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Reportaje | Noticias Generales | Costa Rica

04-10-2023

Turismo Rural Comunitario en Costa Rica: la asociación AsoProLA

Gema Martínez-Gayo | Alba Sud

Entre las características del Turismo Rural Comunitario destaca la implicación de la propia comunidad en la gestión donde se desarrolla. A propósito, analizamos la experiencia de la Asociación de Productores La Amistad (AsoProLA) situada en Altamira de Biolley, Costa Rica. 


Crédito Fotografía: Ernest Cañada | Archivo de Alba Sud.

El Turismo Rural Comunitario, además de incorporar de manera activa a la población rural, favorece la conservación del patrimonio cultural y natural y el desarrollo local y, todo ello, sin sustituir a las labores tradicionales del lugar. Esto es posible gracias a que es precisamente este patrimonio el que dota de significado y valor la experiencia turística en estas zonas (Calderón Fallas, 2017; Guereña, 2006). El turismo, en este caso, favorece que los bienes y servicios consumidos por las personas que lo visitan se adquieran directamente, en el destino, con lo que mejoran los ingresos de la zona. Esto marca una diferencia importante con el turismo tradicional, donde la mayor parte de este flujo monetario se queda en el país de origen (Guereña, 2006). No obstante, a pesar de estas ventajas también puede fracasar si no se planifica adecuadamente y si no se adapta a cada situación concreta (Calderón Fallas, 2017; Guereña, 2006).

Turismo, áreas protegidas y agricultura

El origen de AsoProLA se vio influido por factores relacionados con la producción de café. Entre ellos, la crisis de su precio a nivel internacional, la dependencia elevada de agroquímicos en su producción y por las consecuencias ambientales y socioeconómicas de esta (AsoProLA, s.f.; Cañada, 2020). Creada en 1997 por familias campesinas de la zona del Parque Internacional La Amistad (PILA), trabajan desde entonces no sólo para lograr el desarrollo de su comunidad sino también para conservar los recursos naturales de la zona (AsoProLA, s.f.).Desde el inicio se plantearon ampliar sus fuentes de ingreso y se pensó que el turismo podía ser una buena opción para ello. La introducción de estas tareas no supuso cambio alguno en cuanto a la idea de que la agricultura debía ser su eje central, ya que sienten que en ella radica su identidad como pueblo. El turismo se integra como una actividad complementaria, en la que la agricultura desempeña un papel importante a través de la venta de productos, elaboración de comidas tradicionales, así como en el propio proceso de siembra y cosecha en la que colaboran algunas de las personas que visitan la zona. Se produce así un proceso de interacción e intercambio cultural basado en los procesos asociativos (Suárez, 2023).

De esta forma se apostó por una diversificación de los cultivos, por la producción orgánica y un turismo de base comunitaria. La producción se vincula también con la imagen de cuidado de sus huéspedes a través de una alimentación saludable, para ello, y para la venta externa, se producen y comercializan café orgánico y convencional, chocolate, miel de abeja pura, hortalizas, mango, banano, se elaboran mermeladas y otros productos que les suponen una generación de ingresos a lo largo de todo el año (Cañada, 2020; Suárez, 2023; AsoProLA, s.f.). Las visitas guiadas complementan, en algunos casos, estos cultivos y fabricaciones (AsoProLA, s.f.).

Fuente: Ernest Cañada | Archivo de Alba Sud. 

Otro aspecto clave es la preocupación por el medio ambiente. La región, se encuentra relativamente aislada de las mayores zonas turísticas y de otros núcleos de población. Esto ha favorecido el desarrollo de una propuesta turística sostenible, comunitaria, cultural y de aventura. Para poder llevar a cabo parte de esta actividad han obtenido acuerdos con el Estado para obtener “permisos de uso” para realizarla dentro de un área protegida. Esto ha dado lugar a paseos o travesías de entre uno y tres días por la Cordillera Talamanca, lo que les dota de una identidad turística propia, muy apreciada por visitantes procedentes de Europa. Además, ejercen un servicio de cuidado al entorno, ya que no hay personal estatal en esta área (Suárez, 2023).

