarse de este programa porque, según nos explicó, “se reunieron solo con un grupo, ahí nos explicaron que debido a la situación tendrían que terminar nuestro contrato laboral y que quizás luego de que termine todo nos llamarían”. A lo que añadió: “ha sido difícil, tengo responsabilidades, deudas que cubrir”.
¿Qué ocurrirá cuando termine esta ayuda del gobierno? Le hicimos esta pregunta a Estela, que ha trabajado como supervisora de lavandería en un hotel durante los últimos diez años. Su respuesta resultó muy desesperanzada: “Si ahora no nos están pagando nada, dudo que después del FASE nos ayuden… Mira, yo soy una persona con un expediente limpio, en diez años de trabajo nunca he llegado tarde, nunca le he mandado licencia, ni pedido permiso, siempre enfocada en mi trabajo. Tantos años, ¿y ahora qué? No tengo nada, perdí mi única fuente de ingreso”.
Recuperando la actividad turística
Mientras en otros lugares se ha producido un debate con mayor o menor intensidad sobre qué debería hacer la industria turística cuando pueda activarse de nuevo, y si esta crisis sanitaria debe ser la puerta hacia un turismo más inclusivo y sostenible, en República Dominicana el discurso general es cómo asegurar que el turista regrese lo antes posible al país. El pasado 20 de mayo, presidente del gobierno, Danilo Medina, explicó la hoja de ruta para el proceso de apertura de la economía dominicana de manera escalonada. Iniciada en su primera fase ese mismo 20 de mayo, está previsto que el 5 de julio en una cuarta fase. En esta última fase se contempla la reapertura de los aeropuertos y hoteles, hasta en un 30% del total de habitaciones de cada establecimiento.
Por su parte, el Ministro de Turismo, Javier García, aseguró en un webinar organizado por la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR), que República Dominicana estaba lista para recibir a los turistas, y que estaban trabajando en la puesta a punto de protocolos de seguridad sanitaria que deberán cumplir las empresas. Asimismo, Frank Comito, director general de la Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe (CHTA, por sus siglas en inglés), aseguró que el turismo resurgirá más fuerte en el Caribe. Poco o nada se ha hablado de tomar iniciativas hacia un nuevo modelo de turismo en el país.
Para la recuperación del sector, en un principio se apela a un turismo local y en un futuro próximo al mercado internacional, principalmente de Estados Unidos y Canadá. Magaly Toribio, asesora de marketing en el Ministerio de Turismo (Mitur), explica que la estrategia de promoción ante la crisis que utilizará el país se basará en aerolíneas, tour operadores y la promoción de la seguridad de los destinos turísticos, “la prioridad es retomar los vuelos chárter, siendo los tour operadores los mejores aliados”.
Resort en Punta Cana, República Dominicana. Imagen de Ernest Cañada | Archivo Alba Sud.
Mientas tanto, el pasado 29 de abril el Ministro de Turismo, Francisco Javier García, anunciaba que el Consejo de Fomento Turístico (CONFOTUR), aprobó la construcción de 862 nuevas habitaciones en distintos polos turísticos del país. Y alegaba que estas inversiones en medio de esta situación reconfirman la confianza de los empresarios, lo cual dejaría claro nuestro liderazgo del país en la región del Caribe.
Asimismo, tampoco han faltado las demandas por parte del sector para conseguir rebajas fiscales. Así, las agencias de viaje y operadores turísticos han solicitado al Gobierno la rebaja de impuestos al turismo para apoyar la reactivación del sector.
Incertidumbre y preocupación
A la par de estas discusiones sobre el futuro del turismo en el país, para María, camarista en un hotel todo incluido, suspendida en este momento, dice sentir temor ante lo que se avecina: “La verdad es que tengo miedo, porque no sé qué va a pasar, sé que el turista no llegará de una vez y nosotros somos muchos en la empresa, la nómina no aguantará a todos y no sé qué pasara… Sé que habrá muchos despidos. Por lo menos pido a Dios que no me contagie el virus, que si uno tiene salud tratará de buscar la solución… Mis hijos, mis padres que están mayores y no trabajan, sus medicamentos y alimentos dependen de mí”.
La situación es vivida con mucha incertidumbre. Juan, al preguntarle sobre qué pensaba hacer una vez no cuente con la ayuda del gobierno, explica que no sabe qué será de él: “Yo sé trabajar en construcción, que sería una opción para mí, y podría ponerme a conchar [servicios de transporte en motocicleta], pero no sé a quién transportaré si no habrá clientes ni dinero para pagar… Ahora me ha nacido una niña, pero tengo tres más que alimentar, más mi madre, las cuales dependen de mí, y mi esposa, que también ha perdido su trabajo”
María, camarista, relata que el 31 de marzo recibió una carta por WhatsApp donde la despidieron, como al resto de sus compañeros. Lamentablemente este pudiera ser el escenario de muchos de los que se encuentran en estado de suspensión actualmente. “No tenemos ninguna esperanza de que tendremos ayuda por parte del hotel una vez termine el programa FASE, no tenemos respaldo de nuestra compañía… Es difícil, con los RD$4,200 pesos quincenales que me da el gobierno, trato de administrarme, más mi familia me ha ayudado… No he podido pagar los gastos principales, luz, agua, renta, solo puedo pagar la comida”. El agravante de la situación es que si la empresa los despide pierden el apoyo del programa FASE, que solo está contemplado para quienes están en estado suspendido.
A pesar de las perspectivas de reactivación del sector no hay garantía alguna para sus trabajadores y trabajadoras. Una vez culmine el programa FASE se podrían generar despidos masivos en ausencia de otras medidas de protección. Probablemente las empresas no recuperen las entradas de los meses anteriores a la pandemia y no requieran la misma cantidad de personal. Es por eso que trabajadoras como Estela afirman: “Estoy angustiada, el primero de julio se termina todo. El hotel no ha tenido comunicación con nosotros de ningún tipo, y hay muchas especulaciones sobre lo que podría pasar. Hemos escuchado por la noticia que abrirán los aeropuertos en julio, pero eso no significa el hotel abrirá, así que estamos a la espera a ver si antes de final de mes nos dicen algo¨.
Resort en Punta Cana, República Dominicana. Imagen de Ernest Cañada | Archivo Alba Sud.
La ayuda del gobierno solo estaba prevista para los meses de abril, mayo, y posteriormente se alargó has julio, pero ¿qué pasará después con las familias que dependen de este subsidio? Por experiencia sabemos que el sector turístico tiene gran capacidad de resiliencia, y eventualmente se recuperará, pero esta sería la oportunidad para que en República Dominicana se reconfigure el sector, con un sentido de mayor inclusión y sostenibilidad, un modelo más participativo y que no destruya nuestros recursos. Sobre todo, es buen momento para que el gobierno junto con las empresas hoteleras, a quienes les ha ido muy bien en los últimos años, se planteen qué medidas tomar en conjunto y así asumir programas de ayuda para estas familias que se encuentran en estado de vulnerabilidad.
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