26-06-2014
Hostelería en Baleares, bajo la sombra de la externacionalización
Ernest Cañada | Rel-UITA / Alba SudVictoria sindical en la negociación del Convenio Colectivo de Hostelería en Baleares. Empresarios y sindicatos pactan por 4 años, con un aumento salarial global del 4,5% y sin incluir ninguna de las pretensiones iniciales de la patronal.
Crédito Fotografía: Mesa de negociación, 11 de junio de 2014. Foto: Ernest Cañada (Rel-UITA / Alba Sud)
El 25 de junio de 2014 patronal y sindicatos suscribieron en Palma el XV Convenio Colectivo de Hostelería de Baleares. En representación de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) estuvo presente Aurelio Vázquez, su presidente, y por parte sindical los secretarios generales de las federaciones de hostelería de Comisiones Obreras (CCOO), Ginés Díez, y de la Unión General de Trabajadores (UGT), Antonio Copete. El convenio afecta de forma directa a más de cien mil trabajadores y de forma indirecta a muchísimos más en una economía que ha hecho del turismo su principal fuente de ingresos. Pero es también punto de referencia en la negociación de los convenios de otros territorios, por ser donde se encuentra la sede social de las principales cadenas hoteleras españolas (Barceló, Meliá, Iberostar, Riu, entre otras).
Con el pre-acuerdo al que llegaron el día 11 de junio se ponía fin a un proceso de negociación de cinco meses con la retirada de las principales propuestas presentadas por la patronal. Pero hasta el último momento se barajó la posibilidad de la ruptura de las negociaciones y la convocatoria de una huelga general en el sector, que hubiera tenido fuertes repercusiones en la economía balear. El acuerdo no fue fácil debido a las pretensiones del empresariado hotelero, que fueron vistas como un ataque frontal a las organizaciones sindicales y a los trabajadores y trabajadoras.
Malos augurios
El anterior convenio colectivo del sector tenía vigencia hasta el 31 de marzo de 2014. Por ese motivo, y como es habitual en estos casos, CCOO y UGT lo denunciaron previamente para dar paso a la constitución de una mesa negociadora en el mes de enero de este mismo año.
Las perspectivas no eran favorables. El sector más conservador de patronal dominaba la dirección de la FEHM, que desde abril de 2013 tenía como presidente a Aurelio Vázquez, director general de Iberostar. En una muestra de cómo se presentaba la negociación del convenio, a primeros de diciembre, él mismo, secundado por la gerente de la FEHM, Inmaculada Benito, anunciaban que el año 2013 los hoteleros de Mallorca habían obtenido una facturación récord, y al mismo tiempo pedían que se mantuviera la congelación salarial [1]. “Delante teníamos a una nueva patronal, de lo más duro que puede existir, encabezada por Iberostar, Barceló y compañía”, asegura Ginés Díez, Secretario General de la Federación de Comercio, Hotelería y Turismo de CCOO.
Otro de los cambios fue que la federación empresarial mallorquina apartó a Carlos Sedano, quien les había asesorado en la negociación de los anteriores convenios colectivos, y contrató los servicios de Sagardoy Abogados, un bufete con sede en Madrid especializado en derecho laboral y caracterizado por sus posiciones confrontativas. De hecho este despacho fue quien asesoró al Gobierno de Mariano Rajoy en el diseño de la reforma laboral de 2012 o quienes representaron a Coca-Cola en el despido colectivo de más de mil trabajadores a principios de 2014.
Mucho en juego
Así las cosas, CCOO y UGT se presentaron a la mesa de negociación con una plataforma conjunta en la que reclamaban “un acuerdo por dos años con una subida de salarios del 3% el primer año, frenar la externalización de servicios en los hoteles, no aplicar la movilidad de funciones que contempla el convenio estatal y mejorar los derechos y garantías de los delegados” [2]. Por su parte la patronal propuso, entre otras cosas, congelación salarial, desregulación de la figura de los fijos discontinuos, modificación del modelo de jornada laboral y externalización de servicios [3].
Estas medidas fueron recibidas por las organizaciones sindicales como un ataque frontal.El 20 de marzo, durante una concentración de 200 delegados frente a la sede de la FEHM, Antonio Copete, secretario general de la Federación de Comercio, Hostelería y Juego de la UGT, calificó dichas propuestas de “declaración de guerra” [4].
Antonio Copete. Fotografía de Rel-UITA / Alba Sud.