Voluntariado

Los programas de voluntariado comenzaron a finales de la década de los años 2000, momento en el cual reciben el primer grupo de origen estadounidense, para ganar posteriormente afluencia y heterogeneidad (Cañada, 2020). Estas personas tienen la oportunidad no sólo de conocer el lugar sino de participar en labores de siembra y recolección. Tal y como describe Ernest Cañada (2020) sería una experiencia relacionada con el agroturismo donde la protagonista es la explotación agrícola, el saber hacer, y donde el turismo actúa como complemento de ingresos. A la vez que se integran en la cultura participan en la construcción de infraestructuras, su decoración y conocen de primera mano los cultivos autóctonos. Esto resulta rentable para esta población, especialmente si tenemos en cuenta que el voluntariado requiere de una estancia mucho más larga que el resto de las visitas, quienes tan sólo permanecen 2 o 3 días (Cañada, 2020). Se organizan actividades que permitan adquirir, a las personas voluntarias, conocimientos sobre la cultura local y que se lleven una experiencia importante para su vida. Por ejemplo, visitar las fincas de café, hacer caminatas, acudir a las aguas termales, participar en clases de bailes típicos o de cocina. Además, se generan procesos comunitarios basados en el bienestar social y la protección ambiental (AsoProLA, s.f.).

Fuente: Ernest Cañada | Archivo de Alba Sud. 

En esas experiencias interculturales, que comprenden aproximadamente una quincena, interactúan con las familias, se acercan a sus saberes y modos de vida y se crean vínculos. Esto hace que en el futuro recomienden este lugar, lo que facilita que estos programas se desarrollen año tras año (Suárez, 2023). No obstante, esto tal y como expresa su presidenta, Yendri Suárez, también les ha obligado a avanzar e incrementar el número de tareas, y en distintos niveles, ya que son mayores las demandas para colaborar con los centros de estudio. Ejemplos de ello sería el aumento de la complejidad en temas logísticos o las labores como turoperadores, esto último con la adquisición de servicios a emprendedores locales y regionales. Todo ello porque reconocen el gran papel del voluntariado, que con el tiempo no sólo ha dado a conocer el trabajo que realizan, sino que les ha puesto en contacto con personas de otros lugares, fruto del vínculo desarrollado a través del trabajo y de las buenas relaciones que se llevan (Suárez, 2023).

El papel de las mujeres

La adaptación de la producción agrícola junto con las actividades turísticas ha creado oportunidades de asumir nuevos retos y responsabilidades para las mujeres de la comunidad. Estas participan activamente en las actividades y esto ha mejorado su autonomía financiera, no obstante, existen retos en materia de igualdad de género (Cañada, 2020). Un ejemplo de ello sería la elaboración de productos lácteos, artesanía o mermeladas que desempeña la Asociación Hijas del Sol, cuyo origen se remonta al año 2006, y que venden a AsoPRoLA para que atiendan al turismo que reciben. De esta forma no sólo aumenta la participación del número de familias en el proyecto, sean socias o no, sino que se fomenta la asociatividad, la diversificación productiva y la comercialización de productos para que tengan más autonomía y mejor calidad de vida (Cañada, 2020). Otro ejemplo sería la administración del restaurante y cafetería la Oruga, diseñada por el artista local Francisco Quesada “Pancho”, que realizan el grupo de mujeres de la Asociación Artesanos del Bosque, donde se pueden degustar platos tradicionales de la región y del país (AsoProLA, s.f.).

Fuente: Ernest Cañada | Archivo de Alba Sud. 

Tal y como destaca Yendri Suárez (2023), presidenta de AsoProLA y del Comité de gestión de la reserva de la biosfera La Amistad, en su intervención en el Seminario sobre Turismo Comunitario de Alba Sud, el papel de las mujeres no es meramente simbólico, sino que es efectivo. De manera que se encuentran presentes en los instrumentos de toma de decisiones y su presencia es mayoritaria en las asociaciones vinculadas al proyecto. De hecho, destaca la gran implicación que estas tienen en los cursos para la creación de nuevos proyectos o productos.  También su sensibilidad, predisposición y adaptabilidad a los cambios, lo que se traduce en una mayor facilidad para adaptar su producción en caso de necesidad o en adquirir nuevas habilidades, incluso con una edad avanzada (Suárez, 2023). Este papel relevante es también observable por las personas que visitan el lugar ya que se van a encontrar con mujeres en la heladería, en los restaurantes, como guías o como porteadoras. Por tanto, esas mujeres no están ahí de manera anecdótica, desarrollan su trabajo y viven de su labor, dinero que invierten o distribuyen en su propio entorno (Suárez, 2023).

