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14-01-2025

Carla Izcara: «Si no se hace una transición acertada, el turismo terminará mal»

Peru Erroteta | El Triangle

Reproducimos la entrevista realizada a Carla Izcara por el diario El Triangle con motivo de la publicación del tercer Policy Brief que hemos editado, “Propuestas por el diseño de políticas públicas de turismo popular”. Se puede consultar la entrevista y el documento citado en este artículo.


Crédito Fotografía: Imagen de Dasha Vavryk en Unsplash

Peru Erroteta (P): ¿Por qué esta propuesta para el diseño de políticas públicas de turismo popular?

Carla Izcara (C): En Alba Sud realizamos mucha investigación de libre acceso en diferentes idiomas. Nos dimos cuenta de que nos hacía falta un documento corto, accesible y fácil de leer, que pudiera llegar a más personas y tener una mayor incidencia política. Así nació la línea de los Policy Brief, de la cual este es el número 3, y que se ha editado en castellano, catalán, francés, portugués e inglés. Es un análisis con un enfoque transformador. Con la idea de cambiar el turismo, pensamos que era necesario hacer más presión para que las políticas pongan como sujeto principal a la población local. Y, sobre todo, para que los sectores populares puedan disfrutar de su tiempo libre.

P: Decís que la propuesta está dirigida principalmente a responsables de políticas públicas. ¿En qué escala y con qué resultados?

C: El equipo técnico de Alba Sud es pequeño, pero cuenta con una amplia red de colaboración, en Europa, América Latina y el Caribe. A través de ella, estamos logrando llegar a diferentes niveles de la administración. Hemos establecido contacto directo con gobiernos municipales, y también lo estamos haciendo a otras escalas, con empresas y entidades. Acabamos de publicar el documento y creemos que tendrá una buena acogida, sobre todo teniendo en cuenta las recientes protestas contra el turismo masificado. Desde el verano pasado, ha aumentado considerablemente el interés por nuestro trabajo en los medios de comunicación, las administraciones públicas y las ONGs. Algo que, obviamente, no sucede con el gremio hotelero o de la restauración. Aunque entidades como la Associació de Guies de Turisme de Catalunya (AGUICAT) están colaborando con nosotros.

P: El documento plantea la idea de trans- formar el sujeto turístico. Una tarea de titanes, parece, si se tiene en cuenta el perfil tan marcadamente privado de los intereses dominantes en el sector.

C: Lo sé, por supuesto, pero para nosotros es una forma de pensar el turismo de otra manera. La realidad que se vive en territorios turistificados, como Barcelona, Punta Cana, etc., reclama un replanteamiento. En la actual situación de crisis climática y las policrisis derivadas, o se hace una transición adecuada o terminará mal, y pagando las consecuencias siempre serán los mismos. Es necesario que el turismo se oriente hacia otros objetivos y se hagan otras cosas. Por ejemplo, mejorar la salud, estar en contacto con la cultura y la naturaleza, etc. O cambiamos el sujeto y comenzamos a plantear el turismo de otras formas, imaginando otras posibilidades, o acabaremos reproduciendo lo mismo. En cualquier caso, nuestra propuesta no se limita a cambiar al sujeto para organizar el turismo en nuestro territorio y hacerlo de manera local. Hablamos de una alternativa diferente, mucho más equitativa y justa, tanto para las personas como para el planeta.

P: ¿En el turismo, el ámbito público, más allá de cierta regulación, ha intervenido, a veces llamativamente, como muleta del sector privado?

C: Es evidente la enorme presión de los lobbies turísticos y del sector privado, pero al final, quien también tiene la batuta, y se le supone un protagonismo importante, es la administración pública. Se necesitan políticas valientes, leyes y medidas, las cuales pueden contribuir a mejorar mucho las cosas. Esto se tiene que producir a nuestro nivel, y también a nivel europeo. Cuando se habla, por ejemplo, de las tasas al sector aéreo, es una cuestión de gran alcance, que concierne a los estados y también a la UE. Pero lo que tiene que haber es la voluntad de proponer y activar medidas. En contextos menos turistificados como, por ejemplo, Brasil, existe un consorcio público-privado que ha hecho una propuesta de turismo social muy potente, a escala nacional. Esto demuestra cómo es posible un diálogo en el cual el sector público y el privado piensen en los intereses y el beneficio de la población local, aunque aquí quizás nos suene a extraterrestre. Pero hay más ejemplos, que incluso transcienden las alternancias políticas. De acuerdo con sus finalidades, las condiciones laborales de las personas que trabajan en los proyectos también son justas.

