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18-03-2025

Tras los disfraces: el trabajo de las costureras del Carnaval de Brasil

Edilene Vilas Bôas, Angela Teberga & Caroline Bahniuk | UnB
Tras la exuberante espectacularidad del Carnaval carioca, las condiciones de trabajo de las costureras que confeccionan los fastuosos disfraces, quedan muy lejos de la importancia social de este acontecimiento y de los beneficios económicos que suponen para Brasil.
 


Crédito Fotografía: Heriberto Jahir Medina en Pexels bajo licencia creative commons.

El pasado 12 de febrero, durante el carnaval de 2025, recibimos la noticia de un gran incendio en una fábrica textil que producía disfraces para escuelas de samba de segunda categoría de Río de Janeiro. El incendio afectó a trabajadores que entraban a hacer su turno y otros que dormían en el edificio, en total veinte resultaron heridos y uno murió días después de la tragedia. Lamentablemente, este no es un caso único, y estos episodios se han repetido en los últimos años. Aunque hay cierta conmoción momentánea a causa de la pérdida de los disfraces y/o alegorías del desfile, poco se habla de los trabajadores que producen lo necesario para que la fiesta se celebre.

Sabemos que el sector de eventos actúa mayoritariamente mediante contratos informales, subcontratados y/o intermitentes. El blog del grupo Labor Movens ya ha publicado otros artículos que describen la precariedad del trabajo en el sector de eventos, como el de Silva y Corrêa (2023), Silva, Bantim y Costa (2021) y Teberga (2020). Además de estos textos, el grupo también realizó una discusión virtual sobre el documental "Cordeiros", dirigido por Amaranta Cesar y Ana Rosa Marques (2008), que describe la explotación del trabajo de quienes sostienen la cuerda que divide las categorías de “folions”, "camarote" y "pipoca", en el carnaval de Salvador.

En este artículo, intentamos comprender la precariedad del trabajo en un acontecimiento en particular, el Carnaval de Río de Janeiro, que hoy es uno de los principales megaeventos del calendario internacional, con grandes cantidades de turistas, ingresos, generación de ocupación formal y puestos de trabajo informal, además de las inversiones públicas y privadas. Y, más concretamente, pretendemos analizar y dar visibilidad a las condiciones precarias de trabajo a las cuales están sometidas las costureras de disfraces de escuelas de samba. Se trata de un encargo de investigación de Iniciación Científica desarrollado en el Centro de Excelencia en Turismo de la Universidad de Brasilia, entre 2023 y 2024, por la alumna Edilene Vilas Bôas, bajo la dirección de la profesora Angela Teberga, que pronto será publicado como artículo académico.

Carnaval de Rio: un megaevento

En la década de 1920, las escuelas de samba surgieron como agremiaciones carnavalescas, a partir de los famosos cordones o bloques y los desfiles festivos. Con la aparición de las escuelas a principios de los años 30, el desfile ya se configuraba como una competición que definiría una forma artística propia. A lo largo del siglo XX, el desfile propició en la ciudad un canal de expresión y mediación de procesos sociológicos importantes, como la expansión de la ciudad hacia los suburbios y la periferia, el crecimiento de las capas medias y populares y su interacción, además de la importancia creciente del Jogo do Bicho por parte de las capas populares (Cavalcanti, 2002).

En el carnaval hay la llamada 'troca de papeis' (“cambio de papeles”), donde los excluidos aparecen en el centro de la escena como nobles. Algunos ejemplos son: el abanderado y el “maestro-sala” (pareja del abanderado) que desfilan como los reyes del séquito; la batería que es la gran orquesta y las “passistas”, las grandes princesas del festejo. Es en el desfile donde la escuela explica, a través de su “samba de enredo” (tipo de canción de samba) y su evolución, una historia con héroes, pueblos, reyes, princesas y algunos finales felices, culminando en el festejo que es donde finaliza la narración e involucra en toda la comunidad de la escuela (Cavalcanti, 2002). El desfile al Avenida Marqués de Sapucaí, más conocido como Sambódromo, es el gran escenario de las ilusiones.

Fuente: Sean P. Twomey, en Pexels bajo licencia creative commons. 

