21-06-2014
Un análisis crítico del turismo de cruceros. Caracterización e impactos de una actividad en pleno crecimiento
Rodrigo F. Miranda | Alba SudEn las últimas décadas el turismo de cruceros ha tenido un crecimiento impresionante. Sin embargo este desarrollo se asienta sobre bases muy poco sostenibles.
Crédito Fotografía: Crucero en el puerto de Palma. Foto de Hola Amic (bajo licencia creative commons).
El turismo de cruceros permite viajar entre distintos puertos y países, con itinerarios predefinidos y una oferta con régimen todo-incluido. En un mismo espacio físico, fusiona transporte, alojamiento y ocio. Características definitorias de esta actividad, como la movilidad permanente del Capital, selección de condiciones fiscales y laborales a conveniencia de las operadoras, trabajadoras de cualquier procedencia o ausencia de regulaciones estrictas, hacen del turismo de cruceros un paradigma de la globalización económica.
Sobre crecimiento y concentración
En las últimas décadas el turismo de cruceros ha tenido un crecimiento impresionante. En 40 años la demanda mundial se ha multiplicado 40 veces y en 2013 la cifra de negocio directa subió hasta 15,5 mil millones de euros, el doble que 10 años atrás [1]. En Europa entre 1999 y 2009 se pasó de 1,9 a 4,9 millones de consumidores. En 2011, 5,6 millones de turistas iniciaron sus cruceros a un puerto, llegando al 30% de la demanda mundial [2]. En 2012 los puertos europeos recibieron 29,3 millones de viajeros, con una tasa media de crecimiento del 10% en 10 años [3].
En la última década, la emisión de cruceristas españoles se multiplicó por 5 y la recepción superó los 5 millones, consolidándose como el cuarto mercado europeo. El puerto de Barcelona, que quintuplica su demanda entre 1995 y 2005, es el líder de la región. Entre los puertos españoles de embarque, Barcelona y Palma de Mallorca concentran el 80% de las salidas, y el 75% de las escalas se llevan a cabo en Canarias, Baleares, Barcelona y Málaga.
Por su parte, el 80% de la oferta global de cruceros está concentrada en 3 empresas transnacionales: Carnival Corporation (50%), Royal Caribbean (25%) y Genting Hong Kong (7%) [4].
Sobre impactos de la actividad
Este crecimiento pone en evidencia los impactos que genera esta actividad. En primer lugar, este turismo tiene consecuencias ambientales, como la contaminación de aguas, generación y deslocalización de residuos peligrosos, contaminación atmosférica o destrucción de la biodiversidad marina. En territorio español, se han sucedido en los últimos años denuncias barcos para fondeo ilegal dentro de zonas protegidas. Un ejemplo fue el fondeo sobre praderas de posidonia en la Reserva Marina de los Freus de Ibiza y Formentera (Islas Baleares) de un crucero de la empresa alemana Hapag-Lloyd Cruises [5].
Otros impactos ambientales se generan por la ampliación y adaptación de infraestructuras portuarias. En el caso de Baleares, con un incremento de la movilidad marítima del 137% entre 1997 y 2006, en 2007 las infraestructuras portuarias daban sensación de saturación [6].
Si a todo ello añadimos el alto potencial de crecimiento y expansión y la inexistencia de una legislación global, la actividad representa una de las principales amenazas en cuanto a contaminación, destrucción de biodiversidad y contribución al calentamiento climático a escala global [7].
En el plano económico, el turismo de cruceros se caracteriza por la impunidad fiscal, el oscurantismo y el control de los flujos financieros, amparado en la concentración y desterritorialización del Capital. Mediante el uso de banderas de conveniencia y la domiciliación del barco a paraísos fiscales, estas embarcaciones no están sujetos al pago de impuestos y otras contribuciones. Este hecho, potencia la concentración de beneficios y evita el reparto de los beneficios generados entre los países de desembarco.
El fuerte control de la actividad por un grupo de transnacionales, además de una competencia desigual para las pequeñas y medianas explotaciones en los destinos, produce un encapsulamiento del consumo de los cruceristas, un mercado cautivo tanto a bordo como en tierra, que no genera una cadena de valor añadido.
En el ámbito socio-laboral, la potencia como creación de empleo del turismo de cruceros es inversamente proporcional a la calidad de los puestos de trabajo que genera. Las banderas de conveniencia permiten constituir un estado de excepción en cuanto a derechos y condiciones laborales. Durante periodos de hasta 6 meses, las trabajadoras a bordo realizan jornadas de trabajo de 7 días por semana: un tercio sufre jornales de 10 a 12 horas diarias, otro tercio de 12 a 14 horas y el 95% trabaja de lunes a domingo sin descanso, según denuncia la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF). Además, empleadas y tripulación, en el su mayoría no sindicatos, reciben salarios bajos y tienen limitados los derechos laborales [8]. Otra característica de este trabajo, es la jerarquización del personal contratado a partir de criterios de origen étnico o racial, nacionalidad o género [9].
ITF caracteriza así las condiciones de trabajo en los cruceros turísticos: contratos precarios, salarios bajos, largas horas de trabajo estresante, amenazas, favoritismo y discriminación, rotación elevada de personal, escasa formación, y empresarios hostiles a los sindicatos ya las negociaciones colectivas [10].
Regulación y conciencia crítica
Teniendo en cuenta lo que representa el turismo de cruceros sobre el total del sector (en términos de pasajeros e ingresos), es notable la desproporción que existe entre su peso y sus impactos. Asimismo, su nivel de crecimiento muy por encima de cualquier otra actividad de la economía globalizada y su elevado potencial obligan también a poner la mirada en el futuro.
En primer lugar, ante una actividad altamente impactante y en pleno auge, es necesaria una estricta legislación internacional que la regule. Además, en un contexto de evidentes límites biofísicos al crecimiento del capitalismo global, es imprescindible la denuncia, el fomento de una conciencia colectiva crítica y la construcción de alternativas de ocio sostenibles para pararlo.
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