Mantener la congelación salarial en un contexto de elevado desempleo y degradación de los servicios públicos, “cuando la patronal en 2013 había facturado más de 10.500 millones de euros, con una rentabilidad en torno al 5% - 6%”, como recuerda Ginés Díez, era percibido como una auténtica provocación. Pero las otras medidas tampoco se quedaban atrás. La desregulación de la jornada laboral se veía como una puerta abierta al engaño y robo. Esta medida supone, explica Díez, “que se puedan hacer más horas de las establecidas, y que teóricamente te lo devuelvan a final de temporada, o que en lugar de librar dos días consecutivos como tenemos ahora, se libren a final de temporada. Pero sabíamos que eso sería la excepción, que en la mayoría de casos luego no pagarían nada, y después cómo demuestra uno eso”. Modificar la figura de los fijos discontinuos fue también problemático, por cuanto se trataba de una conquista histórica de los trabajadores de la hostelería en Baleares y que los sindicatos siguen considerado intocable, tal como explica Antonio Copete: “Se adapta como un guante a lo que es la actividad turística, porque trabajan cuando vienen los turistas y acaban cuando se marchan. Y ahora lo que quieren es llamarlos a la carta, y eso no puede ser”.
Finalmente la pretensión de externalizar los servicios en los hoteles traspasaba todas las líneas rojas. Ginés Díez explica qué significala externalización de un modo sencillo: “implica que las camareras de piso sean de la empresa Juanito Pérez, que los cocineros sean de la empresa Pérez García, e igual los camareros; y cada uno va a negociar por su parte, y con empresas distintas. Habría un director, que imagino que sería de la propiedad que coordinaría todo eso, y lo demás serían empresas distintas”. Esto supone romper con la unidad productiva del centro de trabajo y un ataque directo a las organizaciones sindicales. Continúa explicando Ginés: “Tendríamos que ir a acuerdos en las empresas y en la mayoría de ellas no hay representación legal de los trabajadores, y por tanto el abuso sería brutal. Esto sería la muerte de la negociación colectiva y la muerte de los sindicatos en el sector, porque evidentemente se iba a entrar en la negociación individualizada. Se acabaría la representación legal de los trabajadores, las secciones sindicales, las afiliaciones a los sindicatos, los comités de empresa, los delegados, en fin, esto acabaría con el sindicalismo de clase en las empresas”.
Por su parte, Aurelio Vázquez, presidente de la FEHM, en declaraciones recogidas por Hosteltur, acusaba a los sindicatos de tener “su hoja de ruta marcada al margen de la negociación”. Y explicaba que en el contexto actual para ser competitivos era necesario aplicar tres medidas: “Primero, incorporación de las herramientas que la reforma laboral pone a disposición de los convenios colectivos para mejorar la competitividad de las empresas. Hablamos de jornada irregular. (…) Segundo, adaptar las relaciones laborales a la realidad económica de las empresas incorporando flexibilidad. Se trata de incorporar el Real Decreto de jornadas especiales del año 1995 y ampliar las posibilidades de los periodos trabajo. Tercero y último, el tema salarial. Uno más dentro del convenio que abordamos desde los datos de la realidad económica y la necesidad de rebajar el coste laboral unitario, para ello partimos de una moderación salarial” [5].
Hacer frente al imaginario patronal
Durante los meses de abril y buena parte del mes de mayo no hubieron avances significativos y todo hacía prever que se avecinaba la huelga en hostelería. Ginés Díez insistía en que sin una rectificación total de los empresarios no podían firmar ese convenio, “porque sería hacernos el harakiri”. Y en el mismo sentido se expresaba Antonio Copete, señalando las fronteras que no se podían cruzar: “Lo nosotros no podemos pasar es que se rompa el principio de a igual trabajo igual salario. Y los empresarios han sacado una figura nueva a través de la reforma laboral, que es poner en los centros de trabajo a trabajadores con un 40% menos de salario en relación al convenio colectivo de hostelería. Esto nosotros no podemos consentirlo”.
Con este tipo de pretensiones, según Ginés Díez, la patronal “quería dar un cambio brutal a la hostelería balear, un giro copernicano, que no podemos consentir”. Porque en el fondo, continúa el representante de CCOO, “lo que tienen en la cabeza es el modelo de Vietnam o de China: que los trabajadores tengan que estar pendientes las 24 horas. Que hoy trabajes 2 horas porque ya no te necesito más, y que mañana si tienes que estar 20 horas pues estás 20 horas. Ése es el modelo que quieren”.
Ginés Díez. Fotografía de Rel-UITA / Alba Sud.
