22-11-2012
Los magnates del monopolio hotelero
La revista mexicana Luces del Siglo (núm. 479, 18 al 24/11/2012) publica un reportaje de Isela Serrano sobre el monopolio de la hotelería española en Cancún y Rivera Maya. El artículo cita a Joan Buades, de Alba Sud, y Alfonso Jiménez, profesor de la Universidad del Caribe que ha colaborado con nosotros en diversas ocasiones.
Marcas de renombre en la hotelería, sobre todo españolas y con presencia en decenas de países, son “sólo máscaras” que encubren redes que forman parte de un engranaje que constituye un negocio ya no tan legal ni racional.
El monopolio de magnates hoteleros españoles en Cancún y la Riviera Maya se fraguó en mayo de 2005, durante una reunión celebrada en Palma de Mallorca a la que asistió la crema y nata de la industria turística ibérica.
A las instalaciones del hotel Meliá Victoria, de la comunidad autónoma de Baleares, esa vez llegaron empresarios de la talla de Gabriel Escarrer, de Sol Meliá; Simón Barceló, de Grupo Barceló; Pablo Piñero, de Bahía Príncipe; Carmen Riu, de hoteles RIU; Abel Matutes, de Hoteles Fiesta y Palladium; el otro Abel Matutes, de grupo Sirenis; Juan Llull, de Hipotels; José Codolá, de Valentín Hotels, y Miguel Fluxá, de Iberostar.
También fueron convocados los entonces gobernadores Jaune Mateos, de Baleares, España, y Félix González Canto, de Quintana Roo, México, con el objetivo de encontrar mecanismos para que los magnates españoles incrementaran sus inversiones en playas del Caribe mexicano, a cambio de beneficios fiscales y laborales de parte del gobierno estatal.
Con esta anécdota, el investigador Alfonso de Jesús Jiménez Martínez descorre el velo de lo que hay detrás de unas vacaciones de ensueño, en paquete todo incluido de hoteles cinco estrellas, con monumentales salones, variedad de restaurantes de comida internacional, lujosos spas con gimnasio, canchas de tenis o de golf y toda una gran variedad de actividades.
“Sólo son máscaras”, dice el investigador al enumerar los nombres de las principales cadenas hoteleras españolas que, bajo el paquete todo incluido y con la complacencia de autoridades locales, literalmente han saqueado la economía de Cancún, debido a que todas las ganancias de este negocio se quedan en España, no en México, con los nuevos esquemas cibernéticos de reservaciones que permiten hacer directamente la contratación y el pago con tarjeta de crédito hacia una cuenta ibérica.
“Encubren lo que hay detrás, que ya no es tan positivo, porque se muestran en la fase del capitalismo explotador. Los mecanismos del capitalismo así, se maquillan hasta la prestidigitación”, advierte Jiménez Martínez, autor del libro Cadenas hoteleras, estrategias y territorio en el Caribe mexicano.
Para el investigador de la Universidad del Caribe, “la actividad turística en México es un espejo de lo que sucede en escala internacional”, debido a que estas cadenas hoteleras han invertido grandes sumas de dinero en promoción y publicidad, en contraste con la inversión que aplican en gastos como plantillas laborales. Su objetivo: influir en la mente del consumidor e insertar en su imaginario los atributos deseados.
Casi oro
Joan Buades, investigador especializado en la relación del turismo y el fenómeno de la globalización escribió en 2009 el revelador libro Do not disturb. Barceló, ejemplar que desmenuza la riqueza que genera el turismo que no beneficia a las comunidades, siempre al amparo de leyes laborales laxas, donde las compañías se apropian del agua y del suelo, y una vez que han agotado los recursos naturales, buscan nuevos destinos.
