07-03-2024
Feminismos frente el ascenso de la ultraderecha
Editorial | Alba SudNos sumergimos en un ciclo político de ascenso de la ultraderecha y otras formas de autoritarismo a nivel global. Esto pone en peligro los logros de la lucha feminista. En motivo del 8M, apelamos a la reflexión y la movilización de todas las que puedan para hacer frente a estas amenazas y reivindicar un feminismo para el 99%.
Crédito Fotografía: Imagen cedida por Marita Costa de la 2ª Asamblea Transfeminista celebrada en Buenos Aires en motivo del 8M
“El ultraderechista Milei arrasa en las elecciones”; “Acuerdo de PP y Vox para el Gobierno de las Islas Baleares”; “Bukele arremete contra la perspectiva de género y la saca de las escuelas públicas de El Salvador”; “La ultraderechista Le Pen gana fuerza como “alternativa” a Macron en Francia”; “Daniel Ortega reelegido por cuarta vez con el 75% de los votos entre denuncias de fraude”; “Trump saborea su nominación como candidato republicano”.
Estos titulares inundan la prensa a nivel global. Constatan un ciclo político de ascenso de la ultraderecha y otras formas de autoritarismo que ponen en riesgo la democracia y distintos derechos conquistados gracias a la movilización social de grupos feministas, ecologistas, naturalistas, sindicales, del campesinado… Así, lasmovilizaciones de este 8 de marzo se ven condicionadas por este ciclo político de ofensiva ultraconservador que, desde distintos planos, afecta la vida de amplias mayorías y, en particular, a las mujeres y colectivo LGBTIQ+. Por ejemplo, se atacan los derechos reproductivos o se cuestiona la educación sexual, se desfinancian instrumentos de protección a las víctimas de violencia de género y sexual como la línea 144 en Argentina, o se promueve la familia heteronormativa como único modelo de organización social (Alabao, 2021). Esta ola también afecta al turismo y particularmente a aquellas mujeres más precarizadas trabajadoras del sector, las impulsoras de las iniciativas de turismo rural comunitario, las defensoras y activistas ambientales frente a macroproyectos extractivistas, etc.
Impactos del ascenso de la derecha en la oferta turística
Las actividades culturales forman parte de la oferta turística y de ocio de nuestros territorios.Con el gobierno de Javier Milei, en Argentina se ha reducido el presupuesto para la celebración de festividades tradicionales y locales. En la región del Noroeste Argentino, el Carnaval es uno de los momentos de mayor flujo turístico, también para las iniciativas de turismo rural comunitario, mayormente regentadas por mujeres de las comunidades. Así, la cancelación de fondos para fiestas populares impacta directamente en las economías familiares y locales de esta región. También en el resto del país se han producido distintos inconvenientes con la celebración del carnaval. Tal es el caso de la localidad de Los Toldos en la provincia de Buenos Aires, donde el carnaval se celebra con murgas y desfiles de comparsas. En una de las carrozas, había figuras centrales militares con esvásticas en sus brazos. Históricamente y hasta la actualidad, el carnaval y las murgas han sido parte de la militancia y resistencia a las injusticias sociales. Sin embargo, desde la validación de la violencia en las urnas y el poder ejecutivo Nacional, han conseguido hacerse de espacios que representan lo contrario a su accionar.
Imagen cedida por Marita Costa de la 2ª Asamblea Transfeminista celebrada en Buenos Aires en motivo del 8M
Después de las elecciones municipales en España, celebradas en mayo de 2023, los partidos de derechas (Partido Popular) y ultraderechas (VOX), se quedaron con algunas concejalías de cultura en numerosos municipios. Debido a este cambio, parte de la programación cultural que ya estaba prevista, fue cancelada y sustituida por otra. Aunque en la mayoría de casos el motivo oficial fue por cuestiones económicas, hubo también vetos ideológicos por hablar de religión, historia (Guerra de España), el colectivo LGBTIQ+, el sexo o el uso de algún idioma diferente al español. Por esta razón, se ha empezado a hablar de censura y con el hashtag #stopcensura, numerosas personalidades del mundo de la cultura y la política han denunciado estas prácticas.
