A favor del turismo popular

Intentando poner algo pareciendo a un poco de orden –el orden total es un imposible– en los archivos del ordenador acumulados durante el año 2024, me he encontrado con el “Policy Brief” (resumen de políticas) de “Propuestas para el diseño de políticas públicas de turismo popular”, publicado por Alba Sud el pasado mes de noviembre. Paralelamente, ordenando –también hasta dónde es posible– libros leídos los últimos meses del año pasado, he vuelto a hojear el “Verano sin vacaciones. Las hijas de la costa del sol” de Ana Geranios. El caso es que me he dado que, ni del documento de Alba Sud ni del libro que nos invita a “hacernos preguntas, dialogar, pensar, compartir; imaginarnos, ahora sí, como sería un mundo sin hostelería”, no he hecho ninguna mención ni los he citado en estos escritos dominicales en dBalears. Hacerlo ahora me parece una buena manera de empezar estas primeras semanas de 2025.

El documento de Alba Sud es importante en el contexto de movilización social contra la turistificación. Lo es, más allá de las propuestas concretas que se hacen, porque para desturistificar hacen falta imaginarios alternativos no sujetos al pensamiento único del capital. Justo es decir que los autores y autoras se refieren a turismo popular “en un sentido amplio al conjunto de actividades turísticas que desarrollan los sectores populares, tanto por iniciativa propia autoorganizada, como de carácter privado o vinculada a la Economía Social y Solidaria, pero en el que el papel del gran capital es marginal”. Esta definición es bastante importante porque, no en balde, las reflexiones del “Policy Brief” que comentamo “nacen de una pregunta clave: ¿quién tiene que ser, en realidad, el sujeto de la política turística?”.

Aquello que se nos propone es un enfoque alternativo a las políticas turísticas públicas que se apliquen en nuestra casa, y, hasta donde sé, en todas partes. Las propuestas sobre los espacios y los transportes públicos, medidas de sensibilización y educación ambiental, mecanismos democráticos de acceso a ofertas culturales y turísticas, transformación cultural, transformación del trabajo, políticas públicas de turismo social al alcance de los sectores económicamente más precarios, y de infraestructuras de cuidados articulan una propuesta con el objetivo de imaginar otra manera de hacer turismo. Y que todo el mundo pueda hacer turismo, cerrando la brecha entre las personas que pueden vivir un tipo de “vida de turismo”, y las que ni siquiera pueden irse de vacaciones al menos una semana en el año, que en las Islas Baleares son, según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de 2023, el 30% de la población. He aquí el gran valor del documento: atreverse a pensar críticamente y a hacer propuestas alternativas.

Un asunto súper relevante de todo esto es responder a la siguiente pregunta: ¿cuáles son los agentes claves para esta transformación propuesta? Pues el documento de Alba Sud es muy claro: “reconocer, fortalecer y apoyar el rol relevante de sindicatos y organizaciones de la Economía Social y Solidaria como articuladores de estas políticas. Desde el Estado y las políticas públicas es necesario reconocer este rol estratégico e impulsar estos actores”.

En definitiva, se propone revertir –seguramente a pesar de los intereses empresariales– las dificultades de acceso de estos “sectores populares a espacios de ocio y turismo”. Una propuesta, quizás, más necesaria que nunca en el actual “contexto de aumento de las desigualdades, desmantelamiento de los servicios públicos, y una tendencia a la elitització del turismo”.

Justamente esta tendencia a la elitització del turismo me lleva al original y radical –en forma y contenido– libro de Ana Geranios. En la primera parte la autora nos ofrece un particularísimo diario del “verano sin vacaciones”. El día 53 escribe: “… en Puerto Banús las vacaciones son: no ir en bici ni patinete, no ir sin camisa, tampoco sin zapatos, o no ir por la calle consumiendo nada que no haya sido adquirido en uno de sus establecimientos. El paquete de pipas te lo comes en otro sitio, aquí no. Estos son algunos de los requisitos estéticos que aseguran la tranquilidad moral de los turistas adinerados”. En fin, contra tanta estupidez del elitismo turístico, ¡construyamos turismo popular!