03-05-2022
El turisme com a dret, una "reclamació frívola" contra el decreixement?
Jordi Gascón | UBLa consideració de l'OMT de pensar el turisme com a un dret suposa, d'una banda, legitimar la seva presència a l'estructura de les Nacions Unides, i de l'altra, defensar els interessos de la indústria turística en un context en què se n'exigeix limitar creixement.
Crèdit Fotografia: Ernest Cañada | Arxiu Alba Sud.
(article disponible només en castellà)
La reclamación de un decrecimiento sostenible ha ido permeando las demandas de sostenibilidad a diferentes sectores económicos. El sector turístico, sin embargo, ha parecido inmune a esta presión hasta hace poco. Pero sin hablar estrictamente de decrecimiento, en las últimas décadas se han incrementado las voces que reclaman controlar el desarrollo turístico debido a algunas de sus consecuencias.
Esto, no obstante, se contradice con otro fenómeno: el deseo de viajar se ha incrementado entre las clases medias y populares. Por eso, el sector turístico sabe que tiene muchas opciones de crecimiento.
Ante esta dicotomía, su principal reto ya no es incrementar el mercado para enfrentar un posible estancamiento, sino contrarrestar las voces que demandan su control. Y es que esas demandas no solo se encuentran circunscritas a movimientos sociales y determinados sectores académicos, sino que empiezan a proceder, también, del ámbito político.
La estrategia del sector turístico ha sido generar discursos y plantear acciones dirigidos a impedir que se apliquen medidas reductoras. Una de ellas es convertir el turismo en un derecho. Si el turismo es considerado un derecho, cualquier discurso o política que busque limitar su crecimiento pierde legitimidad. El presente artículo quiere analizar esta estrategia. Veremos, primero, cómo se ha concebido y qué actores la han difundido, para después escudriñar los intereses que se ocultan detrás de esta idea.
El turismo como derecho
Desde hace ya varias décadas, la Organización Mundial del Turismo (UNWTO) difunde y divulga que el turismo es un derecho. Pero fue en 1999, con el Global Code of Ethics for Tourism, que este discurso se consolidó. En su debatido y citado artículo 7 (“Right to tourism”), este documento afirma:
The universal right to tourism must be regarded as the corollary of the right to rest and leisure, including reasonable limitation of working hours and periodic holidays with pay, guaranteed by Article 24 of the Universal Declaration of Human Rights and Article 7.d of the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights.
¿Qué tipo de derecho es el turismo? La UNWTO no responde explícitamente. Es un terreno resbaladizo, siendo como es un organismo de Naciones Unidas; es decir, de la institución garante de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Si nos fijamos en el citado artículo 7, se habla de “universal right to tourism”. Naciones Unidas habla de “Universal” para referirse a su Universal Declaration of Human Rights, pero no califica así a los derechos que contiene la Declaración. ¿Un juego de palabras?
La UNWTO evita afirmar explícitamente que el turismo tiene la categoría de derecho humano, pero lo insinúa cuando en el mismo artículo 7 defiende el turismo como derecho a partir del articulado de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Si el derecho al turismo se fundamenta en derechos humanos reconocidos, se intuye que se trata de un derecho de esa misma categoría.
La literatura académica disconforme con la consideración del turismo como derecho en general, y como Derecho Humano en particular, plantean diferentes críticas. La más recurrente es que no se considera la afectación del desarrollo turístico en la población anfitriona. El Global Code presenta un discurso democratizador cuando reclama que todo el mundo, como turista, ha de poder disfrutar del planeta y sus recursos. Pero que bajo esta declaración de intenciones se esconde el objetivo de poner a disposición del turismo unos recursos locales que muchas veces son escasos para la población local. El discurso del sector sobre derechos humanos y turismo se han centrado en los derechos del turista y de la industria, pero no en los de la población local. Sería erróneo afirmar que el Global Code no considera las necesidades de la población anfitriona. Por ejemplo, su artículo 5.2 afirma que:
Tourism policies should be applied in such a way as to help to raise the standard of living of the populations of the regions visited and meet their needs
Pero esas necesidades no aparecen reflejadas como derechos, sino como factores a ser tenidos en cuenta y respetados. El Global Code no enfrenta esta realidad, sino que la distrae, pues no se dirige a la raíz del problema: se trata de una industria impulsada por el lucro y no tiene en cuenta los costes sociales de su desarrollo.
