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Artículo de Opinión | Mundo global

06-10-2013

Mediterráneo 21: una huelga indefinida de humanidad

Joan Buades | Alba Sud

El reciente naufragio de un barco en las costas de la isla italiana de Lampedusa en el que fallecieron decenas de inmigrantes, es el último ejemplo de cómo el Mediterráneo se ha convertido en la segunda frontera entre ricos y pobres más peligrosa del mundo. 


Crédito Fotografía: Noborder Network (bajo licencia creative commons).

Hoy no es un día normal. Me llega una de esas noticias que tocan bien adentro por su crudeza. El incendio de un barco salido de Libia que ocultaba medio millar de inmigrantes clandestinos acumula un mínimo de 130 muertos, entre los que había al menos una mujer embarazada y dos niños. Habría 200 personas más desaparecidas, a dos pasos de la isla italiana de Lampedusa, cerca Túnez. Poco antes habían llegado otros 463 seres humanos, que fueron internados en un campo de concentración de la pequeña isla fronteriza, que, según su alcaldesa, Giuse Nicolini, "ya no sabe dónde meter ni los muertos ni los vivos". Hace tres días, 13 eritreos, también seres humanos, murieron al ser arrojados al mar desde la embarcación con la que querían entrar en Europa por el lado de Sicilia. Visto desde la todavía confortable Ibiza, muy preocupada por las inminentes Closing Parties de las macrodiscotecas, parecen anécdotas terribles íntimamente relacionadas con una Italia berlusconiana a la deriva. Pero, en la era de Internet, no puedo alegar ignorancia. Se acabaron las excusas provincianas. Carente de toda Fe, le pregunto a Google: ¿qué pasa en el Mediterráneo? Y me recuerda en seguida los asaltos masivos a las vallas de Ceuta y Melilla de hace dos semanas. Entonces medio millar de "subsaharianos" volvieron a intentar llegar a nuestro Eldorado y 300 lo lograron haciendo un agujero de más de 40 metros en el sistema de vallas que hay instalado España con dinero de la Unión Europea para frenar la avalancha de africanos dispuestos a todo para vivir mejor o, simplemente, sobrevivir.

La búsqueda tiene éxito. Me he vuelto a equivocar: hoy es un día bastante normal en el Mediterráneo. Quizá con demasiada víctimas pero nada excepcional. Según Gabriele del Grande, un periodista comprometido que mantiene Fortress Europe, un blog imprescindible para darse cuenta de la enorme catástrofe humanitaria que está pasando discretamente ante nuestros ojos, desde 1988 habrían muerto en el Mare Nostrum casi 20.000 seres humanos. ¡Cuidado! Sobre una cuarta parte de las muertes tuvieron lugar en el corredor Canarias - Gibraltar - Baleares. Buena parte de ellas, desaparecidas en el mar. Ah, y todo ello sin olvidar que unos 400.000 inmigrantes clandestinos son repelidos anualmente en las fronteras de la fortaleza Europa desde Grecia hasta Málaga y Ceuta. Todo ello en la cuenca mediterránea, la primera piscina del Planeta, donde vienen a hacer vacaciones centenares de millones de norte-europeos cada verano. Es así como, sin grandes titulares, el Mediterráneo se ha convertido en la segunda frontera entre ricos y pobres más peligrosa del mundo, casi al mismo nivel que la de Río Grande que separa a EEUU de México, donde unas dos mil personas dejan la piel año tras año.

Me asaltan dos grandes preguntas: ¿por qué? Y: ¿hasta cuándo? La primera respuesta la encuentro también en Internet y demuestra la falta de humanidad de las élites económicas y políticas que manejan el cotarro. El Mediterráneo ha más que duplicado la población entre 1950 y hoy en día. Si antes dos tercios vivían en la orilla norte, la turística y rica, ahora es justo lo contrario. Turquía, Marruecos y Túnez , que agrupan una cuarta parte de la población de la región, presentan las mayores desigualdades sociales internas. Mientras tanto, se estima que el continente africano crecerá de más de 1.000 millones de aquí al 2050. Sobre todo, en el área subsahariana, en estados fallidos como Níger, Mali, Chad o Guinea Bissau. Quiero decir que hay una enorme reserva de candidatos a la emigración forzada a no ser que repartamos un poco de nuestra riqueza, que el cambio climático no les deje acorralados sin comer ni beber o que no fomentemos la educación de las mujeres para que puedan rehuir la esclavitud patriarcal.

Del hasta cuándo, ni idea. Narcotizada por el consumo o por el mono de no poder hacerlo por culpa de la crisis, nuestras sociedades parecen abducidas por ídolos maléficos como los mercados, el petróleo, la casta política neoliberal o nuestro perfil digital. Me perdonaréis, espero, la heterodoxia de citar la indignación del Papa Bergoglio ante la matanza de hoy: "Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto. La ilusión por las cosas insignificantes, por lo provisional, nos lleva la indiferencia hacia los demás, nos lleva a la globalización de la indiferencia". ¿Cuando terminará la huelga indefinida de humanidad, de fraternidad, en el Mediterráneo? ¿Que no nos damos cuenta que somos tierra de frontera? ¿Que Ibiza o Alicante son tan cerca de Orán como de Barcelona?

 

Artículo publicado originalmente en catalán en el diario Ara Balears el 5 d’octubre de 2013. Traducción al castellano de Alba Sud.