Hay que señalar que esta gran fantasía se traduce en un movimiento económico de cifras gigantescas. En el carnaval carioca de 2024, el saldo fue de 55 mil millones de reales, participaron 8 millones de personas, 500 millones de reales en generación de impuestos, y se crearon 50.000 puestos de trabajo directos, de estos 15.000 autónomos y 13.000 vendedores ambulantes.

De hecho, son muchos y diversos los trabajadores involucrados en la realización de este megaevento, como, por ejemplo, vendedores ambulantes, músicos, empleados de la limpieza y técnicos de las escuelas de samba. Aquí haremos hincapié en el trabajo de las costureras de los disfraces de carnaval. Para ello, se han realizado entrevistas con tres costureras, además de la observación del entorno de trabajo y del contexto de estas trabajadoras.

El trabajo de la costura

La costura consiste es unir una parte de ropa a la otra y de esta unión puede resultar una vestimenta para el día a día, piezas exclusivas para un momento señalado (como el traje de novia) y también para narrar una historia de fantasía, como es el argumento de una samba.

La historia de la costura está alineada con la historia de la sociedad, con sus cambios tecnológicos, culturales, económicos y políticos. Es tan antigua como la civilización humana; sus productos se conectan a nuestras vidas como una segunda piel. A partir de la Revolución Industrial, la mecanización de la costura pasa a generar una producción a gran escala, de forma que gran parte de los trabajadores perdieron sus ingresos como costureros artesanales y migran a las fábricas de la industria textil, con bajos salarios y jornadas de trabajo que podían superar las 14 horas diarias.

Después de la Segunda Guerra Mundial, se inicia una gran expansión del proceso productivo textil, a través de la confección de ropa prêt-à-porter (a punto para vestir), con patrones y tallas estandarizadas, lo cual genera una profunda intensificación de la explotación del trabajo, a pesar de cierta democratización del acceso del mercado consumidor.

Históricamente, la producción textil -a pequeña escala o manufactura- se ha destinado a las mujeres, especialmente en Europa y América Latina. De acuerdo con Maleronka (2007), las alternativas de subsistencia a principios del siglo XIX eran bastante restringidas y junto con la pobreza empujaron desde la infancia las chicas a la costura, puesto que formaba parte de tareas vinculadas a la cotidianidad doméstica. Bordin (2019) resalta que la costurera aparece siempre de forma superficial y poco o nada valorada en los estudios sobre el oficio, generalmente considerada una categoría con poca escolarización y bajos salarios.

Según la plataforma Data Sebrae (2021), en la ciudad de Río de Janeiro y su región metropolitana se registraban 12.425 empleados formales en la industria de la transformación, que engloba cinco actividades económicas referidas a las actividades de confección de prendas de vestir y similares. La renta media de este sector fue de 2.235 reales, con el 77% mujeres y el 70% de población negra o indígena.

Exposição "Artesania Ancestral nos 95 anos de Mangueira". Fuente: Edilene Vilas Bôas.

De acuerdo con Rosa e Cunha (2022), el oficio de costurera no tiene un procedimiento formal escrito, ya que a pesar de ser una profesión reconocida por el Ministerio de Trabajo y Ocupación (MTE), todavía no está regulada. El proyecto de ley 7806/2014, presentado con la intención de regular la profesión de costurera en todo el territorio nacional, todavía no ha sido aprobado. Sin embargo, según la Clasificación Brasileña de las Ocupaciones (CBO), son reconocidas tres tipos de costureras: de taller, de reformas y de fábrica. Además, Bordin (2019) añade la costurera de facción, la que monta las piezas en serie para la industria de confección.

Según Rosa e Cunha (2022), esta última, la “costura de facción”, es la modalidad más precarizada de las cuatro señaladas anteriormente, por operar, la mayor parte de las veces, a través de la subcontratación. No es raro que recibamos noticias recurrentes que muestren la precariedad de estas fábricas, siendo este sector el que más inspecciones fiscales recibe del Ministerio de Trabajo. Por ejemplo, Repórter Brasil denuncia periódicamente casos de trabajo esclavo contemporáneo en la industria de la moda, incluyendo conocidas tiendas y marcas lujosas. Esto se debe al hecho que las marcas, en lugar de producir sus piezas, contratan redes de proveedores subcontratados, para no tener que asumir los costes de los salarios y derechos laborales.

En el caso específico de la costura de disfraces para el carnaval, no es posible acceder a los datos de primera mano. En cualquier caso, lo que se observa es un trabajo devaluado y destinado a mujeres que se dedican a él durante todo el año, en jornadas extenuantes, generalmente en la informalidad y en ambientes de trabajo con mucha insalubridad.

