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05-09-2024

Artixoc: arte para la transformación social

Carla Izcara | Alba Sud

Conversamos con Artixoc sobre su proyecto de escena histórica donde a través del teatro y la música recuperan la memoria de los barrios. En concreto, nos adentramos en una propuesta de rutas a pie sobre los comercios de diferentes barrios de Barcelona. Una iniciativa que promueve el consumo local y la recuperación de la memoria oral y patrimonio material de los comercios.


Crédito Fotografía: Viatge a la botiga de l'àvia. Imagen de Carla Izcara.

Artixoc es una asociación sin ánimo de lucro fundada en 1998, que trabaja en el ámbito de la cultura comunitaria. A partir del teatro, las artes plásticas, la danza, la música y el circo quieren promover el desarrollo personal y comunitario, con especial atención a las personas más jóvenes de entre 15 y 25 años. Por eso, cuenta con un gran equipo de profesionales. En la asociación, actualmente, trabajan cuatro personas, pero tienen una amplia red de “freelancers” y personas voluntarias que contribuyen a ofrecer el gran abanico de acciones de Artixoc.

Dentro del amplio catálogo de proyectos, espectáculos, talleres y actividades, conversamos con Àgia Luna, coordinadora general de la entidad, para destacar el programa-proyecto dedicado a la dinamización didáctica de la historia a través del teatro llamado “Escena Histórica”.

Escena Histórica

En 2017, Artixoc dio pistoletazo de salida a “Escena Histórica” bajo el lema “la lucha contra el olvido, el amor a la identidad y la ilusión de hacernos grandes sin perder las raíces”. Con el objetivo de no olvidar y hacer el traspaso de un legado histórico a las nuevas generaciones, han llevado a cabo, en el marco de este proyecto, una gran diversidad de actividades.

"Viatge a la Botiga de l'àvia". Imagen de Carla Izcara

En cuanto a obras de teatro, en 2017, en la antigua fábrica de Can Batlló estrenaron “En tiempos del Sr. Muñoz, Can Batlló en los 40”, la cual la promovieron con otro espectáculo llamado “El nacimiento de Can Batlló”, una historia sobre como en 1870, el Señor Batlló se interesó por unos terrenos del abogado Joan Vives en la Bordeta. En cuanto al espectáculo del Sr. Muñoz, Àgia recuerda como “hubo ciento treinta personas involucradas, cuatro meses de producción y mil personas que vinieron de público”. Detrás de este espectáculo se escondía la voluntad de reclamar la importancia de recuperar los espacios de Can Batlló como “únicos e irrepetibles”. La pieza, creada a partir de la participación de las vecinas y vecinos de la Bordeta, explicaba la historia de la fábrica a finales del siglo XIX. Más tarde, en 2019, estrenaron en el Born Centro de Cultura y Memoria un espectáculo comunitario de una temática muy diferente: “Don Julio, el Retorno”. Este se situaba en la España de la posguerra y tenía como protagonista un franquista privilegiado.

En esta línea de combinar las artes escénicas y la memoria, llevaron a cabo entre 2021 y 2022 el proyecto “Fluxos” en el barrio de Bon Pastor, con la colaboración de la Cooperativa La Fàbric@ y el apoyo de la Escuela Instituto El Til·ler, la biblioteca del barrio y el Museo de Historia de Barcelona. El proyecto se centraba en la creación de un videoclip musical protagonizado por el alumnado de la escuela que consistía en recrear escenas de la vida cotidiana de las infancias del barrio durante varias décadas, de los años 30 hasta la actualidad. Esta iniciativa promovía la implicación de la población más joven en el proceso de recuperación de la memoria del barrio, así como aconteció una actividad que desarrollaba la capacidad artística de los niños.

Por otro lado, organizaron en 2022 y 2023, las jornadas “Tempus Fugit”: un encuentro de intercambio entre personas, estudiantes, entidades y grupos que trabajan en el campo de la memoria y la recreación histórica usando las artes escénicas como herramientas de difusión y didáctica. Para Luna, “no hay bastante recreación histórica en Barcelona”, y estas jornadas acontecían un espacio para discutir esto entre otros de otros temas. Actualmente, según se anuncia en su página web, están trabajando en una formación sobre los contenidos que se discutieron a las jornadas.

Finalmente, destacar las rutas teatralizadas por el comercio antiguo de los barrios de Hostafrancs-Sants, Sants-Les Corts y de la Marina y, este próximo otoño, se estrenará una también en el barrio de San Andreu. Esta paseada denominada el “Viatge a la botiga de l’àvia”, en castellano, “Viaje en la tienda de la abuela”, empezó en plena pandemia con algunos comercios de Hostafrancs. Desde entonces continúan ofreciéndolas y ampliando recorridos.

Viatge a la botiga de l’àvia

Este conjunto de rutas teatralizadas busca recuperar la memoria de los antiguos comercios de los barrios de Hostafrancs, Sants, Les Corts, la Marina y, próximamente, también de Sant Andreu. El recorrido, aproximadamente de dos horas, se hace en compañía de tres personajes vestidos de época que van explicando la historia del barrio y de sus comercios. Los objetivos de estas rutas son, por un lado, dar a conocer y poner en valor el patrimonio material del comercio del barrio y, por otro promover el comercio de proximidad entre la población local.

