09-01-2014
Entrevista a Pilar Alzina. Los desafíos de pensar los movimientos sociales en Latinoamérica y el mundo
Rodrigo F. Miranda | Alba SudSocióloga, docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, Pilar Alzina ha militado y trabajado como técnica durante el proceso de poscrisis del 2001 en la coordinación del Departamento de Economía de la Ciudad de Buenos Aires en la Central de Trabajadores Argentinos.
Crédito Fotografía: Pilar Alzina
Desde el Departamento de Economía de la Ciudad de Buenos Aires en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) ha gestionado proyectos productivos, de capacitación de oficio, de líderes comunitarios, así como alimentos, insumos, máquinas y subsidios para los militantes desocupados de asambleas barriales y movimientos sociales de desocupados adheridos a la CTA. Durante esta experiencia realizó su tesis de Maestría en Comunicación y Cultura sobre los procesos de construcción de identidades en los movimientos sociales, tema sobre el que actualmente está profundizando en su investigación doctoral sobre uno de los movimientos sociales más importantes de Argentina, la Organización Barrial Tupac Amaru. Entre sus publicaciones destacan su primer libro “Tupaqueros. La construcción de las identidades en los movimientos sociales” y diversos artículos de libros y revistas reconocidas [1].
Neoliberalismo en Argentina y nuevos movimientos sociales. Del menemismo al 19 y 20
Los años de neoliberalismo en Argentina, además de dejar un impacto socioeconómico de pobreza, profundización de desigualdades y récord de desempleo, también dejaron en una parte significativa del país una huella de orden cultural, relacionada con la primacía de valores como el culto al individualismo, la competencia y el “sálvese quien pueda”. No obstante, durante esos años 90 fueron construyéndose en el territorio nuevos movimientos sociales, ya que las clases populares, principales víctimas del modelo, comenzaron a movilizarse y organizarse, con nuevas prácticas transformadoras y demandas sociales. ¿Cómo estaban integrados y cómo se organizaban estos nuevos movimientos sociales? ¿Cuáles eran entonces sus principales necesidades y demandas?
En el contexto de la crisis socioeconómica producida por el neoliberalismo, el aumento de desempleo en Argentina ascendía a fines del tercer trimestre de 2001 al 18,3% en el conjunto de los conglomerados urbanos. Esta situación afectaba a todos los grupos etarios, de género y de calificación. En ese contexto, los movimientos sociales de desocupados comenzaron expresar sus demandas de empleo, pero también de educación y salud. La mayoría de ellos estaban integrados por personas desocupadas de barrios precarios del Área Metropolitana y del Gran Buenos Aires. Muchos de ellos, como por ejemplo el Movimiento Barrios de Pie, estaban compuestos por migrantes de otras provincias del norte argentino y nacionalidades como la boliviana. La forma original de organizarse fue a partir de los comedores barriales y los piquetes, conocidos por sus acciones de protesta en las rutas y calles. Las mujeres desempeñaron un rol fundamental en dicha organización. Fueron ellas quienes diariamente juntaron alimentos e instituyeron las copas de leche y los comedores. Los hombres las acompañaron y poco a poco fueron incluyéndose a los movimientos de desocupados. La Central de Trabajadores Argentinos fue el paraguas político de la mayoría de estos movimientos sociales que no sesentían representados por los partidos políticos y sindicatos tradicionales.
¿Qué prácticas innovadoras incorporaban estos nuevos movimientos sociales en los procesos de reivindicación y resistencia en el territorio?
En general, los movimientos sociales retomaron las prácticas de los comedores barriales que prexistían en la memoria colectiva de sus parientes, iniciadas en la década del sesenta. No obstante, para muchos de los migrantes de provincias, fueron sus primeras prácticas políticas y barriales. Del mismo modo, los piquetes fueron sus primeras acciones de protesta en las rutas.
¿Existía alguna relación de estos nuevos movimientos sociales con las instituciones políticas?