“Dicen los economistas que el turismo es la primera industria del planeta. Aún así, sorprende lo poco que sabemos de ello, como si fuera oro todo lo que reluce. A diferencia de sectores como la energía o la banca, firmas como Barceló, Sol Meliá, NH, RIU, Iberostar o Fiesta gozan de un prestigio inmaculado, ya que son percibidas como sinónimo de placer cómodamente organizado y buques insignia de la octava economía más ‘productiva’ del globo, la española”, expone el estudioso.
El documento analiza las alianzas y los modus operandi del Grupo Barceló en Mallorca, Marruecos, Túnez, México, Cuba, República Dominicana, Nicaragua, Costa Rica, Emiratos Árabes y deja al descubierto que “esas prácticas son muy similares en cuanto al favorable contexto que propician los líderes políticos de los países receptores; la utilización de paraísos fiscales para el manejo financiero, así como la participación de los fondos de inversión y la multiplicidad de empresas de diferente tipo que se fondean con recursos provenientes del petróleo, pero también con recursos de procedencia global y opaca de diferentes regiones del mundo”.
Génesis
Desde 1974 comenzaron a operar hoteles en Cancún. Las primeras cadenas hicieron su aparición después de haber iniciado su desarrollo y en calidad de operadores. El grupo Sol Meliá Cancún abrió sus puertas en 1985, dos años después, había 13 establecimientos asociados a cadenas transnacionales en Quintana Roo, con 3 mil 439 cuartos.
La oferta hotelera de Cancún y la fiebre por conocer la Riviera Maya, provocaron que entre 1983 y el año 2006, el número de cuartos se multiplicara. Las cadenas más importantes se instalaron en la región y las españolas fueron adquiriendo mayor participación: Barceló, Oasis, RIU, Iberostar, Fiesta; Occidental, Bahía Príncipe, entre otras.
Edificar todas estas monumentales construcciones que todo turista puede observar cuando viaja sobre la avenida Kukulkán de la Zona Hotelera de Cancún o en el corredor de la Riviera Maya, requirió miles de trabajadores mexicanos traídos en camiones de redilas desde sus lugares de origen, Chiapas y Tabasco principalmente, a quienes se contrató de palabra y sin derecho a seguridad social para construir y habilitar lujosos resort, donde hoy una noche se cotiza hasta en 500 dólares.
En 2010, más de la mitad de las habitaciones de Cancún y Riviera Maya pertenecían a una calidad gran turismo, cinco estrellas o categoría especial. Aunque en discursos oficiales, empresarios y funcionarios públicos repiten hasta la saciedad que “el turismo es un buen mecanismo para que los países reduzcan la pobreza y logren el desarrollo sustentable de una industria moderna”, ésta idea parece desbaratarse.
“Los braceros del ocio”
En Quintana Roo, los empleados de los hoteles sufren presiones laborales intensas por la sobreoferta y la incertidumbre en el empleo, debido a contrataciones temporales e ingresos mínimos, ya sin propinas.
Miles de personas laboran más de 12 horas al día, puede ser bajo los rayos del sol caribeño, en una caseta de vigilancia sin tejado, sólo con un gorro como protección; pueden hacerlo como jardineros, meseros en el área de piscinas, como terapeutas y masajistas día, tarde y entrada la noche, en cocinas donde las jornadas y el estrés rebasan lo inimaginable, al punto tal que, después de un turno, un gerente puede solicitar apoyo en otro departamento, donde el Año Nuevo puede transcurrir inflando globos para la siguiente función, o caídas por colocar adornos a varios metros de altura, resultan secundarias ante la urgencia de cumplir una orden y evitar un reporte.
Aunque esto no es secreto, las autoridades guardan silencio. De acuerdo con el delegado de la Secretaría del Trabajo en Quintana Roo, Rogelio Márquez Valdivia, el 80 por ciento de los outsourcing que operan en la entidad lo hacen fuera de la Ley.
Para Castellanos y Pedrero, autores de Los braceros del ocio. El término responde a la equivalencia del trabajo del bracero en el medio rural: eventualidad, falta de formación profesional y dureza. Lo anterior, dice, no sólo ocurre en México o el Caribe, sino en España.
