22-11-2021
Terres de l’Ebre, tierras de memoria
Carla Izcara & Ernest Cañada | Alba SudLos escenarios de la Batalla del Ebro siguen siendo un reclamo para entender mejor episodios centrales de nuestra historia reciente. Diferentes iniciativas ciudadanas, como Terra Enllà, una empresa de servicios y agencia de viajes, y la bodega Frisach que, además de producir vino, ofrece visitas y catas, muestran las potencialidades de la articulación entre turismos de proximidad y divulgación de la memoria.
Crédito Fotografía: Poble Vell de Corbera d'Ebre. Imagen de Carla Izcara.
Las Terres de l’Ebre, en el Sur de Cataluña, se extienden en cuatro comarcas: Ribera d'Ebre y Terra Alta en el interior, y Baix Ebre y Montsià en la costa. Este territorio, además de haber sido declarado Reserva Natural de la Biosfera por la UNESCO, es uno de los espacios de memoria histórica más importantes de España, ya que ahí tuvo lugar la batalla del Ebro durante la Guerra Civil española en 1938.
La batalla del Ebro fue la más larga de la Guerra Civil y la que provocó más bajas. También fue de las más decisivas: tras 115 días de la ofensiva del ejército republicano, las tropas franquistas acabaron recuperando el territorio que habían perdido. Después de esto, en escasos tres meses, ocuparon todo el territorio catalán. La Guerra finalizó en abril de 1939 con la posterior implantación de la dictadura de Francisco Franco durante más de cuatro décadas.
No fue hasta sesenta años después, que se inauguró el Centro de Estudios de la Batalla del Ebro (CEBE) en Gandesa, un museo impulsado por un grupo de investigadores y coleccionistas privados. Poco después, entre los años 2005 y el 2011, el Consorcio Memorial de los Espacios de la Batalla del Ebro (COMEBE), dentro del marco de actuación del Memorial Democrático de la Generalitat de Catalunya, abrió progresivamente cinco Centros de Interpretación: 115 Dies, en Corbera d’Ebre; Internacionals a l’Ebre, en La Fatarella; Veus del Front, en El Pinell de Brai; Soldats a les Trinxeres, en Vialba dels Arcs y Hospitals de Sang, en Batea. Además, tiene dos Memoriales y quince Espacios Históricos a largo de todo el territorio. Como afirmaba Teresa Ferré, ex directora del COMEBE, "las instituciones van detrás de la demanda de la sociedad". Así pues, ha sido la "sociedad civil y el asociacionismo quien ha impulsado la necesidad de recuperación de la memoria", recalca Ferré, en un reconocimiento que le honra.
Un buen ejemplo de esta iniciativa ciudadana es el museo privado "La Trinchera" en Corbera d'Ebre. En este espacio Pere Sanz, un agricultor amante del coleccionismo que comenzó con las antigüedades hasta que, explica, "decidí ir a la montaña y todo lo que encontraba era bélico". La exposición, muestra parte de su colección, se ha formado a partir de donaciones de familiares, hallazgos e intercambios, y en ella se pueden encontrar objetos de todo tipo, desde uniformes y armamento, hasta juegos y escritos de los combatientes. Pere Sanz es también uno de los propulsores de la Associació Cota 402, que se encarga de rememorar el puesto de mando de la republicana 35ª División Internacional, convertido ahora en espacio de memoria.
Museu La Trinxera. Imagen de Carla Izcara.
Entre esta unión de iniciativas ciudadanas, que muestran diferentes expresiones que buscan dar salida a las demandas de recuperación de la memoria reciente, destacamos dos iniciativas que conjugan el interés por explicar la historia del territorio y, al mismo tiempo, por dinamizarlo económicamente: Terra Enllà, empresa de servicios y agencia de viajes, y la bodega Frisach, una familia que produce vino y también ofrece visitas y catas.
Terra Enllà
Terra Enllà es una empresa de servicios y agencia de viajes especializada en turismo de memoria fundada en 2014 en Tortosa por Maite Hernández, antropóloga, y Andreu Caralt, historiador y periodista. Esta propuesta, explica Maite Hernández, "nace de forma natural", con la voluntad "de atraer a un mayor público interesado por la historia y la cultura" y ofrecer productos con otros activos de la zona, sean restaurantes, bodegas o empresas de kayak, "que reviertan de manera positiva en el territorio".