De hecho, el imaginario de la FEHM expresado en sus propuestas para el convenio colectivo, se complementó el 28 de mayo con la propuesta de Régimen Especial para Alojamientos Turísticos (REAT), compuesta por 50 medidas fiscales, laborales, administrativas y financieras dirigidas al gobierno de Mariano Rajoy. En palabras de Macià Blàzquez, profesor de geografía de la Universitat de les Illes Balears y miembro del GOB y Alba Sud, estas demandas marcaban la hoja de ruta para la refundación del capitalismo turístico, siguiendo las recetas neoliberales. Se trata de favorecer al sector hotelero con un rescate estatal similar al que ya tienen las entidades financieras, concesionarias de autopistas, compañías eléctricas o la industria del automóvil, por medio de “apoyo financiero y reducción fiscal y de exigencias sociales y ambientales” [6].
En el ámbito estrictamente laboral sus demandas suponen una nueva vuelta de tuerca a lo que la patronal ya logró con la última reforma laboral: “suspensión de la limitación de concatenar contratos temporales”; “flexibilidad a la hora de adoptar medidas que supongan una modificación sustancial de la contratación”; “flexibilización de los requisitos formales para llevar a cabo un despido colectivo”; “facilitación para acudir al descuelgue salarial”; “reducción del coste indemnizatorio en las extinciones de aquellos trabajadores contratados temporalmente”; “posibilidad de contratación mediante empresas de trabajo temporal sin restricción alguna”; “promulgación de una ley específica que regule el Derecho de huelga” [7].
La presentación en Madrid de esta batería de medidas, especialmente las que se referían al terreno laboral, así como la marcha de las negociaciones del convenio colectivo, provocaron un fuerte rechazo a la gestión de Aurelio Vázquez al frente de la FEHM por parte de numerosas organizaciones empresariales vinculadas al turismo. “El presidente de los hoteleros provoca un cisma en el sector turístico”, así titulaba un artículo el Diario de Mallorca sobre el conflicto existente entre el empresariado turístico [8]. En él se daba cuenta de la opinión de gran parte de los empresarios no vinculados directamente a las grandes cadenas hoteleras (como la Asociación de Empresarios de Salas de Fiesta, Discotecas y Similares; la Asociación de Agencias de Viajes de Baleares; la Asociación Empresarial de Restauración de Mallorca CAEB; la Asociación del Pequeño y Mediano Comercio de Mallorca PIMECO), que calificaban de “prepotente” y “provocador” a Aurelio Vázquez y advertían que esto podía acabar en una huelga
Un resultado favorable
A pesar de las críticas internas dentro de la patronal, la negociación del convenio colectivo continuaba encallada. En la reunión del 21 de mayo los empresarios ya habían renunciado a una de sus propuestas iniciales sobre la desregulación de los fijos discontinuos [9]. Pero el acuerdo aún estaba lejos. CCOO y UGT advertían que de no retirarse el resto de propuestas tendrían que ir a la huelga a finales de junio, “aunque nos hubiéramos cargado la temporada turística de este año, que teóricamente va a ser buenísima”, aseguraba Ginés Díez.
Mesa de negociación, 11/06/2014. Fotografía de Rel-UITA / Alba Sud.
Así las cosas, el pasado 12 de junio, después de todo el día de negociaciones, y sin la presencia de Aurelio Vázquez, sindicatos y patronal llegaron finalmente a un pre-acuerdo para la firma del nuevo convenio colectivo de hostelería. La propuesta contemplaba un período de vigencia de cuatro años, de 2014 a 2017, y la posibilidad de prorrogarlo otros cuatro si ninguna de las partes lo denunciaba. Establecía un incremento salarial del 1,125% anual, un 4,5% para el período global. Esta medida provocó que las patronales de las salas de fiesta y restauración se descolgaran y no quisieran firmar el convenio, descontentas también por cómo había llevado la negociación la FEHM [10].
También destacaba como principal novedad algunas herramientas que permitan a los empresarios subcontratar a trabajadores en los meses de temporada baja (diciembre, enero y febrero) por períodos cortos, inferiores a los 12 días, sin tener que acudir a la figura del fijo discontinuo, y siempre con las mismas condiciones salariales que fija el convenio. Esto no supuso un mayor problema para las organizaciones sindicales, que valoraron su contribución a la creación de empleo en épocas del año difíciles para la hostelería.
Pero probablemente lo más destacado de este convenio es que la FEHM renunció a todas sus pretensiones con las que se presentó inicialmente a la negociación. “Es un éxito sindical rotundo”, así de claro lo manifestaba Antonio Copete en declaraciones a la Rel-UITA. “Estamos hablando de un convenio de cuatro años en un contexto muy complicado. La patronal ha retirado todas las propuestas que eran negativas para nosotros: fijos discontinuos, externacionalización, jornada,...”. Igual valoración hacía Ginés Díez: “Pensamos que es el mejor convenio posible que podíamos firmar en estos momentos. Yo creo que ha sido un éxito, no de los sindicatos como tal, sino de los trabajadores y trabajadoras”.