De ese modo las fundaciones culturales sirven, indica Jiménez Martínez, a los propósitos de las trasnacionales en dos frentes: “obtener reducciones fiscales, que se utilizan de manera unidireccional a costa del erario y para qué poner una compresa a la herida que se han hecho para cercenar un brazo (o una reserva natural). De modo que las marcas y sus filantrópicas empresas buscan dotar de un rostro humanizado a las prácticas empresariales de explotación. En resumen: la búsqueda sinfín de embellecimiento cosmético, donde una mejilla es acicalada y la otra vituperada aunque forma parte del mismo rostro”.
Iberian power
De entre las 70 transnacionales hoteleras más grandes del mundo, ocho son de capital español y de ellas, cinco, Sol Meliá, Barceló, Riu, Iberostar, y Fiesta, son originarias de Baleares. Esas compañías pertenecen a familias de la burguesía isleña que estrecharon lazos e incluso financiaron el franquismo.
A la sombra del régimen se expandieron en los años 60’s y 70’s, con el apoyo de empresarios alemanes e ingleses. Pero con la llegada de la democracia española, las reglas del juego ya no les beneficiaron y en los 80’s se trasladaron para “hacer las Américas” a los lugares más paradisíacos de Latinoamérica, sobre todo al Caribe, y llegaron también a países mediterráneos e, incluso, a la Indonesia del dictador Suharto.
Joan Buades, impulsor de la ecotasa en Baleares, profesor y ex diputado por Los Verdes, perteneciente al Grupo de Investigación en Sostenibilidad y Territorio (GIST), advierte que la cadena RIU Hoteles, creada en Mallorca en 1953 por la familia Güell, colaboró con la dictadura.
Riu Hoteles ha construido más de 100 hoteles en casi una veintena de países. La cadena arrastra varias denuncias por sus malas prácticas ambientales y laborales. Entre otras, por la construcción de un hotel en la playa de Matapalo, en Guanacaste, Costa Rica, en el que 200 trabajadores nicaragüenses enfermaron por las condiciones extremas a las que estaban sometidos y uno de ellos murió.
A esto se suma una lista de reclamaciones por falta de permisos de construcción, destrucción de bosque tropical seco y por prohibir a la población caminar por la playa, además de varias denuncias por el permiso que el ministro de Medio Ambiente concedió a la multinacional para extraer agua de tres pozos a pesar del informe en contra de los expertos, de acuerdo con María José Esteso Poves, de Diagonalweb.
Otro grupo nacido en Mallorca al calor de la dictadura es Iberostar, fundado por la familia Fluxá, vinculada con Juan March, propietario de la Banca March y el Banco de Crédito Balear y principal sostén económico del golpe de Estado de Francisco Franco. Los Fluxá son propietarios de más de 36 mil habitaciones en más de una centena de hoteles de 16 países.
Según Buades, el grupo Barceló y Sol Meliá, son un ejemplo de que “las transnacionales del turismo y las redes de capital especulativo están conectadas a la economía criminal global”.
El grupo Sol Meliá –dice– colabora con más de 20 entidades en paraísos fiscales, como las Islas Caimán, Jersey o Panamá, entre otras. La multinacional posee más de 300 hoteles en 27 países. Su presidente, Gabriel Escarrer Juliá, carga con denuncias de ambientalistas por la destrucción de manglares en Quintana Roo, reclamaciones por la violación de derechos laborales en el Meliá Yakarta, Indonesia, por vigilar y despedir a sindicalistas.
Sobre la trayectoria del grupo Barceló, Joan Buades señala que es una cadena hotelera que se benefició del régimen de Franco. Nacida en Mallorca en los 30’s, después, “cuando llega la democracia se marcha a Canarias porque allí tiene un régimen fiscal especial, y después se instala en la República Dominicana y México.