Los referentes que acompañaron los procesos de surgimiento de los movimientos sociales durante la década del noventa y del dos mil tenían trayectorias políticas en partidos peronistas, de izquierda y organizaciones sindicales. No obstante, en general los relatos de vida que he tomado en mi investigación de maestría y doctorado, oriundos de Bolivia o provincias del noreste argentino no tenían trayectorias políticas previas. Sus experiencias comienzan a partir de su ingreso al movimiento social estudiado. De ahí, la importancia de este proceso en sus identificaciones y en sus identidades construidas en esos ámbitos de socialización.
¿Hubo acción-reacción del Gobierno de la Nación durante estos años frente a las demandas de estos nuevos movimientos sociales? (hasta 2003)
Durante la crisis socioeconómica de 2000 hasta el 2003 hubo muchos asesinatos producto de la represión. En memoria de algunos de ellos surgieron algunos movimientos sociales con sus nombres, como por ejemplo el Movimiento de Desocupados Darío Santillán y el Movimiento de Desocupados Aníbal Verón, investigados ampliamente por mis colegas. En general, al comienzo de gobierno kirchnerista los posicionamientos ideológicos de los movimientos sociales fueron de desconfianza, luego, Néstor Kirchner realizó algunos actos simbólicos que fueron clave. Entre ellos se pueden mencionar: la penalización de los delitos de lesa humanidad, su posicionamiento ante el ALCA, sus relaciones fraternas y compromiso con los países latinoamericanos como Venezuela y Brasil y sus políticas de promoción de desarrollo de economías Locales. A su vez, su compromiso de incorporar a los movimientos sociales “nacionales y populares” en el Estado despertó la simpatía y deseos de los movimientos sociales con trayectorias políticas peronistas de formar parte de un proyecto de transformación a favor de los sectores populares. La concepción de estos movimientos acerca de que el Estado es un instrumento que hay que transformar desde adentro y desde abajo, posibilitó ser incluidos en el proyecto kirchnerista. En cambio, los movimientos marxistas-leninistas, al concebir al Estado como una herramienta de la clase dominante que hay que destruir para implementar un estado que elimine las desigualdades de clase no fueron invitados a la propuesta del kirchnerismo.
¿Qué diferencia a estos nuevos movimientos sociales surgidos del neoliberalismo de los anteriores movimientos sociales? ¿Por qué se los denomina “nuevos” MS?
La diferencia entre los nuevos movimientos sociales y los clásicos radica fundamentalmente en su composición, sus formas organizativas y sus demandas. Mientras en el ámbito académico europeo se sostiene que los movimientos sociales clásicos estaban compuestos por trabajadores industriales y campesinos, se destacaba una composición de base clasista. Desde esta perspectiva, estos movimientos sociales surgían para representar y defender los intereses colectivos de una clase. En cambio, los NMS como el movimiento estudiantil de las décadas del sesenta y del setenta, el ecologista, el pacifista de la década del ochenta, no tenían una base social fija, ya fuese clasista, racial o de otro tipo abarcaban los derechos universales de toda la sociedad. En este sentido, los NMS carecen de una base definida, la pertenencia en ellos es fluida, sus miembros se movilizan y se desmovilizan según los cambios en el panorama político o, incluso, sus circunstancias personales.
Desde la perspectiva latinoamericana, para otros autores como Jelín y Calderón los movimientos sociales clásicos estaban integrados por obreros y campesinos. Muchos eran urbanos, y sus reivindicaciones expresaban las perspectivas de género, étnicas, de derechos humanos o generacionales. En algunos casos, en Latinoamérica las demandas de estos NMS hacen hincapié en la promoción y defensa de la vida, del ambiente, de la diversidad. Algunos autores creen que, así, se abriría un nuevo espacio de interlocución diferente del que proponen los partidos políticos. Esta apertura permite pensar en la posibilidad de un cambio en las formas de hacer política, con prácticas de democracia directa, participativa, horizontal, por medio de asambleas, al margen de las instituciones, que se caracteriza por resolver las necesidades que presentan los barrios.