Escuchando a las costureras del Carnaval de Río

Como hemos dicho antes, se han realizado tres entrevistas con las costureras que trabajan para el carnaval de Río de Janeiro. En la realización de las entrevistas, pudimos percibir la voluntad de las trabajadoras de la costura de explicar sus historias a pesar del temor de ser descubiertas. Por eso, las entrevistadas fueron identificadas con números para proteger su anonimato.

Algunos puntos merecen atención para comprender las realidades de estas trabajadoras. Resumimos y organizamos sus respuestas en tres bloques de análisis: 1) características generales de las entrevistadas; 2) condiciones de trabajo (contrato y jornadas) y 3) salud y seguridad en el trabajo.

En cuanto a las características generales de las trabajadoras, todas las entrevistadas son mujeres, por encima de los 38 años. Destaca el hecho que una de ellas tenía 69 años y más de 53 años de oficio, cosa que significa que trabaja desde los 16 años. La escolaridad es variada: la entrevistada 1 cursó Enseñanza Media; la 2, la Enseñanza Primaria; y la 3, la Enseñanza Superior. Declaran haber empezado en la costura con el objetivo de complementar el sueldo o por falta de trabajo en el sector donde se han formado. Afirman que les gusta el carnaval y que se sienten vinculadas a la magia de la fiesta, además de sentirse orgullosas de ver sus piezas exhibidas en los desfiles.

Por lo que respecta a las condiciones de trabajo, constatamos que las jornadas de las entrevistadas llegan a superar las 12 horas diarias, sin remuneración extra y que el trabajo diario es organizado por el jefe del equipo, incluyendo la pausa para la comida. Es común trabajar fines de semana, puesto que se las retribuye por pieza realizada y tienen que cumplir los objetivos de producción. La entrevistada 2 se siente orgullosa de ser reconocida como «motorista de fuga», por la agilidad con que ejerce sus actividades, llegando a hacer 800 camisas en un día, es decir, una cada 1'35.

De acuerdo con Cavalcanti (1994), en los "barracones" (gran almacén donde se producen los disfraces, las decoraciones y las alegorías de las escuelas de samba) hay una predominio de la informalidad en las relaciones de trabajo, sin respeto a los derechos básicos y con acuerdos "de palabra", siendo la actividad de la costura tratada como una actividad de menor importancia. En general, los equipos son reclutados por contratistas, prevaleciendo el acuerdo con el jefe del equipo, generalmente un pequeño empresario individual, que lleva su equipo a la barraca para la confección de los disfraces. La contratación es tácita y no hay ningún instrumento de protección de los derechos y garantía de remuneración por los servicios prestados.

En cuanto a la salud y la seguridad en el trabajo, todas las entrevistadas realizan movimientos repetitivos y permanecen muchas horas sentadas ejecutando la misma actividad. A la vez, tienen pocas posibilidades para ser creativas, puesto que reciben los prototipos que tienen que ser montados “a la raya” tal como lo define el cliente. Explican que reciben mucha presión y que, en consecuencia, aumenta el estrés emocional que sufren a medida que se acerca la fecha de los desfiles y las entregas de los productos. Las entrevistadas dicen también que no realizan descansos o ejercicios para la prevención de lesiones osteomusculares o por el esfuerzo continuado de los movimientos repetitivos. También declaran haber tenido problemas de salud relacionados con el trabajo: dolores musculares, problemas de visión, laberintitis y cistitis.

Según Pereira y Heinski (2021), a causa de la especificidad de las tareas de la rama textil en cuanto a la repetitividad y la velocidad de producción, son comunes los síntomas de malestar físico y dolores continuos, como lesiones osteomusculares y por trabajos repetitivos que disminuyen la productividad del trabajador y generan insatisfacción. Las principales quejas son los problemas musculares que provocan altos niveles de dolor, de estrés e impacto en la salud mental. Los autores explican también que la industria textil brasileña está en la quinta posición en el ranking global por estas patologías.

