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Crónica | Turismo Responsable | Cataluña

13-05-2014

Diálogo sobre agroturismo y nuevas oportunidades para el medio rural en Biocultura 2014

Raül Valls | Alba Sud / CST

Organizado por la Fundación Ecoagroturismo, el pasado 9 de mayo intervinieron en Barcelona Ernest Cañada (Alba Sud-CST), Severino García (Fundación Ecoagroturismo), Llorenç Planagumà (Tosca) y Vanesa Freixa (Montanyanes).


Crédito Fotografía: Raül Valls | Alba Sud

El turismo ha llegado a la historia de la humanidad para quedarse. La inquietud humana por conocer lo que está más allá del horizonte que abarcan nuestros ojos ha sido parte de nuestra esencia. El turismo sublima hoy esta tendencia humana de abarcar cualquier tierra por lejana y aislada que esté. ¿Pero qué modelo turístico es posible en una sociedad que debe aceptar que hay límites naturales que no podemos obviar? En este contexto, el agroturismo hoy no es sólo una opción ante un modelo turístico basado en el consumo desaforado de recursos energéticos y territorios, sino que es parte también de una alternativa turística posible en un sociedad que deberá tener como base la contención y la austeridad.

Pero mientras lo nuevo lucha por nacer nacer lo viejo no acaban de morir, y eso tiene sus peligros. Entre ellos la posibilidad de que estas nuevas formas de hacer turismo sean vistas sólo como una variante más de las posibles comercializaciones que el sistema capitalista termina incorporando a su catálogo de ventas. El "consumo verde" va en esta dirección. Y es en este sentido que el agroturismo tiene también su público. Un público minoritario, formado y de rentas altas que quiere huir de la masificación artificial de los grandes resorts turísticos y que busca autenticidad y experiencias únicas. Pero el agroturismo es mucho más que eso: puede ser también la semilla de un turismo que será en un sociedad que haya hecho las paces con el planeta y acepte sus límites [1].

Es a partir de estas premisas que, convocados por la Fundación Ecoagroturismo y bajo la moderación de Javier Tejera [2], el pasado 9 de mayo en el marco de la Feria Biocultura realizada en el Palau Sant Jordi de Barcelona, el Centre per la Sostenibilitat Territorial (CST), Alba Sud, Tosca, Montanyanes y la misma Fundación Ecoagroturismo debatimos sobre el turismo en entornos rurales.

La experiencia del TRC en América Latina

Ernest Cañada, coordinador de Alba Sud, miembro del CST y experto en turismo rural y alternativas comunitarias, nos situó como punto de partida una revisión de la experiencia del turismo rural comunitario (TRC) que se ha desarrollado en América Latina. Ante un modelo turístico masivo y basado en espacios "desterritorializados", propuso reubicar el "lugar" como paradigma turístico. Recuperar el valor del territorio y sus recursos particulares, se convierte en la premisa fundamental. El "lugar", y con él la gente que vive en él, es el elemento central de un modelo de turismo que no pretende en ningún caso sustituir la estructura económica de un territorio, si no ser un complemento. Las actividades agropecuarias son la base sobre la que surge una propuesta turística creíble.

Este modelo no puede tampoco desarrollarse al margen del control por parte de la gente de ese territorio. Las asociaciones y cooperativas se convierten en la estructura organizativa más adecuada para establecer este control democrático sobre los proyectos turísticos. Un modelo, por tanto, totalmente alejado de lo que proponen las grandes corporaciones internacionales del turismo, basadas en la estandarización y las dinámicas de despojo. En este sentido el TRC rompe con las lógicas de poder económico y resitúa las relaciones entre personas de diferentes culturas como alternativa al consumismo desaforado del turismo de resort y vuelo low cost.

Siguiendo a Cañada podríamos sostener que aquí el agroturismo requiere de un mundo rural vivo que mantiene su especificidad cultural y su vida cotidiana frente la vida urbana. Porque es precisamente de esta necesidad de retorno al contacto con la naturaleza que vive el turismo rural. La civilización urbana e industrial ha supuesto grandes avances para la Humanidad pero ha apartado a gran parte de los seres humanos de un entorno donde habían vivido durante cientos de miles de años. Volver a conectarse con el mundo natural se convierte en una necesidad existencial de primer orden. Este mundo rural vivo sólo puede ser posible a partir de la pervivencia de las viejas culturas campesinas, pervivencia que va más allá de la "necesidad turística" y que se convierte en una necesidad para nuestra supervivencia: el reto de alimentar a miles de millones de personas sin destruir la tierra fértil, el bien más apreciado que tenemos.

El agroturismo pone en valor las viejas culturas campesinas y los entornos naturales que éstas cultivan. Esto es hoy un elemento importante para defender este modelo turístico, no como alternativa elitista (uno de los principales peligros a la que se ve abocado), sino como modelo turístico factible en un futuro de escasez energética (peack oil) y necesidad de preservación de la biodiversidad natural.

Alianzas agroturísticas, el proyecto CERES Ecotur

Severino García, presidente de la Fundación Ecoagroturismo, profundizó en los peligros que amenazan al agroturismo en España en este contexto de desaparición de las viejas culturas campesinas y desgranó propuestas factibles e inmediatas para amortiguar la inercia actual y generar tendencias que vuelvan a dar vitalidad a la agricultura. Se necesitan alianzas firmes entre el campo y la ciudad, propuso, y es por eso que el proyecto CERES Ecotur vinculado al ECEAT ha creado certificaciones en el terreno de la sostenibilidad ambiental de los alojamientos turísticos rurales, de las actividades en la naturaleza y de una gastronomía basada en la recuperación de las variedades autóctonas.

