30-01-2014
Empleo turístico, el riesgo de la precariedad
Ernest Cañada | Alba SudEl hecho que turismo genere actividad económica y cree ocupación no puede justificar la degradación también real de las condiciones de trabajo en el sector y la vulneración de derechos fundamentales. Sin trabajo decente no es posible un turismo responsable.
Crédito Fotografía: Typical crowded beach, by Katonams vía Wikimedia Commons
Desde el año 2008 España vive sumida en una situación de crisis que tiene en el paro masivo uno de sus principales indicadores. Actualmente el número de personas desempleadas roza los 6 millones, la tasa de desempleo se sitúa sobre el 26% y por sexto año consecutivo se está destruyendo empleo. En este contexto, el sector turístico aparece como uno de los principales activos de la economía española. Según datos de la OCDE, el turismo en España equivale al 10,2% del PIB y al 11,5% del empleo (una diferencia significativa con respecto a la media de los 34 países que la conforman, que se sitúa en un 4,2% y un 5,4% respectivamente). Lejos de atenuarse, con el avance de la crisis el peso de la actividad turística, sobre todo en su formato de sol y playa, va en ascenso.
Sin embargo el optimismo por el crecimiento del turismo se empaña cuando, entre otros, se evidencia el deterioro en la calidad del empleo existente, a causa de la inestabilidad y estacionalidad laboral, bajos salarios, intensificación del trabajo, polivalencia en múltiples tareas e incremento de la externalización. El turismo es hoy una fuente importante de trabajoen España, pero en la actual coyuntura corre el riesgo de consolidar un modelo basado en la precariedad. Lo que está en juego es tanto el tipo de desarrollo turístico como la misma sociedad que se está construyendo.
Pasada la temporada de verano, a finales de septiembre de 2013, el sindicato UGT advertía que buena parte de los puestos de trabajo creadospara cubrir las necesidades de la temporada alta habían sido eliminados, evidenciando así una gran rotación. Pero el problema va más allá: el aumento del número de turistas, según datos del Instituto de Estudios Turísticos, no se ha traducido en realidad en más ocupación. Esto puede explicarse por el recurso habitual al trabajo sumergido, como denunciaba Josep Maria Álvarez, secretario general de la UGT en Cataluña, a primeros de noviembre. Pero también por una acentuación de la carga laboral de los trabajadores contratados, con jornadas abusivas y más cantidad de tareas en el mismo tiempo, como detectaba un informe elaborado por CCOO, hecho público en septiembre de ese mismo año.
Por otra parte, esta coyuntura favorable al sector turístico, con mayores beneficios empresariales, tampoco ha repercutido en un incremento de los salarios. En este sentido, la reciente reforma laboral aprobada por el Partido Popular ha limitado los convenios colectivos, favoreciendo la negociación empresa por empresa que ha tendido a la congelación salarial, tal como reveló Daniel Albarracín, técnico de CCOO en una entrevista publicada por Alba Sud. Esta tendencia es asumida expresamente por el sector empresarial. Así Aurelio Vázquez, presidente de la Federación Hotelera de Mallorca, al mismo tiempo que anunciaba que ese año el sector turístico balear iba a facturar más que nunca, 10.500 millones de euros, un 8,3% más que el año anterior, pedía que se mantuviera la congelación salarial.
En este entorno claramente favorable al sector empresarial, no han sido extrañas prácticas abusivas en las formas de contratación y gestión laboral. En agosto de 2013 la Inspección del Trabajo investigaba un hotel cuatro estrellas en Calviá (Mallorca), por tener a un tercio de su plantilla como becarios. Otro ejemplo: en enero de 2014 UGT y CCOO denunciaron ante los tribunales el acuerdo alcanzado entre Viajes El Corte Inglés y el Sindicato Profesional de Viajes de reducción de salarios y empleos, contraviniendo el Estatuto de los Trabajadores.
El hecho que el turismo genere actividad económica y cree ocupación, en un escenario terrible en el que continúa la destrucción neta de empleo, no puede justificar la degradación también real de las condiciones de trabajo en el sector y la vulneración de derechos fundamentales. Mayor precariedad, empleo a tiempo parcial, intensidad laboral e indefensión de los trabajadores y trabajadoras no pueden dar lugar a una sociedad realmente deseable. La calidad y la sostenibilidad de la actividad turística empieza en el propio empleo y en la posibilidad de desarrollarse profesionalmente de quienes participan en toda la cadena de producción y servicios. Sin trabajo decente no es posible un turismo responsable.
Artículo publicado originalmente en el diario El País, dentro del blog Alterconsumismo el 29 de enero de 2014.
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