La característica principal y diferenciadora del trabajo de Terra Enllà es que se preocupan especialmente por el "el rigor del hecho histórico y la valoración de esta memoria", añade Hernández. Según el punto de vista de Andreu Caralt, "la memoria es el uso presentista de la historia con un objetivo en concreto". Con esto quiere decir que cuando se hace memoria se intenta reivindicar unos valores o experiencias determinadas. A diferencia de la historia, que narra todos los hechos a partir de fuentes documentales. A pesar de ello, Maite Hernández alerta que el hecho de "desgranar todo el abanico de grises, no implica que se aborden todos los hechos por igual".
Al respecto, Andreu Caralt expresa que "la etiqueta de empresa no se adecua a lo que hacemos", ya que su implicación con las visitas, otras asociaciones y familiares de antiguos combatientes, va más allá de una interacción comercial. Un ejemplo es la publicación en 2017 del libro "Agrupació de Supervivents de la Lleva del Biberó-41. 3.669 Biberons" del mismo Andreu Caralt, así como la producción del documental "A les fosques de la memòria bombardejada" de Caralt y Hernández con Bluverd comunicació.
Las visitas que recibe Terra Enllà provienen en su mayoría de todo el territorio catalán, y muchas de ellas, apunta Hernández, "tienen una conexión familiar con la Batalla del Ebro", aunque también hay numerosas personas con un "interés general por la cultura". Caralt añade que, en los últimos años, han detectado un crecimiento de la motivación "identitaria y por buscar las raíces". Asimismo, también tienen un público del resto de España, sobre todo de Valencia, Madrid, País Vasco y Navarra.
Maite Hernández y Andreu Queralt. Imagen de Carla Izcara.
El equipo de Terra Enllà coincide en la dificultad de ser atractivos para la gente más joven. Andreu Caralt señala la importancia que tiene en ello el factor tiempo, porque éste "juega en contra, ya que uno de los activos más importantes, los supervivientes, se han perdido", y esto implica que, en términos generales, "las generaciones de hoy han perdido el vínculo emocional". Por este motivo, incluyeron una ruta en kayak en su catálogo, con el fin de llamar la atención de familias con niños y jóvenes. Además, aprovechan para hacer concienciación de la problemática ambiental en el río Ebro.
Por otra parte, como se avanzaba anteriormente, también fusionan historia con gastronomía. En primer lugar, tienen la actividad "Memoria a pie y en la mesa", en colaboración con el restaurante Miravall, ubicado en el municipio de Batea, donde se explica la historia a partir de un menú elaborado tomando en cuenta la alimentación de los soldados y la población civil en 1938. En segundo lugar, en colaboración con la bodega Frisach ofrecen la ruta "Vinos en la trinchera". Caralt, reivindica la presencia e importancia del vino durante la Batalla del Ebro, y cómo esto "se adecua perfectamente al relato y al paisaje" de aquellos días de guerra.
Bodega Frisach
El escenario en el que tiene lugar esta unión entre memoria y vino es Corbera d’Ebre, donde la guerra marcó "un antes y un después". Acabado el conflicto armado, "el Poble Vell se abandonó y se construyó uno nuevo pasada la carretera", en palabras de Francesc Frisach, segunda generación de una de una bodega familiar del municipio. Esta explotación familiar ha cultivado de forma orgánica durante los últimos treinta años, y decidieron comenzar su propio proyecto comercial porque "al agricultor no se le valora el trabajo", recalca Francesc. Así pues, asegura que desde entonces trabajan los vinos de "manera tradicional y con la mínima intervención posible".
Frisach recuerda que la actividad turística aparece de forma natural y complementaria en su proyecto, porque así aprovechaban las llegadas de clientes a la bodega para visitar el Poble Vell. En consecuencia, la unión con Terra Enllà fue orgánica, porque les resultaba muy fácil completar en un mismo relato las visitas de contenido histórico de Andreu Caralt y Maite Hernández con la relevancia del paisaje y el vino.
