14-11-2023
La Economía Popular en el turismo
Carla Izcara | Alba SudTomamos como referencia la publicación de CLACSO coordinada por Verónica Gago, Cristina Cielo y Nico Tassi titulada “Economías populares. Una cartografía crítica latinoamericana” para leer desde el turismo la economía popular y su papel en este sector.
Crédito Fotografía: Imagen de Josep Térmens en Pixabay
El pasado agosto, CLACSO publicaba el libro Economías populares. Una cartografía crítica latinoamericana. Este volumen, que explora el concepto de “economía popular”, es una gran aportación al reconocimiento de esas economías “subalternas, informales o no-regladas”, esenciales para el sostenimiento de la vida individual y comunitaria. En este artículo, nos centraremos en el vínculo entre estas economías populares y el turismo y cómo, a partir de este concepto, entendemos la “informalidad en el sector”. Para ello, nos apoyaremos en la introducción del libro escrita por Cristina Cielo, Doctora en Sociología y profesora-investigadora en FLACSO Ecuador, Verónica Gago, profesora en la UBA y la UNSAM e investigadora en CONICET, y Nico Tassi, Doctor en Antropología y docente e investigador en CIDES-UMSA.
El libro, en su misión de reconocer las economías no-regladas, trata de evidenciar cómo se ha negado la“dependencia de la economía formal o registrada respecto a las economías populares” (Cielo, Gago y Tassi 2023:16). También quiere identificar hasta dónde llegan estas economías “centrales en la reproducción social de grandes mayorías como prácticas e instituciones de larga duración” (Cielo, Gago y Tassi 2013:17). Todo esto, lo hacen a partir de cartografiar a nivel regional distintas luchas de actores, organizaciones y formas económicas frente al modelo económico global.
Aceso al libro aquí
En la primera parte, titulada “las escalas y disputas de las economías populares” encontraremos los casos de Bolivia, Chile, Brasil, México y Ecuador. En particular, el último capítulo analiza el trabajo de reparto mediado por plataformas digitales en Quito, Ecuador. Esta temática, tiene una conexión directa con el turismo y las transformaciones que está sufriendo el sector de la restauración a causa del auge del capitalismo de plataforma. Así, en los demás capítulos, podemos destacar otros trabajos esenciales dentro del turismo como la venta ambulante.
El segundo apartado trata sobre “política, espacios e institucionalidad” donde a partir del caso de las ciudades de Bogotá, Buenos Aires y Lima, pero también a nivel nacional en Honduras y Ecuador, se aterrizan distintas prácticas colectivas que animan a la organización y destacan el papel político de las economías populares. En esta parte, la relación con el turismo se podría encontrar en aquellas prácticas comunitarias o vinculadas a la Economía Social y Solidaria (ESS). A pesar de este claro nexo, Cielo, Gago y Tassi (2023) critican cómo la economía social y solidaria ha contribuido a la diferenciación entre minorías organizadas, que en ocasiones sostienen relaciones intermitentes con el mercado y no obligatoriamente se organizan en forma asociativa y cooperativa, sino que son personas individuales que se autogestionan el trabajo y que no necesariamente son combativas y otras posicionadas en contra del mercado, donde incluiríamos a las iniciativas de ESS. A raíz de esto, en contextos como Argentina veríamos un proceso de segmentación en los sectores populares empobrecidos, división peligrosa cuando la extrema derecha va en aumento. En cambio, en otros lugares, como Ecuador, tal como explica detalladamente Patricia Ayman Jiménez en su capítulo sobre las cooperativas de ahorro y crédito de ese país, existe la noción de economía popular solidaria, rompiendo esta división y elitización del movimiento entre aquellas organizaciones con discursos más politizados y otras que no lo tienen, aunque desafían también las lógicas del mercado e intentan sobrevivir, tanto fuera como dentro de él.
Finalmente, el tercer compendio de artículos busca conjugar perspectivas desde las “economías populares y feministas”. En esta última parte, se logra cumplir con otro de los objetivos del libro que es romper con la definición del trabajo y del binarismo entre producción y reproducción. Así como “interpelar a nuestros modos de comprender el diferencial de explotación al que se someten ciertos cuerpos y territorios” (Cielo, Gago y Tassi 2023:18).