Comunidad, desarrollo y conservación

En palabras de su presidenta Yendri Suárez (2023) la llegada de la pandemia les dejó claro que la diversificación permitió su supervivencia, ya que si se hubieran centrado exclusivamente en el turismo posiblemente hubieran tenido que cerrar. El tener una actividad agropecuaria les permitió trabajar y recuperar las labores turísticas más tarde. Pero esta recuperación no ha sido fácil, especialmente por la pérdida de empleos entre la gente joven que se empleaba mayoritariamente en este sector. La afluencia a las rutas vuelve poco a poco, aunque todavía no alcanza las cifras previas a la pandemia, y los aspectos relacionados con los programas de voluntariado han necesitado de ajustes para recuperar la confianza. Por ejemplo, se ha solicitado que la estancia se limite a la posada en lugar de acudir con las familias, lo que supone un cambio en la organización, pero también una pérdida de parte de la experiencia (Suárez, 2023).No obstante, consideran que esta pandemia también ha extraído algunos aspectos positivos como la ampliación de las oportunidades de formación y de realizar trámites virtualmente que antes no eran accesibles, favoreciendo una eficiencia en procesos administrativos y, también, el reto de ser innovadores y competitivos para poder afrontar la gran oferta existente (Suárez, 2023).

Fuente: Ernest Cañada | Archivo de Alba Sud. 

AsoProLA, ha logrado llevar a cabo un proyecto de turismo rural comunitario que mantiene como actividad principal su producción agrícola. Esto ha permitido que cada vez más familias, y las mujeres y personas jóvenes que tienen un papel significativo, cuenten con medios de vida a lo largo de todo el año a través de la diversificación de las actividades, de la mejora en el aprovechamiento de los cultivos y de una gestión comunitaria. Los programas interculturales han servido para favorecer ese papel dado que la producción agrícola es también uno de los pilares de su actividad turística. Y ahí es donde reside el verdadero valor del turismo para esta población, que ha logrado estabilizar esa cadena productiva agraria. Se puede decir por tanto que el Turismo Rural Comunitario además del impacto económico para las familias, ha generado unión y comunidad, y junto con la agricultura, supone una mejor distribución de los ingresos, un empoderamiento de la ciudadanía y el desarrollo local (Suárez, 2023). A pesar de las dificultades que han soportado, y de los retos que aún les quedan por superar, sí que debe destacarse la adaptabilidad que AsoProLA ha demostrado a lo largo de los años, así como su capacidad para mantener a la agricultura, y su producción, como guía principal de sus actividades turísticas y preservar así su identidad.

 

Referencias:
Asociación de Productores La Amistad. (s.f.). AsoProLA. Recuperado el 1 de septiembre de 2023.
Calderón Fallas, Eva Gabriela (2017). Turismo rural comunitario, agricultura familiar y desarrollo rural. Análisis de algunas experiencias en las áreas rurales de Costa Rica. Revista Española de Estudios Agrosociales y Pesqueros, (247), 15-58.
Cañada, Ernest (2020). Producción orgánica y turismo comunitario: La experiencia de ASOPROLA (Altamira de Biolley, Costa Rica). Quaderns de l’Institut Català d’Antropologia, 36(2), 217-236.
Guereña Tomás, Arantxa (2006). Auge del turismo rural comunitario en Costa Rica. Ambientico, (150), 14-18.
Suárez, Yendri (24-28 de abril de 2023). Vínculos entre agricultura y turismo [Intervención en la segunda sesión del Seminario de Turismo comunitario: abriendo perspectivas]. Alba Sud.
Este artículo se publica en el marco del proyecto “Aprendizajes para el fortalecimiento del turismo comunitario”, ejecutado por Alba Sud con el apoyo de la Diputación de Barcelona (convocatoria 2022).