La cata se realiza en la Cota 402, un espacio recuperado hace doce años por la Associació de la Cota 402 y "uno de los puntos emblemáticos de la Batalla del Ebro", en palabras de Francesc Frisach. En este recorrido de trincheras "se situaron parte de las brigadas internacionales" y fue el escenario de uno de los contrastes más grandes de la batalla: "en las mismas trincheras tenías el brigadista internacional, que venía a luchar por sus ideales y, junto a él, un chavalín de la quinta del biberón", relata Frisach.
Francesc Frisach. Imagen de Carla Izcara.
Durante la actividad, aparte de hacer la cata de vinos y conocer la historia de las trincheras, se explica el paisaje, protagonizado por los viñedos (y los parques eólicos), que anteriormente fue campo de batalla. El vino forma parte de la historia del territorio y, de hecho, durante la visita se cuenta que en Coll del Moro se encuentra "el yacimiento más antiguo de toda Cataluña, del siglo III aC, donde ya se elaboraba vino".
Francesc Frisach, al igual que el equipo de Terra Enllà, insiste en que "el discurso debe hacerse desde una visión histórica y muy cuidada, sin tergiversar el conflicto". Asimismo, explica que el suyo “es un público muy interesado, que viene con la lección bastante aprendida". Por otra parte, en muchas ocasiones tienen algún vínculo familiar con los hechos que allí ocurrieron, y eso hace que "sea muy enriquecedor, no solo para quien cuenta la visita", afirma Frisach.
¿Como se deben explicar los espacios de memoria?
Maite Hernández cree que se debe tener en cuenta que "el concepto de dignificación de la memoria no es percibido de la misma manera en todas partes", y añade que "hay espacios donde se ha optado por eliminarla o resignificarla". También destaca que en algunos países "hay una mayor presencia y acompañamiento de la administración pública". Por último, tanto Maite como Andreu, apuntan que se debe tener en cuenta que "hay ayuntamientos que apuestan por tener concejalías de Memoria Histórica", mientras que hay otros que "ven los espacios de la Guerra Civil como un activo turístico, económico". Y Andreu Caralt añade que "hay una falta de promoción de turismo histórico en las ferias de turismo" y que "15 o 20 años atrás, en comparación con otros países europeos, como Alemania, los espacios no estaban señalizados, no se podían hacer itinerarios, comprar libros o guías". Así pues, se trata de una voluntad reciente por parte de las administraciones públicas.
En cuanto a las empresas o asociaciones que hacen rutas de memoria, Terra Enllà considera que es fundamental, por un lado "el rigor histórico" y, por otro, "cómo transmites esa información". Por su parte, intentan que su trabajo "esté al servicio de la causa de la verdad, pero también de la paz", afirma Andreu Caralt.
Cota 402. Imagen de Ernest Cañada.
A pesar de las dificultades para tratar los hechos de una manera respetuosa y sin banalizarlos, es fundamental la labor que hacen las asociaciones y empresas como Terra Enllà o la bodega Frisach para recuperar y explicar estos espacios de memoria. Aún más en el contexto español, donde todavía hay crímenes de la dictadura por resolver y hasta hace relativamente poco las administraciones públicas optaban por el "voto de silencio".
En este contexto, la apuesta por articular la acción divulgativa sobre la memoria histórica de la Guerra Civil española con el turismo, y en particular entre un público de proximidad, muestra las potencialidades de esta alianza cuando las cosas se hacen con rigor. Para mucha gente, conocer y entender mejor cómo se vivieron episodios centrales de una guerra traumática, que ha marcado la vida de generaciones, sigue siendo una necesidad. Son las propias iniciativas de la sociedad civil que han ido abriendo camino para llenar este vacío. Presentarlas como parte de experiencias turísticas ayuda a que mucha más gente pueda acceder a ellas. Además, la unión con otros aspectos, como la gastronomía o el deporte, contribuye también a que otras personas se puedan vincular e interesarse por este pasado reciente. La clave probablemente esté en la capacidad de equilibrar rigor histórico y veracidad con propuestas atractivas. Los turismos de proximidad son también una oportunidad para consolidar este maridaje.
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