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Reportaje | Turismo Responsable | Panamá

08-08-2014

El agroturismo comunitario se abre paso entre la efervescencia económica de Panamá

Reportaje sonoro de Javier Tejera, miembro de la Fundación Ecotur, desde Panamá sobre los avances y repercusiones del agroturismo comunitario.


Crédito Fotografía: Paseo en cayuco tradicional en Coclesito, Granja Alternativa. Foto: Javier Tejera.

Unas incalculables riquezas naturales, el carácter jovial y hospitalario de sus habitantes y una amplia variedad de paisajes jalonados por el Pacífico y el Caribe han convertido a Panamá en uno de los destinos centroamericanos con mayor proyección turística a corto y medio plazo. Con poco más de 3,7 millones de habitantes, el país recibió en 2013 más de 2,2 millones de visitantes, lo que supuso un crecimiento anual de casi el 6% con respecto a 2012, según datos facilitados por la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP).

Su estratégica ubicación en el centro del continente y el Canal de Panamá, una vía de navegación transoceánica entre el Pacífico y el Caribe clave para el tráfico de mercancías a escala planetaria, hacen el resto. La inversión extranjera directa en Panamá creció en un 61% el año pasado, según el ranking publicado en mayo por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Es el porcentaje más alto de toda Centroamérica.

Panamá está en plena efervescencia económica y también es un país lleno de contrastes. Urbanismo, modernidad, infraestructuras o enormes rascacielos como los que coronan el área financiera de Ciudad de Panamá, se entremezclan metafóricamente con la esencia rural y campesina de un país que ha experimentado un cambio brusco en muchos ámbitos de la vida cotidiana de sus habitantes. Su vertiginoso crecimiento económico toma como punto de inflexión la cesión definitiva de la gestión del Canal de Panamá y sus zonas aledañas por parte de los EEUU en 1999, apenas 15 años atrás.



Obras de ampliación del Canal de Panamá. Foto: Javier Tejera.

Hoy en día, el turismo es uno de los principales motores del país, reconocido mundialmente por albergar paradisíacos destinos de sol y playa, por ser un destino de compras con la zona franca de Colón como punta de lanza (la segunda más importante del mundo, sólo superada por Hong Kong) o por ser una estratégica parada para un creciente número de cruceros. Sólo entre enero y mayo de 2014 llegaron 320.000 cruceristas, un 23% más que en el mismo período de 2013. Cifras mareantes que no deben embriagar hasta el punto de perder el horizonte identitario panameño como un valor crucial en la oferta turística de un país.

Sin ir más lejos, siete son las etnias indígenas que habitan el país y es posible visitar en torno a ellas atractivos proyectos de turismo comunitario, alejados de los patrones de masificación turística que comienzan a apreciarse en torno a los segmentos anteriormente mencionados. Y no sólo eso, ya que Panamá cuenta con 65 áreas protegidas, que cubren más del 34% de su geografía y que albergan una riqueza en biodiversidad de flora y fauna única. Un paraíso para los amantes del ecoturismo. La cosa no se queda ahí, ya que gracias al impulso principalmente del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), una interesante red de propuestas de agroturismo se está articulando por todo el país.

Crecimiento del agroturismo comunitario

A finales del año pasado tuve la oportunidad de recorrer el país visitando muchas de estas iniciativas de la mano de Coosmatur, una cooperativa de agroturismo comunitario que en poco tiempo ha conseguido agrupar a muchos campesinos que están viendo una oportunidad de mejora socioeconómica a través del agroturismo. Siempre mediante la complementariedad de rentas agrarias con una actividad turística sostenible en el medio rural, nunca como un sustituto de estas actividades tradicionales que son parte de su identidad y también del atractivo que debe seducir al visitante. En mi caso, pude participar activamente en el día a día de las fincas y conocer la riqueza cultural y campesina que alberga Panamá en sus entrañas, algo no siempre visible a través de las guías turísticas convencionales.

Ganado criollo autóctono en la finca de agroturismo La Isleta (Provincia de Chiriquí). Foto: Javier Tejera.

A finales del año pasado tuve la oportunidad de recorrer el país visitando muchas de estas iniciativas de la mano de Coosmatur, una cooperativa de agroturismo comunitario que en poco tiempo ha conseguido agrupar a muchos campesinos que están viendo una oportunidad de mejora socioeconómica a través del agroturismo. Siempre mediante la complementariedad de rentas agrarias con una actividad turística sostenible en el medio rural, nunca como un sustituto de estas actividades tradicionales que son parte de su identidad y también del atractivo que debe seducir al visitante. En mi caso, pude participar activamente en el día a día de las fincas y conocer la riqueza cultural y campesina que alberga Panamá en sus entrañas, algo no siempre visible a través de las guías turísticas convencionales.

Todo ello además con la certeza y confianza de que los beneficios que se generan con este tipo de turismo inciden y repercuten directamente en la mejora de las condiciones de vida de las comunidades rurales del país, un aspecto necesario para poder hablar de un turismo sostenible con una triple vertiente medioambiental, sociocultural y económica. Agustín Arias, Nelson Cedeño e Iris Rodríguez son tres actores protagonistas de este proceso que, en el siguiente reportaje sonoro, exponen en primera persona los beneficios que puede conllevar el agroturismo comunitario para Panamá. Una oportunidad para poner el acento turístico en la esencia rural y campesina del país.

Escuche el reportaje sonoro haciendo clic aquí