Cuidados. Imagen de Jsme Mila en Pexels.
A pesar de que el libro no habla de turismo de forma directa, es posible detectar numerosos vínculos. Por ello, ahondamos en el análisis de estas economías populares en este sector, ya que la economía no declarada juega un papel clave en su desarrollo y funcionamiento.
Economías populares en turismo
Las economías populares tienen cuatro características clave, según las dos autoras y el autor de la introducción del libro. Primero, beben de procesos históricos, contextos y elementos distintos, así que, a pesar de hablar de la “economía popular” en conjunto, tenemos que prever que no son homogéneas. Eso sí, todas ellas se enmarcan temporalmente en el neoliberalismo contemporáneo y, frente a un sistema que ataca a estas poblaciones, estas econnomías surgen como “respuesta popular a los despojos del neoliberalismo, confrontando maneras de exclusión de medios y recursos” (Cielo, Gago y Tassi 2023:34). Así, la primera característica sería organizarse frente a la expulsión y exclusión.
En el desarrollo de la actividad turística también vemos esta tensión entre inclusión y exclusión (Cañada, 2023). En múltiples territorios costeros, que hemos documentado en Alba Sud, como República Dominicana, Guanacaste en Costa Rica (Silva, 2023) u Honduras (Trucchi, 2017), entre otros, se registran innumerables procesos de despojo y exclusión de las comunidades locales. Ante esta situación, es habitual ver cómo estas personas, las cuales se dedicaban mayoritariamente al sector primario, se ven obligadas a abandonar su actividad laboral y empezar a trabajar en turismo, ya sea en la construcción, transporte o servicios. La venta ambulante de comida y artesanías, clasificada dentro de la economía popular/informal, se vuelve entonces una opción para ganar recursos frente a estas formas de despojo y exclusión. Asimismo, estos nuevos territorios explotados por el capital a través del turismo, serán un polo de atracción para otras personas, que igualmente acudirán a estos lugares para trabajar. Por otro lado, en estos mismos contextos, también surgen iniciativas turísticas locales, colectivas y populares, que se convierten en una herramienta de lucha más para quedarse en el territorio, como explican algunos ejemplos de turismo comunitario urbano. Así, a pesar de que en un lugar se puedan acumular distintos despojos debidos a la actividad turística, existe la capacidad de acción de estas economías populares aun siendo las principales afectadas.
Mobilització a El Sardinal. Imatge de l'Institut d'Oceanografia.
En segundo lugar, conectan la noción de economías populares como un sujeto político novedoso, pero que en realidad proviene de trayectorias laborales, migratorias, campesinas e indígenas muy anteriores. Así, sería esa acumulación de experiencia la que ha permitido la “reproducción social en territorios fuertemente marcados por el despojo neoliberal” (Cielo, Gago y Tassi 2023:36). De hecho, señalan como estas formas de producir y circular, entre ellas inventar emprendimientos productivos, se podrían considerar nuevas formas de organizar la disputa, negociación, cooperación y lucha. Una forma de combatir la conflictividad menos o más explícita. Esto lo vemos en el sector turístico en los ejemplos anteriormente comentados, como formas de organizar el turismo desde las comunidades, o fuera de los mercados y circuitos comerciales, de forma autogestionada y sin un objetivo únicamente lucrativo detrás. También en la venta ambulante y, por ejemplo, en la creación de organizaciones por la lucha de los derechos de estos trabajadores y trabajadoras como el Sindicato popular de vendedores ambulantes en España o StreetNet International como red global de vendedores ambulantes.
Vinculado a esto, en tercer lugar, se destaca que estas economías no responden a un momento pasajero de crisis y emergencia, sino que permanecen en el tiempo. La idea de “perdurar en el tiempo” es clave si percibimos esta crisis, no como temporal y general, sino como una crisis de reproducción social, como un proceso de devaluación de la vida, el cual afecta más a unas personas que otras, sobre todo en función de su género, clase y raza (Sarkis, 2018). Así, en lugar de crisis, estaríamos hablando de la realidad socioeconómica de estas personas. Por último y vinculado a este tercer punto, se niega la marginalidad de estas economías, ya sea por su extensión territorial y temporal o sus estructuras y volúmenes de gente implicadas. Así, no es casual que entre el 50% y el 90% de la fuerza laboral total en países del sur global esté dentro de la economía popular.Por ejemplo, en América Latina y el Caribe, el peso del empleo informal es mayor en el sector turístico que en otros sectores. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), esto se debe a algunas de las características del sector como la estacionalidad, la falta de organización o el incumplimiento de la normativa.