Actrices y actor al inicio de la ruta. Imagen de Carla Izcara

Un día antes de la ruta de Hostafrancs-Sants, desde la organización, se envían las últimas directrices para el encuentro y 31 audios al teléfono móvil con explicaciones sobre los diversos comercios y puntos de interés que se visitarán, así como otros que ya no existen. Una vez es el día de la ruta, luego que se llega en su punto de encuentro, empieza el espectáculo. Te dan la bienvenida tres personajes vestidos de época y te ofrecen una copa de cava o un zumo. A su vez, la chiquillería se disfraza con un delantal y un cesto de mimbre y mientras tanto la gente va pagando su entrada, 15€ el precio no reducido. Hechos estos trámites, empieza la historia por el comercio del barrio en grupos de 13 a 20 personas máximo. Un aspecto positivo es que, al ser sábado, el tráfico de la calle está cortado y hay mayor libertad de movimiento.

A medida que recorremos la Cruz Cubierta, nos vamos fijando en los edificios y los restos arquitectónicos de antiguos comercios. Artixoc, ha hecho un minucioso trabajo de archivo para evitar que se pierda la memoria de los establecimientos que han ido cerrado. En su página web, han alojado un espacio con audios, recortes de prensa e imágenes de estos comercios. Entre ellos, encontramos la panadería Giraut, en activo del 1895 al 2022, o la Cestería Siscart, abierta del 1896 al 2019.

Entrada al mercado de Hostafrancs. Imagen de Carla Izcara

Seguimos avanzando y vamos parando en varios comercios. Entramos al mercado de Hostafrancs donde conocemos la cuarta generación de una familia campesina, también nos fijamos con los antiguos carteles de los puestecitos. A medida que avanzamos, las vecinas y vecinos nos saludan, las personas se interesan por la ruta y preguntan para participar. De hecho, un vecino se para para compartir con el grupo sus recuerdos de niñez jugando en una calle próxima a Cruz Cubierta. De hecho, “la gente repite y hay muy buena impresión de los grupos”, destaca Luna.

Seguimos conociendo otros lugares, entre ellos, la Óptica Oliver donde un trabajador nos explica la curiosidad del lugar, “hacen gafas de buceo graduadas”. Continuamos avanzando hasta la “Taberna la Parra”, un restaurante de cocina típica catalana donde algunas personas del grupo ya reservan para comer. También entramos a una antigua farmacia que todavía conserva la estética antigua y a la joyería relojería Roé, inaugurada en 1925. Por último, visitamos el estudio fotográfico Daguerre, abierto el 1916 donde todavía conservan antiguas cámaras de hacer fotografías. Además, durante la ruta, nos obsequian con dulces de la panadería Esplugues, en activo desde 1898, y de la pastelería Casa Vives.

Dulces durante la ruta. Imagen de Carla Izcara

Finalmente, acabamos con una foto de grupo en la plaza Osca a la hora de comer. La gente, la mayoría vecinos y vecinas de barrio, pero también una comerciante y gente otros lugares de Barcelona, se quedan charlando, compartiendo historias y haciéndose fotografías con las actrices y el actor que nos han acompañado durante la ruta.

Paseos para recuperar la memoria

Estas rutas permiten conocer el patrimonio material del antiguo comercio del barrio. En particular, fachadas y carteles que acontecen reliquias en un momento en que el paisaje comercial se vuelve uniforme con la llegada de grandes cadenas internacionales. Por ejemplo, Luna lamenta como “en el barrio de la Marina queda muy poquito” y reclama que “el puerto tiene una deuda con este barrio, porque le arrebató el mar”. Por estos motivos, ofrecen una nueva ruta con los comercios y vecindario de la zona.

En segundo lugar, el hecho de dar a conocer comercios de proximidad, contribuye a la comercialización de sus productos y servicios. Esto lo pudimos comprobar durante la ruta donde se consumieron los dulces de dos panaderías y pastelerías y algunas personas del grupo hicieron una reserva en el restaurante para comer. Así mismo, el hecho de ser un público de proximidad, ofrece más garantías de que puedan fidelizar nueva clientela, dado que pueden volver para visitar y comprar en estos comercios y ser habituales. Para Luna, “sería interesante hacer un estudio sobre la contribución de la ruta en la venta de productos de los comercios participantes”.

Es imprescindible “hacer una mirada hacia el comercio desde un turismo responsable”, reclama Àgia. Añade que “en tres años han cerrado entre cuatro y cinco comercios históricos, sobre todo por el incremento de precio de los alquileres”. Así, con la promoción de esta tipología de iniciativas, acompañadas de una apuesta institucional por la revalorización y protección de los comercios de barrio, se podría evitar la pérdida de otros establecimientos. A pesar de esto, el relevo generacional también acontece un reto que afrontan muchos de estos comercios.

Final de ruta. Imagen de Carla Izcara

En tercer lugar, destacar que una de las guías de la ruta, era una persona mayor vecina del barrio. A su vez, varias personas, vecinas y comerciantes, intervinieron a lo largo de la ruta. Todo esto promueve un intercambio intergeneracional al mismo tiempo que se recoge la memoria oral de estas personas que han vivido de primera mano las transformaciones de su barrio. También, el formato de conversación y paseada promueve que las personas que están haciendo la visita compartan su testigo, hagan preguntas e intercambien recuerdos e impresiones. En conjunto, se genera comunidad, también incluyendo a las personas recién llegadas al barrio o provenientes otros lugares del territorio.

Por último, destacar el trabajo de revalorización y recuperación que hace Artixoc con la creación de estas rutas. Es un claro ejemplo de cómo pensar una oferta turística dirigida a la población local orientada a los objetivos de recuperar la memoria y promover un consumo más responsable.

 

 

Este artículo se publica en el marco del proyecto “Turisme i memòries a la ciutat de Barcelona”, ejecutado por Alba Sud con el apoyo de Barcelona Activa – Impulsem el que fas (convocatoria 2023).

 

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