26-03-2024
La apicultura como forma de turismo comunitario urbano: el caso de Abejas de Barrio en Xochimilco
Iris Schneider & Angélica Picado | Alba Sud
Crédito Fotografía: Chinampas de Xochimilco. Imagen de Joaquín Enrique en Pixabay.
Al sureste de la gran urbe de Ciudad de México (de ahora en adelante, CDMX) y a 28 kilómetros de su centro, se encuentra la demarcación de Xochimilco, cuyo nombre proviene del náhuatl y quiere decir “el lugar de las flores”. Dentro de ella se localiza el área natural protegida “Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco”, la más grande de CDMX con una extensión superior a 2.500 hectáreas.
La zona destaca por las chinampas (parcelas de producción agrícola de origen prehispánico), catalogadas como Patrimonio Mundial Cultural y Natural por la UNESCO en 1987 y reconocidas también por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La palabra “chinampa”, del náhuatl chinampan, significa “la cerca de cañas”. Este método de cultivo artificial se empezó a usar en los lagos y lagunas del valle de México, con el fin de aumentar la superficie de tierra para plantar verduras y hortalizas, principalmente para el autoconsumo y el mercado local. Los orígenes de esta técnica se remontan a la llegada de los Xochimilcos en el año 900 d.C., cuando crearon las chinampas en la zona lacustre del valle para la producción de maíz, frijol, chile, calabazas, jitomate, chilacayote, chía, huazontle y ejote (Aranda, 2004, p. 7). Al popularizarse, esta técnica ocupó prácticamente la totalidad del lago de Xochimilco, lo cual permitió el desarrollo de la población a sus orillas. Hoy en día, solo quedan chinampas en la zona de Xochimilco y Tláhuac.
Gracias al desarrollo de esta actividad, se ha conservado hasta hoy un área lacustre que constituye el principal atractivo ambiental de Xochimilco y que se incluye, desde 2004, en la “Lista de Humedales de Importancia Internacional” de la Convención Internacional sobre Humedales Ramsar. Según éste, la zona brinda un ecosistema para la biodiversidad, con 6 especies endémicas, 20 bajo alguna categoría de riesgo, 10 en protección especial, 8 amenazadas y 2 en peligro de extinción (Aranda, 2004, p. 2).
Entre los canales del lago de Xochimilco. Imagen de Angélica Picado.
Según Aranda (2004), en la actualidad, uno de los principales riesgos a los que se enfrenta la zona chinampera de Xochimilco es el desecamiento de los manantiales que la alimentan, debido a la sobreexplotación del acuífero para abastecer con agua a CDMX. Esto ha provocado la inundación y pérdida de algunas de estas parcelas agrícolas que se une al progresivo abandono del trabajo de tierras chinamperas. En consecuencia, solo el 15% son trabajadas y ha habido un cambio sustancial hacia la producción agrícola en invernaderos. Esta transición ha conllevado lacontaminación paulatina de las aguas debido al uso de agroquímicos, así como la entrada de aguas residuales tratadas, restos biológicos y metales pesados. También la fauna y flora se ha visto afectada por la introducción de especies exóticas y la aparición de plagas. Por último, la presión urbanística sobre la zona amenaza aún más la conservación de los humedales.
A todo ello se une la actividad turística que recibe Xochimilco, con más de 1,2 millones de visitas al año según datos previos a la pandemia (Caraballo, 2005). Este número podría aumentar después de la proclamación, en el año 2023, de Xochimilco como uno de los 32 Barrios Mágicos de México, una iniciativa de la Secretaría de Turismo del Gobierno de México para impulsar la oferta turística en entornos rurales. Este tipo de propuestas corren el riesgo de caer en la simple explotación de los atributos ambientales y culturales con el fin de servir a un fin económico, sin tener en cuenta la población local.
Entre las principales actividades turísticas que se ofrecen en Xochimilco, destacan los paseos por los canales en las trajineras, caracterizadas por sus vivos colores y decoraciones, y que fueron usadas como sistema de transporte para el comercio regional. La venta de flores y plantas cultivadas en las chinampas también son un foco de atracción turística, e incluso se han construido centros recreativos como el Parque Ecológico de Xochimilco, de titularidad pública, además de varios clubes deportivos privados.
Una alternativa turística para Xochimilco: Abejas de Barrio
Entre este tumulto de actividades turísticas centradas en la acumulación y mercantilización de la naturaleza, que propicia actividades extractivas destinadas a un público masivo y de élite, se erige el proyecto iniciado en 2016 por Abejas de Barrio, una cooperativa que trabaja desde la base del turismo urbano comunitario.
La propuesta turística de Abejas de Barrio nació hace menos de diez años con la finalidad de dar a conocer a las abejas y la apicultura en la zona chinampera de Xochimilco. Sandra Corales es su fundadora y actual directora del proyecto. Explica que la visibilización del proceso de obtención de la miel permite entender laimportancia de las abejas como indicadoras de salud para el planeta, dado que su presencia es símbolo de polinización y favorece la biodiversidad.
Trajineras turísticas en los canales de Xochimilco. Imagen de Roberto Carlos Román Don en Unsplash.