Durante las visitas a los puestos de trabajo se observó: disconfort térmico con temperaturas de 40 grados y sin ventilación, gran acumulación de residuos como polvo de sierra, poliestireno, polvo, acetatos, además de los olores fuertes de cola, disolventes, pinturas y sprays, mobiliario sin ergonomía, ruido constante de máquinas y equipos. Además, observamos que el agua de las fuentes estaba caliente, había un único baño para más de 50 trabajadoras y no existía un espacio para guardar la comida y hacer pausas.

A pesar de las condiciones desfavorables descritas, el retorno al mismo trabajo año tras año demuestra algo que es común en el capitalismo: la imposibilidad de elección. La persona trabajadora solo tiene su fuerza de trabajo para vender, hay una dependencia real del trabajador al trabajo como única estrategia de subsistencia, tal como se ilustra en la conversación de la entrevistada 2:

Una costurera, al final de cada periodo de trabajo con los disfraces, declaraba: "Nunca, nunca más hago el carnaval, esto no es un trabajo para personas". Pero, una vez que retomaron las contrataciones para el siguiente carnaval, decía: «¿Qué es lo mejor? Si la gente no hace el carnaval, ¿qué haremos? ¿Nos quedaremos sin trabajo? ¿Me quitarán este trabajo?» Y así íbamos a otro carnaval...

Consideraciones finales

La investigación permitió conocer mejor las condiciones de trabajo de las costureras del carnaval carioca y la precariedad que afecta la actividad y la rutina de estas trabajadoras, además de desenmascarar la romantización del universo de fantasía que envuelve este gran espectáculo. Otro punto se refiere a la cuestión de la informalidad, que conduce a la ausencia de datos sobre el sector, dificultando el acceso a información sistematizada que posibilite un análisis más adecuado y fiable de la realidad de los costes del carnaval carioca.

Podemos identificar, en la literatura y en el sector, marcadores de la precariedad del trabajo y una insatisfacción por parte de las costureras con sus condiciones de trabajo en general: baja remuneración, devaluación de la actividad, largas jornadas de trabajo, informalidad y ambiente insalubre. Lamentablemente, esto demuestra que el incendio de la fábrica de disfraces del mes de febrero de 2025, que dejó veinte heridos y mató a un trabajador días después, no fue una casualidad. Ojalá este “día de mañana”, tantas veces cantado en la samba, sea de más derechos y dignidad para la clase obrera.

Si bien hemos debatido mucho sobre la precarización de las relaciones laborales frente a la globalización, resulta chocante que en el escenario de las escuelas de samba todavía nos encontramos con una estructura colonial y arcaica, llena de incongruencias, violencias y fragilidades. La profesionalidad en este sector es ahora mismo una chapuza. Queda la suciedad y la pregunta que se hace en la samba: “Cómo será el mañana? ¡Que responda quién pueda!” (Bora, 2021)

 

Referencias
BORA, L. A. “Glória a quem trabalha o ano inteiro?”. PragMATIZES - Revista Latino-Americana de Estudos em Cultura, v. 11, n. 21, p. 24-47.
BORDIN, E. Z. Ofício Costureira: Um estudo sobre educação e as posições ocupadas no mercado de trabalho da confecção de vestuário na região metropolitana de Porto Alegre. Dissertação de Mestrado em Educação. Universidade Federal do Rio Grande do Sul, 2019.
CAVALCANTI, M. L. V. C. Carnaval Carioca: dos bastidores ao desfile. Rio de Janeiro: Funart/UFRJ, 1994.
CAVALCANTI, M. L. V. C. Os sentidos no espetáculo. Rev. Antropol., v. 45, n. 1, 2002.
COSTA, F. A história da costura e a civilização. ArqBahia. Salvador (BA), 14 mar 2024.
DATA SEBRAE - Indicadores 2021
MALERONKA, W. Fazer roupa virou moda. Um figurino de ocupação da mulher. São Paulo: Estação das letras e cores, 2007.
PEREIRA, J. G. HEINSKI, R. M M. O impacto das doenças DORT/LER na saúde ocupacional do profissional de costura do ramo têxtil. Revista Científica Multidisciplinar Núcleo do Conhecimento, v. 10, n. 6, p. 84-101, 2021.
ROSA, M.; CUNHA, D. M. Ofício de costureira: desvelando normas, saberes e valores. Revista Latino-Americana de Estudos Científicos, v. 3, n. 18, 2022.
Este artículo fue publicado originalmente en el blog de Labor Movens en portugués el 7 de marzo de 2025. Traducción: Alba Sud.