En este sentido para Severino García no hay un único perfil o modelo para construir un proyecto agroturístico ecológicamente respetuoso con el entorno, sino muchos caminos diferentes que nos llevan a esta idea. Puede ser el mantenimiento del paisaje tradicional, la preservación de razas ganaderas y vegetales autóctonas, un proyecto de restauración o elaboración de alimentos basada en los productos locales, la bioconstrucción, etc.

Pero la recuperación de las culturas campesinas no puede quedar en el terreno de la consigna, son necesarias políticas activas que lo favorezcan. Severino nos lo mostró con una comparación muy sencilla: la venta directa del productor al consumidor, que es absolutamente cotidiana en Francia, se encuentra todavía dentro de la ilegalidad en España a pesar de que un Decreto Ley de 2011 preveía su regulación, que las comunidades autónomas aún no han regulado [3]. En resumen, necesitamos políticas concretas y decididas que favorezcan a los pequeños agricultores como base de un agroturismo real y no de un red de alojamientos rurales de lujo en un entorno paisajístico en proceso de deterioro y banalización.

Propera Parada y la Escuela de Pastores, alternativas para un mundo rural vivo

Pero el movimiento se demuestra andando y las dos ponencias siguientes se hicieron eco de propuestas que desde Cataluña se afanan en favorecer el establecimiento y viabilidad de proyectos económicos que hagan realidad un mundo rural de nuevo vivo. Una atrevida y rupturista idea tiñe estas dos iniciativas: la del "crecimiento limitado" también de los proyectos empresariales. La idea es simple pero absolutamente crucial: no hay crecimiento ilimitado en un entorno limitado. Hay que establecer márgenes geográficos y de beneficios a la actividad. La proximidad se convierte en este momento algo real y no simplemente declamados.

Llorenç Planagumà nos proponía desde el Tosca el proyecto Propera Parada, una iniciativa turística para dar a conocer al público catalán diversas iniciativas empresariales basadas en la producción alimentaria y artesanal de la Garrotxa. Se trata de una actividad vivencial y educativa que divulga una forma diferente de entender y entenderse con el territorio y el paisaje. El proyecto milita activamente en la proximidad como valor fundamental: ser útiles socialmente en el territorio donde nace y del que nace, proteger y mejorar su entorno natural inmediato generando dinámicas saludables en todos los sentidos [4].

Finalmente Vanesa Freixa, miembro de Montanyanes puso de manifiesto la necesidad de los agricultores y pastores de hacer real el objetivo de mantener un mundo rural vivo. Sin relevo generacional, las políticas basadas en la subvención están abocadas sólo a ser testigos mudos de la agonía de los agricultores y cuando éstos hayan desaparecido a ser fuente importante de ingresos para las grandes corporaciones agrarias únicamente interesadas en acumular cuantos más beneficios mejor.

En este sentido la Escola de Pagesos i Pastors de Catalunya, proyecto estrella de la Asociación, se convierte en una propuesta sustantiva que tiene como objetivo formar agricultores y pastores más allá de las estructuras de relevo generacional familiar, formando y aportando nuevos agricultores en el sector primario, rompiendo las lógicas perversas basadas en las subvenciones y un ambiente general de pesimismo y derrota histórica del sector. La Escuela tiene como objetivo formar para la producción ecológica, para recuperar los mercados y los productos locales, para visualizar y difundir los aspectos positivos del mundo rural en general, para apostar por la innovación y sobre todo huir de los aspectos bucólicos y nostálgicos de un mundo que muchos quieren ver en decadencia final.

A partir de estas experiencias se hace patente la necesidad de combatir los procesos de "desterritorialización" que son condición de posibilidad de un modelo turístico en manos de las grandes corporaciones y ajeno a los recursos y valores del territorio y de la gente que los habita. Hacen falta políticas decididas y proyectos concretos que recuperen las culturas campesinas y el mundo rural. Sólo de esta manera podremos hablar de un auténtico agroturismo en el marco de una nueva cultura del territorio y de una sociedad ecológicamente reestructurada.

 

Notas:
[1] Un texto interesante para contextualizar y dar fundamento teórico al que aquí expresamos es Vint-i-cinc idees per una nova cultura del territoride Enric Tello. En esta conferencia se hace hincapié en la necesidad de preservar las viejas culturas campesinas, hoy seriamente amenazadas por los modelos de explotación intensiva de la tierra herederos de la mal llamada "revolución verde".
[2] De Javier Tejera se puede leer la entrevista que le hizo Ernest Cañada en Alba Sud: Agroturismo, una Apuesta ligada a la ruralidad, el 30 de enero de 2014.
[3] La misma Fundación Ecoagroturismo ha impulsado una campaña online de solicitud a las Comunidades Autónomas para que regulen la venta directa de productores a consumidores de acuerdo con el Real Decreto 191/2011 y otras reglamentaciones europeas y autonómicas.
[4] Para el debate sobre la preservación de la biodiversidad puede ver el artículo de Llorenç Planagumà Conservar la biodiversidad en tiempos de crisis, publicado en Alba Sud el 6 de junio de 2013.