El grupo Barceló participa de lobbies especulativos como Farallón (relacionado con la empresa Halliburton, de Dick Cheney, ex vicepresidente de EE UU, que se benefició de la guerra de Iraq) y el banco Santander, que tiene varias “guaridas en paraísos fiscales”, según Buades. Este investigador también sostiene que el Estado español, a través del Instituto de Comercio Exterior y otros acuerdos bilaterales con Estados como la República Dominicana y México ha promovido esta nueva forma de colonización”.
Fiesta Hoteles, propiedad del ex ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno de José María Aznar, Abel Matutes, cuenta con 50 hoteles. Los Matutes son terratenientes, navieros, banqueros, constructores y hoteleros. Los escándalos por corrupción, prevaricación y tráfico de influencias rodean a esta familia. La ex consejera Estela Matutes ha sido acusada de llevar a cabo expropiaciones de las que se benefició, según la publicación.
Espejismo. ¿Por qué en Quintana Roo se respira la incertidumbre de las condiciones de ingreso precario por tratarse de empleos poco calificados y fácil de sustituir? ¿Por qué si México posee una legislatura ambiental a la altura de un país de primer mundo, en sólo 35 años, los municipios de Solidaridad y Tulum han perdido la mitad de la extensión de manglar? Los datos forman parte del “Monitoreo de la Salud Arrecifal”, elaborado por agrupaciones como Amigos de Sian Ka’an, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) y WWF, en 2012.
El investigador Jiménez Martínez, quien desde 1974 ha trabajado en el estudio y análisis del turismo para el sector público y privado, brinda una posible respuesta a la interrogante que merodea la cabeza de muchos:
“La escala en la que se piensa en el negocio turístico internacional requiere de una concepción que es muy difusa en el ámbito local, por ese motivo –dice– las implicaciones son a menudo deficientemente comprendidas, porque se derivan de las decisiones que se toman en escala mundial global”, explica.
Para el académico, el mundo del turismo trastoca intereses porque “es una actividad que enlaza otras que están en la mira de las sospechas más oscuras de las actividades comerciales ilícitas y cuyos recursos parecen haber permeado a las inversiones inmobiliarias en escala mundial”.
Va más allá: “la criminalidad que se vive en Cancún, asociado al tráfico de armas, de enervantes, de mujeres y de niños, no es un tema inconexo del tema económico y social de la región. Está estrechamente relacionado con las operaciones del sector económico más importante del estado (el turismo) y sus actividades anexas y conexas, y se debe tener siempre presente dada la precaria seguridad en la región”.
En el escenario global, las conexiones del mundo financiero con la hotelería derivaron en reflexiones que se vinculan con el tema de recursos de origen opaco.
“Es como los mecanismos financieros y su utilización que el crimen organizado adquiere poder y, por lo tanto, todos los mecanismos de blanqueo forman parte del problema que se debe enfrentar para solucionarlo. Dentro de estos mecanismos no parece descabellado imaginar que hay algunos fondos de inversión que invierten en hotelería y contratan a cadenas hoteleras de marcas renombradas”, dice el documento publicado en 2010.
Bajo todo este panorama, el paraíso Cancún es hoy una marca de renombre en casi todos los puntos del planeta, asociada con un mar de tonos azules, bikinis e idílicos atardeceres, un sitio de lujos donde han tenido lugar casi todos los fenómenos asociados al desarrollo del turismo en el mundo: económicos, sociales y urbanos y, con ellos, turísticos e inmobiliarios.
A casi ya ocho años de la expansión hotelera ibérica en Cancún y la Riviera Maya, los neocolonizadores españoles, como hicieron hace más de 500 años, siguen saqueando estas tierras que un mal día confundieron con la India, y que se lanzaron a conquistar a bordo de sus tres carabelas: La Niña, La Pinta y La Santa María.
Publicado originalmente en: Isela Serrano, "Los magnates del monopolio hotelero", Luces del Siglo, núm. 479, 18 al 24 de noviembre de 2012.
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