Cualificación profesional en turismo de personas transgénero en Natal, Brasil

En el turismo, como un fenómeno globalizado, es común estudiar la segmentación de mercados. Así, la comunidad LGBTQIAP+ se inserta como público consumidor potencial por su perfil, oportunidades de venta, empresas turísticas y, consecuentemente, destinos que poseen, en el sentido común, el sello “gay friendly” (Azevedo et al., 2012). Sin embargo, el escenario previsto para la recepción de capital económico (Bourdieu, 2011) de este público no se refleja en la oportunidad de empleos formales que la industria del turismo genera para la comunidad LGBTQIAP+, especialmente para las personas transgénero, ya que este grupo todavía encuentra limitaciones sociales que obstaculizan su inserción y la mejora de su capital cultural y económico, que van desde la esfera educativa hasta la forma libre de vivir.

En el caso de la mejora del capital cultural, la cualificación profesional en turismo representa una aplicación de aspectos y competencias específicas para poder insertarse laboralmente en este sector. Según Silva (2019), aunque la cualificación profesional en turismo tenga un atractivo económico, ya que entiende el turismo como un camino de oportunidades de mercado, no se debe excluir su dimensión social, y no centrarse únicamente en lo económico. Para Parente y Moesch (2016), los retos de las políticas de cualificación para un turismo más humanista se enfrentan a las dificultades de una política más coherente y a la creciente demanda de servicios especializados.

Debido a la estacionalidad del turismo, la oferta de empleo puede ser difícil para el público en general, con o sin cualificación, pero lo es especialmente más para las personas transgénero que históricamente han sido consideradas inferiores a otras en la lucha por el empleo, además de limitadas en diversos sectores de la vida social (Laframboise, 2005). Esta falta de sensibilidad tiene que ver con los altos índices de violencia que se concentran entre la población población en Brasil. Esta transfobia no únicamente involucra únicamente la violencia social del estigma (Arendt, 1970), sino también otras formas de violencia que atentan contra la vida y la integridad moral (Lins & Mesquita, 2016).

El estigma social coloca a las personas trans en situaciones de alta vulnerabilidad en la vida cotidiana, que derivan en riesgos para su salud física y mental, pobreza, desempleo y mínimo acceso a las políticas públicas de salud, empleabilidad, educación, seguridad y asistencia social (Hugtho, Reisner & Pachankis, 2015). Así, las políticas públicas dirigidas a las personas transgénero se orientan a la asistencia médica, como la prevención de enfermedades y la lucha contra la explotación sexual, y no se orientan a la inserción en el mercado laboral y la educación (Andrade, 2012). El constante abuso, violencia y discriminación en la comunidad de hombres y mujeres trans se afirma aún más por la introyección cultural negativa en la transformación de los sentimientos y cuerpos de cada individuo (Case & Stewart, 2013).

Moura & Lopes (2017) destacan que muchas empresas se resisten a romper con la identificación personal de la persona trans admitiendo su género y nombre social, lo cual pondría en evidencia que las organizaciones aún no están preparadas para lidiar con la diversidad. Según la Associação Nacional de Travestis e Transexuais-ANTRA (2020), solo el 4% de la población de mujeres trans está empleada en el trabajo formal, el 6% está involucrada en actividades informales y subempleo y, masivamente, el 90% de la población trans brasileña utiliza la prostitución como fuente de ingresos. Estos datos demuestran que existe exclusión y marginación por parte de la sociedad, donde las oportunidades de empleo para esta parte de la población en Brasil son escasas.

El surgimiento de varias organizaciones no gubernamentales para ayudar a la comunidad trans en el mercado laboral brasileño contribuye a la difusión de información –a través de redes sociales y/o sedes– sobre oportunidades de empleo formal. Además, estas organizaciones promueven la formación profesional, proyectos y actos comunitarios para divulgar las ofertas de empleo, así como la sensibilización social (Almeida & Vasconcellos, 2018).

Para la representación de la Associação Potiguar de Travestis e Transexuais na Ação da pela Coerência no Rio Grande do Norte (Attransparência), la cualificación profesional de las personas transgénero en el turismo en Natal, en el Estad de Rio Grande do Norte, no está consolidada, ya que las oportunidades son escasas, como explica el/la mismo/a entrevistado/a, que nunca ha trabajado en turismo, y lo mismo ocurre con el resto de miembros de la organización. Ante esto, el/la entrevistado/a deja claro que el acceso al trabajo se ve obstaculizado por todos los estigmas sociales impuestos a la comunidad trans. "Esta cuestión es bastante preocupante, ya que las organizaciones pueden no tener en cuenta las habilidades y competencias de una persona en el momento de la contratación, o durante el desarrollo de las actividades laborales." (Dantas & Gomes Filho, 2019, p. 28).

Uno de los factores que impiden la inserción laboral de las personas trans es el bajo nivel educativo. El problema no es solamente la oportunidad de estudiar, sino la dificultad de permanecer en la escuela, especialmente cuando uno comienza a despertar su identidad de género. La escuela es un entorno hostil para las personas trans. Las bromas, el acoso, el no uso del nombre social, los prejuicios, todo esto, ha contribuido a la retirada temprana de este colectivo de con los estudios. Así lo relata el/la  entrevistado/a, quien pone  como ejemplo su trayectoria y cómo se vio obligado/a a dejar de estudiar por un tiempo. Solamente gracias a la acogida de una escuela en concreto, que le dio espacio para hablar sobre el tema con el personal y el resto de estudiantes, logró completar sus estudios.

Con la pandemia de la COVID-19, el mercado laboral se ha vuelto aún más difícil para las personas transgénero. Las vacantes son cada vez más escasas y el desempleo aumenta día a día, por lo que la ONG tuvo que centrar sus esfuerzos en recoger material de higiene personal, desinfectante de manos y alimentos para ayudar a sus miembros. El/la entrevistado/a informó que la asociación siempre lucha para que las personas trans puedan ocupar espacios que realmente les pertenecen como personas, porque los prejuicios y estereotipos que rodean a las personas trans las colocan en trabajos extremadamente inestables. Y es por eso que estas personas se dedican al trabajo doméstico, telemarketing, trabajo sexual, trabajo ocasional (bajo demanda), a veces arte y moda, actividades ilegales y actividades informales (vendedores ambulantes, limpiadores, lavacoches, vendedores ambulantes, peluqueros, camareros, autónomos).

Con el fin de amplificar la voz de la comunidad, la ONG ha estado trabajando en un amplio frente para minimizar los impactos de la COVID-19 en la escena trans de Natal. Las experiencias de las personas trans en el trabajo tienen la capacidad de revelarnos diversas desigualdades que giran en torno a jerarquías subjetivas de organizaciones comandadas por géneros hetero cis que aún necesitan ser superadas (Yavorsky, 2016).

Este texto pretende contribuir con quienes, a través de la educación o cualquier otro medio social, buscan formar opiniones sólidas, desarrollar acciones para superar prejuicios, posibilitar nuevas actitudes hacia la comunidad y minimizar las brechas de exclusión social que enfrentan las personas trans.