En el Movimiento Barrial Tupac Amaru (MBTA) hemos podido observar tres tipos de acciones colectivas que modifican sus concepciones de vida: la construcción de microemprendimientos y cooperativas de trabajo, que generan estrategias de sobrevivencia; los comedores comunitarios y ritos, que modifican costumbres en la vida cotidiana; las movilizaciones coordinadas con MS, cooperativas y asambleas barriales donde se desarrollan nuevas formas de organización y sociabilidad.
Las formas que presenta el trabajo en los nuevos movimientos son sumamente variadas y conforman novedosas creaciones como micro-emprendimientos, comedores comunitarios, cooperativas, recuperación de fábricas, restaurantes, hoteles que dibujan un paisaje diferente al del capitalismo que divide la sociedad en capitalistas y trabajadores.
Frente a aquellos investigadores europeos para quienes el esquema organizativo de los movimientos sociales clásicos europeos suele responder a una estructura centralizada y jerárquica como la de los sindicatos obreros, los teóricos de los NMS sostienen que estos grupos prefieren una estructura descentralizada, abierta y democrática, más armónica con las tendencias participativas de sus miembros. Russel y Kueschler sostienen que los NMS europeos se caracterizarían por una fluidez en su estructura organizativa, consecuencia del carácter difuso de su composición social y, por consiguiente, de su ideología. Señalan que la élite que caracterizaba los viejos MS es sustituida por la estructura fluida y el estilo persuasivo de los NMS.
Los NMS en Argentina
El surgimiento de NMS en Argentina durante la década del 2000 permite ver que su composición no es tan heterogénea, más bien están compuestos por desocupados y, una menor proporción de técnicos y profesionales, que también padecen la pauperización y la economía informal producto de las precarias relaciones laborales que instituyen las universidades nacionales y las relaciones laborales en el Estado. Su estructura organizativa no es tan fluida, ni su ideología tan definida.
La investigación realizada del Movimiento Barrial desde Abajo y el Movimiento Barrial Tupac Amaru ha permitido extraer estas características: son la expresión de una acción colectiva que evidencia un conflicto social. Se caracterizan por su capacidad de movilización, de protesta y por su influencia para producir cambios en las decisiones institucionales y gubernamentales. Los grupos que componen un MS comparten un conjunto de valores y experiencias, que contribuyen al sentido de pertenencia, el compromiso y la solidaridad. El espíritu de grupo, por un lado, posibilita que los integrantes mejoren la imagen que poseen de sí mismos. Y, por el otro, la existencia de un adversario acrecienta la unidad de los grupos existentes en un MS.
Estas características se diferencian de las que plantean Touraine y Balbé, para quienes los NMS son manifestaciones de ciertas clases sociales que buscan cambios radicales y emancipatorios. También disentimos con aquellos pensadores que consideran que los NMS están orientados por intereses particulares. A la inversa, consideramos que lo novedoso de los NMS se manifiesta en la nueva forma de hacer política, con prácticas de democracia directa, más participativas y horizontales. No obstante, en la práctica, en los movimientos sociales coexisten formas de funcionamiento y decisiones políticas generales impuestas por grupos de liderazgos y otras formas de deliberación de carácter más barriales que quedan a decisión de las asambleas de los comedores y emprendimientos sociales.
Uno de los NMS que has estudiado en profundidad es el Tupac Amaru. ¿Podrías resumirnos la experiencia de este movimiento desde su creación? ¿Qué relación tuvo el movimiento Tupac Amaru con los gobiernos nacionales antes y después de 2003?
La Organización Barrial Tupac Amaru (OBTA) surgió en octubre de 1999 como una rama territorial de la CTA y expresión de la crisis de la década de los noventa, las reformas neoliberales como la privatización de Altos Hornos Zapla, la desregulación del mercado de azúcar, la reducción de cargos en la Administración Pública Nacional, el atraso en los pago de salarios, la corrupción de los partidos políticos y el descontento generalizado hicieron posibles las protestas en Jujuy protagonizadas por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la Corriente Combativa y Clasista (CCC) contra el gobierno menemista. La desocupación en la provincia de Jujuy en octubre de 1999 llegó al 16,1%, mientras en octubre de 2001 alcanzó el 19,5%.
