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Entrevistas | Turismo Responsable

18-04-2011

Turismo residencial fagocita territorios y acumula capital

Nota de Giorgio Trucchi para la Rel-UITA y ALBA SUD sobre los riesgos para Centroamérica de la expansión del turismo residencial, un modelo depredador y excluyente, a propósito de la visita de Antonio Aledo, profesor de la Universidad de Alicante, a Nicaragua y Costa Rica.

De cara a los procesos de desarrollo turístico en Nicaragua y la región centroamericana, y con el objetivo de describir críticamente el modelo de desarrollo turístico residencial, su evolución y sus impactos a partir de la experiencia de la Costa Blanca en España, se realizó en Nicaragua el seminario “Turismo Residencial: balances y perspectivas de la experiencia internacional”.

Según datos del Consejo Centroamericano de Turismo (CCT) y la Secretaría de Integración Turística Centroamericana (SITCA), en los últimos ocho años la región centroamericana ha registrado la llegada de más de 28 millones de turistas y la recepción de 6 mil millones de dólares en divisas.

Sin embargo, lo que se presenta como un éxito excepcional para los países de la región no parece reflejarse en la calidad de vida de las poblaciones.

En Centroamérica el grueso de la inversión turística en los últimos años ha seguido los mismos patrones de la industria turística internacional, concentrándose en ofertas de “sol y playa” y “todo incluido”. Más recientemente, ha comenzado también a tomar auge el modelo turístico-residencial.

Grandes emprendimientos integrados “que concentran hoteles, complejos inmobiliarios, múltiples servicios de entretenimiento, en extensos territorios privatizados, exclusivos y fuertemente vigilados”, se lee en el documento de presentación del seminario organizado por ALBA SUD, la Universidad Centroamericana (UCA), y la Rel-UITA, en colaboración con la Universidad de Alicante y Fundación PRISMA.

Un modelo que, según el profesor de sociología de la Universidad de Alicante, Antonio Aledo, se puede denominar como el Nuevo Turismo Residencial: una unidad de ocio residencial privatizada, autónoma e independiente del territorio en el que se instale. Una nueva burbuja turística que adapta el concepto del hotel “todo-incluido” al turismo residencial.

Durante su presentación, Aledo explicó que ese nuevo modelo se basa en la expansión territorial, que es su fuente de sobrevivencia, en un contexto de globalización del modelo neoliberal.

“Su objetivo es la construcción y venta de viviendas, y para sobrevivir debe estar continuamente construyendo y vendiendo. Por lo tanto, por su naturaleza es expansivo y demanda crecimiento. En vez de ser una herramienta para mejorar el bienestar socio-económicos de las poblaciones, va fagocitando y consumiendo nuevos espacios, convertiéndose en una herramienta de exclusión social y concentración de capital”, aseveró Aledo.

Riesgos incipientes

Ante el avance de ese fenómeno, Aledo sostuvo que hay muy pocas posibilidades de detenerlo. “Por su naturaleza expansiva va a ser imposible detenerlo. Sin embargo, la sociedad organizada y los agentes de la política nacional y local deben tratar de controlar el acelerador de su expansión, a través de la legislación urbanística o una moratoria. No va a ser fácil, sobre todo por la connivencia que existe entre el mundo de la política y el sector inmobiliario”, alegó Aledo.

Entre los principales riesgos de ese modelo en fuerte expansión en Centroamérica, Aledo señaló la sobreoferta existente, un aumento de la exclusión social y de desalojos de poblaciones, y la generación de puestos de trabajo “golondrinas”, lo cual generaría más pérdida de territorio, inseguridad y desigualdad. “Lo que vemos es un gran interés de empresas inmobiliarias europeas y del capital financiero internacional, así como del capital bancario y empresarial nacional que quieren expandir y diversificar sus negocioas, inviertiendo en el turismo residencial.

En todos esos caso -continuó el docente universitario-  hay una enorme desproporción entre lo que queda a estos sectores y el resto de la sociedad. La acumulación de capital es brutal. Necesitamos que la ciudadanía pueda discutir sobre qué modelo de turismo implementar, porque la codicia no puede ser el argumento que rige el negocio del turismo”, concluyó Aledo.