10-01-2023
La Desbandá: hacer memoria caminando
Ernest Cañada | Alba SudLa Asociación Socio Cultural y Club Senderista La Desbandá organiza cada año una marcha a pie entre Málaga y Almería para dar a conocer uno de los episodios más cruentos de la represión fascista durante la Guerra de España. El senderismo y las actividades paralelas que llevan a cabo enriquecen las formas de hacer pedagogía de la memoria.
Crédito Fotografía: Asociación Socio Cultural y Club Senderista la Desbandá.
A principios de 1937, durante la Guerra de España, Málaga acogió un gran número de personas refugiadas. Huían de sus pueblos a medida que las tropas fascistas alzadas se acercaban y los ocupaban. Llegaron fundamentalmente de Cádiz, Sevilla, Córdoba, Granada y zonas aledañas a Málaga. En muchos casos tenían algún tipo de responsabilidad sindical, asociativa, política o en la administración republicana. En Málaga, “la roja”, como la denominaban los fascistas, encontraron temporalmente la seguridad que brindaba una organización sindical fuerte, tanto de la UGT como de la CNT, vinculada al proceso de industrialización que se había vivido durante las décadas anteriores. A primeros de febrero, en la ciudad se concentraban unas doscientas mil personas, desbordando sus capacidades.
Pero las tropas fascistas se dirigían también hacia Málaga por distintos flancos, con el apoyo incluido del ejército italiano, dotado de maquinaria de combate moderna. A pesar del esfuerzo heroico de unos pocos milicianos de la CNT que detuvieron su avance por unos días en un paso estrecho entre Granada y Málaga, el Boquete de Zafarraya en la Sierra de Alhama, los fascistas lograron rodear Málaga entre el 6 y el 7 de febrero de 1937. El general Gonzalo Quipo de Llano, jefe del Ejército de Operaciones del Sur durante la guerra, apodado el Virrey de Andalucía, aunque era conocido también como el carnicero de Andalucía, había anunciado repetidas veces desde Unión Radio Sevilla qué podía esperarse de la ocupación. En una famosa locución, ejemplo de la estrategia de terror comunicativo que practicaba, amenazó: “Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen”.
La Desbandá
Sabiendo lo que auguraban las palabras de Queipo de Llano, responsable de las operaciones militares de los sublevados en Andalucía y Extremadura, y lo que había ocurrido ya en otros territorios bajo control fascista, en esos días empezó la huida de Málaga. Sin capacidad ya para la defensa armada de la ciudad, ni un plan de evacuación ordenado, entre doscientas mil y trescientas mil personas escaparon en esos primeros días de febrero de 1937 hacia Almería, a algo más de doscientos cincuenta kilómetros.
Según Rafael Morales, presidente de la Asociación Socio Cultural y Club Senderista la Desbandá, “la gente salió con lo puesto, huyendo como podían, ante el terror que había”. Caminaban de noche y se escondían de día, buscando la protección de la oscuridad. Queipo de Llano ordenó bombardear la carretera, desde el mar y el aire, con el apoyo de aviones alemanes e italianos.La carretera era estrecha y en ciertos pasos, no había escapatoria, por lo que la gente quedó ahí atrapada, sobre todo durante los días 7, 8 y 9 de febrero, cuando hubo más aglomeraciones, lo que dio lugar a una masacre. No en vano, el médico canadiense Norman Bethune, la bautizó como la “carretera de la muerte” ante lo que estaba viendo. “Entre cinco mil y diez mil personas fueron asesinadas en la carretera”, asegura Rafael, quien reconoce que con el estado actual de las investigaciones aún no se pueden dar cifras más ajustadas.
Fuente: Etérea Visual.
Así, esquivando a la muerte, llegaron a Motril y a Almería, bajo control republicano, donde recibieron el apoyo del Socorro Rojo Internacional y de otras organizaciones humanitarias. Desde ahí se dispersaron hacia diversos lugares, zonas del interior de Granada o más allá, hacia Murcia, Valencia o Barcelona.
