Sesc Bertioga, donde el turismo social construye esperanza

Fundado en 1948, el Sesc Bertioga es un centro vacacional ubicado en el litoral del Estado de São Paulo, Brasil, dirigido a las clases trabajadoras de los sectores de servicios, comercio y turismo. Forma parte de la tupida red de unidades del Sesc São Paulo. Con una capacidad de alojamiento para unas mil personas y trescientas más de visita, constituye una de las experiencias referentes del turismo social en América Latina. 

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Presentación del informe

Presentació pública del informe en un acto organizado por Sesc São Paulo, la Organización Internacional de Turismo Social (ISTO) y Alba Sud.

Resumen

La experiencia del Sesc Bertioga muestra la potencialidad de iniciativas de cierto tamaño, orientadas hacia personas trabajadoras de ingresos bajos y medios, que residen a poca distancia, y, por tanto, con bajo impacto ambiental y energético por su desplazamiento. En la actual coyuntura de emergencia en la que se superponen crisis de naturaleza distinta, pero interrelacionadas, la apuesta por turismos de proximidad, construidos a partir de mercados domésticos o de relativa cercanía geográfica, adquiere un papel estratégico. El turismo social, y en particular, iniciativas como la del Sesc Bertioga, iluminan con claridad la necesidad de profundizar en esta dirección. Por otra parte, su propuesta turística está orientada hacia la mejora del bienestar de las personas participantes en un sentido amplio, pero también tiene un alto componente educativo crítico, que se orienta al desarrollo de capacidades humanas. Y a su vez, se hace de un modo compatible con condiciones de trabajo dignas y una integración no excluyente con el territorio alrededor del complejo. Lejos de las lógicas de segmentación que ha seguido en otros lugares el turismo social, el Sesc Bertioga es una propuesta pensada para amplias mayorías con capacidad de integrar distintas necesidades. En este informe, además de explicar su origen y la evolución que ha permitido configurar una singular propuesta de turismo social, se analizan con detenimientos tres aspectos clave: quienes son personas usuarias del complejo turístico y qué tipo de servicios reciben, las condiciones laborales de quienes les atienden y, finalmente, su inserción en el territorio que la acoge. Estas tres dimensiones configuran una agenda de análisis fundamental para poder entender desarrollos turísticos desde perspectivas emancipatorias. 

¿Pero por qué es tan relevante esta experiencia? ¿Dónde reside su valor? La expansión del turismo, en un proceso global de turistificación creciente de nuestras sociedades, ha comportado problemas de todo tipo y ha acentuado la inequidad. La esperanza de un turismo poscapitalista se enfrenta a las limitaciones de escala de los casos que ciertamente muestran formas de organizar el turismo en un sentido emancipador, es decir con el propósito moral de eliminar cualquier forma de opresión o dominación y, a su vez, favorecer una expansión de las capacidades humanas que permitan una vida digna en una sociedad justa en paz con el planeta. Pareciera que iniciativas con voluntad de transformación de las formas dominantes de producción turística solo pudieran concebirse con dimensiones reducidas y minoritarias. En cambio, la experiencia del Sesc Bertioga podría ser inscrita en la propuesta de “utopías reales”, formulada por el sociólogo marxista estadounidense Erik Olin Wright, y entendidas como alternativas deseables, viables y factibles de organizar, en este caso, la actividad turística. 

Por su relevancia en el actual debate sobre qué papel puede jugar el turismo social en el necesario proceso de transformación del turismo, la experiencia del Sesc Bertioga y, por extensión del São Paulo, constituyen referentes ineludibles que hay que conocer y de los que aprender.