Romper binarismos
Uno de los objetivos del libro es terminar con dos grandes binarismos en referencia a la economía popular. El primer binarismo que quieren romper es el de la categoría formal o informal. Lo que caracteriza el sector informal es su relación con el Estado (Denning, 2011). Así, se denomina informal a todo aquello que no tiene el estatuto de formalidad, como inscripción asalariada registrada (Cielo, Gago y Tassi 2023). Pero actualmente, tanto en el sector turístico como en otros, vemos como la informalidad se convierte en un proceso más de precarización del trabajo. Por consiguiente, en este momento de proliferación de empleos precarios, el hecho de estar en la economía formal tampoco te garantiza un trabajo decente (Denning, 2011). Así, proponen ampliar la noción de la clase trabajadora, no solo desde una condición asalariada, sino de “desposeída” (Cielo, Gago y Tassi 2023). Eso sumado a la importancia de promover la lucha por una mayor garantía de derechos y de protección social para aquellos trabajos más vulnerables (Denning, 2011).
Imagen de Herbet Bieser en Pixabay
El segundo binarismo por desmontar es el de producción-reproducción. Para ello, recuperan la demanda de la economía feminista marxista de reconocer el trabajo reproductivo como aquel que hace posible la reproducción de la fuerza de trabajo y, por ende, un trabajo directamente productivo para el capital. Esta reivindicación, que parte del reconocimiento y valoración del trabajo doméstico, si lo trasladamos a la economía popular, vemos como estas redes también se responsabilizan de distintas tareas esenciales para la reproducción de la vida fuera del hogar, en los barrios y las calles. De este modo, se hace hincapié en no solo señalar la división sexual del trabajo, sino también la del trabajo productivo y reproductivo como proceso para el reconocimiento y valoración de las economías populares como mecanismos complejos, duraderos y extendidos en el territorio, esenciales para la reproducción de la vida y, en definitiva, también necesarios para el capital.
Según mi punto de vista, romper estos dos binarismos en la actividad turística tiene que ser una de las prioridades de la agenda de investigación crítica sobre trabajo turístico. En primer lugar, esto nos permite tomar en cuenta un conjunto de personas que hacen posible el desarrollo de esta actividad, tanto como trabajadores y trabajadoras de la economía popular, como aquellos trabajos que llevan a cabo en sus hogares o redes comunitarias y barriales que permiten que haya una mano de obra disponible para trabajar en la economía reglada. Esto tiene relación con el segundo punto, ya que reivindicar la importancia del trabajo de cuidados también hará que aquellos trabajos vinculados a esta noción de “cuidado”, dentro de la empresa capitalista, estén mejor valorados y, en consecuencia, tengan mejores condiciones laborales.
Reflexiones finales
América Latina no se puede comprender ni sostener sin la economía popular. Pero tampoco lo haría Europa. Este libro, nos ayuda a ver esas economías populares, conocerlas, escucharlas y valorarlas como lo que son: el modo de vida de millones de personas, de la mayoría de la gente: de familias, campesinas, estudiantes, migrantes, etc. De hecho, no creo que se pueda llegar a comprender o sustentar el sistema capitalista en el que vivimos sin estas economías populares, productivas y reproductivas.
Así, en definitiva, ellibro es un intento colectivo desde América Latina de valorar la economía popular en su heterogenia y su papel fundamental en la reproducción social. Desde el turismo, también podemos tomar este término, y analizar los territorios, trabajos e iniciativas turísticas desde este prisma. Apoyemos la lucha por permanecer en las comunidades y territorios con los modos de vida tradicionales frente los expolios e imposiciones del capital turístico, promovamos un trabajo (formal e informal) decente y la organización de estos colectivos dentro del sector, ya sea desde asociarse en el lugar de trabajo como impulsar iniciativas de turismo de base comunitaria, asociativa o cooperativa en contribución a estas luchas.
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