En este contexto, mediante su experiencia adquirida en su trayectoria política en el Partido Peronista, Milagro Sala, acompañada de dirigentes estatales como Fernando Acosta, en 1999 organiza comedores barriales, más conocidos como copas de leche. Los hornos de barro de las copas de leche se convertirán en una herramienta fundamental de la organización para combatir el hambre y organizar a los sectores marginados. A partir de las copas de leche, muchos los jóvenes y adultos expulsados de los ingenios azucareros de Ledesma y la Esperanza- principal fuente de empleo de Palpalá-, se acercaron a la ATE en búsqueda de un bolsón de comida, de planes sociales y de contención. Como uno de los valores centrales de la organización es la reciprocidad, se comprometieron a construir una copa de leche para dar de comer a otros sectores de población marginados. A partir de este primer paso, que implica un gesto de compromiso y de solidaridad, las primeras personas que se acercaron a la organización comenzaron a construir su lazo de pertenencia con ella. De esta forma, poco a poco, se fueron sumando a las marchas y mientras Milagro Sala en voz alta les preguntaba “¿quiénes somos?”, sus seguidores respondían “¡Tupac Amaru!”. “¿Qué queremos?” Repetía Milagro, y los militantes respondían: “¡trabajo educación y salud!”, y cantaban “¡Tupac, Tupac, Tupac...!” A partir del trabajo barrial fueron construyendo sentido de pertenencia e identidad.
Postneoliberalismo, kirchnerismo y nuevos movimientos sociales
Después del estallido social de diciembre de 2001 y la renuncia del ex presidente Fernando de la Rúa, y tras cinco presidencias interinas no elegidas democráticamente, vuelve a haber en Argentina un presidente electo por el voto popular, que asume el 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner. Desde ese momento, ¿existen cambios en la relación entre el Gobierno nacional y estos nuevos movimientos sociales? ¿Cuáles? Con el nuevo gobierno, ¿se pusieron en marcha políticas públicas que, de un modo u otro, respondieran a las necesidades y demandas de estos nuevos movimientos sociales? En ese caso, ¿podrías darnos algunos ejemplos?
En el caso de la Organización Barrial Tupac Amaru se ha podido observar que sus acciones de protesta durante fines de la década del noventa y hasta la asunción de Néstor Kirchner estaban orientadas contra el ajuste presupuestario a la educación, salud, el trabajo estatal y la represión a la protesta social que se implementaba de forma particular en la provincia de Jujuy y otras provincias de la Argentina. Las diferentes políticas públicas como el Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social, “Manos a la Obra”, incorporaron el concepto de economía social con el objetivo de fomentar emprendimientos y laborales que propicien un desarrollo económico local con una perspectiva regional y nacional. Del mismo modo, la Dirección Nacional de Juventud del Ministerio de Desarrollo Social diseñó y ejecutó políticas sociales destinadas a los jóvenes pertenecientes a ONGs, cooperativas, asociaciones civiles, CGPS con el fin de financiar proyectos socio-productivo y socio-comunitarios a través de subsidios no reintegrables orientados a la compra de máquinas, herramientas e insumos, con el fin de “fomentar el espíritu emprendedor de los jóvenes”, el desarrollo de capacidades, destrezas y el “valor por el asociativismo”. Para viabilizar los emprendimientos se contemplaron capacitaciones orientadas al aprendizaje de un oficio. En la misma perspectiva, en el 2003 comenzó la primera etapa del Programa Emergencia Habitacional, dependiente del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios. El objetivo del Programa se propuso solucionar las necesidades habitacionales y la reinserción de personas desocupadas beneficiarias de subsidios de desempleo e integradas a las cooperativas de trabajo creadas por el Programa Federal de Emergencia Habitacional. El Programa está destinado a hogares con ingresos por debajo del nivel de indigencia y grupos vulnerables en situación de emergencia o marginalidad de todo el país. Estas y otras políticas públicas, dieron la posibilidad en pocos años a que la OBTA comenzará a emprender sus proyectos de vivienda, salud, educación, recreación y deporte. Gracias a ellas, dicha organización es la más grande de Argentina y ha demostrado construir barrios enteros de la organización que satisfagan todas las necesidades que el gobierno provincial no alcanzaba a satisfacer en la población Jujeña.