Para Fernando Medina, Secretario de Acción Sindical Internacional de la Federación del Comercio, Hostelería y Turismo (FECOHT) de CCOO, “ha sido una victoria en la medida que las pretensiones maximalistas de la patronal se han aparcado, que nos hubieran puesto a los pies de los caballos. Pero no nos engañemos, estos son convenios defensivos. Son convenios planteados en una situación de crisis, y por tanto la idea es ir a mantener el máximo de cosas posibles. Y más en un momento que la movilización es difícil, porque con un nivel de paro tan enorme, 6 millones de desempleados, lanzar una movilización es muy complicado. Entonces, en la medida que la patronal no se sale con la suya es una victoria, y como tal hay que plantearlo. Pero en el fondo, en el mejor de los casos, nos estamos quedando como estábamos. Tampoco podemos tirar las campanas al vuelo”.
En el mismo sentido se expresa Antonio Copete cuando explica que lo que le dicen en las empresas es un sentido “por favor, que no nos quiten nada”. Y añade: “Eso es lo que hoy nos están pidiendo los trabajadores, que no perdamos derechos”.
Se han equivocado de estrategia
Preguntados por las razones por las cuáles creían que la patronal acabó cediendo en sus pretensiones, los representantes sindicales no dudan en señalar que éstos se equivocaron de estrategia. “En el fondo han visto que los trabajadores estábamos muy firmes y que si no retiraban sus propuestas, hubiéramos ido a una huelga general en el sector de la hostelería”, explica Ginés Díez. Y en el mismo sentido apunta Antonio Copete: “El convenio ha sido posible porque hemos mantenido una posición sindical de fuerza, de no ceder ni un milímetro en lo que los empresarios querían. Y hemos tenido la capacidad de ganarnos a la prensa y a la opinión pública, que vieron que lo que querían hacer los empresarios era una auténtica barbaridad. Y que a medida que iba pasando el tiempo nos fuimos reforzando”.
Todo apunta a que ante la posibilidad de que los sindicatos convocaran la huelga en el sector, con el impacto que esto hubiera podido tener, un sector de la patronal decidiera dar un paso atrás: “Probablemente los grandes jefes de las cadenas hoteleras les han dicho a sus representantes que se acabó, que bajaran la temperatura a esta negociación”, explica Ginés Díez. Y continúa: “El sector duro, encabezado por Barceló e Iberostar, que es quien está dirigiendo la Federación, ha fracasado rotundamente. Han fracasado trayendo bufetes de fuera de aquí, que no conocen la realidad del sector en Baleares”.
La estrategia de enfrentamiento total planteada por Sagardoy Abogados no les ha dado los resultados esperados. Como tampoco se lo dio en Coca-Cola, como pone en evidencia la sentencia de la Audiencia Nacional del pasado 13 de junio, que anula el despido colectivo de 1.190 trabajadores y obliga a la empresa a su readmisión [11]. “Su estrategia ha sido equivocada, porque no pueden ir a provocar una confrontación innecesaria. Lo que han hecho hoy deberían haberlo hecho hace cinco meses y a lo mejor en febrero el convenio hubiera estado firmado”, sentencia Antonio Copete.
Importante para el resto de España
Este convenio no solo era importante para Baleares, si no que también fue observado con atención en otras zonas turísticas, por cuanto sirve como referencia en las negociaciones de otros convenios. Y una de las cuestiones fundamentales estaba en ver cómo acababa la ofensiva planteada por el núcleo duro de la patronal hotelera. De hecho, no es una práctica extraña que se externalice un determinado servicio en algún hotel, en incluso en alguna cadena, pero esta era la primera vez que se planteaba una medida así para todo un sector y con la pretensión que fuera refrendado por las organizaciones sindicales. Así lo asevera Fernando Medina de la FECOHT: “no es lo mismo que te encuentres esas situaciones aisladamente a que te las encuentres en un convenio colectivo que además quieren que lo firmes. Por eso digo que el convenio de Baleares era muy importante, y se ha saldado con una derrota de la pretensión patronal. Hasta este momento ha sido el único convenio sectorial, como mínimo el único importante en el sector de la hostelería, en el que se ha planteado el tema de las externacionalizaciones con esa crudeza”.
Fernando valora que habrá que esperar al año que viene, cuando vence el convenio de hostelería en Canarias, para ver si esta ofensiva patronal queda como un hecho aislado en Baleares o van a querer repetirla en otros lugares.
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