Contacto Boletín

Artículo de Opinión | Turismo Responsable | Costa Rica

23-01-2017

El Jobo (La Cruz): Un grosero cruce de sueños entre turismo y migración

Santiago Navarro | Alba Sud

En el municipio de La Cruz, Costa Rica, conviven dinámicas sociales contrapuestas, entre la exclusión y expulsión de la población local, la migración de paso y la que busca oportunidades laborales, y empresarios millonarios y turistas que desean un ocio lujoso.


Crédito Fotografía: El Jobo. Imagen de Santiago Navarro.

Recientemente hicimos una visita al cantón de La Cruz, donde recorrimos algunas de sus comunidades, sus playas y sus centros de atención a migrantes de paso. La Cruz de Guanacaste es una zona históricamente olvidada y excluida en el país, sin embargo, en los dos últimos años ha tomado cierta relevancia en las noticias por dos motivos. Veamos.

En el 2015 se inauguró en la comunidad de El Jobo en La Cruz el lujoso hotel Dreams Las Mareas con torres de 447 habitaciones y la piscina más grande del país de 4000 m2 (Summa, 2015). Por otro lado, desde el 2016 Costa Rica  ha sido el lugar de paso de más de 11 mil migrantes, personas en su mayoría haitianas y africanas (EFE, 2016). En la frontera norte del país, la cual está en el cantón de la Cruz, oscilan entre 3.000 a 5.000 personas migrantes asentadas. Un buen porcentaje se hospeda en dos campamentos oficiales del gobierno, uno en La Cruz centro y otro en la comunidad de El Jobo.

Hotel Dreams Las Mareas. Imagen extraída de Dreams Resorts.

Turismo y migración, una relación íntima

La relación entre turismo y migración es una relación muy íntima por diversas razones, veamos algunas que son claras en el cantón de Guanacaste. A veces de manera muy directa cuando proyectos turísticos son polos de atracción para miles de personas trabajadoras, la gran mayoría de ellas nicaragüenses que suelen vivir condiciones laborales inapropiadas, muchas veces de manera explotada (Salas, 2008, Navarro, 2013). Este movimiento lo podemos ver en todo el mundo, trabajadores latinoamericanos, africanos o asiáticos, que se movilizan hacia los grandes polos turísticos mundiales para construir silenciosamente la base material de esos lugares de lujo y fantasía. También estos proyectos turísticos suelen dar una situación de relevo migratorio interno en el país, así muchas personas locales son expulsadas de sus tierras y otras personas del país con formación técnica o profesional son atraídas por las ofertas laborales (Vargas, 2006). Por último, se da la situación de que confluyen desarrollos mega hoteleros con turistas de paso con zonas de paso de grandes flujos migratorios, como es el caso que señalamos.

Campamento de migrantes en La Cruz. Imagen de Santiago Navarro.

Quisiera detenerme en esta última relación pero desde una perspectiva mundial, esto nos puede servir para entender una de las mayores contradicciones del mundo globalizado en el que estamos, donde si bien aparentemente la migración y el turismo no tienen una relación tan directa, mantienen en realidad una relación íntima. Podemos ver de una manera muy brusca esas contradicciones globales, por condición de clase social, de raza, de nacionalidad, en el globo. Paradójicamente las personas que habitan el Norte quieren venir como turistas al Sur a las “periferias del placer” (Ash y Turner, 1991) y las personas del Sur queremos ir al Norte por el “sueño americano”. Es un cruce grotesco de sueños, para unos sectores de lujo y placer, para otros de pesadillas inacabables.

Para el año 2010 había oficialmente 4 millones de migrantes centroamericanos en EEUU. Mientras que para el mismo año habían 7,9 millones de turistas en Centroamérica, de estos se estima que un 49,5% de provenían de EEUU, serían entonces cerca de 4 millones, casi la misma cifra oficial de inmigrantes en ese país (Navarro, 2014). En el cruce de sueños, el Norte quiere ir al Sur y el Sur para el Norte. Como bien nos dice Alba Rico (2006), la figura del "turista” sólo puede comprenderse a la luz de la del "inmigrante", como su reverso y su denuncia.

Costa pesquera en la comunidad de El Jobo, también funciona como una peligrosa ruta marítima irregular para migrantes. Imagen de Santiago Navarro.