Actualmente, pasada una década de conducción kirchnerista, ¿cómo valorarías la relación entre estos nuevos movimientos sociales y el Gobierno nacional?
Actualmente la relación de los movimientos sociales surgidos a fines de la década del noventa y comienzos del 2000 es muy diversa de acuerdo a sus posicionamientos ideológicos y sus experiencias con el gobierno nacional y provincial. En el caso de la OBTA se puede afirmar que la relación con el gobierno nacional es buena, y que existe un gran reconocimiento y agradecimiento de la organización a las diversas políticas públicas que posibilitaron emprender sus propias cooperativas de vivienda, trabajo, fábricas, escuelas, centros de salud, hospitales dirigidos por la propia organización. No obstante, la relación de la organización varía de acuerdo a las características de los gobiernos kirchneristas provinciales donde la Tupac Amaru tiene trabajo territorial. En el caso de la Provincia de Jujuy, el gobernador Eduardo Fellner para la OBTA lleva adelante una política neoliberal represiva y se caracteriza por una política de “derecha”. En otras provincias, como Salta y San Juan los gobernadores han realizados acuerdos y firmado leyes a tiempo record a partir de las iniciativas e empresarios sojeros, del arroz, y mineros que ponen en riesgo la sobrevivencia de las comunidades de pueblos originarios y la población en general, ya sea por las consecuencias de la contaminación del glifosato o de las consecuencias propias de la extracción de minerales. Del mismo modo, la organización responsabiliza a “la legislatura Riojana” quien “aprobó la ley de protección de glaciares” cuyo “poder de control sería ejercido por las autoridades provinciales”. “A tiempo record, también en Jujuy se presentó el proyecto el 6 de julio y el 8 el gobierno provincial sancionó su ley de glaciares, quedando también “el poder en manos del poder provincial”.
¿Cuáles fueron las principales conquistas del movimiento Tupac Amaru durante este período?
A partir del 2003, comenzó la primera etapa del Programa Emergencia Habitacional que posibilitó la construcción de más de 150 cooperativas de viviendas. En el 2009 la OBTA en la provincia de Jujuy tenían 70 mil afiliados, más de cuatro mil cooperativistas asalariados, logrando constituir desde el 2003 hasta el 2009 en el tercer empleador de la provincia, luego del Estado provincial y del Ingenio Ledesma. Según información aportada por los diarios jujeños, en marzo del 2013 el Partido por la Soberanía que lidera Milagro Salas tenía 97.792 afiliados, constituyéndose en la segunda fuerza provincial.
¿Hubo alguna evolución en sus demandas?
La demanda más notoria es el reconocimiento de las tierras de las comunidades originarias y el reclamo por un Estado Plurinacional, similar al implementado en Bolivia por el Presidente Evo Morales y Vicepresidente García Linera. De ahí, que la organización haya impulsado la marcha de los pueblos originarios con las comunidades y haya reclamado la implementación de la ley 26.160 que declara la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras tradicionalmente ocupadas por comunidades indígenas originarias. Esta demanda es central, y la falta de su cumplimiento en muchas de las provincias como Formosa donde sistemáticamente las comunidades de pueblos originarios son expulsados, reprimidos y asesinados, o en otras provincias como Misiones o el Noreste Argentino donde también se reproduce estas situaciones. Da cuenta de las complejas relaciones entre la OBTA y algunos gobiernos kirchneristas provinciales que establecen alianzas con terratenientes, empresarios, policía provincial y jueces en pos de los intereses de la población de las comunidades originarias y la población que padece las consecuencias de las explotaciones de la soja, el arroz y la minería.