En temas sobre LGTBIQ+,se canceló en Valdemorillo, Madrid, la obra teatral “Orlando” de Virginia Woolf, programada para noviembre de 2023, por mostrar a un personaje protagonista que pasa de ser un hombre a una mujer. En el concierto de Rocío Saiz el 24 de julio de 2023, en el marco del festival organizado por el día del Orgullo LGBTIQ+,un policía local paralizó el concierto hasta que la cantante no se cubrió los pechos con una bandera arcoíris. Por lo que respecta a la historia, se retiró de la programación de Briviesca, Burgos, la obra “El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca”, prevista para julio de 2023 e inspirada en la historia del maestro Antoni Benaiges, fusilado en 1936 durante la Guerra de España. También un concierto del grupo de música Smoking Souls, que canta en valenciano, fue cancelada su actuación previstapara el 9 de agosto en Elx, Valencia. Finalmente, antes de las elecciones municipales de 2023, en mayo de 2022, se canceló la obra teatral de Santa Teresa, prevista para mayo de 2023 en el teatro El Canal de Madrid. También en Toledo se retiró el cartel de la gira “Puta” de la cantante Zahara, que muestra a la artista vestida de Virgen, con un bebé en los brazos y prevista para septiembre de 2021.
Esta ola de censura ha sido recibida con mucho pesar y con las campañas de Twitter #stopcensura se ha intentado concienciar a la gente de que los votos en las urnas tienen un impacto directo en el día a día, en este caso, en la oferta disponible de cultura.
Imagen de fotomovimiento.org del 8M de 2018 en Barcelona
También hay un claro impacto en quién puede acceder a esta oferta cultural, de ocio, recreación… En definitiva, quién puede hacer turismo y quién no. En un contexto de policrisis donde cada vez menos gente podrá viajar, sumado a un aumento de políticas de corte neoliberal, los programas de turismo social corren peligro. De hecho, la falta de ingresos en programas de turismo social y los recortes en políticas sociales afectan directamente a personas en riesgo de exclusión social y sus impactos tienen claros sesgos de clase, género y raza.
Por ejemplo, en Argentina, después de la inversión pública del anterior gobierno por mejorar los complejos turísticos estatales, la actual administración de Milei pone en duda la renovación de estas concesiones y se ha empezado a hablar de su privatización. En una entrevista para Calamuchita en línea, el intendente de Embalse Mario Rivarola ha confirmado que este nuevo proyecto pretende convertir cinco hoteles en privados y dejar dos de bungalow para turismo social. Todos estos cambios también han provocado que la temporada termine antes, en el mes de febrero. Por otro lado, la finalización de los contratos de las personas que estaban a cargo de las actividades de recreación, implicó el recorte de servicios esenciales de los complejos vacacionales. Lo anterior responde a un recorte general en el área, que busca limitar las competencias del Estado en materia turística y afirma que el turismo social debe ser autosuficiente. Esto se materializó el pasado diciembre con la desjerarquización del organismo de turismo, para constituir una Subsecretaría.
Instrumentalización de un determinado feminismo
En este contexto, la incomodidad que puede generar el feminismo puede ser instrumentalizada por las extremas derechas. Núria Alabao, en una de sus últimas publicaciones en ctxt, explica cómo convierten la desigualdad de género en una guerra de sexos donde el feminismo sería el causante del conflicto entre hombres y mujeres. Este discurso, incide sobre todo entre la población más joven, ya que se encuentran en un momento de construcción de su identidad y experimentación con el género. De hecho, según la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión realizada en Cataluña “los chicos de la generación Z creen que la sociedad les discrimina por ser hombres y que el feminismo ha llegado demasiado lejos”. Frente a esta situación, Alabao, propone abandonar los discursos más culpabilizadores y luchar por un feminismo que apunte hacia las desigualdades para que podamos vivir todas y todos mejor. Asimismo, insiste en la importancia de introducir la cuestión de clase u otros factores como la raza o el estatus migratorio para comprender las opresiones de género.
En Francia sucede algo parecido. Los partidos de extrema derecha, desde unos años atrás han empezado a involucrarse en cuestiones centrales del debate público, utilizando, en palabras de la politóloga Chloé Morin durante su aparición en el programa Quotidien, “todos los elementos de los mecanismos republicanos”. Esta dinámica es parte de un fenómeno de clientelismo político cada vez más significativo en el país. La llegada en este panorama político de nuevas figuras de ultraderecha como Eric Zemmour, seguidor de teorías masculinistas, o influencers feministas pseudo-activistas como Thaïs d'Escufon, que promueven un discurso retrógrado inspirado en la visión católica de la feliz ama de casa, acentúan la polarización del debate público y permiten popularizar un nuevo feminismo de la derecha.
