29-05-2014
Turismo, pobreza y desarrollo sostenible en el Perú: los casos de Cuzco, Cajamarca y La Libertad
La tesis doctoral de Jessica Ruth Figueroa, leída en la Universidad de Girona el pasado mes de diciembre revela limitaciones en el discurso del turismo como motor de desarrollo en entornos rurales de pobreza extrema.
Crédito Fotografía: Miguel Navaza, bajo licencia creative commons.
El turismo se presenta como un motor de desarrollo para sacar a amplias regiones de la pobreza. Los postulantes de la hipótesis –entre los que la Organización Mundial del Turismo (OMT) es el más influyente– defienden que genera riqueza por su capacidad para alcanzar el objetivo de crearla sin necesidad de grandes inversiones. En cambio, hay quienes consideran que la pobreza no es sólo un problema de ingresos bajos, sino también de incapacidad para acceder a un nivel de vida aceptable que haga posible que los individuos potencien sus capacidades.
Jessica Ruth Figueroa ha defendido la tesis doctoral Turismo, pobreza y desarrollo sostenible en el Perú: los casos de Cuzco, Cajamarca y La Libertad, que ha sido co-dirigida por la profesora de la UDG y experta en turismo cultural, Dolors Vidal, y por Henrique Urbano, de la Universidad de San Martín de Porres, de Lima. La investigación es el fruto de un convenio suscrito entre ambos centros docentes. Figueroa, que ejerce la docencia en diferentes universidades de la ciudad de Lima, ha estudiado los límites de las posibilidades de transformación de las regiones subdesarrolladas en centros de atracción turística.
Consulte la tesis de Ruth Figueroa, aquí.
Para identificar estos límites, la investigadora ha analizado tres regiones del Perú, muy diferentes entre ellas: Cuzco, Cajamarca y La Libertad (Trujillo). Son tres regiones que cuentan con una base demográfica amplia y poseen, también, recursos turísticos, sobre todo patrimoniales y naturales. Tienen en común una ubicación geográfica en la falda de los Andes, que no facilita en ningún caso el desarrollo de unas infraestructuras sólidas y permanentes, que se consideran indispensables para la creación del flujo de visitantes turistas y la necesaria conectividad entre los recursos turísticos regionales. En cambio, manifiestan una desigualdad creciente, sobre todo, en cuanto a los síntomas de progreso, que marca unas diferencias, por ahora, insalvables. En un extremo sitúa Cuzco-Machu Pichu que ofrece unas remarcables posibilidades de crecimiento, a pesar de que la agricultura y la industria de la minería sobresalgan aún por encima del negocio turístico. En el extremo opuesto, Cajamarca, azotada por la inestabilidad social y la falta de una mínima planta hotelera y de servicios, presenta unas oportunidades mucho menores.
La autora de la tesis describe el papel que juegan los organismos internacionales, principalmente liderados por la OMT, que proponen el turismo como un instrumento adecuado para el desarrollo de regiones con altos índices de pobreza socioeconómica, y lo hace a partir de una análisis de la literatura precedente, en la que constató "la idea generalizada de que el turismo es una alternativa al desarrollo en espacios con un índice de pobreza socioeconómica elevado, cuando dicha pobreza significa bajos ingresos individuales o domésticos". Una idea que se apoya en la opinión de que las prácticas turísticas generan riqueza para la capacidad que tienen de crear puestos de trabajo sin exigir una inversión muy elevada.
Luego, examina el problema de la pobreza desde una óptica multidimensional a partir del enfoque capacidad desarrollado por Amartya Sen, en el que se considera que –la pobreza– no es sólo un problema de ingresos bajos, sino también de incapacidad de acceder a un nivel de vida aceptable que haga posible que los individuos potencien sus capacidades.
Las prácticas turísticas se concentran en espacios urbanos, en detrimento de los rurales
Según explica la investigadora, los resultados de la encuesta llevada a cabo en los tres escenarios de estudio "ha hecho que tenga que aceptar una conclusión que no es fácilmente detectable a simple vista, como es la preponderancia del factor urbano en el desarrollo turístico regional sobre los espacios rurales". Asegura que el resultado se repite en todas las encuestas que ha realizado y hace evidente que las prácticas turísticas son actividades que se concentran en medios urbanos o espacios que se relacionan directamente. Así pues, los datos que ha recogido le han servido para demostrar que "Cuzco-Machu Picchu, Cajamarca y Trujillo no han desarrollado, hasta ahora, grandes proyectos turísticos en áreas en las que la población es económicamente más pobre y desprotegida y, la consecuencia, es un desarrollo turístico diferenciado que no es capaz de asumir la mano de obra dispersa, pero importante, de las zonas rurales".
Otro aspecto que resalta, a partir de las encuestas, es que las regiones que presentan unas deficiencias más importantes en educación no aprovechan el desarrollo de las prácticas turísticas, por lo que la industria turística, para su desarrollo, recurre a individuos que se han formado fuera de las regiones para resolver el vacío de mano de obra y de capacidad humana necesaria para responder a las necesidades del mercado turístico. Todo ello, produce que los que vienen de zonas rurales "no tengan todavía la capacidad de ejercer su libertad para garantizar su acceso a los medios que le proporcionan un desarrollo humano aceptable."
Es por todo lo expuesto que, Figueroa, afirma que las prácticas turísticas poco pueden hacer para la mejora de las condiciones extremas en las que viven los habitantes rurales de las tres zonas que ha estudiado, porque para que sean aprovechables es necesario que alcancen unas condiciones de educación y salud que las poblaciones estudiadas no pueden garantizar y, por tanto, "los que intentan recurrir a prácticas turísticas y organizar empresarialmente el sector no tienen otra opción que llevar la mano de obra competente desde otras regiones".
El resultado de la investigación que ha llevado a cabo la investigadora de la UdG concluye que, actualmente, en el seno de las tres regiones estudiadas, la industria turística no puede contribuir eficazmente a un desarrollo humano sostenible sin una operación previa de corrección de desigualdades sociales. La autora asegura, además, que la línea de estudio que ha seguido ha sido, hasta ahora, muy poco explorada en su país, Perú, y defiende que lo que la propuesta es un intento de comprensión de las relaciones entre las prácticas turísticas y los comportamientos socioeconómicos de las tres regiones que ha sometido a estudio.
Noticia publicada originalmente en catalán en la Web de la UdG. Traducción al castellano de Alba Sud.
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