¿Se introdujeron cambios en su forma de organización y sus prácticas políticas y sociales?
A medida que la organización fue creciendo se encuentra con mayor cantidad de afiliados y militantes. Creo que los principales cambios que la organización enfrentó fue a partir de gestionar sus propias cooperativas, fábricas, hospitales, Centros de Salud, escuelas, Centros de Capacitación. Estos cambios en sus trayectorias laborales y políticas han modificado sus acciones, su conciencias, sus proyectos y por consiguiente, sus identidades.
Experiencias y aprendizajes de ida y vuelta
Como sabes, en el sur de Europa se están aplicando desde 2008 estas mismas políticas neoliberales que sufrió durante años América Latina. Aunque las condiciones materiales entre ambas regiones son en principio muy diferentes, los resultados sociales y económicos hasta el momento están siendo muy parecidos. Parte de los conceptos utilizados y de las experiencias vividas en América Latina en general y en Argentina en particular se están incorporando a los procesos de lucha en el sur de Europa. Algunos ejemplos de ellos pueden ser los escraches, los piquetes, los procesos constituyentes, así como una pérdida progresiva de credibilidad y legitimidad de las instituciones políticas y una creciente demanda de “que se vayan todos”. ¿Cómo valoras este proceso de transmisión de prácticas, lenguajes o experiencias desde la periferia hacia el centro?
Creo que las experiencias de los movimientos sociales en Latinoamérica históricamente fueron muy ricas y con las experiencias que se están dando actualmente en Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil, Chile, Venezuela, México y otros países hermanos, la relación que los mismos entablan con los gobiernos y los Estados es muy compleja. Asimismo, los procesos de construcción de identidades en ellos también merecen un estudio particular. En este sentido, creo indispensable un intercambio entre los países latinoamericanos que actualmente están protagonizando los procesos de transformación en los gobiernos populares y las experiencias de autogestión en Europa que todavía poseen estructuras más ligadas a la monarquía y están muy alejados de gobiernos integrados por la participación de los movimientos sociales.
¿Qué otras cuestiones te parece que se pueden rescatar de las conquistas y experiencias de los nuevos movimientos sociales argentinos para incorporar a las luchas en el sur de Europa?
Creo que las experiencias de fábricas, hoteles, restaurantes y clínicas recuperadas por los trabajadores surgidas en la Argentina durante la crisis de 2000 y 2001 son conquistas de los trabajadores que poco a poco comienzan a ser reconocidas por las legislaciones. Las dificultades, como por ejemplo el tema de la comercialización en el caso de las fábricas recuperadas y sus logros como la transformaciones en relaciones de producción, de organización y deliberación, entre otras dimensiones de análisis, ofrecen un material empírico y teórico para ser compartido en el sur de Europa y África y en los países como Estados Unidos donde los movimientos sociales también luchan por transformar las relaciones de dominación.
Una reflexión final
El estudio de los movimientos sociales, su relación con los gobiernos y estados es indispensable actualmente para pensar nuevas formas de gobernabilidad, de hacer política, de construir ciudadanías, e incluso de legislar. Muchas leyes, modificaciones y sus reglamentaciones son impulsadas, frenadas o incluso reglamentadas por la fuerza de la movilización y las acciones de protesta. La construcción de teoría latinoamericana en este contexto es central para comprender las complejidades que atraviesan los movimientos sociales para seguir creciendo. Asimismo, el estudio de sus fraccionamientos también nos puede ayudar a comprender las dificultades que atraviesan en sus procesos de institucionalización y lucha de liderazgos. No se trata de idealizarlos, sino de pensar juntos un tipo de investigación ligado a la acción transformadora de las históricas desigualdades sociales, las cuales son motivo de su surgimiento y muchas veces también de sus fraccionamientos. De ahí, la importancia de un intercambio entre las experiencias de diversos continentes para afrontar juntos estas dificultades y desafíos de los movimientos sociales de este nuevo siglo.
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