La apropiación del “feminismo” de nuevas figuras, particularmente mujeres, permite a los partidos de extrema derecha legitimar un proyecto político de seguridad antiinmigración, jugando con el miedo de la opinión pública donde “la mujer blanca y frágil sería amenazada por un colonizado salvaje e hiper viril“, o, por ejemplo, “representar el islam como una amenaza para los valores occidentales y los derechos de las mujeres y personas LGTBI”. En Francia, se utilizan informes del Instituto Nacional de Estadística y Estudios que denuncian la proporción de extranjeros involucrados en agresiones sexuales en el transporte parisino, para apoyar este discurso islamófobo y racista. Esto concuerda con lo señalado en el último libro de Clara Serra, donde explica cómo “los delitos de violencia sexual en las democracias actuales desencadenan con mayor facilidad la demanda social de fuertes castigos. Y la violencia sexual contra las mujeres es, muy a menudo, la baza perfecta para las derechas y las extremas derechas para reforzar políticas penales, para criminalizar poblaciones migrantes y defender la prisión permanente o la pena de muerte” (2024:113). La última portada de “Valeurs Actuelles” revista semanal de opinión de extrema derecha, ilustra perfectamente esta estrategia.
Portada de la revista francesa "Valores Actuales"
El turismo para hacer un lavado de cara
El turismo puede también convertirse en una herramienta a través de la cuál, países que están atentando contra los derechos humanos de la población, limpien su imagen. Un claro ejemplo es el estado de Israel. Desde el pasado 7 de octubre de 2023, hoy hace cinco meses, el conflicto entre Israel y Palestina ha tomado una nueva dimensión. Los continuos ataques de Israel a Palestina amenazan con borrar definitivamente el territorio palestino del mapa.
A su vez, Israel blanquea sus acciones a través de una campaña de turismo inclusivo para el colectivo gay. Esta estrategia no es ninguna novedad para este país. Comúnmente referido como el oasis gay en el Oriente Medio o “el oasis de la tolerancia”, Israel es conocido por sus políticas de pinkwashing: una estrategia intencionada para ocultar las continuas violaciones de los derechos humanos del pueblo palestino tras una imagen de la modernidad, materializada por la vida gay israelí (Bidaseca, 2020). De hecho, la principal agencia de turismo gay de Israel, Outstanding Travel, promueve Tel Aviv como un lugar de «libertad sin límites» (Bidaseca, 2020). En consecuencia, las Gay Parade y Festival de Tel Aviv reúnen cada año a más de 200.000 personas de todo el mundo. En 2023 se celebró entre el 8 y el 9 de junio y coincidió con el 25º aniversario de la primera edición.
En aras del conflicto actual, Israel usó la imagen mediática de Dana Internacional, una de sus artistas más conocidas, que arguyó que “quien no condena a Hamas, está en contra de la comunidad LGBTI”. Esta puede considerarse otra más de las estrategias usadas por Tel Aviv para presentarse como un país defensor de las personas de la comunidad LGBTIQ+ y así legitimar sus acciones contra el pueblo musulmán palestino con tal de conseguir el “voto rosa”.
Llamar al paro
Para este 8M desde Alba Sud queremos denunciar la vulneración de derechos constantes de estos gobiernos y la persecución a las organizaciones y entidades en lucha por los derechos humanos y la justicia social. El feminismo que defendemos lo entendemos como una lucha de base amplia para mejorar los derechos de todas las personas. De hecho, ya hicimos público el anterior 8M, nuestra convicción de que el movimiento feminista no puede desvincularse de las luchas contra el capitalismo ni puede desligarse de otros movimientos ecologistas, antirracistas, antiimperialistas, LGBTIQ+, sindicales y otros tipos de asociaciones de trabajadores y trabajadoras que reivindican la necesidad de un cambio en la relación entre producción i reproducción. Por ello, vemos el 8M como una fecha para reivindicar este tipo de feminismo y posicionar otros discursos. Vincular el 8M a un aspecto exclusivo de un determinado tipo de mujeres nos hace dar pasos hacia atrás hacia la transformación social justa que perseguimos.
Imagen cedida por Marita Costa de Georgina Orellano rodeada de otras mujeres y activistas en la 2ª Asamblea Transfeminista en Buenos Aires.
Por ello, aprovechamos para llamar al paro por las que no pueden: por las que tienen que trabajar y por las que ya no están. Si queremos que la lucha sea plural y popular, en palabras de Georgina Orellano, trabajadora sexual, secretaria del Sindicato de Trabajadorxs Sexuales de Argentina AMMAR y activista feminista: “la agenda tiene que estar en el centro. Y en el centro está: el hambre, la precariedad, el trabajo informal y los trabajos y trabajadoras no reconocidas”. Reflexión fundamental en el contexto actual de aumento de la ultraderecha donde los derechos de todas y todos corren peligro.
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