La huida de Málaga es conocida como “la desbandá”. Inicialmente, fue un término peyorativo, cuya autoría se atribuye al mismo Queipo de Llano. Rafael Morales explica haber entrevistado a un superviviente de esos hechos molesto con la popularización de la expresión, “porque nosotros no éramos animales, no éramos pájaros que salieran en desbandada”, cuenta que le explicó. Pero la expresión, que era ampliamente usada en el ámbito de la historiografía, fue resignificada y apropiada desde el mundo asociativo como una reivindicación de la memoria colectiva del “mayor crimen cometido durante la Guerra”, en palabras de Morales.
Un senderismo que reivindica la memoria
En la actualidad, la Asociación Socio Cultural y Club Senderista La Desbandá es una de las principales organizaciones memorialistas en España, con una enorme capacidad de movilización popular e incidencia pública. Su origen está en la discusión que se produjo en la Federación Andaluza de Montañismo (FAM) hace unos años. Rafael Morales recuerda que en esa época estaba en su junta directiva y que uno de sus compañeros, que había asistido a la presentación de un libro sobre La Desbandá, propuso hacer algo en homenaje a todas aquellas víctimas. Por razones familiares, esto le tocaba muy de cerca, ya que su padre había tenido que huir de los fascistas desde Ronda a Málaga primero, y después hacia Almería en aquella gesta trágica. “Se me abrieron los ojos. Era lo que estaba esperando desde hacía años, sobre todo como homenaje a mi padre”, asegura Rafael.
Desde el año 2005 varias asociaciones habían empezado a organizar actividades conmemorativas, y también algunas marchas parciales, de un día, en varias zonas de la carretera, pero ellos pensaron que era necesario amplificar su repercusión. De ahí nace la idea de organizar una marcha a pie completa, recorriendo los doscientos cincuenta kilómetros que separan Málaga de Almería, “senderismo con memoria”. En esa primera ruta participaron unas setenta personas, a las que se les sumaban más durante los fines de semana, con lo cual pudieron llegar hasta los doscientos participantes.
Fuente: Asociación Socio Cultural y Club Senderista la Desbandá.
A pesar del éxito de convocatoria, en la Federación Andaluza de Montañismo aquella iniciativa no gustó a todo el mundo, y hubo quien cuestionó las connotaciones políticas de la actividad. En consecuencia, y siendo conscientes que la FAM no era una entidad memorialista, solo una federación deportiva, tomaron la decisión de crear un club senderista primero y luego una asociación que organizara la marcha integral y que pudiera aunar senderismo, deporte y memoria. En 2018 quedó legalmente constituida la Asociación Socio Cultural y Club Senderista La Desbandá, que pudo hacerse cargo de una segunda ruta, con diez días de duración. En esa ocasión, el número de personas que hizo todo el recorrido bajó ligeramente hasta las cincuenta personas, con picos también durante los fines de semana. Pero a partir de ahí, y a pesar del parón que comportó la pandemia de la COVID-19, se ha vuelto una actividad cada vez más concurrida.
En su última edición, en 2022, alcanzaron las ciento treinta personas que hicieron el recorrido completo, y calculan que hasta dos mil ochocientas personas han estado presentes como mínimo en una etapa. Desde la asociación habilitaron cuatro vehículos de apoyo para que quienes no podían caminar bien pudieran hacer una parte del recorrido. La mayoría de participantes son españoles, sobre todo vinculados a asociaciones memorialistas, pero también han acudido del extranjero, “de Bélgica, Suiza, Francia, Canadá, Estados Unidos, Alemania e Inglaterra”, apunta de memoria Rafael. La fuerte repercusión alcanzada les ha hecho acotar el número de participantes que pueden hacer todo el recorrido al mismo tiempo hasta las ciento cincuenta personas, “porque no tenemos infraestructura para llevar a más gente durante los diez días”, asegura Rafael.