El Jobo, mundos cruzados

Detengámonos en concreto en una parte importante de este choque de sueños, en el desarrollo de mega proyectos turísticos, tal como el gran hotel presente en El Jobo, el Dreams Mareas. El turismo es imposible no verlo desde una perspectiva transnacional, donde las fronteras no ponen límite alguno al movimiento de capitales. Este hotel es desarrollado por la marca AMResorts (AMR) que tiene hoteles “todo incluido” en México, República Dominicana, Jamaica, Curacao, Panamá, Aruba, Puerto Rico, cuenta con 60 propiedades, 22 000 cuartos, en 30 destinos en estos países (en Costa Rica también cuenta con el hotel Secrets, en Papagayo). Esta marca es rentada por diversos empresarios centroamericanos que son los desarrolladores del hotel Dreams, con una inversión de $130 millones, son el nicaragüense Carlos Pellas, los costarricenses Ernesto Castegnero y Francis Durman y los panameños Grupo Motta (Summa, 2015).

Carlos Pellas es, según la revista Forbes, la principal fortuna de Centroamérica, con un capital superior a $1.500 millones. Tiene varios hoteles en Nicaragua y hospitales turísticos (Diario Extra, 2017). Vemos que los intereses de los grandes sectores económicos internacionales y de la región centroamericana confluyen en estos desarrollos. Sin embargo, hay varias preguntas que es importante hacer en estos casos y que usualmente son dejadas de lado, ya que habitualmente por su propia naturaleza los proyectos se dan en zonas más “exóticas”, es decir alejadas del “desarrollo” central del país: ¿el desarrollo laboral es duradero y de buena calidad? ¿Los beneficios económicos llegan a la población residente? ¿Se produce un choque cultural abrupto? ¿Qué consecuencias ambientales tiene la construcción de la infraestructura y el funcionamiento de los hoteles?

Portón que limita el acceso a la playa pública Rajadita en la zona de El Jobo. Acceso privatizado por el grupo Pellas, limitando el acceso público que las leyes costarricenses prescriben. Imagen de Santiago Navarro.

Ya son diversos los estudios y las expresiones de movimientos sociales en la provincia de Guanacaste que nos dicen que estas preguntas se contestan de una manera bastante negativa en la región (véase por ejemplo, Vargas, 2013; Norloos, 2013; Trucchi, 2016; Cañada, 2015). En nuestra visita por la zona, pudimos conversar con varias personas locales, así como pudimos ver lo abrupto que es un hotel de torres con 447 habitaciones en un pueblo pequeño y en una zona donde el agua escasea y es generadora de grandes conflictos(La Nación, 2014; Navas, 2015). Las personas de la comunidad recordaban la zona de manglar que fue destruida por el hotel, también que las cientos de tortugas que antes llegaban a desovar a la playa ahora no llegan. Asimismo, nos comentaban que las oportunidades laborales que el hotel dio en un primer momento de construcción ahora no son muy grandes ni de gran perspectiva de desarrollo local a futuro. También quisimos ir a Playa Rajadita, una playa que siempre ha sido deshabitada. Ahora el acceso público está privatizado por un portón instalado, según es el saber común de los vecinos y vecinas, por el mismo Grupo Pellas.

Torre habitacional del hotel Dreams Mareas. Imagen de Santiago Navarro.

En un reducido espacio geográfico como La Cruz conviven espacios sociales muy diferentes, entre exclusión y expulsión de población local, migración de paso, inmigración que busca oportunidades laborales, empresarios millonarios y turistas del primer mundo en busca de ocio lujoso. Esto nos da una grosera imagen de hacia dónde nos está llevando los modelos de sociedad que hoy estamos viviendo. Recorriendo la zona, es complejo notar, por un lado, los campamentos de migrantes haitianos y africanos, los trabajadores nicaragüenses explotados, la gente local disconforme, a la par, la destrucción de manglares y del hábitat de miles de tortugas, por otro lado, los conceptos del hotel Dreams su marca registrada de Unlimited-Luxury (lujo ilimitado) y su servicio de “all included” (todo incluido), pareciera que más bien se trata de que, más allá de la burbuja del hotel con sus dreams (sueños), de lo que se trata de es de un “lujo todo excluido”. Estamos en zona donde se vive un grosero choque de sueños y pesadillas.

 

Nota: Este artículo se publica en el marco del proyecto "Turismo responsable, derechos humanos y trabajo decente" ejecutado por Alba Sud con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona - Programa Barcelona Solidaria convocatoria 2015.