En los últimos tiempos, la presión sobre las zonas rurales debido a factores como el abandono de la práctica agrícola, la expansión urbanística, la deforestación y el uso de pesticidas en los monocultivos han afectado a las abejas (Martín y Arenas, 2018) que, tal y como indica Corales, se han convertido en el “blanco de todos estos males modernos”. A ello se suma el cambio climático, que también tiene un efecto significativo sobre las abejas, debido a los desajustes de la floración de las plantas y el desplazamiento de las áreas de distribución de los polinizadores, entre otros (Obeso y Herrera, 2018).
Por esta razón, Abejas de Barrio ofrece un espacio de lucha contra el cambio climático al esforzarse por trabajar con poblaciones de abejas en un lugar como Xochimilco, que sufre el abandono de la actividad agrícola y una presión urbanística constante. Por ende, se apuesta por la protección de la zona natural y ecológica del sitio y por la necesidad de cuidar a las zonas rurales donde hay “el nacimiento de la vida, de la soberanía alimentaria, de todo”, según palabras de la directora.
En consecuencia, la zona chinampera de Xochimilco no alberga solamente un valor paisajístico, sino que también engloba la historia de los antepasados, “algo que no puede traducirse en dinero”, tal y como explica Corales. En consecuencia, el conjunto del proyecto ofrecido por Abejas de Barrio ha tenido muy buen recibimiento por parte de un público amplio que va desde personas sensibilizadas hasta instituciones, gobiernos y universidades.
Las visitas más comunes que recibenson de escuelas primarias y grupos de estudiantes universitarios, aunque también les visitan familias en búsqueda de actividades novedosas en Ciudad de México. Para estos últimos, la experiencia preferida es apuntarse a “Apicultor por un día”. Este recorrido de varias horas permite aprender las tareas realizadas por el personal apicultor, visitar el apiario, pasear en trajinera por los canales de Xochimilco, hacer una degustación de miel o hidromiel y comprar algunos de los productos disponibles para la venta. El recorrido en octubre, señala Sandra, gana en belleza debido a que los campos de cempasúchil están florecidos.
Otra de las actividades ofertadas es“Amanecer en kayak”, donde se hace una excursión en kayak por la zona chinampera. Además, también se ofrecen cursos de formación en apicultura, ya sea presencial o en línea, para conocer mejor a las abejas de México, de verano para los/as niños/as en la chinampa y clases de inglés para prestadores de servicios turísticos.
En el apiario de Abejas de Barrio. Imagen de Angélica Picado.
Adicionalmente, Abejas de Barrio también recibe visitas de empresas o de fundaciones e instituciones. En el caso de las empresas, son numerosas las que adoptan una colmena en el apiario bajo el programa denominado “Mi colmena”. La directora indica que la adopción de colmenas es una importante entrada de dinero que hace posible gran parte de todo el trabajo realizado y permite tener al menos nueve personas contratadas.
Aunque el proyecto usa la herramienta del turismo como pretexto para comunicar todas las tareas que desarrollan alrededor de las abejas y la producción de miel,el personal de Abejas de Barrio no ha dejado de ejercer su labor profesional de apicultura, que incluye también la reubicación de enjambres y la transformación de los productos de la colmena. Aparte, también cuentan con un servicio de voluntariado y personal de cocina y restaurante. En este sentido, Abejas de Barrio ha sabido crear puestos de trabajo según las necesidades observadas y así generar otras fuentes de ingresos para la gente de la zona.
Uno de los mayores retos para Abejas de Barrio es la construcción de sinergias con la totalidad de la población de Xochimilco. Se hace especialmente complicado a la hora de establecer un tejido comunitario con las personas “chinamperas de más de 50 años que llevan toda su vida en los canales y que observan un poco incrédulas el emprendimiento llevado a cabo por jóvenes y no tan jóvenes”, según explica Corales. El desafío recae en saber comunicar que el mantenimiento de los canales funciona mejor en coordinación conjunta, que es importante aprender sobre el espacio natural que hay que respetar y ofrecer un servicio turístico que trascienda a la comunidad. Es por eso que desde Abejas de Barrio se ha hecho un acercamiento progresivo a los niños y niñas de las chinampas para empezar a establecer un vínculo con esta parte de la población que algún día trabajará en Xochimilco. Por lo tanto, según palabras de la fundadora, uno de los objetivos que persigue Abejas de Barrio es que este sector más joven se sienta orgulloso del lugar de donde proviene para que aprendan a protegerlo y cuidarlo.
Entrada al recinto de Abejas de Barrio. Imagen de Angélica Picado.
Abejas de Barrio propone un turismo urbano comunitario que sirva de alternativa a los turismos de masa desarrollados mayoritariamente en la zona de Xochimilco. Permite dar visibilidad a los problemas ecológicos, pero también presentarse como parte de la solución, construida desde la base ciudadana, más allá de las acciones que se inicien desde las instituciones públicas. Ante la pregunta “¿cómo habitamos este espacio?”, el personal de Abejas de Barrio quiere que Xochimilco sea un espacio donde los visitantes puedan disfrutar del paisaje pero que también vean el modo de vida alrededor de las chinampas, que incluye la ganadería, la siembra de productos y, como no, la apicultura.
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