Otro tipo de crítica afirma que la consideración del turismo como un derecho humano parte de una confusión ontológica que lleva a considerar al turista como una categoría concreta de persona. Como los turistas son seres humanos y el ser humano es sujeto de derechos, los turistas son sujetos de derechos. Es indiscutible que el turista es sujeto de derechos, pero por su condición de ser humano, no por su cualidad de turista. “Ser turista” es un estado circunstancial, delimitado en el tiempo. Por lo tanto, no es una categoría humana, como si lo es ser indígena o mujer, y no puede ser objeto de derechos humanos específicos.
Se puede plantear un tercer tipo de crítica al analizar la génesis del turismo como derecho humano. Como hemos señalado, surge de la amalgama de dos derechos reconocidos en la Universal Declaration of Human Rights, expresados en sus artículos 13 y 24. El artículo 13 alude al derecho a la libre movilidad de las personas, y el 24, a derechos laborales obtenidos después de largas y costosas luchas sindicales para conseguir condiciones de trabajo más justas. Utilizando estos dos artículos como premisas, el Global Code aplica la lógica aristotélica:
- Todos los seres humanos tienen derecho a la libre movilidad.
- Todos los seres humanos tienen derecho al ocio.
- Por tanto, todos los seres humanos tienen derecho al turismo (que aparece como la suma del ocio y la movilidad).
Pero el silogismo está mal planteado. Desde el punto de vista del método aristotélico, es un sofisma. Por un lado, cae en el “Error de la generalización precipitada”, al considerar que el turismo es la suma de ocio y movilidad. Y es que no todas las formas de ocio son turismo (por ejemplo, un partido de fútbol entre amigos), ni tampoco lo son todas las formas de movilidad (por ejemplo, la emigración).
El silogismo padece también de la “Falacia de la premisa dudosa”. Y es que el razonamiento se basa en una lectura sesgada de los artículos de la Universal Declaration que utiliza como premisas. Cuando la Universal Declaration habla de “vacaciones pagadas” en su artículo 24 se está refiriendo al derecho del trabajador a seguir percibiendo el salario durante su periodo vacacional, no a que se le tenga que cubrir los dispendios de sus actividades de ocio.
Llegado a este punto, es necesario cuestionarse qué interés puede haber en considerar el turismo como un derecho fundamental.
Intereses (I): Legitimar la UNWTO
La UNWTO es un organismo de Naciones Unidas desde 2003. Uno de los principales objetivos de Naciones Unidas es la salvaguarda y difusión de los derechos humanos. Por tanto, el ingreso en esta organización obligaba a la UNWTO a considerar este aspecto.
La UNWTO pudo plantear la relación entre derechos humanos y turismo desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, el de los derechos de la población local conculcados por el desarrollo turístico. La respuesta de la UNWTO ante esta situación ha sido escasa, nula o contradictoria. Cuando ha podido, la ha obviado. Y cuando la ha tratado, ha practicado una triple estrategia. Por un lado, hacer referencias generales a esos problemas, pero sin denunciar casos concretos donde se estén dando situaciones de vulneración de los derechos de la población local. Por otro, olvidarse de exponer y analizar los procesos que generan este quebrantamiento de derechos (por ejemplo, ¿qué papel tiene el turismo en procesos de gentrificación urbana? ¿cuándo y cómo el turismo incrementa la inflación?). Y,en tercer lugar, recordar siempre los supuestos efectos positivos que el turismo genera en la economía local, que contrarrestan los negativos. Es lo que se ha denominado boosterism: una actitud simplista según la cual el desarrollo turístico es bueno y genera beneficios para la población local de forma automática y natural.
Otra perspectiva que relaciona turismo y derechos humanos son las condiciones laborales de los trabajadores del sector y el seguimiento en el cumplimiento de los derechos económicos y sociales establecidos por Naciones Unidas en 1966. Estudios de otro organismo de Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo (OIT-ILO), afirman que el turismo es uno de los sectores económicos donde los derechos laborales son más vulnerados. Pero la UNWTO no tiene ninguna campaña o línea de actuación sobre la calidad del trabajo y derechos laborales. UNWTO y OIT-ILO firmaron un convenio en 2008. En él se establecía, entre otros objetivos, coordinar una agenda sobre trabajo digno y promover la aplicación de las convenciones internacionales sobre trabajo. Pero esta colaboración ha dado pocos resultados prácticos. Los acuerdos sobre la calidad y los derechos del trabajo turístico no han dado ningún fruto.