P: ¿El Imserso podría tener algo a ver con estas experiencias?

C: No tanto, porque los intereses y el sujeto principal del Imserso es que el hotel pueda alargar la temporada. No pone el foco en las necesidades de la población, sino en los intereses de los operadores privados del sector. Es precisamente aquí donde habría que hacer el cambio.

P: ¿No resulta también sorprendente que, en España, líder global del turismo, no hayan prosperado iniciativas de turismo y ocio popular, lideradas, por ejemplo, por los sindicatos?

C: Durante la República se pusieron en marcha iniciativas de este tipo, asimilables a este turismo sindical, que sigue existiendo en otros países y lugares. En Asturias cuentan desde hace años con un complejo que es resultado de estas políticas públicas, y están pensando en cómo reactivarlo y extenderlo. En Francia hay una tradición política de turismo social, sobre todo pensado para gente joven que está trabajando. Ofrece también aprendizaje a través del viaje. Hay también iniciativas un poco desconectadas entre sí, pero muy interesantes. En Cataluña, por ejemplo, hay todo este tema de los campamentos de verano. La Generalitat también promovió un programa de vacaciones dirigido a familias monoparentales. Son iniciativas dispersas, no integradas y que muchas veces la gente desconoce. Experiencias que provienen de diferentes administraciones y que, no surgen del ámbito del turismo, sino de otros sectores, como juventud o cultura.

P: La tendencia de las administraciones y también otros operadores a canalizar las cosas con un mismo molde, el turístico en este caso, ¿no distorsiona un ámbito que parece reclamar más transversalidad?

C: Hay algunas iniciativas, sobre todo provenientes de la economía social y solidaria, que impulsan alternativas, como la recuperación de pueblos abandonados o vaciados. También proyectos de viviendas cooperativas… Ahora, el gran turismo, el sector, digamos, está en disputa con la competencia para llevarse el turismo de dinero. “Estamos de acuerdo que hay mucha masificación, queremos menos turistas, pero con más dinero” - se dice. Destinos como Ibiza, Barcelona, Ámsterdam… están en esta tendencia. Esto que ahora denominan, también desde la Administración, turismo de calidad. Una cosa que no tiene nada que ver con la calidad, sino con personas con más poder adquisitivo, lo que agravará el problema, ya que no se está renunciando a otro tipo de turismo. En Barcelona vemos, a la vez, despedidas de solteros y solteras y la Copa América. Una cosa incompatible en el mismo territorio y nada sostenible.

P: Concretamente,¿Qué medidas recomendáis en vuestra propuesta?

C: Entre las propuestas, que no son una suma sino una transformación, hay la de intervenir en el espacio público para crear un espacio seguro, agradable, con infraestructuras y contrarrestando las tendencias a su privatización. También el desarrollo del transporte público, para facilitar el turismo de proximidad, más sostenible, y que responda a las necesidades de la población local, no solo para hacer turismo. Conectar los pueblos de los Pirineos, por ejemplo, para facilitar la movilidad sin necesidad de recurrir al coche. Sensibilización y educación ambiental, porque vimos, con la covid, que la gente tiene necesidad de estar en espacios abiertos y en contacto con la naturaleza. Mecanismos de acceso democrático. Que no todo se rija solo por el precio. Transformación cultural superando estigmas, como el de los domingueros, y promoviendo el ocio autoorganizado. Hablamos también del trabajo, porque, al final, las vacaciones y el tiempo libre son un derecho conquistado, que tiene que ir acompañado de oportunidades para disfrutarlo. En Cataluña, más de un 30% de la población no hace vacaciones.

P: Asignáis a las mujeres un papel relevante en vuestra propuesta…

C: Esto es clave. Tenemos que tener en cuenta que este sector popular no es homogéneo. Hay que asegurar que las personas con más dificultades tengan acceso al goce del ocio, y por esto son necesarias también políticas concretas e infraestructuras de cuidados. No solo en el ámbito privado, sino en el público y comunitario.

 

Podéis descargar el Policy Brief en castellano aquí. También disponible en catalán, inglés, portugués y francés.
Noticia originalmente publicada en El Triangle y disponible en su página web.