Durante la ruta, por las mañanas caminan la etapa prevista y en las tardes se organizan actividades públicas –conferencias, presentaciones de libros o conciertos– en torno a La Dasbandá y sobre la memoria, en conjunto con los ayuntamientos o alguna asociación del pueblo en el que hacen noche. Además, siempre que pueden cuentan con la presencia de testimonios que narran cómo fue su experiencia. “Esto es historia viva, el gozo de compartir, memoria viva que está ahí presente”, cuenta Rafael. Y asegura que entre la actividad física de caminar y reconocer los lugares en los que ocurrió esa masacre, así como los encuentros que se organizan por las tardes, generan una gran emotividad que refuerza los vínculos y el compromiso con el movimiento por la memoria. La articulación entre senderismo y memoria ha logrado así un fuerte impacto. “El que hace el sendero de La Desbandá con nosotros se engancha y repite”, asegura Rafael. Y esto ha permitido que la asociación cuente cada vez con más activistas, que se involucran en la cotidianidad de la entidad. En la actualidad la junta de la asociación se ha reforzado y, por otra parte, han creado delegaciones locales en varias ciudades, tanto de Andalucía como del resto de España, sobre todo en Alicante, Cataluña, Navarra, País Vasco y Madrid.
Fuente: La Marea.
Además de esta ruta anual, la Asociación organiza también otras actividades destacadas. Así, recientemente celebraron el Primer Congreso Internacional sobre «La Desbandá». Un siglo de luchas populares Antifascistas los días 28, 29 y 30 de octubre de 2022 en Mollina, Málaga. Este fue un espacio central en la actualización, intercambio y divulgación de conocimiento científico en torno a los hechos relacionados con La Desbandá. Del mismo modo, han impulsado la Web Senderos de Memoria con el objetivo de construir colaborativamente un catálogo de itinerarios que permitan recorrer lugares que fueron significativos durante la Guerra de España. Según se declara en la Web, caminar estos senderos deber servir “para honrar la memoria y evitar la caída en el olvido de todas aquellas personas que fueron víctimas del fascismo y que, como consecuencia de las acciones de los militares sublevados y de la posterior represión que desencadenó el golpe, fueron asesinadas, desaparecidas o fueron perseguidas, forzadas al exilio, torturadas o represaliadas en cualquiera de sus formas”. La iniciativa, en la que participan en la actualidad unas quince entidades, cuenta ya con “más de noventa rutas senderistas de memoria, en las que tenemos colgado todo lo que es el sendero y, sobre todo, la descripción histórica y memorialista”, según Rafael Morales.
Romper el pacto de silencio
Gracias a todo este activismo, inicialmente asociado a una actividad de senderismo, ha empezado a romperse el pacto de silencio que se impuso sobre uno de los hechos más cruentos de la Guerra de España. De este modo, la historia de La Desbandá ha empezado ahora a ser conocida públicamente, “más allá de los círculos de la historiografía o de la izquierda más sensibilizada”, considera Rafael Morales. A diferencia de otros episodios, como el inmortalizado bombardeo de Guernica, La Desbandá era prácticamente ignorada solo unos pocos años atrás. El presidente de la asociación lo atribuye al hecho que en aquellos momentos en Málaga no había corresponsales extranjeros que lo contaran, pero sobre todo al mutismo impuesto tanto en el bando fascista como en el de La República. “Los mismos franquistas se callaron cuando vieron las dimensiones del genocidio, la masacre que habían cometido en la carretera. Y eso ya no tenía sentido, si tú has ocupado Málaga, deja a la gente, no sigas y los masacres ahí en la carretera. Pero la República se quedó también callada, porque ella misma dejó sin ninguna defensa a Málaga”, explica Rafael.
Ampliar las formas del activismo memorial, con la introducción del senderismo y la generación de actividades con una fuerte carga vivencial y emotiva, sin perder rigor histórico, ha ayudado a alcanzar un mayor impacto. Sin duda, la experiencia de la Asociación Socio Cultural y Club Senderista La Desbandá contribuye también a enriquecer el debate sobre las formas de la pedagogía de la memoria.
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