14-05-2016
Aquí estamos, somos camareras de piso
Intervención de Esther Rodríguez, camarera de piso y delegada sindical de CCOO en un gran complejo hotelero en Cataluña, en la conferencia inaugural de la Feria del Libro Político Literal de Barcelona el 13 de mayo.
Crédito Fotografía: Alba Sud.
Buenas tardes, me llamo Esther Rodríguez, soy asturiana, de la tan castigada cuenca minera aunque llevo años viviendo en Cataluña. Trabajo en una profesión que para muchos de los presentes puede pasar desapercibida.
Muchas personas cuando escriben en el Trip Advisor para hablar de su experiencia en un hotel agradecen al recepcionista, al camarero, al maître, al botones… pero la inmensa mayoría de ellos se olvidan de nosotras, las que tenemos a punto su habitación para que se sientan mejor que en casa, las que adecentan las zonas comunes para que estén impecable. Soy camarera de pisos, yo estoy en zonas nobles.
Durante años trabajé en una Empresa Hotelera, hasta que un buen día, finalizada la temporada, y así tenían la ventaja que fuera más difícil organizarnos, nos mandaron como regalo una carta, un burofax, comunicándonos que el departamento de pisos había sido externalizado a una empresa de multiservicios, pero que no nos preocupáramos pues era una empresa de prestigio y reputación. Vamos, que casi teníamos que darles las gracias por ello.
Una empresa que aumentó la carga de trabajo, que empeoró las condiciones a nuestros compañeros eventuales, condiciones acompañadas de un sueldo mísero. Un aumento de carga de trabajo que supuso un incremento de lesiones musculo-esqueléticas, de estrés, y todo ello con una gran carga de miedo por temor a perder ese puesto de trabajo en un momento en que en este país la tasa de paro es brutal. Podría también hablarles de la cantidad de medicación que día a día “consumimos” para poder finalizar nuestra jornada laboral, y la que tomamos para poder descansar por la noche.
Decir también que con las empresas de multiservicios, que afloraron como setas tras la reforma laboral, se nos baja de categoría, pasamos de camareras a limpiadoras, pues así pueden justificar el sueldo que se paga.
A las camareras fijas, a todo el personal del departamento de pisos, sí que nos subrogaron con los mismos derechos y manteniendo salarios, pero gracias a la bendita reforma, te pueden aplicar alguno de los artículos referentes a pérdidas o posibles pérdidas sobre la mesa y cargárselos de un plumazo. Fue lo que nos pasó. Y ahí comenzó una lucha en Inspección de trabajo, en el Tribunal Laboral de Cataluña, en los Juzgados….
No en todos los centros hay representantes de los trabajadores, pues en muchos de ellos trabajan con personal eventual y ahí las condiciones son aún peores. Camareras contratadas por 4 ó 5 horas pero con tal cantidad de habitaciones que para acabarlas han de estar 7 ú 8 horas ni cotizadas ni pagadas, lo que supone un fraude por parte de la empresa a la Seguridad Social, a Hacienda. Trabajadoras a las que les cambian de un plumazo los días de descanso, que suman muchos días de trabajo seguido…, pero que trabajan y callan porque quizás ese mísero sueldo es el único que entra en su casa.
Sabemos que el sector turístico goza de buena salud, que hay un incremento en el precio de las plazas hoteleras, pero con estas prácticas están contribuyendo a desprofesionalizar el sector.
Todas nuestras historias, se mantenían en silencio, compartidas con nosotras mismas o con nuestras compañeras, hasta que un buen día asomó un investigador, que primero con entrevistas y luego a través del libro las convirtió en palabras escritas que están dando la vuelta a todo el país. Dio voz, y sigue haciéndolo a tantas y tantas camareras que hasta ahora eran incapaces de relatar su realidad laboral. Gracias Ernest Cañada, por tu sensibilidad, por haber recogido todas nuestras voces, y hacer que hasta el Congreso, parlamentos autonómicos, medios de comunicación llegaran nuestras reivindicaciones. Gracias por ayudarnos a hacer red.
Por último añadir que cuando vayan al hotel, y entren en la habitación y paseen por las zonas comunes recuerden mis palabras, y piensen en la camarera que la ha puesto a punto. Una camarera que quizá haya cobrado 2,50€, o incluso menos, por ello, si la ven por el pasillo con su inmenso carro cargado, dedíquenle una sonrisa, y si por casualidad encuentran algún defectillo, sepan que la camarera lo dio todo de sí, pero por la excesiva sobrecarga de trabajo que llevaba no pudo llegar a más. Gracias. Recuerda, cuando estés en la habitación de un hotel y escuches “Pum-pum camarera de pisos, ¿se puede?” acuérdate de nuestro colectivo y de mis palabras.
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