Sería falso negar que la UNWTO no se ha planteado las consecuencias del desarrollo turístico sobre la población local o las condiciones laborales. Por ejemplo, en 2006 firmó un acuerdo con el Prince of Wales International Business Leaders Forum, una fundación creada por diferentes empresas multinacionales, para desarrollar un conjunto de principios sobre derechos humanos a ser aplicados por el sector empresarial turístico. Pero quince años después aún no ha dado como resultado ningún tipo de programa.
Por tanto, la opción de la UNWTO, a la hora de relacionar turismo y derechos, es la de estimar como tal esa actividad de ocio. La consideración del turismo como derecho humano o derecho económico, social y cultural (DESC) es un elemento que ayuda a legitimar el papel de la UNWTO en Naciones Unidas. Pero también lo haría defender los derechos conculcados a la población local por el desarrollo turístico, o establecer programas de seguimiento y denuncia de los incumplimientos sobre derechos laborales. La elección de la primera opción se explica por el intenso vínculo entre la UNWTO y el sector empresarial turístico: convertir el turismo en derecho favorece al sector. Denunciar los derechos vulnerados por el turismo, todo lo contrario. No podemos olvidar que el objetivo declarado de la UNWTO es “the promotion of responsible, sustainable and universally accessible tourism”.
Intereses (II): Apoyo al sector empresarial
La UNWTO, a través de sus diferentes comisiones, tiene una hipertrofiada representación del sector empresarial. A mediados de la década de 2010, más de la mitad de sus casi 500 miembros afiliados eran asociaciones empresariales, mientras que la representación sindical, por ejemplo, era de solo dos.
Aquí encontramos un segundo interés en considerar el turismo como un derecho: permite crear discursos y legitimar la oposición a propuestas que comporten una limitación de la actividad turística o una reducción de los beneficios empresariales. Un ejemplo son las políticas de la UNWTO sobre cambio climático. Por un lado, sus esfuerzos se dirigen a infravalorar el rol que juega el turismo en este fenómeno. Y por otro, a asegurar que es posible reducir su contribución a la emisión de gases de efecto invernadero mejorando la eficiencia técnica, impulsando el uso de biocombustibles o aplicando mecanismos de carácter voluntario como la compra de derechos de emisión de CO2… pero siempre afirmando que esta reducción es posible sin limitar el crecimiento del sector del transporte aéreo o sin gravarlo con tasas medioambientales. El documento de referencia de la política de la UNWTO sobre cambio climático es el Climate Change and Tourism: Responding to Global Challenges, de 2008. Aquí la UNWTO interrelaciona explícitamente cambio climático, necesidad de no aplicar medidas regulatorias y la concepción del turismo como derecho.
Mitigation is thus of particular importance in tourism; however, mitigation policies need to consider a number of dimensions, such as the need to stabilize the global climate, the right of people to rest and recover and leisure, and attaining the United Nations Millennium Development Goals.
La consideración del turismo como derecho legitima la oposición frente a cualquier intento de control o restricción.
Conclusión
Philip Alston, quien fuera Relator Especial de Naciones Unidas, publicó en la década de 1980 un artículo con el título Conjuring up New Human Rights: A Proposal for Quality Control. Este autor veía con preocupación el surgimiento de supuestos nuevos derechos humanos. En el texto planteaba la necesidad de establecer reglas precisas para definir que es un derecho humano. Una de las propuestas que identificaba, y que valoraba negativamente, era la pretensión de la UNWTO de considerar el turismo como derecho humano. Lo calificó de “reclamación frívola”.
Para Alston era una ocurrencia preocupante porque banalizaba el concepto de derecho humano. Pero no es una propuesta ornamental. Tiene objetivos políticos y económicos. Hemos analizado dos. Por un lado, legitimar la presencia de la UNWTO en la estructura de Naciones Unidas. Por otro, defender los intereses de la industria turística en un contexto en el que se exige limitar su crecimiento: la consolidación de un supuesto derecho al turismo permitiría contrarrestar cualquier reclamación de decrecimiento del sector por sus consecuencias en los derechos de la población anfitriona o su impacto en el medioambiente global.
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